viernes, 29 de abril de 2011

7 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 16


“Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.


Yo digo a mi Señor: ‘Tú eres mi Señor,

mi bien, nada hay fuera de ti’;

ellos, en cambio, a los santos que hay en la tierra:

‘¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!’


Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.

Mas yo jamás derramaré sus libámenes de sangre,

jamás tomaré sus nombres en mis labios.


Mi Señor, la parte de la herencia y de mi copa,

tú mi suerte aseguras;

la cuerda me asigna un recinto de delicias,

mi heredad es preciosa para mí.


Bendigo a mi Señor que me aconseja;

aun de noche mi conciencia me instruye;

pongo a mi Señor ante mí sin cesar;

porque él está a mi diestra, no vacilo.


Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan,

y hasta mi carne en seguro descansa;

pues no has de abandonar mi alma al seol,

ni dejarás a tu amigo ver la fosa.

Me enseñarás el camino de la vida,

hartura de goces, delante de tu rostro,

a tu derecha, delicias para siempre.” Amén.

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Curiosidades


¿Qué se sabe sobre Emaús?


Emaús era una aldea que se encontraba a 60 estadios (11 km.) de Jerusalén, y a la que se dirigían Cleofas y otro discípulo cuando se les apareció Jesús después de su resurrección. El lugar no se ha podido ubicar con precisión. Una posibilidad es la población que todavía se conoce com Amwas, 32 km. al ONO de Jerusalén, donde Judas Macabeo derrotó a Giorgias en el 166 a.C. Pero este lugar (a menos que la lectura variante 160 estadios que aparece en el Codex Sinaiticus y otros manuscritos sea la que conserva el texto original; además, exige de los viajeros una caminata larga, si bien no imposible por cierto.

De los lugares que se encuentran a unos 11 km. de Jerusalén se han sugerido dos. Había en el s.I una aldea en El-qubeibeh donde los cruzados encontraron un fuerte denominado Castellum Emmaus; lamentablemente este nombre no puede rastrearse hasta el s.I Josefo se refiere a una colonia militar de Vespaciano en Ammaus, unos 6 km. al O de Jerusalén. Se ha pensado que se trata de Kaloniye o con Jirbet Beit Mizza (la antigua Mozah); aquí la distancia tampoco corresponde, a menos que supongamos que los 60 estadios de Lucas querían decir la distancia total recorrida ida y vuelta.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Lucas 24:13-35


“Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discuten entre ustedes mientras van andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.

Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.»

El les dijo: «¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos lo forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Muchas veces en la vida me ha pasado lo que a los discípulos de Emaús: Jesús caminando a mi lado… y yo triste sin percibirlo, sin percibir el sentido de las cosas que estaba viviendo…

Muchas veces que nuestro estado de tristeza o de desesperación no nos permite ver lo que verdaderamente está pasando a nuestro alrededor. Es como si estuviéramos encerrados en una burbuja, en un tubo, que no nos permite ver y sentir nuestro entorno. Así a veces nos sentimos solos, pero estamos acompañados, sin salida, y delante de nosotros está la puerta abierta, en la oscuridad, y delante de nuestros ojos está el interruptor para prender la luz.

¡Pero es tan hermoso cuando por fin nos damos cuenta! ¡cuando descubrimos el sentido de las cosas, de los acontecimientos!

Nuestro corazón es duro y nuestro entendimiento también a la hora en que nos encerramos en nosotros mismos y caemos en la autocompasión. Y cuesta revertir esta situación. A veces las personas que nos aman luchan terriblemente para que salgamos, pero todo depende de nosotros, que se nos abran los ojos y veamos la realidad que vivimos. Salimos de nosotros mismos y descubrimos la grandeza del mundo que nos rodea, con las personas que nos tienden una mano, que es el mismo Jesús que lo está haciendo.

Muchas veces esperamos señales espectaculares de Dios, y como en el cuento en donde el náufrago está esperando la ayuda de Dios y rechaza a todos los que pasaron dándole una mano, también esperamos una soga que baje derecho del cielo.

