viernes, 27 de marzo de 2015

29 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 22:7-23

“… Todos los que me ven se burlan de mí;
tuercen la boca y menean la cabeza, diciendo:
«Se encomendó a mi Señor, líbrelo él;
sálvelo, puesto que en él se complacía.»

Pero tú eres el que me sacó del vientre,
el que me hizo estar confiado
desde que estaba en el regazo de mi madre.
A ti fui encomendado desde antes de nacer;
desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.
No te alejes de mí,
porque la angustia está cerca
y no hay quien me ayude.

Me han rodeado muchos toros;
fuertes toros de Basán me han cercado.
Abrieron contra mí su boca
como león rapaz y rugiente.

He sido derramado como el agua
y todos mis huesos se descoyuntaron.
Mi corazón fue como cera,
derritiéndose dentro de mí.
Como una maceta se secó mi vigor
y mi lengua se pegó a mi paladar.
¡Me has puesto en el polvo de la muerte!

Perros me han rodeado;
me ha cercado una banda de malignos;
desgarraron mis manos y mis pies.
¡Contar puedo todos mis huesos!
Entre tanto, ellos me miran y me observan.
Repartieron entre sí mis vestidos
y sobre mi ropa echaron suertes.

Mas tú, mi Señor, ¡no te alejes!
Fortaleza mía, ¡apresúrate a socorrerme!
Libra de la espada mi alma,
del poder del perro mi vida.
Sálvame de la boca del león
y líbrame de los cuernos de los toros salvajes.

Anunciaré tu nombre a mis hermanos;
en medio de la congregación te alabaré.
Los que temen a mi Señor, ¡alabenlo!
¡Glorifíquenlo, descendencia toda de Jacob!
¡Témanlo ustedes, descendencia toda de Israel!...”
Amén.

Curiosidades

¿Cómo era la crucifixión?
Cuando se condenaba a un criminal, era costumbre azotar a la víctima con el flagellum, que era un látigo con correas de cuero. Luego se le hacía llevar la viga transversal (patibulum), como un esclavo, hasta el lugar de su tortura y muerte siempre fuera de la ciudad, mientras un heraldo iba delante de él con el “título”, o sea la acusación escrita. Fue ese patibulum, no toda la cruz, lo que Jesús no pudo llevar a causa de su debilidad, y que Simón de Cirene llevó en su lugar. Se desnudaba completamente al condenado, se lo colocaba en tierra con la viga transversal debajo de los hombros, y se ataban o clavaban allí los brazos o las manos. Luego se levantaba esta viga y se la fijaba en el poste vertical hasta que los pies de la víctima, que entonces se ataban o clavaban, apenas dejaban de tocar el suelo, y no alto como se ve frecuentemente en las ilustraciones. Una clavija (sedile) proyectada hacia adelante generalmente soportaba la mayor parte del peso del cuerpo del condenado, que se sentaba a horcajadas en la misma. Luego se dejaba a la víctima para que muriera de sed y agotamiento. A veces s aceleraba la muerte mediante el crucifragium o quebradura de piernas.
Al parecer el método de crucifixión variaba en diferentes partes del imperio romano. Los escritores seculares de la época evitaban relatar detalladamente esta forma de castigo, la más cruel y degradante de aquella época. Pero recientes hallazgos arqueológicos en Judea han arrojado luz al respecto. Cerca de Jerusalén, en 1968, se ha encontrado un osario que contenía huesos de un hombre joven crucificado en los mismos tiempos de Jesús. Los brazos del joven fueron clavados al patibulum, el peso del cuerpo posiblemente lo soportaba una plancha (sedecula) clavada al simplex, el poste vertical, como soporte de las nalgas. Las piernas estaban dobladas en las rodillas y vueltas hacia atrás, de modo que las patorrillas estaban paralelas al patibulum o travesaño, con los tobillos por debajo de las nalgas. Un clavo de hierro atravesaba ambos talones, con el pie derecho encima del izquierdo. Un fragmento indica que la cruz era de madrea de olivo. Ambas piernas habían sido quebradas, presumiblemente por un fuerte golpe.
Si Jesús murió de la misma forma, seguramente sus piernas no estaban completamente extendidas como tradicionalmente nos muestra el arte cristiano.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.327)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 15:6-39

