sábado, 24 de febrero de 2018

25 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 116

Amo a mi Señor,
pues ha oído mi voz y mis súplicas,
porque ha inclinado a mí su oído;
por tanto, lo invocaré en todos mis días.
Me rodearon ligaduras de muerte,
me encontraron las angustias del seol;
angustia y dolor había yo hallado.
Entonces invoqué el nombre de mi Señor, diciendo:
«¡Mi Señor, libra ahora mi alma!»

Clemente es mi Señor, y justo;
sí, misericordioso es nuestro Dios.
Mi Señor guarda a los sencillos;
estaba yo postrado, y me salvó.

¡Vuelve, alma mía, a tu reposo,
porque mi Señor te ha hecho bien!,
pues tú has librado mi alma de la muerte,
mis ojos de lágrimas
y mis pies de resbalar.
Andaré delante de mi Señor
en la tierra de los vivientes.
Creí; por tanto hablé,
estando afligido en gran manera.
Y dije en mi apresuramiento:
«Todo hombre es mentiroso.»

¿Qué pagaré a mi Señor
por todos sus beneficios para conmigo?
Tomaré la copa de la salvación
e invocaré el nombre de mi Señor.
Ahora pagaré mis votos a mi Señor
delante de todo su pueblo.

Estimada es a los ojos de mi Señor
la muerte de sus santos.
Mi Señor, ciertamente yo soy tu siervo,
siervo tuyo soy, hijo de tu sierva.
Tú has roto mis prisiones.
Te ofreceré sacrificio de alabanza
e invocaré el nombre de mi Señor.
A mi Señor pagaré ahora mis votos
delante de todo su pueblo,
en los atrios de la casa de mi Señor,
en medio de ti, Jerusalén.

¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades

¿Qué simbolizan los montes o montañas en la Biblia?

Las montañas tienen gran significación en la geografía y la historia de Palestina. En consecuencia, las Escrituras frecuentemente las mencionan. Proporcionan panoramas: “sube a la cumbre del Pisga y alza los ojos”. Su influencia sobre la mayor precipitación pluvial las convierte en símbolos de fertilidad, en lugares de pastoreo y en zonas de caza. Se las asocia a santuarios paganos. Por su inaccesibilidad constituyen lugares de refugio.
Las montañas son símbolo de continuidad eterna y estabilidad. Se las considera como las primeras cosas q se crearon, de origen antiguo, y objetos de la potencia del Creador, y de su majestad. Forman el escenario de teofanías, y tiemblan ante la presencia de Yahveh, y se estremecen ante los juicios. Se les pide que cubran a los culpables ante su rostro. Cuando Dios las toca producen humo. También se regocijan ante el advenimiento de la redención de Israel, saltan ante la alabanza del Señor y se les pide que sean testigos de sus relaciones con su pueblo.
Las montañas también son símbolos de las sendas difíciles de la vida, de los obstáculos, y de otras dificultades, cuya remoción es posible para los dotados de una fe poderosa.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.927)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 9:2-10