Abrir los ojos, prestar atención, no menospreciar la mano que me pueda tender hasta un desconocido, es la propuesta que Jesús nos hace hoy. Depende de vos y de mí que estemos atentos, que descubramos a Cristo que está escondido ahí, en ese lugar y de la manera que jamás nos hubiéramos imaginado. Amén.


Querido Jesús, ayudame a estar atenta a tu presencia, ayudame a no caer en la desesperación ni en la tristeza. Sé que siempre estás conmigo, pero necesito que me ayudes a afianzarme en esa idea. Te lo pido a vos, que te apareciste en el camino y acompañaste a tus discípulos, que resucitaste de entre los muertos por la obra de Dios y que sigues junto a nosotros a través del Espíritu Santo. Amén.

1 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 118


“¡Aleluya!

¡Den gracias a mi Señor, porque es bueno,

porque es eterno su amor!


¡Diga la casa de Israel:

que es eterno su amor!

¡Diga la casa de Aarón:

que es eterno su amor!

¡Digan los que temen a mi

Señor: que es eterno su amor!


En mi angustia hacia mi Señor grité,

él me respondió y me dio respiro;

mi Señor está por mí, no tengo miedo,

¿qué puede hacerme el hombre?

Mi Señor está por mí, entre los que me ayudan,

y yo desafío a los que me odian.


Mejor es refugiarse en mi Señor

que confiar en hombre;

mejor es refugiarse en mi Señor

que confiar en magnates.


Me rodeaban todos los gentiles:

en el nombre de mi Señor los cercené;

me rodeaban, me asediaban:

en el nombre de mi Señor los cercené.


Me rodeaban como avispas,

llameaban como fuego de zarzas:

en el nombre de mi Señor los cercené.


Se me empujó, se me empujó para abatirme,

pero mi Señor vino en mi ayuda;

mi fuerza y mi cántico es mi Señor,

él ha sido para mí la salvación.


Clamor de júbilo y salvación,

en las tiendas de los justos:

«¡La diestra de mi Señor hace proezas,

excelsa la diestra de mi Señor,

la diestra de mi Señor hace proezas!»


No, no he de morir, que viviré,

y contaré las obras de mi Señor;

me castigó, me castigó mi Señor,

pero a la muerte no me entregó.


¡Ábranme las puertas de justicia,

entraré por ellas, daré gracias a mi Señor!

Aquí está la puerta de mi Señor,

por ella entran los justos.

Gracias te doy, porque me has respondido,

y has sido para mí la salvación.


La piedra que los constructores desecharon

en piedra angular se ha convertido;

esta ha sido la obra de mi Señor,

una maravilla a nuestros ojos.

¡Este es el día que mi Señor ha hecho,

exultemos y gocémonos en él!


¡Ah, mi Señor, da la salvación!

¡Ah, mi Señor, da el éxito!

¡Bendito el que viene en el nombre de mi Señor!

Desde la Casa de mi Señor los bendecimos.

Mi Señor es Dios, él nos ilumina.


¡Cierren la procesión, ramos en mano,

hasta los cuernos del altar!

Tú eres mi Dios, yo te doy gracias,

Dios mío, yo te exalto.

¡Den gracias a mi Señor,

porque es bueno, porque es eterno su amor!” Amén.


Curiosidades


¿Qué significa la paz en la Biblia?


Básicamente el término veterotestamentario para paz “salom”, significa “completo”, “solidez”, “bienestar”. Se utiliza cuando se pide o se ora por el bienestar de otro, cuando uno se encuentra en armonía o concordia con otro, cuando se busca el bien de una ciudad o país. Puede significar prosperidad material, o seguridad física. Pero también puede significar bienestar espiritual. Es la paz que se relaciona con la justicia y la verdad, pero no con la maldad.

A causa del caos en que se encuentra el mundo por el pecado del ser humano, y debido a que la paz viene solamente como don de Dios, la esperanza mesiánica se refería a una era de paz, o a la llegada del Príncipe de paz. En el Nuevo Testamento muestra el cumplimiento de esta esperanza. En Cristo ha llegado la paz. Por él nos es dada, y sus discípulos son mensajeros de ella.

