viernes, 31 de agosto de 2012

2 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 15

Señor, ¿quién puede vivir en tu templo?
¿Quién puede habitar en tu santo monte?
El que vive rectamente y practica la justicia,
el que es sincero consigo mismo,
el que no calumnia con la lengua,
ni perjudica a sus amigos,
ni procura el mal de su vecino;
el que desprecia al que Dios desprecia,
pero honra al que da honra a Dios;
el que cumple sus promesas aunque salga perjudicado.
El que no presta dinero con interés,
ni acepta soborno en contra del inocente.
El que así vive, jamás caerá.” Amén.

Curiosidades

¿Qué es el “corbán?

El término griego korbán proviene de la transliteración del hebreo qorbân, que significa "un regalo", "una ofrenda" a Dios; literalmente, "lo que se trae cerca").
El Corbán como expresión es usada por los judíos refiriéndose a una ley que liberaba de la obligación de atender a los padres (Mr. 7:11).
Qorbân aparece con frecuencia en el AT (Lv. 1:3; 2:1; 27: 9; Nm. 7:3, 12, 13, 17; etc.) y significa una ofrenda. Cuando un judío pronunciaba este término, bajo las circunstancias que describió Jesús, significaba que cualquier beneficio que los padres pudieran obtener de él, a partir de ese momento era un regalo para el templo, por lo cual no podían utilizarlo. Cristo reprendió severamente a los que, en su intento por defraudar a sus progenitores, usaban este esquema piadoso con la consecuencia de que un mandamiento de Dios, el 5º, se ponía totalmente a un lado (Mr. 7:9-13; cf Mt. 15:3-5). Para conocer tradiciones judías con respecto a los votos, véase el tratado Nedarim de la Mishná. Durante las excavaciones cerca del Muro de los Lamentos en Jerusalén, en 1968, se descubrió la pata de un utensilio de piedra sobre la que había grabado la palabra qorbân en letras hebreas. El utensilio habría sido dedicado a Dios o al templo.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 7:1-13

“Los fariseos y algunos de los escribas, que habían venido de Jerusalén, se acercaron a Jesús y vieron que algunos de sus discípulos comían pan con manos impuras, es decir, sin habérselas lavado. (Los fariseos, y todos los judíos, viven aferrados a la tradición de los ancianos, de modo que, si no se lavan las manos muchas veces, no comen. Cuando vuelven del mercado, no comen si antes no se lavan. Y conservan también muchas otras tradiciones, como el lavar los vasos en que beben, los jarros, los utensilios de metal, y las camas.) Entonces los fariseos y los escribas le preguntaron a Jesús: «¿Por qué tus discípulos no siguen la tradición de los ancianos, sino que comen pan con manos impuras?» Jesús les respondió: «¡Hipócritas! Bien profetizó de ustedes Isaías, cuando escribió:
»“Este pueblo me honra con los labios,
pero su corazón está lejos de mí.
No tiene sentido que me honren,
si sus enseñanzas son mandamientos humanos.”
Porque ustedes dejan de lado el mandamiento de Dios, y se aferran a la tradición de los hombres.» [Es decir, al lavamiento de jarros y de vasos para beber, y a muchas otras cosas semejantes.]
También les dijo: «¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios, para mantener su propia tradición! Porque Moisés dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y también: “El que maldiga al padre o a la madre, morirá irremisiblemente.” Pero ustedes dicen: “Basta que alguien diga al padre o a la madre: ‘Todo aquello con que podría ayudarte es Corbán’ (es decir, mi ofrenda a Dios)”, y con eso ustedes ya no permiten que nadie ayude más a su padre o a su madre. Es así como ustedes invalidan la palabra de Dios con la tradición que se han transmitido, además de que hacen muchas otras cosas parecidas.»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Nunca me deja de asombrar cómo una y otra vez se repite el hecho de que aquellas personas que se muestran más devotas a Dios, con las más legalistas y discriminadoras. Es como que en esa búsqueda de transitar el camino de Jesús, terminan sintiéndose mejores que otras personas, a las que por supuesto, condenan.
Y esto se hace visible en momentos, como el año pasado, se estudió y se aprobó el matrimonio igualitario. En ese momento, en el nombre de Dios, muchísimos cristianos salieron al ruedo hablando acerca del pecado de la homosexualidad, se dijeron cosas horribles acerca de las personas de condición sexual diferente quela heterosexualidad.
La pregunta es ¿dónde se encuentran en la Biblia los textos que condenan la homosexualidad? ¿cuándo Jesús habló de esto? En realidad no encontramos en ninguno de los evangelios que Jesús hablara acerca de la sexualidad humana, él se dedicó a explicarnos cómo amar, como cumplir el mandato del amor.
Pero los cristianos no nos conformamos con eso, no nos sentimos diferentes y especiales practicando el amor al prójimo. Necesitamos definir quienes están bien y quienes están mal… ¡ahí ya estamos transitando en el pecado!
Pero no sólo nos pasa con las personas homosexuales, también con aquellas personas que no van a la iglesia, o las que van a otra. En vez de seguir a Jesús, queremos imponer reglas, definir quién es mejor que el otro. Nos rasgamos las vestiduras antes algunas cosas, pero a la vez cometemos actos terribles en el nombre de Dios.
Cuando por fin dejemos de creernos dueños de la opinión de Dios acerca de las demás personas, y nos dediquemos a seguir los pasos de Jesús, seguramente muchas cosas van a cambiar.
Es importante que comprendamos que el amor está por encima de cualquier costumbre, y que los seres humanos no vivimos siempre como “se debería” sino como podemos. Jesús siempre se ubicó en cada situación, y así como el derroche de agua en un lugar desierto es mayor pecado que lavarse las manos y los utensilios que se van a usar, así también en toda circunstancia debemos ubicarnos para ir al encuentro del otro, en el amor y la comprensión, con la certeza de que Jesús vino al mundo y murió también por esa persona tan diferente a mí. Amén.