“Seis días después, Jesús tomó a Pedro, a Jacobo y a Juan, y los llevó aparte solos a un monte alto. Allí se transfiguró delante de ellos. Sus vestidos se volvieron resplandecientes, muy blancos, como la nieve, tanto que ningún lavador en la tierra los puede dejar tan blancos. Y vieron a Elías y a Moisés que hablaban con Jesús. Entonces Pedro dijo a Jesús:
—¡Maestro, bueno es para nosotros que estemos aquí! Hagamos tres enramadas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.
No sabía lo que hablaba, pues estaban asustados. Entonces vino una nube que les hizo sombra, y desde la nube una voz que decía: «Éste es mi Hijo amado; a él oigan.» Y luego, cuando miraron, no vieron a nadie más con ellos, sino a Jesús solo.
Mientras descendían del monte, les mandó que a nadie dijeran lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado de los muertos. Por eso guardaron la palabra entre sí, discutiendo qué sería aquello de resucitar de los muertos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¡Qué fácil es meterse en una burbuja y hacer de cuenta que el resto del mundo no existe! Así me preocupo de mí misma y de mi grupo selecto y listo ¡ningún problema!
Esa también fue la tentación de quienes conocieron como era Jesús verdaderamente, su divinidad. Quedarse ahí arriba en el monte, lejos del mundo y sus complicaciones.
Muchas veces como cristianos tenemos esta misma actitud, nos resistimos a ocuparnos de la tarea que Jesús nos ha encomendado desde el mismo momento en que lo aceptamos en nuestro corazón.
En varias ocasiones en la historia del cristianismo algunos grupos se hicieron un mundo aparte en medio de la nada. Incluso hasta hoy hay conventos y monasterios en donde la gente vive en comunidades sin contacto con el mundo exterior.
Pero también hay comunidades evangélicas super cerradas que sólo se relacionan entre los miembros de la comunidad, se reúnen casi todos los días, escuchan radios y música cristianas, ven en toda persona de afuera un peligro, una presencia de Satanás, y hablan de la iglesia y el mundo como una oposición.
También la personas que no pertenecen a ninguna fe se hacen su mundo aparte, porque sienten que las noticias y el mundo que las rodea es demasiado duro, y entonces se encierran en su propia vida, sin compromiso social, sin sentirse parte de un todo.
Cualquiera sea la razón por la cual la persona se aísla, es verdad que no corre riesgos ni sufre por causa de otros, por comprometerse con quienes son más vulnerables, pero a la vez se pierde de una vida con un sentido más profundo, una vida en donde tiene la posibilidad de enriquecerse con la experiencia de otros, en donde cuanto más da más recibe.
Jesús nos llamó a zambullirnos en el mundo y sus complicaciones, a contagiar de vida, de su Espíritu, para que el mundo realmente sea el que Dios ha deseado desde la creación. Un mundo en donde como humanidad podamos vivir hermanados, sosteniéndonos mutuamente, dejemos el egoísmo de lado, en donde la codicia y la explotación no sean la moneda corriente. Es posible un mundo diferente, pero es necesario que salgamos de nosotros mismos y nos animemos al compromiso con las personas más vulnerables. Es necesario que pongamos las manos en el barro, en la arcilla, que no busquemos brillar, sino que la luz del Espíritu de Dios que habita en cada uno de nosotros sea el que brille. Amén.

Querido Jesús, a veces me pasa como a tus amigos, que tenían ganas de quedarse con vos en el monte y al resto que los parta un rayo, pero no, eso no sirve de nada porque tu misión ha sido y sigue siendo otra. Yo también, por mi fe, tengo un compromiso, una cuenta pendiente de ser luz y sal en este mundo. Ayudame a comprometerme cada día más con tu Reino, a ser coherente en palabras y obras. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

miércoles, 14 de febrero de 2018

18 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 25

“A ti, mi Señor, levantaré mi alma.
Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado.
¡No se alegren de mí mis enemigos!
Ciertamente, no será confundido ninguno de cuantos esperan en ti;
serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

Muéstrame, mi Señor, tus caminos;
enséñame tus sendas.
Encamíname en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;
en ti he esperado todo el día.

Acuérdate, mi Señor, de tus piedades y de tus misericordias,
que son perpetuas.
De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes.
Conforme a tu misericordia acuérdate, mi Señor, de mí,
por tu bondad.

Bueno y recto es mi Señor;
por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.
Encaminará a los humildes en la justicia
y enseñará a los mansos su carrera.
Todas las sendas de mi Señor son misericordia y verdad
para los que guardan su pacto y sus testimonios.

Por amor de tu nombre, mi Señor,
perdonarás también mi pecado, que es grande.
¿Quién es el hombre que teme a mi Señor?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.
Gozará él de bienestar
y su descendencia heredará la tierra.
La comunión íntima de mi Señor es con los que lo temen,
y a ellos hará conocer su pacto.
Mis ojos siempre se dirigen hacia mi Señor,
porque él saca mis pies de la red.

