viernes, 27 de febrero de 2015

1 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 116

Amo a mi Señor,
pues ha oído mi voz y mis súplicas,
porque ha inclinado a mí su oído;
por tanto, lo invocaré en todos mis días.
Me rodearon ligaduras de muerte,
me encontraron las angustias del seol;
angustia y dolor había yo hallado.
Entonces invoqué el nombre de mi Señor, diciendo:
«¡Mi Señor, libra ahora mi alma!»

Clemente es mi Señor, y justo;
sí, misericordioso es nuestro Dios.
Mi Señor guarda a los sencillos;
estaba yo postrado, y me salvó.

¡Vuelve, alma mía, a tu reposo,
porque mi Señor te ha hecho bien!,
pues tú has librado mi alma de la muerte,
mis ojos de lágrimas
y mis pies de resbalar.
Andaré delante de mi Señor
en la tierra de los vivientes.
Creí; por tanto hablé,
estando afligido en gran manera.
Y dije en mi apresuramiento:
«Todo hombre es mentiroso.»

¿Qué pagaré a mi Señor
por todos sus beneficios para conmigo?
Tomaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre de mi Señor.
Ahora pagaré mis votos a mi Señor
delante de todo su pueblo.

Estimada es a los ojos de mi Señor
la muerte de sus santos.
Mi Señor, ciertamente yo soy tu siervo,
siervo tuyo soy, hijo de tu sierva.
Tú has roto mis prisiones.
Te ofreceré sacrificio de alabanza
e invocaré el nombre de mi Señor.
A mi Señor pagaré ahora mis votos
delante de todo su pueblo,
en los atrios de la casa de mi Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades

¿Qué simbolizan los montes o montañas en la Biblia?
Las montañas tienen gran significación en la geografía y la historia de Palestina. En consecuencia, las Escrituras frecuentemente las mencionan. Proporcionan panoramas: “sube a la cumbre del Pisga y alza los ojos”. Su influencia sobre la mayor precipitación pluvial las convierte en símbolos de fertilidad, en lugares de pastoreo y en zonas de caza. Se las asocia a santuarios paganos. Por su inaccesibilidad constituyen lugares de refugio.
Las montañas son símbolo de continuidad eterna y estabilidad. Se las considera como las primeras cosas q se crearon, de origen antiguo, y objetos de la potencia del Creador, y de su majestad. Forman el escenario de teofanías, y tiemblan ante la presencia de Yahveh, y se estremecen ante los juicios. Se les pide que cubran a los culpables ante su rostro. Cuando Dios las toca producen humo. También se regocijan ante el advenimiento de la redención de Israel, saltan ante la alabanza del Señor y se les pide que sean testigos de sus relaciones con su pueblo.
Las montañas también son símbolos de las sendas difíciles de la vida, de los obstáculos, y de otras dificultades, cuya remoción es posible para los dotados de una fe poderosa.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.927)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 9:2-10

Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede dejar tan blancos. Y vieron a Elías y a Moisés que hablaban con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús:
—¡Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí! Hagamos tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
No sabía lo que hablaba, pues estaban asustados. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado; a él oigan.» Y luego, cuando miraron, no vieron a nadie más con ellos, sino a Jesús solo.
Mientras descendían del monte, les mandó que a nadie dijeran lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de los muertos. Por eso guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¡Qué fácil es meterse en una burbuja y hacer de cuenta que el resto del mundo no existe! Así me preocupo de mí misma y de mi grupo selecto y listo ¡ningún problema!
Esa también fue la tentación de quienes conocieron como era Jesús verdaderamente, su divinidad. Quedarse ahí arriba en el monte, lejos del mundo y sus complicaciones.
Muchas veces como cristianos tenemos esta misma actitud, nos resistimos a ocuparnos de la tarea que Jesús nos ha encomendado desde el mismo momento en que lo aceptamos en nuestro corazón.
En varias ocasiones en la historia del cristianismo algunos grupos se hicieron un mundo aparte en medio de la nada. Incluso hasta hoy hay conventos y monasterios en donde la gente vive en comunidades sin contacto con el mundo exterior.
Pero también hay comunidades evangélicas super cerradas que sólo se relacionan entre los miembros de la comunidad, se reúnen casi todos los días, escuchan radios y música cristianas, ven en toda persona de afuera un peligro, una presencia de Satanás, y hablan de la iglesia y el mundo como una oposición.
También la personas que no pertenecen a ninguna fe se hacen su mundo aparte, porque sienten que las noticias y el mundo que las rodea es demasiado duro, y entonces se encierran en su propia vida, sin compromiso social, sin sentirse parte de un todo.
Cualquiera sea la razón por la cual la persona se aísla, es verdad que no corre riesgos ni sufre por causa de otros, por comprometerse con quienes son más vulnerables, pero a la vez se pierde de una vida con un sentido más profundo, una vida en donde tiene la posibilidad de enriquecerse con la experiencia de otros, en donde cuanto más da más recibe.
Jesús nos llamó a zambullirnos en el mundo y sus complicaciones, a contagiar de vida, de su Espíritu, para que el mundo realmente sea el que Dios ha deseado desde la creación. Un mundo en donde como humanidad podamos vivir hermanados, sosteniéndonos mutuamente, dejemos el egoísmo de lado, en donde la codicia y la explotación no sean la moneda corriente. Es posible un mundo diferente, pero es necesario que salgamos de nosotros mismos y nos animemos al compromiso con las personas más vulnerables. Es necesario que pongamos las manos en el barro, en la arcilla, que no busquemos brillar, sino que la luz del Espíritu de Dios que habita en cada uno de nosotros sea el que brille. Amén.

