viernes, 30 de agosto de 2013

1 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 68:1-19

“Levántese Dios; sean esparcidos Sus enemigos,
Y huyan delante de Él los que Lo detestan.
Como se disipa el humo, disípalos;
Como la cera se derrite delante del fuego,
Así mueran los incrédulos delante de Dios.

Pero alégrense los justos, regocíjense delante de Dios;
Sí, que rebosen de alegría.
Canten a Dios, canten alabanzas a Su nombre;
Abran paso al que cabalga por los desiertos,
Cuyo nombre es el Señor; regocíjense delante de Él.

Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
Es Dios en Su santo refugio.
Dios prepara un hogar para los solitarios;
Conduce a los cautivos a prosperidad;
Sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.

Oh Dios, cuando saliste al frente de Tu pueblo,
Cuando marchaste por el desierto,
Tembló la tierra;
También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios;
El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel.

Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios,
Tú fortaleciste Tu propiedad cuando estaba extenuada.
Los de Tu pueblo se establecieron en ella;
En Tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre.

El Señor da la palabra;
Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud:
“Los reyes de los ejércitos huyen;  huyen,
Y la que se queda en casa repartirá el botín.”

Cuando ustedes se acuestan en los rediles,
Son como alas de paloma cubiertas de plata,
Y sus plumas de oro resplandeciente.
Cuando el Omnipotente dispersó allí a los reyes,
Nevaba en el Monte Salmón.

Monte de Dios es el Monte de Basán;
Monte de muchos picos es el Monte de Basán.
¿Por qué miran con envidia, oh montes de muchos picos,
Al monte que Dios ha deseado para morada Suya?
Ciertamente el Señor habitará allí para siempre.

Los carros de Dios son infinidades, millares de millares;
El Señor está entre ellos en santidad, como en el Sinaí.
Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a Tus cautivos;
Has recibido dones entre los hombres,
Y aun entre los rebeldes, para que el Señor Dios habite entre ellos.

Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga,
El Dios que es nuestra salvación…” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa “sangre” en el sentido bíblico?

La cuestión principal que hay que determinar es si “sangre” en el sentido bíblico se relaciona básicamente con la vida o la muerte. Hay quienes sostienen que en el régimen de sacrificios del AT “sangre” representa la vida liberada de las limitaciones del cuerpo y disponible para otros fines. Según este punto de vista el uso ceremonial de la sangre representa la solemne presentación de la vida a Dios: vida entregada, dedicada, transformada. La muerte ocupa un lugar subordinado o, incluso, no ocupa lugar alguno. Según esta opinión “la sangre de Cristo” significaría poco más que “la vida de Cristo”. No obstante, las evidencias no parecen apoyar este parecer.
En primer lugar están las pruebas estadísticas. De los 362 pasajes en que aparece la palabra hebrea dam en el AT, 203 se refieren a muerte con violencia. Sólo siete pasajes relacionan la vida y la sangre. De esto se deduce claramente que la asociación más probable que genera el uso del término es muerte.
Luego está la falta de pruebas para apoyar la teoría de la vida. Los que defienden este punto de vista lo consideran evidente por sí mismo y se apoyan en pasajes tales como “la vida de la carne en la sangre está”. Pero los pasajes escriturales pueden interpretarse como que se trata de la vida que se entrega al morir, tanto como que se trata de la vida que se libera.
Es innegable que en algunos lugares se afirma que se ha conseguido la expiación por medio de la muerte, por ej. en Nm, “esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó”.
Por lo tanto, el AT no da pie para las afirmaciones tan rotundas que a veces se hacen. La expiación se consigue con la muerte de una víctima más bien que por su vida. Esto se proyecta al NT. Allí, como en el AT, la sangre se usa más frecuentemente en el sentido de muerte por violencia que en ningún otro sentido. Cuando consideramos la sangre de Cristo encontramos algunos pasajes que indican el modo más claro posible que representa su muerte. Así, por ejemplo, las referencias a ser “justificados en su sangre”, “la sangre de su cruz”, la referencia al hecho de que “vino mediante sangre y agua”, y otros.
A veces se piensa en la muerte de Cristo como un sacrificio. Pero un cuidadoso análisis de todos los pasajes indica que el término se emplea en el mismo sentido que en el AT. Vale decir, se sigue considerando que los sacrificios son eficaces en virtud de la muerte de la víctima. “La sangre de Cristo” ha de entenderse, por consiguiente, como muerte expiatoria del Salvador.
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 12:18-25

