viernes, 30 de octubre de 2015

1 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 18:1-19.43-50

“Te amo, mi Señor, fortaleza mía.
Mi Señor, roca mía y castillo mío, mi libertador;
Dios mío, fortaleza mía, en él confiaré;
mi escudo y la fuerza de mi salvación, mi alto refugio.
Invocaré a mi Señor, quien es digno de ser alabado,
y seré salvo de mis enemigo.

Me rodearon los lazos de la muerte
y los torrentes de la destrucción me atemorizaron.
Los lazos del seol me han rodeado,
me tendieron redes de muerte.

En mi angustia invoqué a mi Señor
y clamé a mi Dios.
Él oyó mi voz desde su Templo
y mi clamor llegó hasta sus oídos.

La tierra fue conmovida y tembló;
se conmovieron los cimientos de los montes
y se estremecieron, porque se indignó él.
Humo subió de su nariz
y de su boca fuego consumidor;
carbones fueron por él encendidos.
Inclinó los cielos y descendió,
y había densas tinieblas debajo de sus pies.
Cabalgó sobre un querubín y voló;
voló sobre las alas del viento.
Puso tinieblas por su escondite, por cortina suya a su alrededor;
oscuridad de aguas, nubes de los cielos.
Por el resplandor de su presencia, pasaron sus nubes:
granizo y carbones ardientes.
Tronó en los cielos mi Señor,
el Altísimo dio su voz:
granizo y carbones de fuego.
Envió sus saetas y los dispersó;
lanzó relámpagos y los destruyó.
Entonces aparecieron los abismos de las aguas
y quedaron al descubierto los cimientos del mundo:
a tu reprensión, mi Señor,
por el soplo del aliento de tu nariz.
Envió desde lo alto y me tomó,
me sacó de las muchas aguas.
Me libró de mi poderoso enemigo
y de los que me aborrecían, pues eran más fuertes que yo.
Me asaltaron en el día de mi desgracia,
pero mi Señor fue mi apoyo.
Me sacó a lugar espacioso;
me libró, porque se agradó de mí…

… Me has librado de las contiendas del pueblo;
me has hecho cabeza de las naciones;
pueblo que yo no conocía me sirvió.
Al oír de mí, me obedecieron;
los hijos de extraños se sometieron a mí.
Los extraños se debilitaron
y salieron temblando de sus encierros.

¡Viva mi Señor y bendita sea mi roca!
Y enaltecido sea el Dios de mi salvación,
el Dios que venga mis agravios
y somete pueblos debajo de mí,
el que me libra de mis enemigos
e incluso me eleva sobre los que se levantan contra mí.
Me libraste de hombre violento.

Por tanto yo te confesaré entre las naciones, mi Señor,
y cantaré a tu nombre.
Grandes triunfos da a su rey
y hace misericordia a su ungido,
a David y a su descendencia para siempre.” Amén.

Curiosidades

¿Qué es el amor fraternal?
El griego filadelfia significa, no amor semejante al de hermano, figuradamente, sino el amor de los que están unidos en la hermandad cristiana. Fuera de los escritos cristianos la palabra filadelfia se usa únicamente con referencia a hombres de descendencia común. En el AT “hermano”, igual que “prójimo”, significaba conciudadano israelita”. Jesús amplió la base del amor entre los seres humanos, pero al mismo tiempo, al decir que sus seguidores eran “suyos” y que eran hermanos y hermanas los unos de los otros, y al imponer el mandamiento joanino de que se amaran los unos a los otros, estableció el amor especial para con las y los demás cristianos tal como lo describe el vocablo filadelfia.
Esto se deja ver en la vida comunitaria de la iglesia. Es obra del amor de Cristo, que es natural que se desarrolle entre cristianos y cristianas pero que debe aumentar y profundizarse a fin de que sea perdurable, genuino, y sincero. Se deja ver en un común modo de pensar y de vivir, especialmente en la hospitalidad y la ayuda a los cristianos y cristianas necesitadas. Es demostración, tanto para las y los cristianos mismos, como para el mundo, de la genuinidad de su fe.
Por definición filadelfia es algo que puede darse fuera de la “familia de la fe”, pero está asociado con la idea de honrar y hacer el bien a todos y todas. Lo opuesto no es el exclusivismo ni la indiferencia para con los y las que están afuera, sino el amor de Cristo que constriñe, divide y que aún no ha sido consumado.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.51-52)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 12:28-34