Querido Jesús, a veces me pasa como a tus amigos, que tenían ganas de quedarse con vos en el monte y al resto que los parta un rayo, pero no, eso no sirve de nada porque tu misión ha sido y sigue siendo otra. Yo también, por mi fe, tengo un compromiso, una cuenta pendiente de ser luz y sal en este mundo. Ayudame a comprometerme cada día más con tu Reino, a ser coherente en palabras y obras. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 20 de febrero de 2015

22 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 25

“A ti, mi Señor, levantaré mi alma.
Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado.
¡No se alegren de mí mis enemigos!
Ciertamente, no será confundido ninguno de cuantos esperan en ti;
serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

Muéstrame, mi Señor, tus caminos;
enséñame tus sendas.
Encamíname en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti he esperado todo el día.

Acuérdate, mi Señor, de tus piedades y de tus misericordias,
que son perpetuas.
De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes.
Conforme a tu misericordia acuérdate, mi Señor, de mí,
por tu bondad.

Bueno y recto es mi Señor;
por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
Encaminará a los humildes en la justicia
y enseñará a los mansos su carrera.
Todas las sendas de mi Señor son misericordia y verdad
para los que guardan su pacto y sus testimonios.

Por amor de tu nombre, mi Señor,
perdonarás también mi pecado, que es grande.
¿Quién es el hombre que teme a mi Señor?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.
Gozará él de bienestar
y su descendencia heredará la tierra.
La comunión íntima de mi Señor es con los que lo temen,
y a ellos hará conocer su pacto.
Mis ojos siempre se dirigen hacia mi Señor,
porque él saca mis pies de la red.

Mírame y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y afligido.
Las angustias de mi corazón se han aumentado;
sácame de mis congojas.
Mira mi aflicción y mi trabajo
y perdona todos mis pecados.
Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado
y con odio violento me aborrecen.
¡Guarda mi alma y líbrame!
No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado.
Integridad y rectitud me guarden,
porque en ti he esperado.

¡Redime, Dios, a Israel
de todas sus angustias!”
Amén.

Curiosidades

¿A qué se refiere la palabra “desierto” en la Biblia?
En la Escritura las palabras vertidas “desierto”, “yermo”, o “páramo” incluyen no sólo los desiertos estériles constituidos por dunas de arena o rocas, que encienden la imaginación popular en cuanto a lo que es un desierto, sino también las zonas esteparias y las tierras de pastoreo adecuadas para el ganado.
La palabra hebrea más común es misbar, palabra ya bien atestiguada en los relatos épicos cananeos de Ugarit en la forma mdbr. Este vocablo puede indicar pastizales de pastoreo, adecuados para apacentar ovejas, a veces abrasados por sequía estivales, como también zonas desoladas formadas por rocas y arena. Lo mismo se aplica al griego eremos en el NT; nótese que al “desierto” de Mateo 14 no le falta “mucha hierba”.
El hebreo yesîmôn, traducido a veces como nombre propio “Jesimon”, se usa para desiertos relativamente pelados en Judea. El desierto visto desde Pisga indudablemente incluía las gredosas tierras desérticas a ambos lados del canal del Jordán antes de desembocar al mar Muerto, las laderas del Pisga y su cadena se prolonga hacia el valle del Jordán, y tal vez los bordes del desierto de Judea del otro lado, detrás del Jericó y al N y al S de Qumrán. Además de su uso como nombre propio para el largo valle Ácaba, el término arabâ puede usarse como sustantivo común para estepa o monte bajo donde los animales salvajes tienen que buscar su alimento, o para el desierto inhóspito. Las palabras siyyâ, “tierras secas” y tohû, “páramo” se refieren a zonas desérticas estériles e inhabitables.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.349-350)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:12-15

