jueves, 29 de septiembre de 2011

2 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 80


“Pastor de Israel, escucha;
tú que pastoreas como a ovejas a José,
tú que estás entre querubines, resplandece.


¡Despierta tu poder
delante de Efraín, de Benjamín y de Manasés,
y ven a salvarnos!

¡Dios, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!


Mi Señor, Dios de los ejércitos,
¿hasta cuándo mostrarás tu indignación contra la oración de tu pueblo?


Les diste a comer pan de lágrimas
y a beber lágrimas en abundancia.


Nos pusiste por escarnio de nuestros vecinos
y nuestros enemigos se burlan de nosotros.

¡Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!


Hiciste venir una vid de Egipto;
echaste las naciones y la plantaste.


Limpiaste el terreno para ella,
hiciste arraigar sus raíces y llenó la tierra.


Los montes fueron cubiertos con su sombra
y con sus sarmientos los cedros de Dios.


Extendió sus vástagos hasta el mar
y hasta el río sus renuevos.


¿Por qué rompiste sus cercas
y la vendimian todos los que pasan por el camino?


La destroza el puerco montés
y la bestia del campo la devora.


Dios de los ejércitos, vuelve ahora;
mira desde el cielo, considera y visita esta viña,


la planta que plantó tu diestra
y el renuevo que para ti afirmaste.


¡Quemada a fuego está, asolada!
¡Perezcan por la reprensión de tu rostro!


Sea tu mano sobre el varón de tu diestra,
sobre el hijo de hombre que para ti afirmaste.


Así no nos apartaremos de ti;
vida nos darás e invocaremos tu nombre.

¡Mi Señor, Dios de los ejércitos, restáuranos!
¡Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos!”
Amén.


Curiosidades


¿Cuáles eran los materiales de construcción que se utilizaban en los tiempos bíblicos?


La roca básica de la zona montañosa de Palestina es la piedra caliza, que se usaba normalmente en las construcciones locales y que, incluso, puede haber sido extraída en el mismo lugar de la construcción, como sucedía en Samaria y en Ramat Rabel. La piedra arenisca se utilizaba en las franjas costeras de Palestina, mientras que en el Sur de Siria el basalto es una piedra común de construcción. El clima relativamente húmedo de Palestina hacía necesaria la colocación de cimientos que consistían en muros de escombros, que se elevaban sobre el nivel del suelo a fin de proteger las paredes de adobes de la humedad del suelo.

La madera también abundaba en Palestina. Los edificios reales se construían y decoraban con maderas valiosas como el cedro y el ciprés importadas del Líbano, el sándalo de Ofir, y el olivo del país. Las obras comunes se realizaban normalmente con la madera más apropiada del país, tal como el sicómoro, el pino y el roble. Debido a su resistencia a la tensión, se usaba la madera para funciones arquitectónicas vitales como la de servir de sostén para techos, marcos de las puertas y ventanas, puertas, y como soportes para las torres en voladizo. Las cañas constituyeron el único otro material de construcción que ofrece resistencia a la tensión, y por ese motivo quizá hayan sido usadas para fortalecer las paredes de adobes. Sin embargo el principal valor de las cañas radica en su uso para la construcción de techos, donde se colocaban encima de las vigas de madera para formar una base segura para la cobertura de mezcla.

Con respecto al aprovechamiento de la tierra como material de construcción, la práctica más normal consistía en dar al barro la forma de terrón o ladrillo que se secaba al sol antes de ser incorporado a la construcción. El barro del adobe se mezclaba con paja triturada, la que no solamente le proporcionaba consistencia, sino que también le aceleraba el secado y evitaba que el barro se adhiriera al molde mientras se le daba forma.

Los adobes generalmente se pegaban unos a otros por medio de barro, y luego se los revestía también con revoque de barro. Anualmente todo el edificio se revocaba de nuevo exteriormente, y quizá también del lado interno, a fin de mantener su impermeabilidad.