“Porque ustedes no se han acercado a un monte que se puede tocar, ni a fuego ardiente, ni a tinieblas, ni a oscuridad, ni a torbellino, ni a sonido de trompeta, ni a ruido de palabras tal, que los que oyeron rogaron que no se les hablara más. Porque ellos no podían soportar el mandato: “Si aun una bestia toca el monte, será apedreada.” Tan terrible era el espectáculo, que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando.”
Ustedes, en cambio, se han acercado al Monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a infinidad de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos, y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la sangre de Abel.
Tengan cuidado de no rechazar a Aquél que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les reprendió sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de Aquél que nos reprende desde el cielo.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En una de mis visitas, una señora me decía, hablando de su vida y su familia: “podrán hacer de todo, disfrutar su vida, gastar el dinero en viajes y salidas, y después ir a la iglesia a hacerse los buenos, mientras que yo estoy acá tirada, pero Dios ve todo y no se le escapa nada”.
A Dios no se le escapa nada…
Suena como que Dios es un espía que está viendo cada cosa que hacemos o incluso pensamos como para pescarnos “pisando el palito”. De hecho, esto mismo parece en la carta a los hebreos que estamos compartiendo ahora.
Esta idea de un Dios controlador que mete miedo, ante quien tenemos que responder por siglos ha sido la que se impuso desde la misma Iglesia, como una herramienta de poder.
Pero creo que pasajes bíblicos como estos lo que buscan no es que toda la gente tenga este concepto de Dios, sino que busca que aquellas personas que hacen daño a otras, sepan que existe alguien que sabe todo lo que hacen y que también hay un castigo mayor que el que puedan padecer aquí en la tierra.
Este mismo Dios me trae consuelo a mí y a todas las personas que sufren en manos de quienes manejan el poder y la manipulan en la impunidad de la justicia terrena. Este mismo Dios me dice a mí y a toda persona que es maltratada y humillada por quien tiene el dinero y el poder, que un día esa persona va a pagar por todo esto, y eso me alivia a mí y a toda persona que padece este tipo de cosas.
¿Significa entonces que debo descansar en la tranquilidad de un Dios de justicia?
Por un lado sí, pero también tengo que buscar que la justicia terrena le haga pagar el daño que hizo y hace. Pero a la vez hay cosas que no se pueden demostrar o a veces la corrupción es muy grande y se hace difícil que quien hizo el daño pague… entonces está nuestro consuelo en Dios y la recompensa también. Esto mismo es también una razón para no actuar igual que el resto y remar contra la corriente, siguiendo la voluntad de Dios, que espera de nosotros que construyamos un mundo mejor y más justo para todos y todas. Amén.

Querido Jesús, a veces me cuesta pensar en la justicia divina, sobre todo porque siempre pienso en Dios desde el amor. Pero tengo que tomar conciencia de que vivir en el amor tampoco significa ser una tonta que finalmente es motivo de burla de todos, sino que amor también es justicia y que pague quien hizo daño. Ayudame a luchar por un mundo más justo y a denunciar la corrupción. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 23 de agosto de 2013

25 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 117

Alaben al Señor, naciones todas;
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades


Tertuliano atribuía la Carta a los Hebreos a Bernabé, mientras que Orígenes informa que muchos sostenían que pertenecía a Pablo, punto de vista compartido por Clemente de Alejandría. Este último parece haber considerado que fue escrito por en el dialecto hebreo pero traducido por Lucas, y parecería haber recibido esta tradición de su predecesor Panteno. Orígenes menciona que algunos en su época la atribuían a  Clemente de Roma, y otros a Lucas, pero él mismo considera que los pensamientos pertenecían al apóstol, aunque no las palabras. Su propia conclusión con respecto a la paternidad era la de que sólo Dios sabe a ciencia cierta quién escribió la epístola, pero esta reserva no fue imitada por los alejandrinos posteriores, que optaron tan decididamente por la paternidad paulina, que alcanzó la canonicidad no sólo en oriente sino también en occidente, donde las dudas habían sido fuertes anteriormente.
La tradición de la paternidad paulina no volvió a plantearse seriamente hasta la época de la Reforma, cuando Erasmo, Lutero y Calvino lo hicieron nuevamente. La idea de Lutero era que Apolos fue el autor es aceptada por muchos eruditos modernos, aunque ninguno de ellos dejaría de admitir que tiene carácter meramente especulativo.
Dos interesantes sugestiones alternativas son la de Ramsay, que sugirió que Felipe escribió la epístola desde Cesarea después de un contacto con Pablo y la envió a la iglesia de Jerusalén, y la de Harnack, que argumentó a favor de Aquila y Priscila como coautores. Pero en el mejor de los casos estas sugerencias no pasan de ser conjeturas ingeniosas y la crítica moderna haría bien en hacer suya la cautela de Orígenes, y dejar que el autor permanezca en el anonimato.
Si bien la información disponible para fijarle fecha es escasa, hay suficiente como para posibilitar que se determine el período más probable. Ya que fue citada por Clemente de Roma (ca. 95 d.C.) tiene que haber sido compuesta algún tiempo antes de dicha fecha. Con toda probabilidad fue escrita antes del 70 d.C., ya que no se hace mención alguna de la caída de Jerusalén, y por cuanto la situación eclesiástica concuerda con una fecha más temprana. Sin embargo, tiene que haber un intervalo de tiempo entre la fundación de la iglesia a que está dirigida y la composición de la carta, a fin de que los “días pasados” de persecución puedan considerarse retrospectivamente. Si la persecución fue la de Nerón se podría pensar en una fecha alrededor del 67-68 d.C., pero probablemente la referencia sea a una oposición general solamente, en cuyo caso sería posible aceptar una fecha anterior al 64 d.C. Algunos especialistas fechan la epístola en los años 80-90 d.C., tomando como base el uso que hace el autor de las epístolas paulinas, pero como la fecha de la reunión de estas epístolas está envuelta en el misterio, y dado que el autor no evidencia haber sido influido por todas esas cartas, poca importancia puede asignarse a esa línea de pensamiento.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 12:5-13

“Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige:
Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor,
ni te desanimes al ser reprendido por El.
Porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.”
Es para su corrección (disciplina) que sufren (lo soportan). Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad.
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados (adiestrados) por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia. Por tanto, fortalezcan las manos débiles y las rodillas que flaquean, y hagan sendas derechas para sus pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Pablo nos habla de disciplina como algo que nos permite vivir una vida mejor, más tranquila y feliz.
La disciplina, hoy día, una mala palabra. Parece que es cosa del pasado, tal vez porque lo asociamos con los militares o con la educación estricta de antaño, en donde no se trataba de conocer al niño, sino meterlo en un molde a como sea, en donde la creatividad y los pensamientos estaban prohibidos.
Pero si pensamos en logros, no existen sin una disciplina, esto es hacer las cosas dejando de lado las ganas y la fiaca. Por ejemplo en los deportes, la danza y otras artes, la disciplina es esencial: una comida saludable, descanso y entrenamiento, ¡horas de entrenamiento! Poniendo por delante la meta, el avanzar día a día hacia la perfección.
Si hablamos de seguir alguna carrera, no se puede estudiar y avanzar sin una disciplina, dejar cosas de lado para enfocarnos en la meta deseada. Horas de estudio, de estar sentados en una silla con un libro delante, intentando memorizar y ejercitar la mente.
Pero no sólo para los deportes, la danza u otras disciplinas, o para el estudio es necesaria la disciplina. La necesitamos para nuestra vida, para nuestra salud, el acostumbraros a hábitos que nos permitan optimizar nuestros esfuerzos pero también que esto mismo nos permita tener el tiempo necesario para estar con nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestros amigos.
La disciplina lejos de ser una mala palabra es lo que nos permite focalizar y dejar fuera aquellas cosas que en realidad no nos sirven y hasta a veces nos hacen perder las energías.
La disciplina también es necesaria en nuestra vida de fe, porque dejamos de lado nuestras pequeñas diferencias y aunamos nuestros esfuerzos para el bien común, para el crecimiento del Reino, para dar un verdadero testimonio de Cristo.
La disciplina no es una cosa del pasado, todo lo contrario, es lo que nos sirve para lograr focalizarnos en lo verdaderamente importante y no perdernos en medio de la nebulosa de tantas ofertas y distracciones que se nos presentan en esta vida. Pensalo. Amén.