En el día de la Fiesta les soltaba un preso, cualquiera que pidieran. Y había uno que se llamaba Barrabás, preso con sus compañeros de motín que habían cometido homicidio en una revuelta. Viniendo la multitud, comenzó a pedir que hiciera como siempre les había hecho. Pilato les respondió diciendo:
—¿Quieren que les suelte al Rey de los judíos?, porque sabía que por envidia lo habían entregado los principales sacerdotes. Pero los principales sacerdotes incitaron a la multitud para que le soltara más bien a Barrabás. Respondiendo Pilato, les dijo otra vez:
—¿Qué, pues, quieren que haga del que llaman Rey de los judíos?
Y ellos volvieron a gritar:
—¡Crucifícalo!
Pilato dijo:
—¿Pues qué mal ha hecho?
Pero ellos gritaban aun más:
—¡Crucifícalo!
Pilato, queriendo satisfacer al pueblo, les soltó a Barrabás, y entregó a Jesús, después de azotarlo, para que fuera crucificado.
Entonces los soldados lo llevaron dentro del atrio, esto es, al pretorio, y reunieron a toda la compañía. Lo vistieron de púrpura, le pusieron una corona tejida de espinas y comenzaron a saludarlo:
—¡Salve, Rey de los judíos!
Le golpeaban la cabeza con una caña, lo escupían y, puestos de rodillas, le hacían reverencias. Después de haberse burlado de él, le quitaron la púrpura, le pusieron sus propios vestidos y lo sacaron para crucificarlo.
Obligaron a uno que pasaba, Simón de Cirene, padre de Alejandro y de Rufo, que venía del campo, a que le llevara la cruz.
Y lo llevaron a un lugar llamado Gólgota, (que significa: «Lugar de la Calavera»). Le dieron a beber vino mezclado con mirra, pero él no lo tomó. Cuando lo crucificaron, repartieron entre sí sus vestidos, echando suertes sobre ellos para ver qué se llevaría cada uno.
Era la hora tercera cuando lo crucificaron. El título escrito que señalaba la causa de su condena era: «El Rey de los Judíos». Crucificaron también con él a dos ladrones, uno a su derecha y el otro a su izquierda. Así se cumplió la Escritura que dice: «Y fue contado con los pecadores». Los que pasaban lo insultaban, meneando la cabeza y diciendo:
—¡Bah! tú que derribarías el Templo de Dios y en tres días lo reedificarías, sálvate a ti mismo y desciende de la cruz.
De esta manera también los principales sacerdotes, burlándose, se decían unos a otros, con los escribas:
—A otros salvó, pero a sí mismo no se puede salvar. ¡El Cristo! ¡Rey de Israel! ¡Que descienda ahora de la cruz, para que veamos y creamos!
También los que estaban crucificados con él lo insultaban.
Cuando vino la hora sexta, hubo tinieblas sobre toda la tierra hasta la hora novena. Y a la hora novena Jesús clamó a gran voz, diciendo:
—¡Eloi, Eloi!, ¿lama sabactani? (que significa: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has desamparado?”).
Algunos de los que estaban allí decían, al oírlo:
—Miren, llama a Elías.
Corrió uno y, empapando una esponja en vinagre, la puso en una caña y le dio a beber, diciendo:
—Dejen, veamos si viene Elías a bajarlo.
Pero Jesús, lanzando un fuerte grito, expiró. Entonces el velo del Templo se rasgó en dos, de arriba abajo. Y el centurión que estaba frente a él, viendo que después de clamar había expirado así, dijo:
—¡Verdaderamente este hombre era Hijo de Dios!Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es más fácil dejarse llevar por la turba, por las multitudes que pensar con cabeza propia. Es más fácil y menos comprometido.
Jesús iba a morir cruentamente... solo… estaba escrito y era su misión… porque tenía que vencer a la muerte con su resurrección.
Pero aún siguen muriendo física o socialmente personas que se animan a pensar con cabeza propia y a luchar por la dignidad humana en contra de los grandes poderes e intereses sociopolíticos.
En general no muchos se animan a nadar contra la corriente, pero Jesús nos invita a hacerlo. Este tiempo de reflexión y de preparación de la Pascua nos invita a animarnos al desafío porque a partir de la cruz y la resurrección la muerte no es el final, sino que hay Vida en abundancia para los y las que se animan.
Pensar con cabeza propia, no seguir las multitudes, animarse a ser diferente y vivir una vida en coherencia con la fe en Cristo. Todo un desafío pero no imposible. ¿Te animás? Amén.