Querido Jesús: sé que muchas veces mido diferente a los demás que a mí misma. Soy compasiva conmigo misma y justifico mis acciones, incluso cuando van en contra de tus enseñanzas. Perdóname por esto y ayudame a cambiar, a ser inclusiva, a ponerme en el lugar del otro. Te lo pido a vos que me mostraste que esto es posible, que diste tu vida mí y por los demás y que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

viernes, 24 de agosto de 2012

26 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

“Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza estará siempre en mi boca.
Alabaré al Señor con toda el alma.

¡Escuchen, gente humilde, y alégrense también!
¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza!
¡Exaltemos a una voz su nombre!

Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
Los que a él acuden irradian alegría;
no tienen por qué esconder su rostro.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Para defender a los que temen al Señor,
su ángel acampa alrededor de ellos.
¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!
 
¡Dichoso aquél que en él confía!
Ustedes, sus fieles, teman al Señor,
pues a quienes le temen nunca les falta nada.
Los cachorros del león chillan de hambre,
pero los que buscan al Señor lo tienen todo.

Hijos míos, acérquense y escúchenme;
voy a enseñarles a honrar al Señor.
¿Quién de ustedes anhela vivir mucho tiempo?
¿Quién quiere vivir y llegar a ver el bien?
Eviten entonces que su lengua hable mal;
eviten que sus labios profieran mentiras.
Apártense del mal y practiquen el bien;
busquen la paz, y no la abandonen.

El Señor no aparta sus ojos de los justos;
sus oídos están siempre atentos a su clamor.
El Señor vigila a los que hacen el mal
 
Para borrar de la tierra su memoria.
Los justos gimen, y el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
Cercano está el Señor para salvar
a los que tienen roto el corazón y el espíritu.

El justo pasa por muchas aflicciones,
pero el Señor lo libra de todas ellas.
El Señor le cuida cada uno de sus huesos,
y ni uno solo de ellos se le quebrará.
Al malvado lo destruye su propia maldad;
y los que odian al justo recibirán condenación.
El Señor rescata el alma de sus siervos;
no serán condenados los que en él confían.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo se entiende la fe en un Dios de la Palabra?