Querido Jesús, desde el principio te focalizaste en tu amor hacia nosotros, los seres humanos, y eso permitió que hoy seamos libres, que seamos hijos e hijas de Dios, con la posibilidad de una vida después de la muerte. No permitas que me distraiga, ayudame a focalizarme, a ser disciplinada, a no perder el tiempo en vanalidades, porque mi tiempo aquí en la tierra es acotado. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 15 de agosto de 2013

18 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 40

“Esperé pacientemente al Señor,
Y El se inclinó a mí y oyó mi clamor.

Me sacó del hoyo de la destrucción, del lodo cenagoso;
Asentó mis pies sobre una roca y afirmó mis pasos.

Puso en mi boca un cántico nuevo, un canto de alabanza a nuestro Dios.
Muchos verán esto, y temerán
Y confiarán en el Señor.

Cuán bienaventurado es el hombre que ha puesto en el Señor su confianza,
Y no se ha vuelto a los soberbios ni a los que caen en falsedad.

Muchas son, Señor, Dios mío, las maravillas que Tú has hecho,
Y muchos Tus designios para con nosotros;
Nadie hay que se compare contigo;
Si los anunciara, y hablara de ellos,
No podrían ser enumerados.

Sacrificio y ofrenda de cereal no has deseado;
Me has abierto los oídos;
Holocausto y ofrenda por el pecado no has pedido.
Entonces dije: “Aquí estoy;

En el rollo del libro está escrito de mí;
Me deleito en hacer Tu voluntad, Dios mío;
Tu ley está dentro de mi corazón.”

He proclamado buenas nuevas de justicia en la gran congregación;
No refrenaré mis labios,
Oh Señor, Tú lo sabes.

No he escondido Tu justicia dentro de mi corazón;
He proclamado Tu fidelidad y Tu salvación;
No he ocultado a la gran congregación Tu misericordia y Tu fidelidad.

Tú, oh Señor, no retengas Tu compasión de mí;
Tu misericordia y Tu fidelidad me guarden continuamente,

Porque me rodean males sin número;
Mis perversidades me han alcanzado, y no puedo ver;
Son más numerosas que los cabellos de mi cabeza,
Y el corazón me falla.

Ten a bien, oh Señor, libertarme;
Apresúrate, Señor, a socorrerme.
Sean avergonzados y humillados a una
Los que buscan mi vida para destruirla;

Sean vueltos atrás y cubiertos de ignominia
Los que se complacen en mi mal.
Queden atónitos a causa de su vergüenza
Los que me dicen: “¡Ajá, ajá!”

Regocíjense y alégrense en Ti todos los que Te buscan;
Que los que aman Tu salvación digan continuamente:
“¡Engrandecido sea el Señor!”

Por cuanto yo estoy afligido y necesitado,
El Señor me tiene en cuenta.
Tú eres mi ayuda y mi libertador;
Dios mío, no Te tardes.Amén.