Querido Jesús, cuando leo los relatos de tu muerte me doy cuenta de tu amor por la humanidad y tu coherencia. Ayudame a seguir tus pasos, pasos de vida y entrega. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 20 de marzo de 2015

22 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 51

“Ten piedad de mí, Dios,
conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.
¡Lávame más y más de mi maldad
y límpiame de mi pecado!,

porque yo reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre delante de mí.
Contra ti, contra ti sólo he pecado;
he hecho lo malo delante de tus ojos,
para que seas reconocido justo en tu palabra
y tenido por puro en tu juicio.
En maldad he sido formado
y en pecado me concibió mi madre.
Tú amas la verdad en lo íntimo
y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.

Purifícame con hisopo y seré limpio;
lávame y seré más blanco que la nieve.
Hazme oír gozo y alegría,
y se recrearán los huesos que has abatido.
Esconde tu rostro de mis pecados
y borra todas mis maldades.

¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí!
No me eches de delante de ti
y no quites de mí tu santo espíritu.
Devuélveme el gozo de tu salvación
y espíritu noble me sustente.

Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos
y los pecadores se convertirán a ti.
Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
cantará mi lengua tu justicia.

Señor, abre mis labios
y publicará mi boca tu alabanza,
porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
no quieres holocausto.
Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Haz bien con tu benevolencia a Sión.
Edifica los muros de Jerusalén.
Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.”
Amén.

Curiosidades

¿A quiénes llamaban “griegos” en el Nuevo Testamento?

Dos palabras se usaban en el Nuevo Testamento: hellenes y hellenistai. El término hellenes se refiere a los habitantes de Grecia o sus descendientes. También se lo aplica como virtual equivalente a “gentil”, para describir a los que no son de origen judío.
El término hellenistai es un problema. Sólo aparece en Hechos. La objeción a la interpretación tradicional de hellenistai como “judíos de habla griega” es que Pablo, que hablaba griego, se llamaba a sí mismo hebraicos, que en Hechos 6 hace el contraste con hellenistai. Varias alternativas se han ofrecido: por ejemplo judíos que solamente hablaban griego; judíos de la diáspora que hablaban griego y vivían en Palestina, judíos “no conformitas” bajo la influencia del helenismo y notorios por su oposición al templo.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.566)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 12:20-36

Había ciertos griegos entre los que habían subido a adorar en la fiesta. Estos, pues, se acercaron a Felipe, que era de Betsaida de Galilea, y le rogaron, diciendo:
—Señor, queremos ver a Jesús.
Felipe fue y se lo dijo a Andrés; entonces Andrés y Felipe se lo dijeron a Jesús. Jesús les respondió diciendo:
—Ha llegado la hora para que el Hijo del hombre sea glorificado. De cierto, de cierto les digo que si el grano de trigo que cae en la tierra no muere, queda solo, pero si muere, lleva mucho fruto. El que ama su vida, la perderá; y el que odia su vida en este mundo, para vida eterna la guardará. Si alguno me sirve, sígame; y donde yo esté, allí también estará mi servidor. Si alguno me sirve, mi Padre lo honrará.
»Ahora está turbada mi alma, ¿y qué diré? ¿Padre, sálvame de esta hora? Pero para esto he llegado a esta hora. Padre, glorifica tu nombre.
Entonces vino una voz del cielo: «Lo he glorificado, y lo glorificaré otra vez.»  Y la multitud que estaba allí y había oído la voz, decía que había sido un trueno. Otros decían:
—Un ángel le ha hablado.
Respondió Jesús y dijo:
—No ha venido esta voz por causa mía, sino por causa de ustedes. Ahora es el juicio de este mundo; ahora el príncipe de este mundo será echado fuera. Y yo, cuando sea levantado de la tierra, a todos atraeré a mí mismo.
Esto decía dando a entender de qué muerte iba a morir. Le respondió la gente:
—Nosotros hemos oído que, según la Ley, el Cristo permanece para siempre. ¿Cómo, pues, dices tú que es necesario que el Hijo del hombre sea levantado? ¿Quién es este Hijo del hombre?
Entonces Jesús les dijo:
—Aún por un poco de tiempo la luz está entre ustedes; anden entretanto que tienen luz, para que no les sorprendan las tinieblas, porque el que anda en tinieblas no sabe a dónde va. Entre tanto que tienen la luz, crean en la luz, para que sean hijos de luz.Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Hasta qué punto estoy dispuesta a escuchar a Dios?
¿Cómo está mi fe?
¿Puedo ver la presencia de Dios en mi vida, en el mundo?
Como Pastora muchas veces me toca escuchar a personas que se resisten a ver cómo Dios actúa en este mundo tan revolucionado en el que estamos viviendo. Esperan la magia, esperan algo sobrenatural.
Lo que para algunos es un trueno para otros es Dios que está hablando, lo que para algunos es suerte, para otros es un milagro.
Todo depende cuánto está Dios en nuestras vidas, hasta qué punto permitimos que Dios actúe y se presente en nuestras vidas.
Pero a la vez, a la hora de la tragedia siempre la pregunta es ¿por qué Dios permite esto? ¿dónde está Dios?
Detrás de cada tragedia hay responsabilidades humanas: negligencia, distracción, cansancio, excesos, violencia… pero también está la naturaleza que nos muestra su fuerza y nos pone en nuestro lugar, nos ubica en nuestra pequeñez y fragilidad.
Hay muchas personas que buscan a Dios, que buscan a Jesús, pero ¿qué buscan?
A veces estas personas buscan algo que no es, no se dan cuenta que Dios ha creado a la humanidad como sus colaboradores más importantes y que somos las personas las que en mayor parte somos sus herramientas, y ahí está el milagro, ahí está su Presencia.
Personalmente me parece maravilloso. Me parece hermoso que con Dios podamos trabajar en equipo, porque el haber sido creados ya imagen y semejanza suya no es poca cosa, más bien es un orgullo.
El punto es hasta dónde estamos dispuestos a poner de nuestro tiempo, nuestro esfuerzo nuestros recursos, para la obra de Dios, para su Reino, para que este mundo que vamos destruyendo de a poco con nuestras mezquindades, pueda ser un lugar mejor y con espacio para todos y todas.
Esto depende de vos y de mí y de todas las personas que escuchen a Dios en vez de un trueno y vean un milagro, la mano de Dios en vez de un simple azar, una buena suerte. Amén.