En el griego clásico eirene tenía una fuerza principalmente negativa; pero a través de la LXX, en el Nuevo Testamento tiene el contenido pleno del “salom” veterotestamentario, y casi siempre tiene connotación espiritual. La amplitud de su significado resulta especialmente aparente por su relación con palabras tales como gracia, vida, justicia, y por su uso en bendiciones como 1 Tesalonicenses 5:23 y Hechos 13:20ss.

Para el pecador primero debe haber paz con Dios, y la eliminación de la enemistad producida por el pecado, por medio del sacrificio de Cristo. Entonces puede nacer la paz interior, sin que puedan sofocarla las luchas del mundo. La paz entre los seres humanos es parte del propósito por el cual murió Cristo, y parte, también, de la obra del Espíritu; pero también debe promoverla activamente el ser humano, no simplemente como eliminación de la discordia, sino como motor de la armonía y y el verdadero funcionamiento del cuerpo de Cristo.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Juan 20:19-31


“Al atardecer de aquel día, el primero de la semana, estando cerradas, por miedo a los judíos, las puertas del lugar donde se encontraban los discípulos, se presentó Jesús en medio de ellos y les dijo: «La paz con ustedes.» Dicho esto, les mostró las manos y el costado. Los discípulos se alegraron de ver al Señor. Jesús les dijo otra vez: «La paz con ustedes.

Como el Padre me envió,

también yo los envío.»

Dicho esto, sopló sobre ellos y les dijo:

«Reciban el Espíritu Santo.

A quienes perdonen los pecados,

les quedan perdonados;

a quienes se los retengan,

les quedan retenidos.»

Tomás, uno de los Doce, llamado el Mellizo, no estaba con ellos cuando vino Jesús. Los otros discípulos le decían: «Hemos visto al Señor.» Pero él les contestó: «Si no veo en sus manos la señal de los clavos y no meto mi dedo en el agujero de los clavos y no meto mi mano en su costado, no creeré.» Ocho días después, estaban otra vez sus discípulos dentro y Tomás con ellos. Se presentó Jesús en medio estando las puertas cerradas, y dijo: «La paz con ustedes.» Luego dice a Tomás: «Acerca aquí tu dedo y mira mis manos; trae tu mano y métela en mi costado, y no seas incrédulo sino creyente.» Tomás le contestó: «Señor mío y Dios mío.» Le dice Jesús:

«Porque me has visto has creído.

Dichosos los que no han visto y han creído.»

Jesús realizó en presencia de los discípulos otras muchas señales que no están escritas en este libro. Estas han sido escritas para que crean que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo tengan vida en su nombre.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Ver para creer… ¡Cuántas veces decimos esto! ¡y cuántas otras creemos cualquier cosa!

El tema de la fe es una cuestión compleja. En cierta manera no dominamos del todo nuestra creencia. En varias ocasiones nos encontramos haciendo o diciendo cosas que nada tienen que ver con la fe que confesamos o nuestros principios.

Por eso, las palabras de Jesús: Dichosos los que no han visto y han creído” aún hoy resuenan fuertemente entre nosotros. Porque tener fe en Jesús es una dicha, una alegría, una felicidad absoluta.

¿Por qué digo esto? Porque se puede creer en muchas cosas diferentes, pero lo único que nos va a dar fuerzas, sostén y esperanza es la fe en Jesús. ¿Por qué? Porque sólo él ha vencido a la muerte y nos puede dar la paz, una paz que tiene que ver con el bienestar, con la alegría, con la fortaleza en la adversidad.

Pero la fe no depende de nuestra voluntad, depende de Dios, del Espíritu de Dios. Nosotros podemos buscarla, pedirla… pero sólo la vamos a tener cuando Dios quiera, como una bendición, de ahí la alegría que la fe provoca.