Curiosidades


El pecado estaba ya presente en el universo desde antes de la caída de Adán y Eva. La Biblia, sin embargo, no se ocupa directamente del origen del mal en el universo, sino trata más bien del pecado y su origen en la vida del ser humano. El verdadero impacto de la tentación demoníaca en la narración de la caída en Gn.3 radica en la sutil sugerencia de la aspiración humana a llegar a ser igual a su hacedor. Satanás dirigió su ataque contra la integridad, la veracidad, y la amante provisión de Dios, y su propuesta consistió en estimular una perversa y blasfema rebelión contra el verdadero Señor del ser humano. Con este acto el ser humano hizo un intento de alcanzar la igualdad con Dios, trató de expresar su independencia de él, y, por lo tanto de cuestionar tanto la naturaleza misma como el orden de la existencia mediante la cual vive como criatura, en completa dependencia de la gracia y las estipulaciones de su creador. “El pecado del ser humano radica en su pretensión de ser Dios”. Con este acto, aún más, el ser humano cometió una blasfemia al negarle a Dios el culto y la amorosa adoración que debe ser siempre la respuesta correcta del ser humano a la majestad y la gracia divinas, y en lugar de ello rindió homenaje al enemigo de Dios, y sus propias ambiciones envilecidas.
Por consiguiente, según Gn.3, no debe buscarse el origen del pecado en una acción abierta, sino en una aspiración interior de negar a Dios, de la cual el acto de desobediencia sólo fue la expresión inmediata. En cuanto al problema de cómo pudieron Adán y Eva haberse visto envueltos en tentación si anteriormente no habían conocido pecado, la Escritura no entra en una discusión detallada. No obstante, en la persona de Jesucristo da testimonio de un Ser Humano que fue sometido a tentación “en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado”. El origen último del mal es parte del “misterio de la iniquidad”, pero una razón discutible del relativo silencio de la Escritura es que una “explicación racional” del origen del pecado daría como resultado inevitable el hacer que la atención se desvíe del propósito principal de la Escritura, que es la confesión de mi culpa personal. En última instancia, dada la naturaleza de la cuestión, el pecado no es algo que se pueda “conocer” objetivamente; “el pecado se postula a sí mismo”.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 12:1-4

“Por tanto, puesto que tenemos en derredor nuestro tan gran nube de testigos, despojémonos también de todo peso y del pecado que tan fácilmente nos envuelve, y corramos con paciencia (perseverancia) la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, quien por el gozo puesto delante de Él soportó la cruz, despreciando la vergüenza, y se ha sentado a la diestra del trono de Dios.
Consideren, pues, a Aquél que soportó tal hostilidad de los pecadores contra El mismo, para que no se cansen ni se desanimen en su corazón. Porque todavía, en su lucha contra el pecado, ustedes no han resistido hasta el punto de derramar sangre.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Vivir la vida con los ojos puestos en Jesús.
¿Cómo es esto?
Una de las cosas que me permitían volver a casa, en el campo, cuando ya había oscurecido, era mirar siempre hacia las luces de la chacra, de la casa. Eso sobre todo me daba seguridad, pensar que en un ratito estaría en el calor acogedor de mi hogar, junto a mis padres y la deliciosa comida en la mesa, lejos de todos los peligros de la noche.
Esta experiencia de mi infancia es lo más parecido a vivir una vida con los ojos puestos en Jesús. El lograr ver en medio de todas mis dificultades y contratiempos, a Jesús guiando, sosteniendo, no permitiendo que sucumba, que caiga, que me pierda.
Sentir que Jesús me rodea con sus brazos cálidos a la hora de la tristeza, que me calma en el enojo, que me sostiene cuando me encuentro sin fuerzas.
Ver la luz, la meta, aunque sea muy a lo lejos, pero saber que está, y que me espera. Saber que aunque alrededor mío todo es un caos, allá lejos, si sigo firme y tenaz, me espera el descanso, el alivio la paz. El no desesperar, el saber que no estoy sola, que aunque parece que no lo voy a poder soportar o que ya no tengo fuerzas, esa luz lejana, esos ojos de Jesús, mirándome serenamente, me devuelve el espíritu y puedo seguir adelante.
Esa es la fe, mi fe, en que no estoy sola, que Jesús me sostiene y yo me entrego en esa seguridad, en esa certeza, en esa esperanza, porque sé que me ama y me espera. Ese mismo sentimiento que tuve de niña cuando caminaba cada vez más ligero, pensando que mis padres me esperaban con todo su amor, y que si me demoraba, salían a buscarme. Los ojos fijos en Jesús, en su cruz, en su vida, en su perseverancia como hombre aquí en la tierra, pero también en el gran milagro de la resurrección, vida por vida, más vida, contención, amor, paz. Mis ojos fijos en los ojos de Jesús, que me miran tiernamente porque me ama, porque me cuida, porque me espera, me tiene paciencia y confía que puedo llegar a él. Amén.