Querido Jesús, cómo me cuesta verte, aceptar que los canales que usás no son los de ciencia ficción sino que las personas somos tus herramientas. Ayudame a no buscar la magia, a no buscar espectáculo y a vivir una vida junto a las personas que me rodean como tu presencia amorosa. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 13 de marzo de 2015

15 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 137

Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas.
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.»

¿Cómo cantaremos un cántico de mi Señor
en tierra de extraños?
Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.

Mi Señor, recuerda a los hijos de Edom
cuando el día de Jerusalén decían:
«¡Arrásenla, arrásenla
hasta los cimientos!»

Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.
¡Dichoso el que tome tus niños
y los estrelle contra la peña!”
Amén.

Curiosidades

¿Qué significa el término “luz” en la Biblia?
El término “luz” está relacionado con el gozo, la bendición y la vida, en contraste con el dolor, la adversidad y la muerte. En tiempos primitivos ya significaba la presencia y el favor de Dios, en contraste con el juicio de Dios. De estas y otras fuentes surge el dualismo ético muy marcado entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, en el Nuevo Testamento. Algunos entendidos han considerado que los paralelos helenísticos resultan significativos a este respecto, pero la presencia de este uso en el judaísmo, por ejemplo, La guerra de los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, hace innecesaria tal inferencia, y nos ofrece un comentario más pertinente sobre los conceptos neotestamentarios.
La santidad de Dios se expresa en términos de luz, por ejemplo en 1 Timoteo, donde se dice que habita “en luz inaccesible”, en 1 Juan, que dice “Dios es luz”, otros pasajes en la misma epístola, en los que se explican las consecuencias de este hecho para el creyente. Podemos ver el mismo pensamiento en la típica expresión hebrea “hijos de luz”, que dos veces emplea Pablo.
En el evangelio de Juan el término luz se refiere, no tanto a la santidad de Dios, como a la revelación de su amor en Cristo y la penetración de dicho amor en vidas entenebrecidas por el pecado. Es así que Cristo se refiere a sí mismo como “la luz del mundo”, y en el Sermón del Monte aplica esta expresión a sus discípulos. En forma semejante, Pablo puede referirse a “la luz del evangelio de la gloria de Cristo”, y a Dios mismo como el que “resplandeció en nuestros corazones”.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.833)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 3:14-21