“Acercándose uno de los escribas, que los había oído discutir y sabía que les había respondido bien, le preguntó:
—¿Cuál es el primer mandamiento de todos?
Jesús le respondió:
—El primero de todos los mandamiento es: “Oye, Israel: el Señor nuestro Dios, el Señor uno es. Y amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas.” Éste es el principal mandamiento. El segundo es semejante: “Amarás a tu prójimo como a ti mismo.” No hay otro mandamiento mayor que estos.
Entonces el escriba le dijo:
—Bien, Maestro, verdad has dicho, que uno es Dios y no hay otro fuera de él; y amarlo con todo el corazón, con todo el entendimiento, con toda el alma y con todas las fuerzas, y amar al prójimo como a uno mismo, es más que todos los holocaustos y sacrificios.
Jesús entonces, viendo que había respondido sabiamente, le dijo:
—No estás lejos del reino de Dios.
Y ya nadie se atrevía a preguntarle.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hay una canción de Silvio Rodríguez que dice:
“Debes amar la arcilla que va en tus manos,
debes amar su arena hasta la locura,
y si no, no la emprendas que será en vano.
Sólo el amor alumbra lo que perdura,
sólo el amor convierte en milagro el barro.”
El amor como el motor de todo, de lo que hacemos, de nuestras relaciones, de nuestras sanaciones, de los milagros.
Es lo que llamamos: la ley del amor, que es dinámica, que va hacia Dios, hacia toda persona y hacia nosotros mismos. Sin una de las partes no s completa, no termina de cumplirse.
Emprender las cosas con amor, relacionarnos con las personas con amor y valorarnos, amarnos y respetarnos a nosotros mismos, como un estilo de vida, una forma de encarar todo en nuestra vida. Es una enseñanza de Jesús, pero de la que se habla desde la psicología, la ecología, y tantos otros espacios tan apreciados hoy día como el cuidado integral, como una forma de terminar con el sistema de muerte que hoy reina en nuestro planeta. Producto humano, pero que está terminando no sólo con la humanidad, sino con toda vida.
Amar y creer que el amor tiene el poder de transformar como parte de lo mismo, porque creer que es posible es lo que nos da la fuerza para encarar a veces tareas que parecerían imposibles, por eso de “sólo el amor convierte en milagro el barro”.
Es lo que creen aquellas personas que trabajar con las problemáticas del alcohol, la droga, la violencia, y tantos otros flagelos que son producto, justamente, de la falta de amor.
La Biblia dice que Dios es amor y donde hay amor ahí está Dios. Dios está presente en todo milagro, en toda transformación desde el amor, incluso cuando no se lo nombra o se lo invoca. El amor es la base para la construcción del Reino, y cada uno de nosotros somos parte importante, cada uno con su pequeño grano de arena, de amor y compromiso. Amén.

Querido Jesús, yo sé que el amor es lo más importante en la vida, que sin amor incluso un bebé puede morir. Sé también que hay personas más fáciles de amar y causas más fáciles de amar también. Pero tengo que aprender a quienes es difícil hacerlo y apoyar causas que defienden la vida de quienes considero símbolo de muerte. Ayudame a aprender a amar incluso a quienes me cuesta, ayudame también a amarme a mí misma, respetarme y poner mis límites. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 23 de octubre de 2015

25 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 126

“Cuando mi Señor hizo volver de la cautividad a Sión,
fuimos como los que sueñan.
Entonces nuestra boca se llenó de risa
y nuestra lengua de alabanza.
Entonces decían entre las naciones:
«¡Grandes cosas ha hecho mi Señor con estos!»
¡Grandes cosas ha hecho mi Señor con nosotros!
¡Estamos alegres!