En Palestina no se usaron los ladrillos cocidos ni las tejas con anterioridad al período romano, excepto en circunstancias especiales, y aun entonces solamente por las personas pudientes.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 21:33-43


“»Oigan otra parábola: Hubo un hombre, padre de familia, el cual plantó una viña, la rodeó con una cerca, cavó en ella un lagar, edificó una torre, y la arrendó a unos labradores y se fue lejos. Cuando se acercó el tiempo de los frutos, envió sus siervos a los labradores para que recibieran sus frutos. Pero los labradores, tomando a los siervos, a uno golpearon, a otro mataron y a otro apedrearon. Envió de nuevo otros siervos, más que los primeros; e hicieron con ellos lo mismo. Finalmente les envió su hijo, diciendo: "Tendrán respeto a mi hijo". Pero los labradores, cuando vieron al hijo, dijeron entre sí: "Este es el heredero; vengan, matémoslo y apoderémonos de su propiedad". Y tomándolo, lo echaron fuera de la viña y lo mataron. Cuando venga, pues, el señor de la viña, ¿qué hará a aquellos labradores?

Le dijeron:

- A los malos destruirá sin misericordia, y arrendará su viña a otros labradores que le paguen el fruto a su tiempo.

Jesús les preguntó:

- ¿Nunca leyeron en las Escrituras:

»"La piedra que desecharon los edificadores

ha venido a ser cabeza del ángulo.

El Señor ha hecho esto,

y es cosa maravillosa a nuestros ojos?"

»Por tanto, les digo que el reino de Dios será quitado de ustedes y será dado a gente que produzca los frutos de él.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Historias violentas… historias terribles… cada día escuchamos alguna. Historias que no parecen de personas como vos o como yo, pero que son tan reales como nosotros y que en realidad también nos pueden ocurrir a nosotros. De repente, de la noche a la mañana, verse sumido en un infierno que parecería no tener fin…

Vivimos en un mundo violento, pero siempre fue así. Basta con leer algún libro de historia, algún libro de memorias, o mismo la Biblia…

Si te fijás, la historia de Jesús fue una historia de intrigas y violencia, que terminó con la muerte. Pero la diferencia de todas las historias tristes y sin esperanzas que nos rodean, el final es la victoria.

¿Qué victoria?

La de la vida. La de la derrota de la muerte eterna, porque la historia no termina en la cruz, sino que sigue… y sigue hasta ahora.

A través de Jesucristo Dios nos muestra el camino que él ha creado para nosotros, los seres humanos. A través de Jesucristo Dios nos muestra cuál ha sido su intención al crear al mundo.

Tal vez me digas… ¿y por qué nos creó tan malos e injustos?

En realidad no nos creó así, nos creó libres, con poder decidir sobre nuestras vidas, la de los demás y sobre la naturaleza. Si caminamos en la voluntad de Dios, la violencia se acaba, por eso es que ninguna resistencia o búsqueda de justicia, si es en el nombre de Jesús puede ser violenta.

Si querés cambiar este mundo violento, no respondas de la misma manera, buscá otras alternativas más inteligentes, que defiendan la vida, incluso de la que ejerce la violencia o la injusticia. Es muy diferente imponer la justicia que el “ojo por ojo”. Tampoco Dios pretende que nos hagamos todos amigos y perdonemos gratuitamente. La justicia en esta tierra también es una manifestación de Dios aquí y ahora. La justicia es esperanza, es alivio, es vida. No es bueno que los crímenes, los abusos y los maltratos queden impunes.

¿Qué harías si matan a tu hijo o a tu hija? ¿matar al que lo mató, hacerlo sufrir para que viva en carne propia lo que hizo?

Eso no sirve, te va a llenar de odio, violencia y sadismo, no te hace bien ni a vos ni a nadie. Es necesario buscar la justicia, insistir hasta el cansancio, no desesperar, y estar convencido de que, aunque aquí el castigo no llegue, hay otro juicio que le espera, y es el más duro: el de Dios. Porque es verdad que Jesucristo vino a salvar el mundo y a instaurar la ley del amor, pero también dejó claro que el tiempo de la oportunidad es la que vivimos hoy acá. Amén.