Luego el Espíritu lo impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días. Era tentado por Satanás y estaba con las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Para un equilibrio en la vida es importante apoyarse en tres patas: el diálogo con Dios, la introspección o diálogo con uno mismo, y la relación con los demás en coherencia con las dos patas anteriores, buscando mejorar el entorno.
Cada una de las patas, como he decidido denominarlas hoy, deben ser del mismo largo, no puedo dedicarle o priorizar ninguna de ellas, porque automáticamente se desequilibraría.
La oración o el diálogo con Dios, es un cable a lo trascendente, que es más fuerte y más perfecto que lo humano. En ese espacio es donde puedo soñar, puedo creer que es posible todo, si lo emprendo con la certeza de que no estoy sola, que Dios me acompaña. Con Dios me cargo las pilas, puedo se frágil y débil, compartir mis miedos y dudas, puedo descansar en la certeza de que está a mi lado y me protege.
La introspección o diálogo conmigo misma, me sincero, veo cuales son mis fortalezas y mis debilidades. Asumo que no siempre tengo ganas, que el egoísmo me absorbe y que muchas veces desearía no involucrarme en los problemas y quedarme en mi comodidad. En el diálogo conmigo misma leo, me instruyo, medito, busco, reflexiono, me fortalezco para tener claro lo que quiero y adónde voy.
La parte más complicada es la de mi compromiso con el otro, con mi prójimo, en donde seguramente muchas veces voy a chocar o incluso correr peligro si me comprometo con la vida, si lo que busco es hacer algo para mejorar el lugar en donde vivo, y que esta mejora signifique un cambio en la calidad de vida de las personas que me rodean.
El punto es que si logro el equilibrio de estas tres dimensiones, estas tres patas, mi vida realmente va a ser plena, feliz. Mi vida tendrá sentido y coherencia, sentiré la libertad que me da una fe madura en donde yo soy la artífice de mi vida, elijo lo que quiero hacer y cómo, y me hago responsable también de la sociedad que comparto con las personas que me rodean. Es verdad que seguramente esto mismo me traerá problemas, que me equivocaré también, que en ocasiones me sentiré frustrada o decepcionada, pero es parte de lo mismo, es parte de la vida.
Pero vale la pena, porque me permite ser yo misma y no parte de una masa que le es funcional a los gobernantes y los que están en el poder. Pensalo. Seguramente es la mejor propuesta que has tenido hace tiempo: no tenés que llamar a ningún número, ni participar de ningún sorteo, sólo lo tenés que comenzar a practicar como estilo de vida. Junto con Dios, claro. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por enseñarme lo importante que es retirarme un poco aparte antes de emprender una tarea complicada! ¡Gracias por ayudarme a percibir que si me pongo en las manos de Dios todo es más fácil! ¡Gracias por tu ejemplo de coherencia y entrega! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 12 de febrero de 2015

15 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 32

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada
y cubierto su pecado.
Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Mientras callé, se envejecieron mis huesos
en mi gemir todo el día,
porque de día y de noche se aumentó sobre mí tu mano;
se volvió mi verdor en sequedades de verano.

Mi pecado te declaré
y no encubrí mi iniquidad.
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Por esto orará a ti todo santo
en el tiempo en que puedas ser hallado;
ciertamente en la inundación de muchas aguas
no llegarán éstas a él.
Tú eres mi refugio;
me guardarás de la angustia;
con cánticos de liberación me rodearás.

«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar;
sobre ti fijaré mis ojos.
No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,
que han de ser sujetados con cabestro y con freno,
porque si no, no se acercan a ti.»

Muchos dolores habrá para el impío;
mas al que espera en mi Señor lo rodea la misericordia.
Alégrense en mi Señor y gócense, justos;
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!”
Amén.