Mírame y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y afligido.
Las angustias de mi corazón se han aumentado;
sácame de mis congojas.
Mira mi aflicción y mi trabajo
y perdona todos mis pecados.
Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado
y con odio violento me aborrecen.
¡Guarda mi alma y líbrame!
No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado.
Integridad y rectitud me guarden,
porque en ti he esperado.

¡Redime, Dios, a Israel
de todas sus angustias!” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa la palabra “arrepentimiento” en la Biblia?
En la Biblia hay por lo menos dos términos que indistintamente fueron traducidos como "arrepentimiento" de los manuscritos originales del antiguo testamento, y por lo menos otros dos términos griegos de los textos originales del Nuevo Testamento. No obstante, hay casos en los que esos términos no indican lo mismo, y hay versos que por lo tanto pueden resultar confusos para la interpretación, debido a las traducciones bíblicas que no llegan a diferenciarlos.
En el Antiguo Testamento, un término es "nacham" o "nä•kham" (נָחַם) que significa "cambiar de parecer", mientras que "shub" (שׁוּב), indica el sentido antes ya mencionado de “volverse" o "retornar” de un mal camino pecaminoso. El término "nacham" aparece unas 40 veces aproximadamente en la concordancia hebrea, mientras que "shub" aparece más de 1.056 veces en el texto original del Antiguo Testamento. El uso del término "nacham" casi en todos los casos se aplica a Dios, y no al hombre; por lo cual, cuando se llega a decir en la Biblia que Dios “se arrepintió”, el texto bíblico se refiere al cambio de parecer sobre el castigo o el mal que Dios había dispuesto, propuesto o iniciado hacia el hombre impío, a menos de que este último se arrepintiese. "Nacham" por lo tanto, se refiere a la actitud de Dios hacia el hombre en función de una relación personal o la orientación de sus caminos por los que una persona anda.
La palabra hebrea na•jám, puede significar “sentir pesar; estar de duelo; arrepentirse” (Éx 13:17; Gé 38:12; Job 42:6), y también: “consolarse” (2Sa 13:39; Eze 5:13), “liberarse” o “desembarazarse (por ej.: de los enemigos). (Isa 1:24.) Sea que se refiera a sentir pesar o a sentir consuelo, el término hebreo implica un cambio en la actitud mental o el sentir de la persona.
Por su parte, el término "shub" se refiere a cambiar una persona el rumbo de sus caminos y alejarse del pecado por el que se andaba previamente, acompañado de gran contracción. Éste es el caso de Job 42:6 donde Job escribió “Por tanto me aborrezco, y me arrepiento en el polvo y en la ceniza”, y el caso de Números 23:19 donde se dice que "Dios no es hombre, para que mienta, ni hijo de hombre, para que se arrepienta", donde el uso del término quiere decir que Dios no puede volverse de algún camino pecaminoso, dado que Dios siempre ha sido Santo y nunca ha pecado. En otras palabras, Dios, como deidad perfecta, no cambia en su naturaleza esencial (Malaquías 3:6, Hebreos 13:8), lo que cambia es la relación y la actitud de ira o misericordia, bendición o juicio que tiene hacia el hombre.
En los manuscritos originales del Nuevo Testamento, las palabras griegas traducidas como arrepentimiento son 'metanoia' (con su forma verbal 'metanoeo') y 'metamelomai'; de las cuáles metanoeo (arrepentirse) es usada predominantemente para referir un cambio moral radical en el modo de creer y en el modo de actuar. Metanoia aparece unas 22 veces, a menudo relacionado con la salvación, mientras que metanoeo aparece unas 34 veces.
En griego se usan dos verbos en conexión con el arrepentimiento: me•ta•no•é•ō y me•ta•mé•lo•mai. El primero se compone de me•tá, “después”, y no•é•ō (relacionado con nous, mente, disposición o consciencia moral), que significa “percibir; discernir; captar; darse cuenta”. Por consiguiente, el significado literal de me•ta•no•é•ō es “conocer después” (en contraste con “pre-conocer”), y se refiere a un cambio en la manera de pensar, la actitud o el propósito de una persona.
https://es.wikipedia.org/wiki/Arrepentimiento