Querido Jesús, a veces miro tantas historias de violencia, historias crueles e injustas y me pregunto cuál es el sentido de todo esto. Y es que no tiene sentido, lo único que tiene sentido es tu amor por mí, por cada uno de nosotros, por quien moriste en la cruz y resucitaste para mostrarnos lo que nos espera si te seguimos: la vida plena. Gracias por ese acto de amor indescriptible y porque me has enseñado que hay otras formas de actuar que la que nos ofrece la sociedad, que la violencia nunca construye sino el amor, la entrega, la defensa de la vida a través de la resistencia pacífica. Ayudame a caminar con vos, te lo pido en el nombre del Dios padre y madre, que junto con el Espíritu Santo que me guía y fortalece, vive y reina por toda la eternidad. Amén.

viernes, 23 de septiembre de 2011

25 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 25


A ti, mi Señor, levantaré mi alma.


Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado.
¡No se alegren de mí mis enemigos!


Ciertamente, ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
serán avergonzados los que se rebelan sin causa.


Muéstrame, mi Señor, tus caminos;
enséñame tus sendas.


Encamíname en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti he esperado todo el día.


Acuérdate, mi Señor, de tus piedades y de tus misericordias,
que son perpetuas.


De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes.
Conforme a tu misericordia acuérdate, mi Señor, de mí,
por tu bondad.


Bueno y recto es mi Señor;
por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.


Encaminará a los humildes en la justicia
y enseñará a los mansos su carrera.


Todas las sendas de mi Señor son misericordia y verdad
para los que guardan su pacto y sus testimonios.


Por amor de tu nombre, mi Señor,
perdonarás también mi pecado, que es grande.


¿Quién es el hombre que teme a mi Señor?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.


Gozará él de bienestar
y su descendencia heredará la tierra.


La comunión íntima de mi Señor es con los que lo temen,
y a ellos hará conocer su pacto.


Mis ojos siempre se dirigen hacia mi Señor,
porque él saca mis pies de la red.


Mírame y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y afligido.


Las angustias de mi corazón se han aumentado;
sácame de mis congojas.


Mira mi aflicción y mi trabajo
y perdona todos mis pecados.


Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado
y con odio violento me aborrecen.


¡Guarda mi alma y líbrame!
No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado.


Integridad y rectitud me guarden,
porque en ti he esperado.


¡Redime, Dios, a Israel
de todas sus angustias!”
Amén.


Curiosidades


¿Qué era un publicano?


El término griego telones significa recaudador de impuestos o de aduana por cuenta de los romanos, empleado por un arrendatario o contratista. Ya en el s.212 a.C. había en Roma una clase de hombres que concertaba contratos estatales de diversos tipos. Estaban estrechamente relacionados con la orden ecuestre, y eran apoyados por ella; y en fecha posterior actuaron en una cantidad de provincias, donde sus tareas incluían el cobro de los diezmos y de diversas tasas indirectas. El sistema se prestaba mucho para el abuso, y aparentemente los publicani se prestaron a la extorción y las prácticas deshonestas desde el principio, de modo que, si bien el gobierno controlaba los excesos más groseros, y en algunos casos llevó a la justicia a los culpables, en general el cargo adquirió la mala reputación que conocemos. Cicerón consideraba vulgares las ocupaciones de los funcionarios de aduanas a causa del odio que despertaban, y Livio registra la opinión expresada en 167 a.C. de que donde hay un publicanus los aliados no gozan de libertad. A menudo los contratistas centrales no eran de las provincias cuyos impuestos recaudaban, aunque nada impedía que fueran nativos, y podían emplear subcontratistas nativos. Pero los recolectores generalmente provenían de la población local, porque era necesario conocer a las personas de la localidad y sus modalidades a fin de evitar el engaño. Sus prácticas generalmente extorsivas los convertían en una clase especialmente odiada y despreciada, de modo que nuestro Señor pudo referirse a ellos como ejemplos típicos de una actitud egoísta. Para el judío estricto, sin embargo, esta actitud tan natural de odio se veía agravada y alterada en su carácter por la consideración religiosa de que el publicano era ceremonialmente impuro, por su continuo contacto con los gentiles, y porque debía trabajar en el día de reposo. Esta impureza, junto con la enseñanza de los rabinos de que los discípulos no debían comer con esa clase de personas, explica la actitud evidenciada por la expresión publicanos y pecadores y publicanos y rameras.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 21:28-32


»Pero ¿qué les parece? Un hombre tenía dos hijos, y acercándose al primero le dijo: "Hijo, vete hoy a trabajar en mi viña". Respondiendo él, dijo: "¡No quiero!" Pero después, arrepentido, fue. Y acercándose al otro le dijo lo mismo; y respondiendo él, dijo: "Sí, señor, voy". Pero no fue.