Querido Jesús: ¡qué bueno es saber que estás ahí, cuidando de mí, dejándome vivir libremente, eligiendo, pero a la vez esperando que llegue a vos! Mis ojos fijos en tus ojos, que son luz, que son mi guía, que son mi paz y mi seguridad. ¡Gracias por ser mi amigo fiel! ¡Gracias por lo mucho que me das! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 9 de agosto de 2013

11 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 33

“Canten de júbilo en el Señor, ustedes los justos;
Apropiada es para los rectos la alabanza.
Den gracias al Señor con la lira;
Cántenle alabanzas con el arpa de diez cuerdas.
Cántenle cántico nuevo;
Toquen con arte, con voz de júbilo.

Porque la palabra del Señor es recta,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.
El ama la justicia y el derecho;
Llena está la tierra de la misericordia del Señor.

Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,
Y todo su ejército por el aliento de Su boca.
El junta las aguas del mar como un montón;
Pone en almacenes los abismos.

Tema al Señor toda la tierra;
Tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo.
Porque El habló, y fue hecho;
El mandó, y todo se confirmó.

El Señor hace nulo el consejo de las naciones;
Frustra los designios de los pueblos.
El consejo del Señor permanece para siempre,
Los designios de Su corazón de generación en generación.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor,
El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.

El Señor mira desde los cielos;
El ve a todos los hijos de los hombres.
Desde el lugar de su morada El observa
A todos los habitantes de la tierra;
El es el que modela el corazón de cada uno de ellos;
El es el que entiende todas las obras de ellos.

El rey no se salva por gran ejército;
Ni es librado el valiente por la mucha fuerza.
Falsa esperanza de victoria (salvación) es el caballo,
Ni con su mucha fuerza puede librar.

Los ojos del Señor están sobre los que Le temen,
Sobre los que esperan en Su misericordia,
Para librar su alma de la muerte,
Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.

Nuestra alma espera al Señor;
El es nuestra ayuda y nuestro escudo;
Pues en Él se regocija nuestro corazón,
Porque en Su santo nombre hemos confiado.
Sea sobre nosotros Tu misericordia, oh Señor,
Según hemos esperado en TiAmén.

Curiosidades

¿Quién fue Abraham, qué significa su nombre y por dónde anduvo?

Abraham era descendiente de Sem e hijo de Taré; esposo de Sara y, como padre de Isaac, antepasado Del pueblo hebreo y, a través de Ismael, de otros pueblos semitas. Judíos, cristianos y musulmanes consideran su vida como notable ejemplo de una extraordinaria fe en Dios.
La etimología de su nombre Abram es incierta. Probablemente significa “el padre es exaltado”, y es una forma típica y específica del nombre personal Ab(i)ram entre los primitivos semitas occidentales. Después del pacto en Gn.17:5 su nombre se convierte en Abraham, que se explica como “padre de una multitud” de naciones. Ambos nombres se encuentran en textos cuneiformes y egipcios a partir del s.XIX a.C., pero no como personas idénticas. Esta última forma, posiblemente como etimología popular, generalmente se considera como variante dialectal de Abram, aunque tiene el sentido de un nombre nuevo y diferente.
Abraham nació en Ur pero se fue con su esposa Sarai, su padre, sus hermanos Nacor y Harán, y su sobrino Lot de Harán. A la edad de 75 años, cuando murió su padre, Abraham se trasladó sucesivamente a Palestina, cerca de Bet-el, a Mamre, cerca de Hebrón, y a Berseba. En cada uno de estos lugares erigió un altar y una tienda-santuario.
Sus relaciones con extranjeros mientras vivió cerca de Siquem, y en Egipto, Gerar y Macpela, lo muestran como el respetado jefe de un grupo, al cual trataban en un plano de igualdad. Fue el jefe reconocido de una coalición que rescató a su sobrino Lot, capturado en Sodoma por un grupo de “reyes”. El acento recae sobre su vida, no tanto como “peregrino”, sino como “inmigrante residente” sin ciudad capital. Era rico, tenía sirvientes y posesiones y vivió pacíficamente entre los cananeos, los ferezeos, los filisteos y los egipcios; tuvo trato con los heteos o hititas.
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 11:1-2.8-19