En el AT “la palabra (dabar) de Dios” se usa 394 veces para hacer referencia a una comunicación divina que llega a los hombres de parte de Dios en forma de mandamiento, profecía, advertencia o aliento. La fórmula usual es “vino palabra de mi Señor a…”, pero a veces la palabra es “vista”, como si fuese una visión. La palabra de mi Señor es extensión de la personalidad divina, investida con autoridad divina, y debe ser escuchada por los ángeles y personas; permanece para siempre, y una vez pronunciada no puede volver sin que se cumpla. Se la usa como sinónimo de la ley (torá) de Dios en el Salmo 119.
En el NT es traducción de dos términos, logos y rehma, de los que el primero se usa especialmente en cuanto al mensaje evangélico cristiano, aunque el segundo también tiene el mismo significado. Jesús habló de la palabra de Dios, pero en los evangelios sinópticos siempre se valió del plural al hablar de su propio mensaje. En el cuarto evangelio, sin embargo, con frecuencia se encuentra el singular. Para la iglesia primitiva la palabra era un mensaje revelado por Dios en Cristo, que debía ser predicado, atendido, y obedecido. Se trataba de la palabra de vida, de verdad, de salvación, de reconciliación, de la cruz.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:57-70

“Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que me come también vivirá por mí. Éste es el pan que descendió del cielo. No es como el pan que comieron los padres de ustedes, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.» Jesús dijo estas cosas en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede escucharla?» Jesús, al darse cuenta de que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les dijo: «¿Esto les resulta escandaloso? ¿Pues qué pasaría si vieran al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de ustedes que no creen.» Y es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién lo entregaría, así que dijo: «Por eso les he dicho que ninguno puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.»
A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él. Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También ustedes quieren irse?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.» Jesús les respondió: «¿Y acaso no los he escogido yo a ustedes doce, y uno de ustedes es un diablo?»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En cada culto, después del mensaje, siempre confesamos nuestra fe a través del Credo Apostólico. El Credo Apostólico es manifestación pública en donde, de una manera muy comprimida, enumeramos los preceptos básicos de nuestra fe: el Dios Trino, esto es Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, las dos naturalezas de Jesús: divino y humano a la vez, la muerte y resurrección de Jesucristo junto con la segunda venida, y el Espíritu Santo que es el motor de la Iglesia, que está presente en nosotros y que permite nuestra resurrección integral.
El saber en qué creemos es algo muy importante, porque al mismo tiempo nos permite reconocer en qué cosas no podemos creer si somos cristianos.
Hoy día hay mucha confusión con respecto a la fe cristiana y he escuchado muchas cosas de nuestra gente debido justamente a tantas ideas que andan circulando y que nada tiene que ver con nuestra fe.
No se puede ser cristiano y creer en la reencarnación: Dios nos ha creado como seres únicos e irrepetibles, y queda claro en la resurrección de la carne. Si un espíritu habita en varios cuerpos ¿dónde queda la resurrección?
Si creemos que finalmente no habrá juicio, sino que Dios hará una salvación universal como su último acto de misericordia ¿dónde queda el consuelo de saber que aunque la justicia humana puede fallar, la divina es justa y dará la condena a aquellos que han hecho tanto daño? ¿cómo pueden encontrar paz en la justicia de Dios aquellas personas que han sufrido torturas, violaciones, asesinatos y aberraciones de todo tipo? ¿dónde está el consuelo de aquellas personas que luchan por cambiar el mundo, si finalmente a Dios le da lo mismo?
El recordar cada domingo sobre qué está cimentada nuestra fe, nos sirve para decir junto a Pedro: tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. A discernir cuáles son nuestros principios y no perdernos en medio del gran mar de propuestas “espirituales” con que somos bombardeados diariamente que no exigen ningún compromiso de nuestra parte y que no se involucra con el sufrimiento del otro, sino que vive para sí mismo. Amén.

Querido Jesús: vos me elegiste, lo sé, me lo has dicho una y otra vez. Ayudame a creer sólo en vos, a no dejarme atrapar por las innumerables propuestas espirituales que se me presentan como algo muy parecido a lo que yo creo y siento, pero a la vez me hacen caminar otros caminos que el tuyo. Dame la firmeza y la criticidad para discernir, para de esa manera seguirte sólo a vos. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 17 de agosto de 2012

19 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

“Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza estará siempre en mi boca.
Alabaré al Señor con toda el alma.

¡Escuchen, gente humilde, y alégrense también!
¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza!
¡Exaltemos a una voz su nombre!

Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
Los que a él acuden irradian alegría;
no tienen por qué esconder su rostro.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Para defender a los que temen al Señor,
su ángel acampa alrededor de ellos.
¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!
 
¡Dichoso aquél que en él confía!
Ustedes, sus fieles, teman al Señor,
pues a quienes le temen nunca les falta nada.
Los cachorros del león chillan de hambre,
pero los que buscan al Señor lo tienen todo.

Hijos míos, acérquense y escúchenme;
voy a enseñarles a honrar al Señor.
¿Quién de ustedes anhela vivir mucho tiempo?
¿Quién quiere vivir y llegar a ver el bien?
Eviten entonces que su lengua hable mal;
eviten que sus labios profieran mentiras.
Apártense del mal y practiquen el bien;
busquen la paz, y no la abandonen.

El Señor no aparta sus ojos de los justos;
sus oídos están siempre atentos a su clamor.
El Señor vigila a los que hacen el mal
 
Para borrar de la tierra su memoria.
Los justos gimen, y el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
Cercano está el Señor para salvar
a los que tienen roto el corazón y el espíritu.

El justo pasa por muchas aflicciones,
pero el Señor lo libra de todas ellas.
El Señor le cuida cada uno de sus huesos,
y ni uno solo de ellos se le quebrará.
Al malvado lo destruye su propia maldad;
y los que odian al justo recibirán condenación.
El Señor rescata el alma de sus siervos;
no serán condenados los que en él confían.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo podemos entender las palabras de Jesús en la institución de la Santa Cena?

El indicio más valioso sobre el significado de las palabras de institución del Señor lo encontramos en el papel que representan el alimento y la bebida en el ritual de la pascua judía. Según la interpretación de Higgins, podemos tomar las palabras de institución como agregados del Señor mismo a las deposiciones sobre la liturgia pascual en dos puntos vitales, antes y después de la comida principal. Jesús les dice a sus discípulos, con sus palabras y su simbolismo profético, que el significado original del rito pascual ha sido sobrepasado ahora, puesto que él mismo es el Cordero pascual que cumple la prefiguración del AT. Sus palabras y su acción al tomar el pan y la copa son parábolas que anuncian una nueva significación. Bajo su palabra soberana el pan se convierte en la parábola de su cuerpo entregado al servicio del propósito redentor de Dios; y su sangre vertida en la muerte, lo que recuerda los ritos de los sacrificios del AT, está representada en la copa de bendición en la mesa. A partir de entonces la copa adquiere un nuevo significado como elemento conmemorativo del nuevo éxodo, cumplido en Jerusalén.
La función de los elementos es paralela, entonces, a la de las comidas de la pascua. En la fiesta anual el israelita se une, de manera relista y dinámica, con sus antepasados, a los cuales el Señor redimió de Egipto. El pan de la mesa de la comunión se ha de considerar como si fuera el “pan de aflicción” que comieron los judíos de antaño. En la mesa del Señor, que genéticamente se relaciona con el aposento alto, se reúne la iglesia de la nueva Israel como del pueblo del nuevo pacto; se ve nuevamente frente a los símbolos de ese sacrificio, que fue ofrecido una sola vez; y vuelve a vivir la experiencia por la cual salió del Egipto del pecado y fue redimida para Dios por medio de la preciosa muerte de su propio Hijo como víctima pascual.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:51-58

“Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.»
Los judíos discutían entre sí, y decían: «¿Y cómo puede éste darnos a comer su carne?» Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo: Si no comen la carne del Hijo del Hombre, y beben su sangre, no tienen vida en ustedes. El que come mi carne y bebe mi sangre, tiene vida eterna; y yo lo resucitaré en el día final. Porque mi carne es verdadera comida, y mi sangre es verdadera bebida. El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que me come también vivirá por mí. Éste es el pan que descendió del cielo. No es como el pan que comieron los padres de ustedes, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Mucho se ha discutido acerca de la Santa Cena. Si es un recordatorio, un símbolo o si tiene alguna fuerza sobrenatural, divina, que de alguna manera hace un efecto en los que la compartimos y celebramos.
Incluso ha sido motivo de discusiones y hasta fracturas dentro de la Iglesia a través de los tiempos. Uno de los momentos duros respecto a este tema fue el Coloquio de Marburgo, en 1529, en donde Lutero y Zuinglio junto a su gente discutieron al punto de provocar la primera grieta dentro del protestantismo, formando la Iglesia Reformada y la Luterana.
Hay muchas teorías y conceptos con respecto a la Santa Cena elaborada por los intelectuales teólogos, pero en la vida cotidiana, la de los fieles, esas cosas, diría, con prácticamente irrelevantes.
En mi tiempo de pastora he visto cosas increíbles con respecto a este sacramento. Personas que fallecen tranquilas en la paz del Señor, por haber recibido el cuerpo y la sangre del Señor, habiéndola pedido con insistencia. Personas que parecían estar ya en el fin de sus vidas, y que después de recibir la Santa Cena, se han recuperado milagrosamente. Personas que estando muy mal anímicamente, han recuperado sus fuerzas y sus ganas de vivir.
Yo mismas he sentido en reiteradas ocasiones la fuerza de la presencia de Dios en el momento de la celebración. Como un abrazo, un calor, que proviene de la comunión, del mismo sentir de todas las personas que compartimos el momento sagrado.
Es en esta experiencia viva del comer el pan y beber el vino en donde se terminan las teorías y comienza la fe, la fuerza que viene del Espíritu y que no se puede explicar con palabras, y que en realidad, hasta no tiene importancia lo de la consubstanciación y la transubstanciación, la presencia real o el símbolo.
Es en la experiencia en donde logramos comprender las palabras de Jesús:El que come mi carne y bebe mi sangre, permanece en mí, y yo en él. Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que me come también vivirá por mí.”
Y lo interesante de esta experiencia mística es que se traslada a la vida, a cómo nosotros, los que vivimos la comunión en Cristo, vivimos una vida diferente en cuanto a nuestra entrega a los demás. Esta entrega nace de una experiencia personal, pero no puede quedar encerrada en la persona, sino que sale hacia afuera en forma de compromiso con el otro. Ahí está su fuerza, ahí está la presencia de Dios como testimonio concreto. Amén.

Querido Jesús: vos me regalaste el pan y el vino, tu cuerpo y tu sangre, para que yo pudiera tomar las fuerzas para dar testimonio de tu entrega a través de mi entrega, mi compromiso con el otro. Ayudame a no vivir para mí misma, sino para seguir ese camino al que vos me has invitado. Te lo pido a vos que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

viernes, 10 de agosto de 2012

12 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

“Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza estará siempre en mi boca.
Alabaré al Señor con toda el alma.

¡Escuchen, gente humilde, y alégrense también!
¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza!
¡Exaltemos a una voz su nombre!

Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
Los que a él acuden irradian alegría;
no tienen por qué esconder su rostro.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Para defender a los que temen al Señor,
su ángel acampa alrededor de ellos.
¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!
 
¡Dichoso aquél que en él confía!
Ustedes, sus fieles, teman al Señor,
pues a quienes le temen nunca les falta nada.
Los cachorros del león chillan de hambre,
pero los que buscan al Señor lo tienen todo.

Hijos míos, acérquense y escúchenme;
voy a enseñarles a honrar al Señor.
¿Quién de ustedes anhela vivir mucho tiempo?
¿Quién quiere vivir y llegar a ver el bien?
Eviten entonces que su lengua hable mal;
eviten que sus labios profieran mentiras.
Apártense del mal y practiquen el bien;
busquen la paz, y no la abandonen.

El Señor no aparta sus ojos de los justos;
sus oídos están siempre atentos a su clamor.
El Señor vigila a los que hacen el mal
 
Para borrar de la tierra su memoria.
Los justos gimen, y el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
Cercano está el Señor para salvar
a los que tienen roto el corazón y el espíritu.

El justo pasa por muchas aflicciones,
pero el Señor lo libra de todas ellas.
El Señor le cuida cada uno de sus huesos,
y ni uno solo de ellos se le quebrará.
Al malvado lo destruye su propia maldad;
y los que odian al justo recibirán condenación.
El Señor rescata el alma de sus siervos;
no serán condenados los que en él confían.” Amén.

Curiosidades

¿Qué era el maná que el pueblo de Israel comió durante 40 días en el desierto?
 

