viernes, 24 de agosto de 2012

26 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

“Bendeciré al Señor en todo tiempo;
su alabanza estará siempre en mi boca.
Alabaré al Señor con toda el alma.

¡Escuchen, gente humilde, y alégrense también!
¡Únanse a mí, y reconozcan su grandeza!
¡Exaltemos a una voz su nombre!

Busqué al Señor, y él me escuchó,
y me libró de todos mis temores.
Los que a él acuden irradian alegría;
no tienen por qué esconder su rostro.
Este pobre clamó, y el Señor lo oyó
y lo libró de todas sus angustias.
Para defender a los que temen al Señor,
su ángel acampa alrededor de ellos.
¡Prueben ustedes mismos la bondad del Señor!
 
¡Dichoso aquél que en él confía!
Ustedes, sus fieles, teman al Señor,
pues a quienes le temen nunca les falta nada.
Los cachorros del león chillan de hambre,
pero los que buscan al Señor lo tienen todo.

Hijos míos, acérquense y escúchenme;
voy a enseñarles a honrar al Señor.
¿Quién de ustedes anhela vivir mucho tiempo?
¿Quién quiere vivir y llegar a ver el bien?
Eviten entonces que su lengua hable mal;
eviten que sus labios profieran mentiras.
Apártense del mal y practiquen el bien;
busquen la paz, y no la abandonen.

El Señor no aparta sus ojos de los justos;
sus oídos están siempre atentos a su clamor.
El Señor vigila a los que hacen el mal
 
Para borrar de la tierra su memoria.
Los justos gimen, y el Señor los escucha
y los libra de todas sus angustias.
Cercano está el Señor para salvar
a los que tienen roto el corazón y el espíritu.

El justo pasa por muchas aflicciones,
pero el Señor lo libra de todas ellas.
El Señor le cuida cada uno de sus huesos,
y ni uno solo de ellos se le quebrará.
Al malvado lo destruye su propia maldad;
y los que odian al justo recibirán condenación.
El Señor rescata el alma de sus siervos;
no serán condenados los que en él confían.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo se entiende la fe en un Dios de la Palabra?

En el AT “la palabra (dabar) de Dios” se usa 394 veces para hacer referencia a una comunicación divina que llega a los hombres de parte de Dios en forma de mandamiento, profecía, advertencia o aliento. La fórmula usual es “vino palabra de mi Señor a…”, pero a veces la palabra es “vista”, como si fuese una visión. La palabra de mi Señor es extensión de la personalidad divina, investida con autoridad divina, y debe ser escuchada por los ángeles y personas; permanece para siempre, y una vez pronunciada no puede volver sin que se cumpla. Se la usa como sinónimo de la ley (torá) de Dios en el Salmo 119.
En el NT es traducción de dos términos, logos y rehma, de los que el primero se usa especialmente en cuanto al mensaje evangélico cristiano, aunque el segundo también tiene el mismo significado. Jesús habló de la palabra de Dios, pero en los evangelios sinópticos siempre se valió del plural al hablar de su propio mensaje. En el cuarto evangelio, sin embargo, con frecuencia se encuentra el singular. Para la iglesia primitiva la palabra era un mensaje revelado por Dios en Cristo, que debía ser predicado, atendido, y obedecido. Se trataba de la palabra de vida, de verdad, de salvación, de reconciliación, de la cruz.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 6:57-70

“Así como el Padre viviente me envió, y yo vivo por el Padre, así también el que me come también vivirá por mí. Éste es el pan que descendió del cielo. No es como el pan que comieron los padres de ustedes, y murieron; el que come de este pan, vivirá eternamente.» Jesús dijo estas cosas en la sinagoga, cuando enseñaba en Cafarnaún.
Al oír esto, muchos de sus discípulos dijeron: «Dura es esta palabra; ¿quién puede escucharla?» Jesús, al darse cuenta de que sus discípulos murmuraban acerca de esto, les dijo: «¿Esto les resulta escandaloso? ¿Pues qué pasaría si vieran al Hijo del Hombre ascender adonde antes estaba? El espíritu es el que da vida; la carne para nada aprovecha. Las palabras que yo les he hablado son espíritu y son vida. Pero hay algunos de ustedes que no creen.» Y es que Jesús sabía desde el principio quiénes eran los que no creían, y quién lo entregaría, así que dijo: «Por eso les he dicho que ninguno puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.»
A partir de entonces muchos de sus discípulos dejaron de seguirlo, y ya no andaban con él. Entonces, Jesús dijo a los doce: «¿También ustedes quieren irse?» Simón Pedro le respondió: «Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes palabras de vida eterna. Y nosotros hemos creído, y sabemos, que tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente.» Jesús les respondió: «¿Y acaso no los he escogido yo a ustedes doce, y uno de ustedes es un diablo?»” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En cada culto, después del mensaje, siempre confesamos nuestra fe a través del Credo Apostólico. El Credo Apostólico es manifestación pública en donde, de una manera muy comprimida, enumeramos los preceptos básicos de nuestra fe: el Dios Trino, esto es Dios en tres personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo, las dos naturalezas de Jesús: divino y humano a la vez, la muerte y resurrección de Jesucristo junto con la segunda venida, y el Espíritu Santo que es el motor de la Iglesia, que está presente en nosotros y que permite nuestra resurrección integral.
El saber en qué creemos es algo muy importante, porque al mismo tiempo nos permite reconocer en qué cosas no podemos creer si somos cristianos.
Hoy día hay mucha confusión con respecto a la fe cristiana y he escuchado muchas cosas de nuestra gente debido justamente a tantas ideas que andan circulando y que nada tiene que ver con nuestra fe.
No se puede ser cristiano y creer en la reencarnación: Dios nos ha creado como seres únicos e irrepetibles, y queda claro en la resurrección de la carne. Si un espíritu habita en varios cuerpos ¿dónde queda la resurrección?
Si creemos que finalmente no habrá juicio, sino que Dios hará una salvación universal como su último acto de misericordia ¿dónde queda el consuelo de saber que aunque la justicia humana puede fallar, la divina es justa y dará la condena a aquellos que han hecho tanto daño? ¿cómo pueden encontrar paz en la justicia de Dios aquellas personas que han sufrido torturas, violaciones, asesinatos y aberraciones de todo tipo? ¿dónde está el consuelo de aquellas personas que luchan por cambiar el mundo, si finalmente a Dios le da lo mismo?
El recordar cada domingo sobre qué está cimentada nuestra fe, nos sirve para decir junto a Pedro: tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. A discernir cuáles son nuestros principios y no perdernos en medio del gran mar de propuestas “espirituales” con que somos bombardeados diariamente que no exigen ningún compromiso de nuestra parte y que no se involucra con el sufrimiento del otro, sino que vive para sí mismo. Amén.

Querido Jesús: vos me elegiste, lo sé, me lo has dicho una y otra vez. Ayudame a creer sólo en vos, a no dejarme atrapar por las innumerables propuestas espirituales que se me presentan como algo muy parecido a lo que yo creo y siento, pero a la vez me hacen caminar otros caminos que el tuyo. Dame la firmeza y la criticidad para discernir, para de esa manera seguirte sólo a vos. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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