¿Cuál de los dos hizo la voluntad de su padre?

Dijeron ellos:

_ El primero.

Jesús les dijo:

_ De cierto les digo que los publicanos y las rameras van delante de ustedes al reino de Dios, porque vino a ustedes Juan en camino de justicia y no le creyeron; en cambio, los publicanos y las rameras le creyeron. Pero ustedes, aunque vieron esto, no se arrepintieron después para creerle.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Quedarme en el amague… ¿cuántas veces me pasa? ¿cuántas veces te pasa a vos?

Tenemos planes, buenos deseos, sueños… pero quedan ahí, esperando.

Tiene que ver con la voluntad, la convicción, el estar dispuesto a renunciar a otras cosas que tal vez nos traen placer o simplemente nos tienen apresados.

Si miramos a nuestro alrededor hay mucho por hacer. Si pensamos cómo mejorar nuestro entorno: nuestro pueblo, el barrio, la escuela, la plaza… hay mucho por hacer y tiene que ver con hacer la voluntad de Dios.

Dios nos ha creado como seres comunitarios que nos complementamos y ayudamos mutuamente. El hacer cosas en función del bienestar común es voluntad de Dios, y cuando lo hacemos nos hace bien y hacemos bien… pero requiere un esfuerzo, un compromiso.

Mucho nos quejamos de que nada funciona ¿pero hacemos algo por cambiar eso? Nadie quiere formar parte ni de las cooperadoras, ni de las comisiones, ni de la Iglesia… ¡nadie quiere comprometerse!

Cuando se hacen las asambleas no se logra renovar siquiera los miembros mínimos de las comisiones… de lo que sea: escuelas, clubes, hospitales, Iglesias…

Esto sólo tiene una explicación: que cada vez más decimos “si, si”, pero cada vez menos pensamos en el bienestar común y pensamos sólo en nosotros mismos. Y el resultado está a la vista: si hay un baldío, una plaza, una calle en malas condiciones, a lo sumo podemos llegar a hacer una queja a la municipalidad… pero arreglarlo entre todos ¡ni hablar!

Meses atrás la ciudad de Bariloche nos dio un ejemplo: una pueblada para limpiar la ciudad ¡qué buena iniciativa! Tal vez vos me digas “y bueno, es por interés”, y yo te digo “es por el trabajo para el sustento de muchas familias”. Tal vez las cenizas volcánicas no hicieron tanto desastre por estos lugares, pero las bolsas de plástico que vuelan por todos lados… la basura que llena la ciudad de todo tipo de roedores y demás bichos…

Lo que afecta a nuestra ciudad, a la larga (o a la corta) nos afecta a nosotros. El trabajar nosotros por mejorar nuestro entorno puede ser contagioso, no sólo ayuda a los demás, sino que también nos sirve a nosotros, nos beneficia. ¿No sería hora de que nos pongamos en marcha, que dejemos de ideas y buenas intenciones y hagamos algo por mejorar nuestro entorno?

Es el momento de decir “si, ya voy” e ir. Es algo bueno para vos, para los demás y una alegría para Dios. Amén.


Querido Jesús, ayudame a salir de mí misma y a dejar de decirte “ya voy” y quedarme en la nada. Dame voluntad y creatividad para poder realizar la obra a la que me has llamado a favor de tu Reino. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 16 de septiembre de 2011

18 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 145


Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.


Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.


Grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.


Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.


En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.


Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.


Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.


Clemente y misericordioso es mi Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.


Bueno es mi Señor para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.


¡Te alaben, mi Señor, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!


La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,


para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos
y la gloria de la magnificencia de su reino.


Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.


Sostiene mi Señor a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.


Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.


Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.


Justo es mi Señor en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.


Cercano está mi Señor a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.


Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.