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:12-15

“Luego el Espíritu lo impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días. Era tentado por Satanás y estaba con las fieras, y los ángeles lo servían.
Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Para un equilibrio en la vida es importante apoyarse en tres patas: el diálogo con Dios, la introspección o diálogo con uno mismo, y la relación con los demás en coherencia con las dos patas anteriores, buscando mejorar el entorno.
Cada una de las patas, como he decidido denominarlas hoy, deben ser del mismo largo, no puedo dedicarle o priorizar ninguna de ellas, porque automáticamente se desequilibraría.
La oración o el diálogo con Dios, es un cable a lo trascendente, que es más fuerte y más perfecto que lo humano. En ese espacio es donde puedo soñar, puedo creer que es posible todo, si lo emprendo con la certeza de que no estoy sola, que Dios me acompaña. Con Dios me cargo las pilas, puedo se frágil y débil, compartir mis miedos y dudas, puedo descansar en la certeza de que está a mi lado y me protege.
La introspección o diálogo conmigo misma, me sincero, veo cuales son mis fortalezas y mis debilidades. Asumo que no siempre tengo ganas, que el egoísmo me absorbe y que muchas veces desearía no involucrarme en los problemas y quedarme en mi comodidad. En el diálogo conmigo misma leo, me instruyo, medito, busco, reflexiono, me fortalezco para tener claro lo que quiero y adónde voy.
La parte más complicada es la de mi compromiso con el otro, con mi prójimo, en donde seguramente muchas veces voy a chocar o incluso correr peligro si me comprometo con la vida, si lo que busco es hacer algo para mejorar el lugar en donde vivo, y que esta mejora signifique un cambio en la calidad de vida de las personas que me rodean.
El punto es que si logro el equilibrio de estas tres dimensiones, estas tres patas, mi vida realmente va a ser plena, feliz. Mi vida tendrá sentido y coherencia, sentiré la libertad que me da una fe madura en donde yo soy la artífice de mi vida, elijo lo que quiero hacer y cómo, y me hago responsable también de la sociedad que comparto con las personas que me rodean. Es verdad que seguramente esto mismo me traerá problemas, que me equivocaré también, que en ocasiones me sentiré frustrada o decepcionada, pero es parte de lo mismo, es parte de la vida.
Pero vale la pena, porque me permite ser yo misma y no parte de una masa que le es funcional a los gobernantes y los que están en el poder. Pensalo. Seguramente es la mejor propuesta que has tenido hace tiempo: no tenés que llamar a ningún número, ni participar de ningún sorteo, sólo lo tenés que comenzar a practicar como estilo de vida. Junto con Dios, claro. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por enseñarme lo importante que es retirarme un poco aparte antes de emprender una tarea complicada! ¡Gracias por ayudarme a percibir que si me pongo en las manos de Dios todo es más fácil! ¡Gracias por tu ejemplo de coherencia y entrega! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

sábado, 10 de febrero de 2018

11 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 32

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada 
y cubierto su pecado.

Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.

Mientras callé, se envejecieron mis huesos 
en mi gemir todo el día,

porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano; 
se volvió mi verdor en sequedades de verano.

Mi pecado te declaré 
y no encubrí mi iniquidad. 
Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor», 
y tú perdonaste la maldad de mi pecado.

Por esto orará a ti todo santo 
en el tiempo en que puedas ser hallado; 
ciertamente en la inundación de muchas aguas 
no llegarán estas a él.

Tú eres mi refugio; 
me guardarás de la angustia; 
con cánticos de liberación me rodearás.

«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar;
sobre ti fijaré mis ojos.

No sean como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento, 
que han de ser sujetados con cabestro y con freno, 
porque si no, no se acercan a ti».