El maná es la sustancia que fue el principal alimento de los israelitas durante los cuarenta años que pasaron en el desierto. Cuando Israel se quejó por la falta de alimentos en el desierto de Sin, Dios les envió “pan del cielo”, provisión que no cesó hasta que entraron en Canaán y comenzaron a comer los alimentos de esa tierra, a pesar de sus quejas. Los israelitas debían recoger un gomer durante cinco días, y el doble el sexto día para que les alcanzara para el día de reposo, ya que ese día no caía. Generalmente no duraba de un día para el otro, y criaba gusanos y hedía si se lo guardaba, pero el maná que debía guardarse para el día de reposo se preservaba cocinándolo u horneándolo con antelación. Se lo encontraba cada mañana después de haberse disipado el rocío, “una cosa menuda, redonda, menuda como la escarcha sobre la tierra”, “su color como color de bedelio”, y “como semillas de culantro, blanco, y su sabor como hojuela de miel”; se lo podía moler y utilizar para cocinar y hornear. El pueblo preguntó, “¿Qué (man) es esto?”, y lo llamó maná (man).
Muchos han especulado sobre la naturaleza exacta de este maná, y se conocen varios paralelos parciales. Hasta el día de hoy en Sinaí ciertos insectos producen secreciones dulces sobre las ramas del tamarisco, en junio, durante varias semanas. Durante la noche las gotas caen de los árboles a la tierra, donde permanecen hasta que el calor del sol atrae las hormigas, que se las llevan. Son pequeñas gotas pegajosas de color claro y sabor azucarado, bastante similares a las descripciones bíblicas. En Sinaí, y en otras partes, hay insectos que producen secreciones dulzonas, por ejemplo ciertas clases de cigarras. No obstante, estos productos no concuerdan con la descripción bíblica en todos los detalles.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:41-52

“Los judíos murmuraban acerca de él, porque había dicho: «Yo soy el pan que descendió del cielo.» Y decían: «¿Acaso no es éste Jesús, el hijo de José, cuyo padre y madre nosotros conocemos? Entonces ¿cómo puede decir: “Del cielo he descendido”?» Jesús les respondió: «No estén murmurando entre ustedes. Ninguno puede venir a mí, si el Padre que me envió no lo trae. Y yo lo resucitaré en el día final. En los profetas está escrito: “Y todos serán enseñados por Dios.” Así que, todo aquel que ha oído al Padre, y ha aprendido de él, viene a mí. No es que alguno haya visto al Padre, sino el que vino de Dios; éste sí ha visto al Padre. De cierto, de cierto les digo: El que cree en mí, tiene vida eterna. Yo soy el pan de vida. Los padres de ustedes comieron el maná en el desierto, y murieron. Éste es el pan que desciende del cielo, para que el que coma de él, no muera. Yo soy el pan vivo que descendió del cielo. Si alguno come de este pan, vivirá para siempre; y el pan que yo daré es mi carne, la cual daré por la vida del mundo.»
Los judíos discutían entre sí, y decían: «¿Y cómo puede éste darnos a comer su carne?»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hay conceptos dentro de la fe cristiana difíciles de entender, las aceptamos por fe. Pero cuando intentamos explicarlas la cosa se nos complica, porque no logramos responder a las preguntas que nos hacen.
¿Qué es esto de la vida eterna?
Nosotros sólo conocemos la vida que se acaba, lo que conocemos como el ciclo de la vida: nace, crece, se reproduce y muere. Nuestra mente humana no está diseñada para imaginarnos una vida que no esté dentro de este esquema.
Recuerdo una película que se llamaba “Por siempre joven”. Se trataba de una persona que era congelada como parte de un experimento y es olvidada en un galpón. Unos chicos lo descubren y se descongela. Ahí va en busca de su amor, pero los años pasaron. Lo interesante es que él despierta tal cual había sido congelado, pero de repente comienza a envejecer rápidamente y debe luchar contra eso mientras va al encuentro de su mujer.
Es como que la idea de algo que permanece igual a través del tiempo es un concepto difícil de aceptar y comprender, porque vivimos en el tiempo de la edad y la evolución. Y es lógico, porque esa es nuestra vida.
Por eso es que cuando Jesús plantea que vino a darnos la vida eterna no logramos salir de nuestros parámetros terrenales y cuando nos imaginamos el tiempo eterno no logramos ubicarnos en qué tiempo permaneceríamos en esa eternidad.
Y si es difícil imaginarnos esto a pesar de nuestra fe, ¡imagínense lo que significa explicarlo a personas que no creen en Jesús!
Lo increíble de todo esto es que han pasado 2.000 años y siguen apareciendo personas que creen en Jesús, que creemos en que por él podemos acceder a la vida eterna.
Sin duda la clave está en qué efecto tiene la confianza en que esta vida que vivimos en la tierra no es la única y que Dios tiene reservado una vida más plena que supera la muerte. Nos cambia la perspectiva y también nuestras expectativas, porque a la vez nos permite poner nuestras prioridades en intereses absolutamente diferentes a la que como seres humanos hemos impuesto en la sociedad.
El concepto de la vida eterna nos aleja de la valoración de lo material, y buscamos el encuentro con las personas, buscamos crecer en otra dimensión, y así descubrimos que el amor, la aceptación del otro, el acompañamiento mutuo, nos permiten mejorar nuestra calidad de vida y también la del otro. Y que esto mismo es la vida eterna que ya comienza a ser vivida en nuestro tiempo en la tierra. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por mostrarme un camino en donde la vida con el otro, en la paz y el desprendimiento ya es un anticipo de nuestra vida con Dios! ¡gracias porque a pesar de que no lo comprendo totalmente, me aferro a la vida eterna no como un refugio apartado del mundo, sino como una forma de vivir mi vida! ¡gracias por todo tu amor! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 3 de agosto de 2012

