viernes, 30 de enero de 2015

1 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 95

“¡Vengan, aclamemos alegremente a mi Señor!
¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!
¡Lleguemos ante su presencia con alabanza!
¡Aclamémoslo con cánticos!,
porque mi Señor es Dios grande,
el gran Rey sobre todos los dioses.
En su mano están las profundidades de la tierra
y las alturas de los montes son suyas.
Suyo también el mar, pues él lo hizo,
y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos;
arrodillémonos delante de mi Señor, nuestro hacedor,
porque él es nuestro Dios;
nosotros, el pueblo de su prado
y ovejas de su mano.

Si oyen hoy su voz,
«No endurezcan su corazón, como en Meriba,
como en el día de Masah en el desierto,
donde me tentaron sus padres,
me probaron y vieron mis obras.
Cuarenta años estuve disgustado con la nación,
y dije: “Es pueblo que divaga de corazón
y no han conocido mis caminos.”
Por tanto, juré en mi furor
que no entrarían en mi reposo.»”
Amén.

Curiosidades

¿Cómo eran las sinagogas en los tiempos de Jesús?
En el s.I dC. Había sinagogas en todos los lugares donde residían judíos. Las grandes ciudades como Jerusalén y Alejandría tenían numerosas sinagogas. Según la leyenda había 394 sinagogas en Jerusalén cuando Tito destruyó la ciudad en 70 dC.; otras fuentes estiman que había 480.
Los evangelios hablan de las sinagogas de Nazaret y Capernaum como lugares en donde ministró nuestro Señor. El apóstol Pablo las encontró en todos los lugares que visitó: Palestina, Asia menor y Grecia. Según el Talmud, había que construir las sinagogas en terreno elevado o más alto que las casas que circundaban. Los indicios arqueológicos confirman esta práctica en Palestina. Con toda probabilidad se construyeron las sinagogas según el modelo del templo de Jerusalén. A. Edersheim dice que la disposición interior “es, generalmente, la de dos columnatas dobles, que parecerían haber formado el cuerpo de la sinagoga, y las galerías al E y al O probablemente fueron utilizadas como pasillos. La distancia entre las columnas es muy pequeña, nunca mayor de 3 m”.
Había un arca portátil en la que guardaban los rollos de la Ley y los Profetas, arca que se encontraba frente a la entrada del edificio. Se llevaba el arca en procesión en los días de ayuno. Ante el arca y frente a los fieles s encontraban “las primeras sillas” para los líderes religiosos y las autoridades de la sinagoga. Se leía la ley desde una bemâ o plataforma. Se pueden ver las ruinas de tales edificios en Tell Hum (probablemente en donde se encontraba la antigua Capernaum), Nebartim y otros sitios. Los restos muestran la influencia de un estilo grecorromano. Los ornamentos de las sinagogas eran hojas de parra, el candelero de siete brazos, el cordero pascual y el recipiente del maná. Los asientos ubicados creca del pupitre desde el cual se leía eran los más honorables. Maimónides dice que “ponían una plataforma en el medio del edificio, de modo que pudiera subir a ella el que leía la ley, o el que pronunciaba las palabras de exhortación al pueblo, y que todos pudieran oírlo”. Los hombres se sentaban aparte de las mujeres.
La “gran sinagoga” de la tradición puede haber sido organizada por Nehemías alrededor del 400 aC. Se dice que tenía 120 miembros, que se ocupaban de estudiar la ley de Moisés y transmitirla. El sanedrín la sucedió. Hay dudas sobre la existencia de esa gran sinagoga, porque los apócrifos, Josefo, y Filón no mencionan dicho cuerpo. Sin embargo, el silencio no es concluyente en cuanto a la existencia de dicho consejo.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1303)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:21-28

Entraron en Capernaúm, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu impuro, que gritó:
—¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.
Entonces Jesús lo reprendió, diciendo:
—¡Cállate y sal de él!
Y el espíritu impuro, sacudiéndolo con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo:
—¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es ésta, que con autoridad manda aun a los espíritus impuros, y lo obedecen? Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es lo que le da autoridad a una persona?
En realidad hay muchas formas de imponerse, de poder: el temor, el dinero, la demagogia. Todas estas formas han sido utilizadas y lo siguen siendo, por los políticos. Pero es una autoridad que no tiene que ver con el respeto, con la admiración. Tiene que ver con qué medida afecta a la gente, en qué medida les conviene, cuanto provecho pueden casar o de qué manera se pueden salvar.
La autoridad verdadera se gana, no se impone. Esto es muy importante para comprender el concepto que estoy tratando de compartir con ustedes.
Cuando una persona es coherente entre lo que dice y lo que hace, cuando se respeta a sí misma y a los demás, va construyendo  la autoridad, el respeto de los demás. Es una autoridad que no busca, sino que gana, que adquiere como consecuencia de su vida. Es una autoridad que no se pierde en la medida que siga la línea de conducta que le permitió llegar a ese lugar.
Esta autoridad, si bien le da poder a la persona que la tiene, no la aprovecha para su propio beneficio, ni hace alarde de ella, sólo es parte de su vida. Esto es lo que provocó Jesús en sus tiempos, y muchos líderes como Martin Luther King, Mahatma Ghandi o Nelson Mandela. Personas que no se embriagaron con esa autoridad ganada.
¡Es tan triste ver cuando una persona se enamora de sí misma, descubre el poder sobre la gente a partir de su autoridad! Porque en ese mismo momento se derrumba todo lo construido. Es cuando la persona “se la cree” como decimos.
Lo que entra el juego en ese momento, el momento en que pierde la perspectiva y se siente mejor que el resto de la gente, es que se siente Dios. Deja los principios que lo llevaron a construir su autoridad y pasa a tratar de eternizarse en ese lugar. Es como que toma conciencia de su poder y a la vez, inconscientemente siente un placer que no quiere perder. Ese es el principio del fin.
A Jesús lo admiraban porque hablaba como quien tiene autoridad, porque era coherente en palabras y obras. Como cristianos y cristianas somos llamados a ser coherentes también, en la medida de lo posible, para así tener la autoridad, no relacionada con el poder, sino con el testimonio de Cristo.
Busquemos ese camino, pidámosle a Dios el camino de la coherencia, pero a la vez, que el reconocimiento de la gente, si se da, no nos envanezca y perdamos el rumbo, el centro. Porque ese sólo es Cristo Jesús. Amén.

Querido Jesús, vos supiste siempre ubicarte en el lugar preciso, actuando como Dios esperaba sin envanecerte. Ayudame a lograr una coherencia en palabras y obras sin que esto mismo me haga sentir mejor que las demás personas, sino que esto produzca en mí un agradecimiento constante a Dios. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.