Muchos dolores habrá para el impío; 
mas al que espera en mi Señor, lo rodea la misericordia.

Alégrense en mi Señor y gócense, justos; 
¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.

Curiosidades

¿Cómo eran las vestimentas sacerdotales en los tiempos bíblicos?

La Torá establece los vestidos específicos que deben llevar los sacerdotes israelitas al ejercer su ministerio en el Tabernáculo: « Y haréis vestidos sagrados para Aarón, vuestro hermano, para la decencia y belleza de su oficio » (Éxodo 28:2). Estos vestidos están descritos en detalle en Éxodo 28, Éxodo 39 y Levítico 8. El sumo sacerdote llevaba ocho prendas de vestir sagradas o bigdei kódesh. Cuatro de ellas eran idénticas a aquellas que portaban todos los demás sacerdotes, pero cuatro adicionales le eran propias en exclusividad. La apariencia del Sumo sacerdote de Israel presentaba atributos comparables a aquellos propios de la era realeza hebrea.
Comunes a todos los sacerdotes israelitas eran las siguientes prendas de vestir:
Mijnasáim, especie de pantalones de lino hasta las rodillas « para cubrir su desnudez » (Éxodo 28:42).
Któnet: túnica hecha de lino puro de cuerpo entero, cubriendo desde el cuello hasta los pies, con mangas hasta las muñecas. La del sumo sacerdote estaba bordada (Éxodo 28:39); las de los sacerdotes eran más sencillas (Éxodo 28:40).
Avnet (cinturón): el del sumo sacerdote era de lino sin defecto, con bordados trabajados en azul, púrpura y escarlata (Éxodo 28:39, 39:29); los de los sacerdotes eran de lino blanco retorcido. Rodeaba a la túnica.
Mitznéfet (especie de turbante, de lino): aquella del Sumo sacerdote era mayor que las portadas por los demás sacerdotes. En el caso del Sumo sacerdote el lino era enrollado para formar una especie de turbante ancho (análogo en apariencia a un actual sombrero de cocinero), con techo plano. Aquellas de los demás sacerdotes tomaban forma cónica; a cada una de ellas se la conocía como migbahat.
Tejidas de lino fino, las cuatro prendas mencionadas eran vestidas también por el Sumo sacerdote, quien, además, poseía otras cuatro que le eran reservadas en exclusividad y a las que portaba sobre las cuatro anteriores:
Me'il (manto del efod): un largo vestido sin mangas, tejido de púrpura violeta, cuyo dobladillo inferior estaba bordado con campanillas de oro, alternando con bellotas de lino y de lana, en forma de granadas, en azul, púrpura y escarlata.
Efod: un chaleco o delantal ricamente bordado, retenido por dos piedras de ónice en los hombros. Los nombres de las doce tribus de Israel estaban grabados sobre estas dos piedras, seis en cada piedra.
Jóshen (pectoral): fijado por delante del efod, estaba adornado por doce piedras preciosas, cada una, grabada con el nombre de una de las tribus israelitas. Consistía en una tableta cuadrada de oro, donde el Sumo sacerdote portaba los Urim y Tumim.
Tzitz (corona), o Nezer (lámina): placa de oro exhibiendo la inscripción "קדש ליהוה" (qodesh le-YHWH), « Consagrado al Eterno ». Estaba fijada a la parte delantera de la mitznefet por un hilo de púrpura violeta, de modo que reposaba sobre la frente del Sumo sacerdote.
https://es.wikipedia.org/wiki/Sumo_sacerdote_de_Israel