Mi Señor guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.


La alabanza de mi Señor proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!”
Amén.


Curiosidades


¿Cómo se cultivaba una viña en el mundo del bíblico?


La preparación de una viña comprendía generalmente el hacer terrazas en las laderas de las montañas y eliminar las piedras. Estas se usaban para los muros de retención, que eran más grueso de lo necesario se había abundancia de piedras, y las demás se amontonaban. Se plantaba alrededor un seto vivo de arto o se construía una pared baja sobre la que se colocaban ramas muertas de pimpinela espinosa para impedir la entrada de animales y ladrones. Una torre de vigilancia o una choza de piedra servía para proteger a los obreros durante el verano cuando quedaban en la viña. La porción encerrada se removía cuidadosamente, y cuando la tierra estaba preparada se plantaban las vides jóvenes. Normalmente se las plantaba en hileras, a unos 2,5 m. de distancia, y cuando las ramas comenzaban a extenderse se las mantenía sobre el nivel del suelo con soportes. Se podaban las plantas en la primavera por medio de hoces para dicho fin. Los viñadores, que podaban y cultivaban vides, parecen haber pertenecido a las clases más pobres. Sobre una parte elevada que comandaba el viñedo se levantaba una estructura cubierta, una torre, hecha de madera, desde la cual el propietario y su familia mantenían vigilia mientas duraba el tiempo de la vendimia.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 20:1-16


»El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo". Y ellos fueron.

Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: "¿Por qué están aquí todo el día desocupados?"

Le dijeron: "Porque nadie nos ha contratado". Él les dijo: "Vayan también ustedes a la viña, y recibirán lo que sea justo".

»Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros".

Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: "Estos últimos han trabajado una sola hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día".

Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?"

Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Siempre me he preguntado por qué tenemos esa costumbre de compararnos con los demás, medir en función del otro si lo que tenemos o a lo que hemos llegado está bien o que ha sido injusto.

La otra cosa, es ese sentimiento que muchas veces nos invade, de que a los demás todo le es más fácil y que nuestra vida es siempre más complicada, difícil e injusta. Tal vez podemos estar contentos con una paga, una nota, un resultado de nuestro esfuerzo… pero de repente vemos al de al lado y sentimos que hemos sido desfavorecidos.

¿Qué es lo justo?

Si vamos a mirar la parábola de hoy: que a nadie le falte lo necesario.

¿Qué es lo justo para nosotros?... y… depende de qué lado estemos o dónde estemos parados. Lo que hoy para mí está bien, mañana tal vez no.

Lo que debemos asumir es que somos egoístas, está en nuestra naturaleza. Pero al mismo tiempo nos cuesta ver la gran bendición que Dios derrama sobre nosotros.

Ahora, te invito a mirar tu vida: ¿tenés trabajo? ¿cómo andás de salud? ¿sufrís de algún tipo de discapacidad? ¿tenés un lugar donde vivir? ¿estás rodeado de personas que te quieren?

Hace un par de meses conocí una persona que nació con parálisis cerebral. Pero que no se resignó porque a la hora de la repartija no había sido beneficiado, no se rindió. Su madre fue una buena parte de su fuerza, pero fue él quien se dijo a sí mismo que ese cuerpo, que ojos de las demás personas no valía nada, podía hacer cosas, y le iba a sacar provecho. Desde los 8 años pinta con la boca, Dios le ha dado un don increíble. Sus cuadros cuidan el menor detalle, y si bien él necesita ayuda casi en todo… cuando toma el pincel en su boca salen obras que nosotros no logramos hacer con nuestras dos manos.

Este hombre descubrió que Dios lo había bendecido especialmente y que puede brindar no sólo la alegría de disfrutar de sus pinturas, sino que nos puede dar fuerzas a los que, teniendo todo, nos decaemos y sentimos que no podemos.

¿Y la justicia?

Dios tiene una forma muy diferente de impartir la justicia, tan diferente como el de repartir los dones. La clave está en que si los aprovechamos o perdemos el tiempo quejándonos. Amén.