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las pruebas en el desierto, mientras que el pueblo de Israel caminaba hacia la tierra prometida fue una invasión de serpientes venenosas. La única forma de no morir era mirar fijamente una serpiente de bronce atada a un mástil en el medio del campamento, cuando la persona era picada por una de las víboras venenosas. Esta fue la imagen que Jesús eligió para hablar acerca de la fe en Él.
Los problemas por los que nos toca atravesar como parte de la vida son como mordidas de serpientes venenosas, nos cuesta no mirar el tobillo y ver el daño. Nos agachamos y nos encorvamos sobre nosotros mismos, encerrándonos en nuestro dolor y preocupación. Esto mismo nos distrae y dejamos de fijar nuestros ojos en la cruz, en Cristo, en la serpiente de bronce que se alza en medio del desierto.
Ahora, si a pesar del dolor y la preocupación, logramos ver por encima de esto y no nos encerramos en nosotros mismos, sino que permitimos que Dios actúe mediante la fe en Cristo, todo es más fácil y menos trágico. Sentimos el dolor, pero no nos concentramos en él, nos concentramos en la promesa de Vida de Jesús, y de saber que todo pasa, incluso el dolor que sentimos que es insuperable.
Hoy te invito a que fijes tu mirada en Jesús, en sus ojos buenos, en su presencia amable y afectuosa. Te invito a que busques sus Palabras y que sean el bálsamo que alivien tu dolor y te permita así ver que siempre después de la tormenta sale el sol y que lo más importante es no desesperar, no creer que está solo, que Jesús te acompaña a través de las personas que te rodean y te tienden una mano.
Que tu dolor y tu angustia no te enceguezca para no identificar todas las manos que están dispuestas a ayudarte, aliviarte y levantarte. Amén.

Querido Jesús, muchas veces me encierro en mí misma y no me dejo ayudar, miro mis heridas y me concentro en mi dolor. Ayudame a darme cuenta que vos estás a mi lado y estás en todas las personas que me tratan de distraer de mi ensimismamiento. Sé que has venido al mundo también para salvarme a mí. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 6 de marzo de 2015

8 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 19

Los cielos cuentan la gloria de Dios
y el firmamento anuncia la obra de sus manos.
Un día emite palabra a otro día
y una noche a otra noche declara sabiduría.
No hay lenguaje ni palabras
ni es oída su voz.
Por toda la tierra salió su voz
y hasta el extremo del mundo sus palabras.

En ellos puso tabernáculo para el sol;
y éste, como esposo que sale de su alcoba,
se alegra cual gigante para correr el camino.
De un extremo de los cielos es su salida
y su curso hasta el término de ellos.
Nada hay que se esconda de su calor.

La ley de mi Señor es perfecta:
convierte el alma;
el testimonio de mi Señor es fiel:
hace sabio al sencillo.
Los mandamientos de mi Señor son rectos:
alegran el corazón;
el precepto de mi Señor es puro:
alumbra los ojos.
El temor de mi Señor es limpio:
permanece para siempre;
los juicios de mi Señor son verdad:
todos justos.
Deseables son más que el oro,
más que mucho oro refinado;
y dulces más que la miel,
la que destila del panal.
Tu siervo es, además, amonestado con ellos;
en guardarlos hay gran recompensa.

¿Quién puede discernir sus propios errores?
Líbrame de los que me son ocultos.
Preserva también a tu siervo de las soberbias,
que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro
y estaré libre de gran rebelión.

¡Sean gratos los dichos de mi boca
y la meditación de mi corazón delante de ti,
mi Señor, roca mía y redentor mío!”
Amén.

Curiosidades

¿Por qué se azotaba y qué era un azote en los tiempos bíblicos?

Existen varias palabras para traducir esta palabra en hebreo y en griego.
La palabra hebrea biqqoret se traduce en Levítico “ambos serán azotados”, “será él castigado” o “habrá castigo”, etc. El término hebreo, no obstante, expresa la idea de investigación, “se llevará a cabo la indagación”.
La palabra hebrea sot, sotet, ‘azote’, pero usado generalmente en sentido metafórico.
La palabra griega mastigoo, mastizo, ‘azotar’, ‘flagelar’, fragelloo, que se deriva del latín flagello. El azotamiento constituía una etapa preliminar en la ejecución de la sentencia de crucifixión, precedía a la sentencia de muerte y puede haber sido propuesto como una pena menos rigurosa.
“Azote” es, también, la traducción de otras palabras hebreas y griegas, de las cuales una sola (plege) aparece más de dos veces. La ley deuteronómica limitaba a cuarenta el número de azotes que podía ordenar el juez. El castigo generalmente se aplicaba utilizando un látigo de tres correas, y si el verdugo se excedía en el número de azotes, él mismo era castigado. Así, lo que Pablo describe como su “locura” jactanciosa era en realidad la pena máxima, porque en la práctica los cuarenta golpes fueron reducidos a 39 aplicando el principio de “levantar una cerca alrededor de la ley”.
Los azotes pueden constituir un símbolo de una saludable corrección y a la vez un recordatorio del sacrificio del Señor.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.150)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 2:13-25