“Ahora bien, la fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la convicción (demostración) de lo que no se ve. Porque por ella recibieron aprobación (testimonio) los antiguos (antepasados).
Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel a Aquél que lo había prometido. Por lo cual también nació de uno, y éste casi muerto con respecto a esto, una descendencia como las estrellas del cielo en número, e innumerable como la arena que está a la orilla del mar.
Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto desde lejos y aceptado con gusto, confesando que eran extranjeros y peregrinos (expatriados) sobre la tierra. Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia. Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver. Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.
Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo. Fue a él a quien se le dijo: “En Isaac te será llamada descendencia.” El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

La fe es algo muy difícil de explicar y de transmitir, es una experiencia personal intransferible. Yo puedo contar e intentar que otra persona pueda entender lo que significa, por ejemplo, mi fe en Cristo. Pero no lo va a comprender necesariamente. En realidad sólo lo puede capta alguien en toda su dimensión si vive la misma experiencia.
Hace un par de meses en una reunión que tuve en el grupo que trabaja la temática de la discapacidad, reflexionamos acerca de Jn.9, en donde le preguntan a Jesús por un ciego de nacimiento “¿quién tiene la culpa, él o sus padres?” a lo que Jesús responde “ni él ni sus padres sino que es para que en él se manifieste la gloria de Dios”. ¿Cómo explicar estas palabras de Jesús si no se ha experimentado de cerca esa gloria de la que Jesús habla frente a una persona con discapacidad? ¡Y menos en un mundo en donde las personas valemos por nuestra capacidad de producir! Por eso cuando se presenta a un ejemplo desde la discapacidad es cuando la persona, atravesando los límites, logra hacer algo que pueden hacer las personas que no tiene ninguna discapacidad: bailar sin una pierna, pintar con la boca… ¿y aquellas personas que no pueden hacer nada de eso? ¿cómo se manifiesta la gloria de Dios? ¿son palabras de consuelo?
Lo mismo ocurre cuando una persona a pesar de haber tenido que pasar muchos sufrimientos dice: “estoy agradecida a Dios porque siempre estuvo conmigo, nunca me abandonó”. Entonces ¿por qué vivió la muerte de un hijo, un accidente en donde quedó con varias secuelas, o no sé qué otra cosa que significó muchísimo dolor? ¿por qué Dios permitió eso?
Son cosas que no se pueden explicar, que se viven. La experiencia de la fe es única y hermosa. Pero a la vez inentendible para quien no la experimenta. La fe me permite confiar en Dios aún cuando no puedo imaginarme como sigue mi historia, pero tener la certeza de que Dios sí lo sabe, y eso es un alivio, un descanso.
Quien tiene fe en Dios es una persona privilegiada, porque esto mismo le permitirá siempre levantarse, sonreír, disfrutar y sobre todo, agradecer a Dios por la hermosa vida que le ha dado. Baja el estrés, los triglicéridos y el colesterol, porque Dios nos saca la ansiedad, la angustia y la tensión si nos entregamos en sus manos y nos dejamos guiar por su voluntad. Amén.

Querido Jesús, qué bueno es confiar en vos, saber que siempre estás a mi lado aunque no te vea, aunque otros me consideren una tonta. ¡Gracias por tu amor, tu aliento y tu paciencia! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.