Querido Jesús, ayudame a que deje de medirme con los demás, de ver constantemente si no he salido perjudicada en la repartija. Sé que muchas veces soy necia y que mido todo con la misma vara y así me pierdo de vivir intensa y agradecidamente. Ayudame a sacar y explotar lo mejor de mí misma para de esa manera dar a conocer al mundo tu gran obra. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

viernes, 9 de septiembre de 2011

11 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 103


Bendice, alma mía, a mi Señor,
y bendiga todo mi ser su santo nombre.


Bendice, alma mía, a mi Señor,
y no olvides ninguno de sus beneficios.


Él es quien perdona todas tus maldades,
el que sana todas tus dolencias,


el que rescata del hoyo tu vida,
el que te corona de favores y misericordias,


el que sacia de bien tu boca
de modo que te rejuvenezcas como el águila.


Mi Señor es el que hace justicia
y derecho a todos los que padecen violencia.


Sus caminos notificó a Moisés,
y a los hijos de Israel sus obras.


Misericordioso y clemente es mi Señor;
lento para la ira y grande en misericordia.


No contenderá para siempre
ni para siempre guardará el enojo.


No ha hecho con nosotros conforme a nuestras maldades
ni nos ha pagado conforme a nuestros pecados,


porque, como la altura de los cielos sobre la tierra,
engrandeció su misericordia sobre los que lo temen.


Cuanto está lejos el oriente del occidente,
hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.


Como el padre se compadece de los hijos,
se compadece mi Señor de los que lo temen,


porque él conoce nuestra condición;
se acuerda de que somos polvo.


El hombre, como la hierba son sus días;
florece como la flor del campo,


que pasó el viento por ella, y pereció,
y su lugar ya no la conocerá más.


Mas la misericordia de mi Señor es desde la eternidad y hasta la eternidad
sobre los que lo temen,
y su justicia sobre los hijos de los hijos,


sobre los que guardan su pacto
y los que se acuerdan de sus mandamientos
para ponerlos por obra.


Mi Señor estableció en los cielos su trono
y su reino domina sobre todos.


¡Bendigan a mi Señor, ustedes sus ángeles,
poderosos en fortaleza, que ejecutan su palabra
obedeciendo a la voz de su precepto!


¡Bendigan a mi Señor, ustedes todos sus ejércitos,
ministros suyos que hacen su voluntad!


¡Bendigan a mi Señor, ustedes todas sus obras,
en todos los lugares de su señorío!
¡Bendice, alma mía, a mi Señor!”
Amén.


Curiosidades


¿Qué significa el siete en la Biblia?


El siete ocupa un lugar eminente entre los números sagrados en las Escrituras, y está asociado con la idea de consumación, cumplimiento, y perfección. En el relato de la creación Dios descansó de su obra en el séptimo día, y lo santificó. Esto sirvió de modelo para el día de reposo judío, en el que la persona debía de abstenerse de trabajar, para el año sabático, y también para el año de jubileo, que seguía de un período de siete veces siete años. La fiesta del pan sin levadura y la fiesta de los tabernáculos duraban siete días. El día de la expiación correspondía al séptimo mes, y el número siete aparece frecuentemente en relación con el ritual veterotestamentario, por ejemplo el rociamiento de la sangre del becerro siete veces y el holocausto de siete corderos; el leproso purificado era rociado siete veces, y Naamán tuvo que lavarse siete veces en el Jordán. En el tabernáculo, el candelero tenía siete brazos.

Otras referencias dignas de mención son: la madre de siete hijos; siete mujeres para un hombre; una nuera amante es preferible a siete hijos varones. Los saduceos propusieron un caso de matrimonio por levirato con siete hermanos. Los sacerdotes dieron siete vueltas a Jericó. Es sirviente de Elías miró el mar siete veces en busca de lluvia. El salmista alababa a Dios siete veces al día. La iglesia primitiva tenía siete diáconos, y Juan se dirige a siete iglesias en el libro del Apocalipsis, en donde se mencionan siete candeleros de oro y siete estrellas. En la alimentación milagrosa de los 4.000 con siete panes y unos pocos pececillos, las siete canastas que se recolectaron posteriormente pueden indicar que Jesús es capaz de satisfacer completamente. Siete demonios efectuaron la completa posesión de María Magdalena; el dragón de Apocalipsis y la bestia tienen siete cabezas.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 18:21-35


“Entonces se le acercó Pedro y le dijo:

_ Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?

