viernes, 6 de diciembre de 2013

8 Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 72

“Dios, da tus juicios al rey
y tu justicia al hijo del rey.
Él juzgará a tu pueblo con justicia
y a tus afligidos con rectitud.
Los montes llevarán paz al pueblo,
y los cerros justicia.
Juzgará a los afligidos del pueblo,
salvará a los hijos del necesitado
y aplastará al opresor.

Te temerán mientras duren el sol y la luna,
de generación en generación.
Descenderá como la lluvia sobre la hierba cortada;
como el rocío que destila sobre la tierra.
Florecerá en sus días justicia y abundancia de paz,
hasta que no haya luna.

¡Dominará de mar a mar,
y desde el río hasta los confines de la tierra!
Ante él se postrarán los moradores del desierto,
y sus enemigos lamerán el polvo.
 Los reyes de Tarsis y de las costas
traerán presentes;
los reyes de Sabá y de Seba
ofrecerán dones.
Todos los reyes se postrarán delante de él;
todas las naciones lo servirán.

Él librará al necesitado que clame
y al afligido que no tenga quien lo socorra.
Tendrá misericordia del pobre y del necesitado;
salvará la vida de los pobres.
De engaño y de violencia redimirá sus almas,
y ante sus ojos será preciosa la sangre de ellos.

Vivirá, y se le dará del oro de Sabá,
y se orará por él continuamente;
todo el día se lo bendecirá.
Será echado un puñado de grano en la tierra,
en las cumbres de los montes;
su fruto hará ruido como el Líbano;
los de la ciudad florecerán como la hierba de la tierra.
Será su nombre para siempre;
se perpetuará su nombre mientras dure el sol.
Benditas serán en él todas las naciones;
lo llamarán bienaventurado.

Bendito mi Señor Dios, el Dios de Israel,
el único que hace maravillas.
¡Bendito su nombre glorioso para siempre!
¡Toda la tierra sea llena de su gloria!
¡Amén y amén! Amén.

Curiosidades

¿Qué significa “paciencia” en la Biblia?

La paciencia bíblica es una sujeción ejercida por Dios, o dada por él, frente a la oposición o agresión. No es pasividad. La iniciativa se origina en el amor de Dios, o en el del cristiano, que permite enfrentar el mal de esta manera. En el A.T. el concepto se expresa por la palabra en hebreo ’arek, que significa “largo”. Se dice que Dios, que es “largo” o “lento” para enojarse. Esta idea se expresará exactamente en el vocablo griego makrothymia, traducido a veces “longanimidad”, y definida por Trench como “un prolongado aguante mental” antes de dar lugar a la ira.
Esta paciencia es característica de la forma en que Dios trata a los pecadores, que merecen plenamente su ira. La marca protectora que Dios colocó sobre Caín el homicida, el signo providencial del arco iris para un mundo que había perdido el derecho a la existencia, sus muchas restauraciones de una Israel desobediente, el perdón extendido a Nínive, sus reiterado ruegos a Jerusalén, la postergación de la segunda venida de Cristo, son todas expresiones de su paciencia. Los cristianos deben exhibir un carácter semejante. En Proverbios se recalca el valor práctico de la paciencia; evita contiendas, y promueve la sana conducción de los asuntos humanos, especialmente en donde se manifiesta la provocación.
La paciencia de Dios es una “deliberada concesión de espacio y tiempo”. Es la oportunidad brindada para el arrepentimiento. La paciencia de Dios ha sido “una tregua con el pecador”, a la espera de la revelación y la redención finales en Cristo. La oración puede llegar a prolongar la oportunidad para el arrepentimiento.
La paciencia del cristiano con respecto a las personas debe ir pareja con una paciencia igual con respecto a las cosas, esto es, frente a las aflicciones y pruebas de la era presente. Dios es el Dios que otorga esta paciencia semejante a la de Cristo, y Jesús es el gran ejemplo de ella. El que de esta manera persevera hasta el fin, por su paciencia salvará su alma.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 15:1-13