5 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 78:1-4.17-29.52-54

“Pueblo mío, escucha mis enseñanzas;
inclina tu oído a las palabras de mi boca.
Abriré mi boca y diré proverbios;
hablaré de los misterios de tiempos pasados,
 
de cosas que ya hemos oído y que conocemos
porque nuestros padres nos las contaron.
No las mantendremos ocultas a nuestros hijos,
sino que diremos a las generaciones futuras
que el Señor es digno de alabanza
por su poder y por sus hechos portentosos…

Pero ellos volvieron a pecar contra Dios;
en el desierto se rebelaron contra el Altísimo.
Decidieron poner a prueba a Dios
y pidieron comida a su antojo.
Hablaron en contra de Dios, y dijeron:
«¿Podrá Dios tendernos una mesa en el desierto?
Hemos visto que hirió la peña, y que brotaron aguas,
y que en torrentes inundaron la tierra,
¿pero podrá también darnos pan?
¿Podrá darle carne a su pueblo?»

Cuando el Señor oyó esto, se indignó,
y su furor se encendió contra Jacob, como un fuego;
su furor se encendió contra Israel,
porque no tuvieron fe en Dios,
ni confiaron en que él podía salvarlos.
Sin embargo, dio órdenes a las nubes,
y abrió las compuertas de los cielos,
y como lluvia dejó caer sobre ellos el maná;
¡les dio a comer el trigo de los cielos!
 
¡Los mortales comieron pan angelical!
¡Dios les envió comida hasta saciarlos!
Cambió la dirección del viento del este,
y con su poder hizo venir el viento del sur,
y cayó sobre ellos carne como lluvia;
¡llovieron tantas aves como arena hay en el mar!
Dios las dejó caer en el campamento,
y en los alrededores de sus tiendas,
y ellos comieron y quedaron saciados,
pues Dios satisfizo su apetito…

… Dios hizo que su pueblo saliera como ovejas,
y como un rebaño
 los llevó por el desierto;
con mano segura los fue llevando,
para que no tuvieran ningún temor,
mientras que el mar cubrió a sus enemigos.
 
Y los trajo a las fronteras de su tierra santa,
 
a este monte que ganó con su mano derecha.” Amén.

Curiosidades

Rabí significa Maestro en hebreo ¿Por qué le decían Maestro a Jesús?