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:40-45

“Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo:
- Si quieres, puedes limpiarme.
Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:
- Quiero, sé limpio.
Tan pronto terminó de hablar, la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio. Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente:
- Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.
Pero, al salir, comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Como cristianos vivimos entre la obediencia y la desobediencia a Dios.
Pero muchas veces en esta tensión confundimos lo importante y lo secundario. Muchas veces priorizamos los dogmas de la Iglesia por encima de las Escrituras, como si ambas fueran Palabra de Dios... no logramos discernir entre nuestros conceptos humanos y nuestras leyes y la Ley de Dios.
Jesús dejó bien claro a lo largo de su vida por la tierra que lo principal es el Amor, y cómo el amor fraterno es más importante que cualquier otra "ley".
Moisés había dejado una serie de leyes de convivencia y demás, como para ordenar y proteger a la sociedad israelita. Por esa razón, como lo muestra el texto, una persona enferma de lepra vivía aparte, porque era la única forma que encontraban de que no contagiara la enfermedad, y también, una vez sanados debían presentarse a los sacerdotes para que "oficialmente" fueran considerados sanos... como un certificado del alta hoy.
El texto hoy muestra cómo la persona sanada no cumple con la ley de Moisés, sino que en vez de presentarse en el templo, sale corriendo entre la gente contando lo que Jesús había hecho con él. Desconoce al templo como autoridad, para considerar a Jesús como La autoridad.
De la misma manera, como cristianos, anteponemos el mandato del Amor por encima de la ley del país en que vivimos, y si alguna decisión del gobierno va en contra del Amor y de la defensa de la Vida, obedecemos a Dios, a Cristo, pero a la vez desobedecemos el mandato de Dios también, de obedecer a los gobernantes como buenos cristianos.
Lo importante es lograr discernir cuál es la prioridad. Amen.

Querido Jesús, ayudame a discernir las prioridades, a obedecerte en lo esencial de tu mensaje de amor y no perderme en los detalles. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 2 de febrero de 2018

4 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 147

“Alaben a Jah,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.
Mi Señor edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.
Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.
Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.
Grande es el Señor nuestro, y mucho su poder,
y su entendimiento es infinito.
Mi Señor exalta a los humildes
y humilla a los impíos hasta la tierra.

Canten a mi Señor con alabanza,
canten con arpa a nuestro Dios.
Él es quien cubre de nubes los cielos,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.
Él da a la bestia su mantenimiento
y a los hijos de los cuervos que claman.
No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.
Se complace mi Señor en los que lo temen
y en los que esperan en su misericordia.

¡Alaba a mi Señor, Jerusalén;
Sión, alaba a tu Dios!,
porque fortificó los cerrojos de tus puertas;
bendijo a tus hijos dentro de ti.
Él da en tus territorios la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra;
velozmente corre su palabra.
Da la nieve como lana
y derrama la escarcha como ceniza.
Echa su hielo como pedazos;
ante su frío, ¿quién resistirá?
Enviará su palabra y los derretirá;
soplará su viento y fluirán las aguas.
Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.
No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;
y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.

¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades

¿Cómo era la Medicina Hebrea Antigua?

Las fuentes que se tienen para hablar acerca de la medicina hebrea antigua son:

  • La Biblia: La cual representa un documento histórico-cultural. Contiene mitos, leyendas, sermones y fragmentos poéticos con referencia a enfermedades y reglas higiénicas. Moisés hace referencia constantemente a los temas ligados a la salud y enfermedad.
  • El Talmud: libro santo judío
  • Los escritos de Flavio Josefo, (37-100 d. De. C). Historiador judío, Autor de Antigüedades Judaicas y Contra Apion.