Los que somos fuertes debemos soportar las flaquezas de los débiles y no agradarnos a nosotros mismos. Cada uno de nosotros agrade a su prójimo en lo que es bueno, para edificación, porque ni aun Cristo se agradó a sí mismo; antes bien, como está escrito: «Los insultos de los que te difamaban cayeron sobre mí.» Las cosas que se escribieron antes, para nuestra enseñanza se escribieron, a fin de que, por la paciencia y la consolación de las Escrituras, tengamos esperanza. Y el Dios de la paciencia y de la consolación les dé entre ustedes un mismo sentir según Cristo Jesús, para que unánimes, a una voz, glorifiquen al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo.
Por tanto, recíbanse los unos a los otros, como también Cristo nos recibió, para gloria de Dios. Les digo que Cristo Jesús vino a ser siervo de la circuncisión para mostrar la verdad de Dios, para confirmar las promesas hechas a los padres, y para que los gentiles glorifiquen a Dios por su misericordia, como está escrito:
«Por tanto, yo te confesaré entre los gentiles
y cantaré a tu nombre.»
Y otra vez dice:
«Alégrense, gentiles, con su pueblo.»
Y otra vez:
«Alaben al Señor todos los gentiles
y exáltenlo todos los pueblos.»
Y otra vez dice Isaías:
«Estará la raíz de Isaí
y el que se levantará para gobernar a las naciones,
las cuales esperarán en él.»
Y el Dios de la esperanza los llene de todo gozo y paz en la fe, para que abunden en esperanza por el poder del Espíritu Santo.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hay una canción de Lenine, un cantautor brasileño, que se llama “Paciencia” que comienza más o menos así:

“Mismo cuando todo pide
un poco más de calma,
hasta cuando el cuerpo pide
un poco más de alma,
la vida no para…”

Vivimos en una sociedad sin paciencia, todo tiene que ser ya: “Just do it”, “Llame ya”, comida pre-cocida, lista para servir, polvos que son sopas, salsas, tortas sin horno, pegamentos mágicos…
Todos estamos apurados, no tenemos tiempo, se nos pasan los días y las horas… ¿pero en qué?
No soportamos a nadie: a los niños, porque gritan, rompen, juegan y piden… piden porque como no les damos de nuestro tiempo y no tenemos paciencia, y tratamos de ubicarlos en diferentes actividades, en vez de darles nuestros mimos y nuestro oído, les damos cosas. ¡Hay tantas cosas que el mercado ofrece para tantos niños que reciben una golosina, un juguete, un juego, etc., etc., a cambio de nuestro amor!
No soportamos a la gente mayor, a nuestros padres, tíos, vecinos… ¡viven contándonos las cosas de antes y no entienden que estamos apurados, que esto de sentarse a charlar o hacer algo juntos es para ellos, que están jubilados! Menos mal que hay tantas actividades ahora para ellos, así no reclaman más: colonia de vacaciones, centros de jubilados, torneos, bailes, coros, teatro… ¡y hasta las abuelas cuenta cuentos!
Lo mismo nos pasa con las personas con discapacidad o con los jóvenes. Cada uno en su lugar, así no nos molestamos…
Esta sociedad del descartable y de la poca paciencia nos ha ubicado a cada uno de nosotros en un casillero, nos ha separado, se ha ocupado de los problemas de cada grupo, y vamos pasando de caja en caja, y así se nos pasa la vida.
¿Pero es esto la vida?
Mi pregunta es, si Dios nos ha creado diferentes para que en esa diversidad nos enriquezcamos ¿qué nos pasó como sociedad, pero también como personas, que ya no nos soportamos, que no nos toleramos, que no logramos esperar al que camina más lento o se distrae con una cosita de nada?
En medio de esta locura… el dinero que no alcanza…
¿No será que esta es la alarma? ¿Que nos demos cuenta que las cosas más valiosas no se compran con dinero? ¿Que la vida se vive y se disfruta y alimenta en las cosas simples, en lo cotidiano, bajando un cambio y descubriendo los ojos del que está a mi lado?
Tal vez es hora de darnos cuenta de que toda esa gente con la que nos cruzamos a diario, y con la que compartimos nuestras vidas, las que viven en nuestra casa, son personas como yo, que sienten, que sueñan y sobre todo que necesitan al igual que yo: un abrazo, una mirada, una sonrisa, un tiempo dedicado a simplemente hablar un rato, aunque sea del tiempo o de las plantas. Amén.

Querido Jesús, ayudame a parar antes que la vida me pare a mí. Ayudame a no pasarme de rosca, a descubrir lo verdaderamente valioso en mi vida. Ayudame a descubrir a mis hijos antes que crezcan y a mis padres antes de que mueran. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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