Nosotros ya no tenemos la posibilidad de Tomás, de encontrarnos cara a cara con Jesús resucitado… pero podemos ver su poder a nuestro alrededor, actuando, poniendo su mano, haciendo milagros.

Tal vez vos todavía pertenezcas al grupo de Tomás, y decís: “Ver para creer”. Entonces te digo si no crees en Jesús porque no lo vez, tampoco deberías creer en las cosas que te cuentas y no lo viste con tus propios ojos o en las noticias de la televisión, porque pueden ser trucos o cosas armadas para convencerte.

Ver para creer… ¡claro que sí! Pero con los ojos de la fe, confiando en nuestro Señor. Amén.


Querido Jesús, cuántas veces me pasa como a Tomás, cuántas veces dudo de tu poder, de tu presencia. Perdóname por eso y ayudame a creer, a no desconfiar, a serte fiel. Te lo pido a vos, que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

sábado, 23 de abril de 2011

24 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 118

“Alaben a mi Señor, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.


Diga ahora Israel
que para siempre es su misericordia.

Diga ahora la casa de Aarón
que para siempre es su misericordia.

Digan ahora los que temen a mi Señor
que para siempre es su misericordia.


Desde la angustia invoqué a mi Señor,
y me respondió mi Señor, poniéndome en lugar espacioso.

Mi Señor está conmigo; no temeré
lo que me pueda hacer el hombre.

Mi Señor está conmigo entre los que me ayudan;
por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.

Mejor es confiar en mi Señor
que confiar en el hombre.

Mejor es confiar en mi Señor
que confiar en príncipes.

Todas las naciones me rodean;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean y me asedian;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean como abejas;
se enardecen contra mí como fuego entre espinos;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me empujaste con violencia para que cayera,
pero me ayudó mi Señor.

Mi fortaleza y mi cántico es mi Señor,
y él me ha sido por salvación.


Voz de júbilo y de salvación
hay en las tiendas de los justos;
la diestra de mi Señor hace proezas.

La diestra de mi Señor es sublime;
la diestra de mi Señor hace valentías.

¡No moriré, sino que viviré
y contaré las obras de mi Señor!

Me castigó gravemente mi Señor,
pero no me entregó a la muerte.


¡Ábranme las puertas de la justicia;
entraré por ellas, alabaré a mi Señor;

ésta es la puerta de mi Señor;
por ella entrarán los justos!

Te alabaré porque me has oído
y me fuiste por salvación.

La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser la cabeza del ángulo.

De parte de mi Señor es esto
y es cosa maravillosa a nuestros ojos.

Este es el día que hizo mi Señor;
¡nos gozaremos y alegraremos en él!

Mi Señor, sálvanos ahora, te ruego;
te ruego, mi Señor, que nos hagas prosperar ahora.

¡Bendito el que viene en el nombre de mi Señor!
Desde la casa de mi Señor los bendecimos.

Mi Señor es Dios y nos ha dado luz;
aten víctimas con cuerdas
a los cuernos del altar.


Mi Dios eres tú y te alabaré;
Dios mío, te exaltaré.

Alaben a mi Señor, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.”
Amén.

Curiosidades


¿Quién era María Magdalena?


El nombre María Magdalena probablemente deriva de la ciudad de Galilea de Magdala. Su aparición anterior al relato de la pasión está limitada a Lc.8:2, donde vemos que entre las mujeres que habían sido curadas de posesión por espíritus malignos y que acompañan al Señor y sus discípulos durante su ministerio evangelístico, se encontraba “María magdalena, de la que habían salido siete demonios”.

No es posible, al menos tomando como base los elementos bíblicos, limitar la enfermedad de la que fue curada María a una sola esfera: física, mental o moral. Esta es otra razón más para que nos resistamos a identificar a María Magdalena con “la mujer pecadora” de Lc.7. si Lucas hubiera sabido que la María del capítulo 8 era la misma persona que la pecadora del capítulo 7 ¿acaso no hubiera hecho explícita la relación?

