Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo 63
“¡Dios,
Dios mío eres tú!
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas,
para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas,
para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.
Como de
médula y de gordura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche,
porque has sido mi socorro
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche,
porque has sido mi socorro
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.
Pero los
que para destrucción buscaron mi alma
caerán en los sitios bajos de la tierra.
Los destruirán a filo de espada;
serán presa de los chacales.
Pero el rey se alegrará en Dios;
será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.” Amén.
caerán en los sitios bajos de la tierra.
Los destruirán a filo de espada;
serán presa de los chacales.
Pero el rey se alegrará en Dios;
será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.” Amén.
Curiosidades
¿Qué se entiende como sacrificio en el Nuevo Testamento?
Prácticamente durante toda la composición del NT se siguieron ofreciendo
sacrificios veterotestamentarios. No es sorprendente, por lo tanto, que incluso
su significación literal sea objeto de comentarios ilustrativos. Es digno de
tener en cuenta que nuestro Señor hizo hacer sacrificios por él mismo, o que él
mismo los hizo, cuando fue presentado en el templo, durante su última cena de
pascua, y presumiblemente en otras ocasiones en que fue a Jerusalén para las
fiestas. La práctica de los apóstoles en Hechos quita todo fundamento a la
opinión de que después del sacrificio de
Cristo debía considerarse el sacrificio en el templo judío como abominación a
Dios. Los vemos frecuentando el templo, y Pablo mismo se traslada a Jerusalén
en Pentecostés y en esa ocasión ofrece los sacrificios que correspondían a la
interrupción de votos. No obstante, en principio los sacrificios ya eran
innecesarios, porque el antiguo pacto “ya se consideraba viejo” y estaba
“próximo a desaparecer”, de modo que cuando los romanos destruyeron el templo,
aún los judíos no cristianos dejaron de ofrecer sacrificios.
La Epístola a los Hebreos contiene el análisis más completo de los
sacrificios veterotestamentarios. Las enseñanzas del autor tienen su lado
positivo, pero lo que le preocupa especialmente es poner en evidencia cuán
inadecuados resultaban, excepto como tipos. El hecho de que no logran para el
ser humano el acceso al lugar santísimo, prueba que no pueden liberar de culpa
la conciencia. No son sino ordenanzas carnales, impuestas hasta que llegue el
momento de la reforma. El que no podían lograr la expiación de los pecados lo
demuestra, además, el hecho de que lo que se ofrece no son más que animales,
como también el hecho mismo de su repetición. El objeto no es tanto ofrecer remedio
al pecado, sino lograr que no se lo olvide.
Los “sacrificios espirituales” vienen a reemplazar en la época
neotestamentaria las ordenanzas carnales, y aparecen con frecuencia. Aún en el
AT, sin embargo, los salmistas y profetas a veces emplean metafóricamente el
lenguaje de los sacrificios, uso que se continúa en la literatura
intertestamentaria. Es preciso reconocer que en general fue un fracaso el
intento de relacionar dichos pasajes con sacrificios literales. Los sacrificios
que se mencionan en estos pasajes no son siempre inmateriales, y algunos
requieren la muerte de la víctima: son “espirituales” en el sentido de que,
estrictamente, pertenecen a la época del Espíritu Santo. Pero a veces son
inmateriales, y nunca van acompañados de un ritual preestablecido. Parecería,
en realidad, que cada acto del ser humano lleno del Espíritu puede considerarse
como un sacrificio espiritual, y es un sacrificio en el sentido de que está
dedicado a Dios y le es aceptable a él. Pero, por supuesto, no logra la expiación.
Debemos buscar el anticipo del sacrificio expiatorio no aquí sino en el
sacrificio de Cristo, sin el cual no serían aceptables los sacrificios
espirituales.
(Nuevo
Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 1212-1213)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
Romanos
12:1-2
“Por
lo tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus
cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es su verdadero
culto. No se conformen a este mundo, sino transfórmense
por medio de la renovación de su entendimiento, para que comprueben cuál es la
buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
“No se conformen a este mundo”, dice
Pablo a los Romanos. No se mimeticen, no se rijan por sus leyes y su
idiosincrasia, que nosotros como cristianos somos diferentes. Hemos sido
transformados por Cristo y seguimos sus pasos.
Hace un par de meses fue el mundial de fútbol en
Brasil. Escuchaba en la radio una cosa muy curiosa con respecto a los japoneses
que acompañaron su selección. Antes de retirarse del estadio, entre todos
limpiaban la tribuna. Un hermoso gesto que tiene que ver con una forma de ser,
con una costumbre, con una conciencia y un respeto a las demás personas, a las
que les toca limpiar todo después que el juego termina.
Muchas veces me avergüenzo de nosotros, los
cristianos, que no hacemos ninguna diferencia con respecto a las demás
personas, por ejemplo, en cómo queda el lugar en donde nos reunimos o juntamos…
¡parece un chiquero! No se ve para nada el amor cristiano, la entrega por el
otro, el respeto.
Si queremos seguir en otros espacios y actitudes,
la lista sería larguísima, y lamentablemente no nos diferenciamos en nada del
resto de la gente. Pagamos coima, no respetamos las reglas de tránsito, nos
“colamos” en las filas, buscamos sacar ventaja, no respetamos al otro, es más,
muchas veces nos sentimos mejores…
Pero somos igual que el resto de la gente ¡y peor
aún, porque conocemos a Cristo y su obra, pero no nos hemos dejado transformar!
Siento que somos como niños que se excusan con que
el otro empezó… ¿no será el tiempo en que nosotros hagamos la diferencia?
¿no habrá llegado la hora por fin que nos tomemos
en serio esto de caminar sobre los pasos de Jesús?
No nos conformemos a este mundo, seamos luz,
pongámonos a disposición de Dios, siguiendo su voluntad, ofrendando nuestras
vidas, saliendo de nuestra comodidad.
El tiempo es ahora, es sólo comenzar con las
pequeñas buenas actitudes de la vida cotidiana. ¿Aceptás el desafío? Amén.