Jesús le dijo:

_ No te digo hasta siete, sino aun hasta setenta veces siete.

»Por lo cual el reino de los cielos es semejante a un rey que quiso hacer cuentas con sus siervos. Cuando comenzó a hacer cuentas, le fue presentado uno que le debía diez mil talentos. A este, como no pudo pagar, ordenó su señor venderlo, junto con su mujer e hijos y todo lo que tenía, para que se le pagara la deuda. Entonces aquel siervo, postrado, le suplicaba diciendo: "Señor, ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo".

El señor de aquel siervo, movido a misericordia, lo soltó y le perdonó la deuda.

»Pero saliendo aquel siervo, halló a uno de sus consiervos que le debía cien denarios; y agarrándolo, lo ahogaba, diciendo: "Págame lo que me debes".

Entonces su consiervo, postrándose a sus pies, le rogaba diciendo: "Ten paciencia conmigo y yo te lo pagaré todo".

Pero él no quiso, sino que fue y lo echó en la cárcel hasta que pagara la deuda. Viendo sus consiervos lo que pasaba, se entristecieron mucho, y fueron y refirieron a su señor todo lo que había pasado. Entonces, llamándolo su señor, le dijo: "Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste. ¿No debías tú también tener misericordia de tu consiervo, como yo tuve misericordia de ti?"

Entonces su señor, enojado, lo entregó a los verdugos hasta que pagara todo lo que le debía. Así también mi Padre celestial hará con ustedes, si no perdonan de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Una de las cosas que más nos cuestan es personar. Y es verdad que hay cosas muy difíciles de personar: el asesinato de una persona querida, la violación de un hijo o una hija, el maltrato y la tortura por otra persona (sobre todo cuando es desde la autoridad) a un ser querido…

Pero la verdad es que la mayoría de nosotros guardamos rencor o rabia hacia las personas que nos hicieron pasar un mal momento, o que tuvimos una diferencia de dinero o bienes, muchas veces fue un hecho concreto, bien específico, pero que lo guardamos y “atesoramos” de por vida. Es más, el tiempo va pasando y lo que queda es el rencor, el recuerdo de lo que sucedió, muchas veces es un vago recuerdo.

Una de las características de los cristianos (o al menos Jesús nos enseñó eso) es el saber perdonar. El perdonar no porque el otro lo merezca, porque esto de merecer siempre es muy subjetivo, sino primeramente por nosotros. Porque no hay nada que amargue más y nos trabe que llevar un rencor en el pecho. Es como un dolor que no nos permite desarrollarnos plenamente, disfrutar de las cosas buenas que nos pasan. El rencor, la rabia, es como una espina que llevamos dentro de la carne que molesta, supura y hasta puede afectar el resto de los miembros.

Perdonar libera, y primeramente a quien perdona, aunque el otro ni se entere, aunque el otro no quiera la reconciliación. Cuando yo, en mi corazón, digo: “te perdono”, siento un alivio, es como que me sacan un enorme peso de encima.

Pero ¿por qué estoy llamada a perdonar como cristiana que soy? Porque Dios, a través de Jesucristo, me ha perdonado que no siempre le sea fiel, que a veces confíe más en mis propias fuerzas y no tenga conciencia de que Él es quien me guía y me protege, que me ha dado la vida y todo lo que soy. Y así me ha hecho su hija, me ha dado parte de su divinidad, que es el Espíritu Santo, que vive en mí y me anima. Si Dios ha hecho todo eso conmigo ¿cómo no ser generosa con el otro y perdonar?

Perdonar no siempre es tan fácil… ¡pero se siente tan bien después! Perdonar libera… vos lo podés experimentar. Amén.


Querido Jesús, tengo que reconocerte que me cuesta mucho perdonar, que muchas veces cuido y alimento mi rencor al punto que hasta me olvido cuál fue el origen de esa rabia. Ayudame a tener un corazón generoso y dispuesto a perdonar. Ayudame en esta tarea que me cuesta pero sé que es terapéutica. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.