María vuelve a aparecer en la escena de la crucifixión, en compañía de las otras mujeres que fueron con nuestro Señor desde Galilea. En el relato joanino de la resurrección vemos que el Señor aparece solamente a María. La versión de Marcos, con el final más largo, es breve y no está arreglada cronológicamente. Pequeñas diferencias se producen en los relatos de la llegada de las mujeres a la tumba. María parte junto con las demás, pero aparentemente se adelanta a sus compañeras y llega primero a la tumba. Luego le cuenta a Pedro y el discípulo amado lo que ha ocurrido, y allí se le unen las otras mujeres. Vuelve con Pedro y el discípulo amado a la tumba, y se queda llorando allí después que los demás se han ido. Es entonces cuando ve a los dos ángeles, y finalmente, al mismo Cristo resucitado, quien le dirige su famosa amonestación de no tocarlo. Resulta claro que la relación de María con su Señor, después de la resurrección, ha de ser de otro tipo, y que habrá de continuar en otra dimensión.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 20:1-10

“El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto’.

Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una mujer valiente, una mujer que actúa, una mujer elegida por Dios para anunciar el gran acontecimiento de la resurrección. María, la de Magdala, la olvidada, la que cuesta ser aceptada por nosotros como discípula de Jesús: la elegida para descubrir su resurrección…

Algunos esconden su asombro ante la elegida diciendo: “¿saben por qué Dios eligió a las mujeres para encontrar la tumba vacía? Para estar seguro de que el chisme se iba a dispersar”.

Pero no fue por eso. Desde la creación Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, por lo que nos creo en igualdad de condiciones. Después le ha seguido una larga historia de machismo, de una ideología que expone la supremacía del hombre sobre la mujer. Una larga historia de injusticia y abusos que todavía no ha terminado. Mujeres mutiladas sexualmente en África, mujeres obligadas a vivir bajo las burkas, esta vestimenta en donde la mujer está totalmente tapada y apenas logra respirar, en el Oriente Medio, y así podemos seguir la larga lista de situaciones en que viven las mujeres en el mundo.

Pero Dios no quiere eso. Jesús luchó por la situación de la mujer, eligió seguidoras, discípulas que caminaban junto a él, al igual que los hombres. Pero como broche de oro quiso que fueran mujeres las que descubrieran su resurrección, para dignificarlas definitivamente, aunque en aquellos tiempos una mujer no servía de testigo, no valía su testimonio.

Así es que el movimiento de Jesús fue llevado adelante por mujeres: Priscila, Lidia y otras que no dudaron en asumir un rol protagónico liderando las primeras comunidades… pero después el machismo se apropió de la iglesia, y fuimos relegadas cada vez más. Hasta que en la Reforma, con Lutero a la cabeza, la mujer volvió al protagonismo y al liderazgo, pero no fue suficiente, el machismo logró apagar la llama, y recién en los años 80 comenzaron a aparecer las primeras mujeres ordenadas al ministerio, jefas ejecutivas, y todo tipo de cargos de liderazgo.

Ha pasado mucho tiempo, pero la lucha continúa, y lo mejor es que sabemos que Jesús está de nuestro lado, que Dios nos ha creado con las mismas capacidades que los hombres. Ni por encima, ni por debajo: ¡juntos, codo a codo, luchando por un mundo más justo y con lugar para todos! Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por enseñarme a valorarme! ¡gracias por elegirnos como tus discípulas! ¡gracias porque a través de la figura de María Magdalena las mujeres nos sentimos respetadas y dignificadas! Hoy te pido por todas aquellas mujeres que sufren maltrato y discriminación, ilumina a aquellos que son responsables de tanta maldad, para que se den cuenta de que no tiene nada que ver con tu voluntad. Señor, ellos tienen madre, nacieron de una mujer, por lo que deben darse cuenta de que si nacieron de una mujer, y necesitan de una mujer para tener descendencia, no pueden actuar de la manera que están haciendo. Te lo pido a vos, que tomaste la posta en esto, que nos has enseñado que cada persona es un ser único e irrepetible, que tiene una misión importante en esta tierra y que estás junto al Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad. Amén.