El monoteísmo hace que la medicina sea teúrgica: Jehová responde por la salud y por la enfermedad. El monoteísmo en general significa un avance: facilitó el desarrollo de la ciencia al concentrarse el hombre en una sola idea. Terminó con la noción de un dios para cada fenómeno de la naturaleza y cada circunstancia de la vida como lo postulaba el politeísmo. Esto permitió el estudio y la indagación del origen de cada cosa.
La enfermedad puede ser también una prueba divina como en el caso de Job: “Entonces salió Satanás de la presencia de Jehová, e hirió a Job con una sarna maligna desde la planta del pie hasta la coronilla de la cabeza (Job 2:7)
Los hebreos adoptaron los preceptos médicos de los pueblos con los cuales tuvieron contacto: Mesopotámia, Egipto y Grecia
En higiene la Biblia reglamenta los baños, la limpieza antes de la oración y las comidas, comportamiento de los recién casados, el aislamiento de los enfermos, la forma de liberarse de los excrementos enterrándolos; etc. En Levítico 13-2 se dice: “Cuando el hombre tuviese en su piel hinchazón, o erupción, o mancha blanca, y hubiera en la piel de su cuerpo como llaga de lepra, será traído a Aarón el sacerdote o a uno de sus hijos los sacerdotes.”
En Anatomía: Conocían las partes del cuerpo humano, pero sobre todo la de los animales. En el Talmud se habla del número total de los huesos del hombre. En la Biblia se cataloga a la sangre como el centro de la vida.
Cirugía: practicaron por razones higiénicas y religiosas la circuncisión. En levítico 12-3 se escribe: “Y al octavo día se circuncidara al niño”. El médico era llamado Rophe, y el cirujano era el Uman. Practicaron además cesáreas, amputaciones, trepanaciones, sangrías y castraciones.
En obstetricia, se mencionan en diversos pasajes bíblicos a las parteras. En Levítico 12-2 se dan recomendaciones para las parturientas: “habló Jehová a Moisés, diciendo: habla a los hijos de Israel Y diles: la mujer cuando conciba y dé a luz varón, será inmunda siete días; conforme a los días de su menstruación será inmunda.
El aborto se castigaba con la muerte
Utilizaban como medicamento la mandrágora, bálsamos, aceites, gomas, esencias, frutos y narcóticos.
En la Biblia hay referencias a enfermedades como la lepra, epidemias de peste, rabia, enfermedades venéreas, perversiones sexuales como zoofilia, sodomía y onanismo.
Publicado por Carlos E Alvia V a las 5:44 p. m.
http://diagnostico-x.blogspot.com.ar/2010/03/medicina-hebrea-antigua.html

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:29-39

“Al salir de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente se le pasó la fiebre y los servía.
 Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, le llevaron a todos los enfermos y endemoniados. Toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque lo conocían.
Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba. Lo buscó Simón y los que con él estaban, y hallándolo, le dijeron:
—Todos te buscan.
Él les dijo:
—Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido.
Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Por qué buscamos a Dios o qué queremos de él?
Una gran pregunta…
Generalmente cuando estamos con problemas, sobre todo nuestra salud o la de un ser querido. Esos son los momentos que pedimos a Dios que sane o que, si la cosa es grave, que se lleve a la persona que está desahuciada.
Muchas veces tengo la impresión que no dejamos de ser como la gente que seguía a Jesús buscando sus milagros…
¿Pero fue para eso que Jesús vino al mundo?
¿Qué esperamos de él, de Dios?
Es verdad que los milagros existen y que Dios interviene como lo hizo Jesús en su paso por la tierra, pero no fue lo más importante, ni debe ser lo que buscamos. La fe es mucho más que eso, que creer que los milagros existen.
En su paso por la tierra Jesús nos propuso y nos mostró una nueva forma de vivir. Una vida libre de las ataduras que nosotros mismos nos hemos impuesto en la sociedad que hemos formado. Una vida en el amor, sin preconceptos, discriminación, explotación ni esclavitud. Una vida en donde confiemos en Dios y toda su creación que es suficiente para que tengamos lo necesario para vivir una vida digna, que no hace falta acumular riquezas. Pero también nos dejó claro que si uno acumula a otro le falta.
Muchos de los milagros que le pedimos a Dios podrían resolverse fácilmente si cambiamos nuestra forma de vivir, si vemos en los demás personas igual a nosotros, con necesidades y sueños.
¿Y la salud? Ese es un tema aparte… ¿Qué es estar sano o qué es estar enfermo?
Tal vez nos equivoquemos a la hora de pedir una salud que sólo pasa por el cuerpo. Amén.

Querido Jesús, ayudame darme cuenta lo verdaderamente necesario, a no ver en vos al milagrero, al que me soluciona todas las cosas. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.