Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo
131
“Mi Señor, no se ha envanecido mi corazón
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre.
¡Como un niño destetado está mi alma!
ni mis ojos se enaltecieron;
ni anduve en grandezas
ni en cosas demasiado sublimes para mí.
En verdad me he comportado y he acallado mi alma
como un niño destetado de su madre.
¡Como un niño destetado está mi alma!
Espera, Israel, en mi Señor,
desde ahora y para siempre.” Amén.
desde ahora y para siempre.” Amén.
Curiosidades
¿Qué significaba la maternidad para el pueblo hebreo en el contexto de la
Biblia?
Para el pueblo hebreo la maternidad era muy
importante y en la Biblia es claro que la maternidad es un camino de
liberación. Para América Latina popular, la maternidad también es muy
importante, porque para todos los pueblos la maternidad está ligada
a la vida. La vida como futuro, como apertura, como
posibilidad plena. Y la mujer está en el centro de esa vida. Sin embargo el
camino bíblico hacia la maternidad, en general no lo hemos sabido leer. Tal vez
porque quienes lo han leído son los hombres.
En la sociedad hebrea la mujer era pensada
fundamentalmente como madre: los ritos que giran alrededor de la fertilidad y
la referencia a la madre-tierra juegan en general un papel definitivo en el
antiguo Oriente. Carol L. Meyers en su artículo: “Las raíces de la
restricción. Las Mujeres en el Antiguo Israel”, nos da una explicación
bien acertada de por qué pensar en la mujer fundamentalmente como madre.
Se trata de pueblos con expectativas de
vida bajas: amenazados por guerras, hambres, pestes... pueblos en los que la
mano de obra se hace necesaria, el recurso humano es escaso se necesita, pues,
que las mujeres tengan el máximo de hijos posibles.
Como es normal en esta situación, la
bendición de Dios se traduce en la posibilidad de mucha descendencia. Además en
la medida en que la mujer pierde poder, su expectativa de ubicación social, se
centra en los hijos. Una mujer israelita adquiere estatus en su descendencia.
Experimenta como una maldición su infertilidad.
(“La mujer en la biblia: Opresión
y liberación” – Carmiña Navia Velasco –pág. 8)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
1
Tesalonisenses 2:5-13
“…
porque nunca usamos
de palabras lisonjeras, como saben, ni encubrimos avaricia. Dios es testigo. Tampoco buscamos gloria de los hombres, ni de ustedes ni de otros,
aunque podíamos serles carga como apóstoles de Cristo. Antes bien, nos portamos con ternura entre ustedes, como cuida una
madre con amor a sus propios hijos. Tan grande es nuestro afecto por ustedes, que hubiéramos querido
entregarles no sólo el evangelio de Dios, sino también nuestras propias vidas,
porque han llegado a sernos muy queridos. Se acuerdan, hermanos, de nuestro trabajo y fatiga; cómo, trabajando
de noche y de día, para no ser pesados a ninguno de ustedes, les predicamos el
evangelio de Dios.
Ustedes son
testigos, y Dios también, de cuán santa, justa e irreprochablemente nos
comportamos con ustedes los creyentes. También saben de
qué modo, como el padre a sus hijos, exhortábamos y consolábamos a cada uno de ustedes, y les encargábamos
que anduvieran como es digno de Dios, que les llamó a su Reino y gloria.
Por lo cual también
nosotros damos gracias a Dios sin cesar, porque cuando recibieron la palabra de
Dios que oyeron de nosotros, la recibieron no como palabra de hombres, sino
según es en verdad, la palabra de Dios, la cual actúa en ustedes los creyentes.”
Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
Muchas veces pienso en las palabras que
encontramos den el Nuevo Testamento de cómo tendríamos que ser los cristianos y
que no lo somos. Por ejemplo en esta carta de Pablo, encontramos imágenes muy
tiernas como la de la relación de padres y madres con sus hijos pequeños.
Pero ¿cómo vamos a tratarnos con amor y paciencia
si en realidad tampoco tratamos así a nuestros propios niños y niñas?
Hace un par de meses una noticia me sorprendió
terriblemente: una madre junto a su pareja actual habían golpeado tan
brutalmente a una niña de tan solo tres años que los médicos intentaban
simplemente mantenerla con vida sin curar las múltiples fracturas de días
anteriores que la criatura presentaba en todo su cuerpo. Su padre biológico
había intentado rescatarla de ese infierno, pero la justicia lo había desoído…
¿cómo podemos hablar de un Dios que nos cuida como una madre con amor a sus
propios hijos?
Seguramente esta es una situación extrema, pero
muchas veces nosotros maltratamos a nuestros hijos al no escucharlos, al darles
cosas o enchufarlos a la compu o a la tele para que no molesten. Muchas veces
los maltratamos al hablar incorrectamente, con palabras violentas y agresivas,
porque las hemos naturalizado dentro de nuestro lenguaje cotidiano ¿cómo
podemos imaginarnos a ese Dios que actúa como un padre o una madre amorosos si
no logramos ser amorosos con nuestros propios hijos?
Vivimos en un mundo muy violento y estamos
mimetizados con él a pesar del mensaje que predicamos. No logramos ser amables,
amorosos, respetuosos de las personas que nos rodean. Es necesario que haya un
cambio en nuestras actitudes y seamos realmente un reflejo de Dios, un ejemplo
atractivo para quienes necesitan vivir en un mundo distinto, en esa paz y ese
amor que Jesús nos vino a dar y a enseñar. Amén.