Curiosidades

¿A qué llamaban “lepra” en los tiempos bíblicos?
El término común en el AT que así se traduce sara’at que en la LXX aparece como lepra, la misma voz griega que se utiliza en el NT. Ambos términos “profanos” simples, imprecisos, no específicos, que no tenían la precisión del término moderno de lepra, que en nuestros días indica una infección por la Mycobacterium leprae. Jara’at es primeramente una voz que describe impureza ritual o aquella caracterizada por la presencia de manchas de color. Se empleaba la misma palabra para describir enfermedades cutáneas humanas, la decoloración de la lana, el cuero, el lino, y aun las paredes de las casas, lo que indica que sara’at no puede haber sido (aunque quizá puede haber incluido) la lepra verdadera. La palabra lepra en el NT sólo aparece en los evangelios y se aplica solamente a la enfermedad humana. La prueba de la existencia de inmundicia, sobre la que se basaba el diagnóstico, dependía de la presencia de porciones despigmentadas (pálidas) en la piel humana, o de partes descoloridas u oscuras en la superficie de objetos inanimados. Algunas de las características que describe Levítico 13 y 14 no se presentan en la lepra, y algunos entendidos sugieren otros estados, tales como la erisipela adyacente a una úlcera, la infección que sigue a una quemadura, la tiña o micosis del cuero cabelludo o la barba, la dermatitis pustural, etc. La lepra es un proceso de cambio tan lento que es imposible que pudiese curarse en los siete días de Levítico 13. Es significativo que en Lc.17 diez leprosos fueron limpiados (katharizo), mientras que sólo el que sintió agradecimiento fue sanado (iaomai) y se le dijo que su fe lo había salvado (sozo), lo cual podría referirse a su estado espiritual o simplemente a que realmente había sido “sanado”. No hay indicaciones acerca de la naturaleza de esta “lepra”; es posible que entre ellos haya habido más de un caso patológico.
No cabe duda de que la lepra existía en la India ya para el 600 aC. Aprox. y en Europa ya en el 400 aC. No hay indicaciones claras de que el AT se refiera a ella o, incluso, de que haya existido en los días del éxodo, aunque por cierto existía en la época del NT.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1229)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:40-45

Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo:
—Si quieres, puedes limpiarme.
Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
—Quiero, sé limpio.
Tan pronto terminó de hablar, la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio. Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente:
—Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Pero, al salir, comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las cosas más difíciles para los y las cristianas es seguir y aceptar la voluntad de Dios. Decirle a Dios, “que sea lo que vos quieras, lo que vos creas que es mejor para mí”.
A pesar de que en el Padrenuestro una y otra vez repetimos “hágase tu voluntad así en la tierra como en el cielo”, en nuestras oraciones buscamos convencer a Dios que haga lo que nosotros queremos, lo que nosotros necesitamos y creemos que es mejor para nosotros. Incluso, cuando las cosas no suceden de la forma que esperamos o deseamos, andamos medio enojados o desconcertados porque parecería que Dios no nos escucha.
Pero cuando logramos dejar que Dios actúe, cuando descansamos en él, cuando dejamos que las cosas “fluyan” (como tantas veces decimos), las cosas salen de la mejor forma, las cosas van encajando como un rompecabezas que se va armando suavemente, sin forzar las piezas… pero para ello hay otra cosa que nos toca aprender, y esto es vivir en paciencia.
La paciencia no es una de las cosas muy bien vistas en este mundo de lo inmediato, en donde todo es YA. En donde parece que si no respondemos el mensaje o el correo en este preciso momento, se hace tarde, en donde si leemos el diario de ayer, es como que todo ahí está viejo, en donde la vida se vive corriendo atrás de no sé qué, en vez de un proceso que va desde el nacimiento hacia la muerte, y en donde el tiempo no se pierde, porque todo es experiencia, todo es enseñanza, todo construye a la persona.
Dios nos ha creado con dones, cada uno diferente al otro, pero todos y todas valiosas y únicas. Cada uno de nosotros tenemos una misión, algo que cumplir en esta vida, para lo cual nos vamos preparando desde que llegamos aquí. Por eso son importantes los procesos, por eso es importante descubrir cuál es esa misión, y la única forma es que Dios nos lo diga, de una u otra manera. Y los tiempos de Dios y sus métodos son muy diferentes a los nuestros… y mucho mejores, por cierto.
Hoy Dios te está hablando y te está guiando. Está en vos darle el lugar en tu vida. Amén.

Querido Jesús, me gustaría aprender de vos tu obediencia a Dios, el haber aceptado la misión que te encomendó hasta el final. Vos me mostraste que es posible, que a veces cuesta y duele, pero que el resultado es hermoso. Dame la fortaleza y la sabiduría para descubrir lo que Dios quiere de mí y obedecerlo. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

sábado, 7 de febrero de 2015

8 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 147

“Alaben a Jah,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.
Mi Señor edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.
Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.
Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.
Grande es el Señor nuestro, y mucho su poder,
y su entendimiento es infinito.
Mi Señor exalta a los humildes
y humilla a los impíos hasta la tierra.

Canten a mi Señor con alabanza,
canten con arpa a nuestro Dios.
Él es quien cubre de nubes los cielos,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.
Él da a la bestia su mantenimiento
y a los hijos de los cuervos que claman.
No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.
Se complace mi Señor en los que lo temen
y en los que esperan en su misericordia.