Estaba cerca la Pascua de los judíos, y subió Jesús a Jerusalén. Encontró en el Templo a los que vendían bueyes, ovejas y palomas, y a los cambistas que estaban allí sentados e hizo un azote de cuerdas y echó fuera del Templo a todos, con las ovejas y los bueyes; también desparramó las monedas de los cambistas y volcó las mesas; y dijo a los que vendían palomas:
—Quiten esto de aquí, y no conviertan la casa de mi Padre en casa de mercado.
Entonces recordaron sus discípulos que está escrito: «El celo de tu casa me consumirá.» Los judíos respondieron y le dijeron:
—Ya que haces esto, ¿qué señal nos muestras?
Respondió Jesús y les dijo:
—Destruyan este templo y en tres días lo levantaré.
Entonces los judíos dijeron:
—En cuarenta y seis años fue edificado este Templo, ¿y tú en tres días lo levantarás?
Pero él hablaba del templo de su cuerpo. Por tanto, cuando resucitó de entre los muertos, sus discípulos recordaron que había dicho esto, y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había dicho.
Mientras estaba en Jerusalén, en la fiesta de la Pascua, muchos creyeron en su nombre al ver las señales que hacía. Pero Jesús mismo no se fiaba de ellos, porque los conocía a todos; y no necesitaba que nadie le explicara nada acerca del hombre, pues él sabía lo que hay en el hombre.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es lo más valioso?
¿En dónde ponemos nuestro corazón?
En la teoría, en todo aquello que no se compra: los afectos, los momentos inolvidables, las personas especiales, lo espiritual. Pero en la práctica nos cuesta mucho no aferrarnos a las cosas, a los objetos, incluso aquellas cosas que tienen un valor simbólico, un valor afectivo.
Y es que los seres humanos somos materia, somos cuerpo y nos cuesta ver lo que no podemos tocar, sostener con nuestras manos, aferrarlo a nuestro cuerpo.
Una y otra vez, al menos desde la fe cristiana, hemos buscado aferrarnos sólo a Dios, sólo a su Palabra, sin objeto, sin lugares sagrados, sin magia. Pero nos cuesta mucho, incluso aquellos que pertenecemos al movimiento de la Reforma muchas veces tenemos la Biblia como nuestro talismán. Sintiendo que si dormimos con ella al lado nuestro nada nos va a pasar.
Jesús intentó que la gente de su tiempo no centrara su fe en el edificio del templo, pero no resultó, hasta hoy muchos cristianos decimos que la iglesia es la casa de Dios ¿es que Dios esta sólo ahí? ¿por qué nos parece que hay cosas que no se pueden hacer en la iglesia y sí en otras partes? No es fácil vivir una vida espiritual, una vida sin aferrarnos a lo material, sin desear tener algo en especial. Es difícil lograr ese desprendimiento y a la vez asumir que somos materia y necesitamos de ella… el justo equilibrio…
A eso se le suma el momento que vivimos como humanidad, consumistas y materialistas. Vivimos bombardeados con la idea que el consumo nos hace felices al punto que lo creemos y sentimos necesidades que nos tenemos, y el no lograr acceder a tooodo lo que nos ofrecen nos da una sensación de insatisfacción.
¿Qué es lo verdaderamente valioso?
A veces lo descubrimos porque hemos perdido mucho, porque hemos vivido una situación extrema, nos hemos enfermado o hemos perdido un ser querido que creíamos imprescindible. A veces los años nos ayudan a descubrirlo también.
El verdadero valor de las cosas, de lo que no se compra no se vende, de lo que no se puede tocar con las manos, pero que nos llena de alegría, nos da satisfacción y nos hace sentir plenos… todo un desafío. Amén.


Querido Jesús, vos te enojaste con nuestra limitación humana y echaste los mercaderes del templo… y nosotros todo el tiempo los volvemos a entrar… nos tocaste en lo más profundo diciendo que lo que tanto nos ha costado construir, lo podés destruir en un momento nada más. Ayudame a poner mi corazón en lo verdaderamente valioso, lo que realmente me puede hacer una persona feliz y plena. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.