Como resultado de su actividad característica se conocía a Jesús como Maestro, y la gente se dirigía a él con dicho título, como era el caso con cualquier otro maestro judío. Ocasionalmente, cuando no había peligro de confundirlo con otros maestros, también se lo llamaba simplemente “el Maestro”. Normalmente se le decía Rabí a los maestros judíos, señal de respeto que con el tiempo adquirió el significado de “el venerado (maestro)”. Los discípulos de Jesús empleaban esta forma para dirigirse a él, aunque no se utilizó para referirse a él en tercera persona.
En Lucas a veces se llama a Jesús Maestro, término que sugiere el respeto que sentían por Jesús sus discípulos y simpatizantes, y que quizá se empleaba por su relación más bien con grupos de personas que con individuos.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:24-35

“Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, entraron en las barcas y fueron a Cafarnaún, para buscar a Jesús.
Cuando lo hallaron al otro lado del lago, le dijeron: «Rabí, ¿cuándo llegaste acá?» Jesús les respondió: «De cierto, de cierto les digo que ustedes no me buscan por haber visto señales, sino porque comieron el pan y quedaron satisfechos. Trabajen, pero no por la comida que perece, sino por la comida que permanece para vida eterna, la cual el Hijo del Hombre les dará; porque a éste señaló Dios el Padre.» Entonces le dijeron: «¿Y qué debemos hacer para poner en práctica las obras de Dios?» Jesús les respondió: «Ésta es la obra de Dios: que crean en aquel que él ha enviado.» Le dijeron entonces: «Pero ¿qué señal haces tú, para que veamos y te creamos? ¿Qué es lo que haces? Nuestros padres comieron el maná en el desierto, tal y como está escrito: “Pan del cielo les dio a comer.”» Y Jesús les dijo: «De cierto, de cierto les digo, que no fue Moisés quien les dio el pan del cielo, sino que es mi Padre quien les da el verdadero pan del cielo. Y el pan de Dios es aquel que descendió del cielo y da vida al mundo.» Le dijeron: «Señor, danos siempre este pan.»
Jesús les dijo: «Yo soy el pan de vida. El que a mí viene, nunca tendrá hambre; y el que en mí cree, no tendrá sed jamás.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es lo que buscamos en Jesús? ¿En qué momento lo buscamos?
En muchas ocasiones he visto cómo las personas buscan en Dios soluciones mágicas, como de alguna manera lo fue el maná en el desierto. Cada mañana los israelitas se levantaban y recogían el pan que Dios les dejaba durante la noche. Todos los días, lo merecieran o no, eso estaba seguro.
Muchas veces en vez de intentar vivir en la realidad que nos toca vivir, muchas veces muy dura, nos refugiamos en la esperanza vana de que en un toque mágico Dios va a dar un giro tal que todo lo que estamos viviendo sólo parezca una pesadilla.
Pero cuando Jesús vino aquí a la tierra para hablarnos de Dios, nos dijo claramente que no íbamos a dejar de tener problemas y sufrimientos, sino que la fe en Dios nos sostendría y nos daría la creatividad para poder salir adelante.
Ahora, ¿es voluntad de Dios que haya personas que mueren de hambre? ¿es voluntad de Dios que existan personas con discapacidad? ¿es voluntad de Dios que haya personas que matan a otras?
De ninguna manera, pero a la vez ninguno de nosotros está libre de que nos pase algo terrible en nuestra vida. Pero lo que Dios nos da es la fuerza para soportarlo, la capacidad de resolverlo y levantarnos con lo que tenemos y somos.
No podemos buscar que Dios nos resuelva todos nuestros problemas sentados en una silla mirando la tele. Tampoco haciendo procesiones y yendo todos los días a la iglesia. Él espera que nos fortalezcamos espiritualmente y encaremos la vida con fuerzas, y no que nos encerremos en una burbuja pensando que mágicamente un día abriremos los ojos y nos encontraremos que nada de lo que estamos viviendo es real.
Busquemos a Jesús en nuestras aflicciones, en nuestras angustias y necesidades, pero no de manera pasiva, sino haciendo todo lo que está en nuestras manos y creatividad para resolver nuestras cosas. Amén.

Querido Jesús, vos me enseñaste ano buscar que Dios me haga señales fantásticas, a que me soluciones los problemas que yo tengo que solucionar. Dame la fe para que pueda confiar en su Palabra de amor y a creer que siempre está conmigo. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y el Espíritu Santo. Amén.