¡Alaba a mi Señor, Jerusalén;
Sión, alaba a tu Dios!,
porque fortificó los cerrojos de tus puertas;
bendijo a tus hijos dentro de ti.
Él da en tus territorios la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra;
velozmente corre su palabra.
Da la nieve como lana
y derrama la escarcha como ceniza.
Echa su hielo como pedazos;
ante su frío, ¿quién resistirá?
Enviará su palabra y los derretirá;
soplará su viento y fluirán las aguas.
Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.
No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;
y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.

¡Aleluya!Amén.

Curiosidades

¿Quién era Andrés?
Andrés era uno de los doce apóstoles. Es un nombre griego, que significa varonil, pero puede haber sido su “nombre cristiano”, como “Pedro”. Era hijo de Jonás o Juan y era oriundo de Betsaida, en Galilea, pero posteriormente se fue a vivir con su hermano Simón Pedro en Capernaum, donde trabajaban en sociedad como pescadores. Como discípulo de Juan el Bautista estuvo presente cuando Juan señaló a Jesús como el Cordewro de Dios. Luego encontró a Simón y lo llevó a ver a Jesús. Posteriormente fue llamado al discipulado completo y fue uno de los doce apóstoles. Su fe práctica se evidencia en Juan 6 y 12. Fue uno de los que preguntaron acerca del juicio que sobrevendría a Jerusalén. Se lo menciona por última vez entre los apóstoles que se encontraban juntos después de la ascensión.
Es probable que haya sido crucificado en Acaya. Los evangelios sinópticos se refieren poco a él, pero en Juan aparece como el primer misionero local y el primer misionero extranjero. En cuanto a lo primero, William Temple escribió así: “Quizá sea uno de los mayores servicios que haya podido hacer hombre alguno a la iglesia”.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.57 y 58)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:29-39

Al salir de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente se le pasó la fiebre y los servía.
 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados. Toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque lo conocían.
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Lo buscó Simón y los que con él estaban, y hallándolo, le dijeron:
—Todos te buscan.
Él les dijo:
—Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido.
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Quienes trabajamos en la necesidad de la gente, sea física, emocional o espiritual, no terminamos más. En todos los tiempos la gente, las personas tienen necesidades, están angustiadas, enfermas, preocupadas.
Y no es fácil contener, hay que ser muy fuerte, estar convencidos de que vale la pena y vocación de servicio. La paciencia también es uno de los ingredientes principales, porque a veces los tiempos y los procesos de las personas que acompañamos son muy diferentes a los nuestros.
No importa si trabajamos con niños, adultos o ancianos, siempre hay mucha demanda y pocas personas que se ocupan. Generalmente también los recursos escasean, por lo que hay que hacer mucho con poco, poniéndole tiempo y ganas.
A veces las personas esperan magia, que sus problemas se resuelvan instantáneamente, pero eso es irreal. Para que la ayuda sea efectiva, también quien necesita ayuda tiene que poner de su parte.
Esto es interesante al ver la obra de Jesús. La gente se acercaba, venía a veces desde lejos con sus problemas y enfermedades, pero sólo sanaba aquella que se movía, que ponía de su parte. Esto es un ejemplo también para las personas que nos dedicamos al servicio: el poner el límite. No se puede ayudar eternamente a alguien, eso es asistencialismo y no construye, ni dignifica a la persona, sino que la hace dependiente y, con el tiempo, pierde totalmente el autoestima.
La dependencia en la necesidad es lo que permite el éxito de los gobiernos demagógicos que llenan sus urnas de votos de personas dependientes, personas que no construyen un país, sino que lo ordeñan y empobrecen.
No hay enfermos eternos, porque hasta los crónicos lograr vivir con dignidad e independencia, disfrutando su propia vida en la forma posible.
¿Qué buscaban las multitudes que seguían a Jesús?
En varios casos lo que buscan muchas personas de los y las gobernantes.
¿Qué nos toca a nosotras, las personas que trabajan en el servicio?
Que la gente aprenda a valorarse y a vivir con lo que tiene, en sus limitaciones, y mejorar hasta donde puede su vida desde su propio esfuerzo. Sólo así podrá vivir una vida digna y en libertad.
Para mí, personalmente es muy importante que las personas puedan pensar con su propia cabeza y sea crítica, que descubra sus dones y sus debilidades también. Ahí está mi misión y la tarea que Dios me ha encomendado. Amén.

Querido Jesús, ayudame asumir mi rol, a no cansarme de escuchar a la gente que me busca, a decir como vos Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido”,  a asumir tu llamado de servir a las personas, aliviarlas de sus dolores y preocupaciones. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.