¡Haz volver nuestra cautividad, mi Señor,
como los arroyos del Neguev!
Los que sembraron con lágrimas,
con regocijo segarán.
Irá andando y llorando el que lleva la preciosa semilla,
pero al volver vendrá con regocijo trayendo sus gavillas.” Amén.

Curiosidades

¿Quién era Bartimeo y qué fue lo que sucedió con él?
Bartimeo era el mendigo ciego que fue curado por Jesús en Mc.10:46-52. Este nombre significa “hijo de Timeo” y puede haber sido registrado por Marcos porque se trataba de una persona muy conocida en la iglesia primitiva. El incidente tuvo lugar en el último viaje de Jesús a Jerusalén cuando salía de Jericó, y se encuentra en los otros evangelios sinópticos, aunque con varias diferencias. La historia ha sido reconstruida de diversas formas, y podría ser que Mateo y Marcos se refirieran a la Jericó antigua mientras que Lucas a la Jericó nueva, que se encontraba al sur de aquella. El incidente resulta notable por la persistencia de la fe de Bartimeo en Jesús como Mesías.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.165)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:46-52

“Entonces vinieron a Jericó; y al salir de Jericó él, sus discípulos y una gran multitud, Bartimeo, el ciego, hijo de Timeo, estaba sentado junto al camino, mendigando. Al oír que era Jesús nazareno, comenzó a gritar:
—¡Jesús, Hijo de David, ten misericordia de mí!
Y muchos lo reprendían para que callara, pero él clamaba mucho más:
—¡Hijo de David, ten misericordia de mí!
Entonces Jesús, deteniéndose, mandó llamarlo; y llamaron al ciego, diciéndole:
—Ten confianza; levántate, te llama.
Él entonces, arrojando su capa, se levantó y vino a Jesús. Jesús le preguntó:
—¿Qué quieres que te haga?
El ciego le dijo:
—Maestro, que recobre la vista.
Jesús le dijo:
—Vete, tu fe te ha salvado.
Al instante recobró la vista, y seguía a Jesús por el camino.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Hay algo que deseás con todas tus fuerzas?
Y lo que deseás ¿es sólo par vos o puede ser bueno para otras personas?
¿Para qué usarías lo que tanto deseás?
Bartimeo había quedado ciego y por esa razón ya no podía ganarse el pan, no le quedaba otra que mendigar… su mayor deseo era recobrar la vista, estaba resignado hasta que Jesús pasó delante de él… ahí no tuvo dudas. Insistió, insistió, gritó y gritó. Trataron de callarlo, que deje de molestar, ¡pero no hubo caso! Jesús lo escucho y lo fueron a buscar, medio irritados… Entonces Jesús le pregunta ¿qué querés que te haga? A lo que responde: quiero volver a ver ¡sabía que sólo Jesús podía lograr eso! Y así fue. Bartimeo volvió a ver, porque creyó en Jesús.
¿Cómo anda tu fe?
¿Qué ayuda buscás normalmente?
¿Creés que los imposibles pueden hacerse realidad?
¿Qué hacés para que eso ocurra?
Muchas veces queremos que nos pasen cosas, que ocurran los milagros en nuestras vidas, pero no nos movemos, no hacemos nada para que se concreten. Creemos que los milagros caen del cielo, pero no es así. Siempre hay que poner de nuestra parte, nuestro esfuerzo, por más obstáculos que se nos presenten. No hay que perder la fe.
Muchas veces desistimos antes de comenzar, vemos que lo que deseamos es demasiado complicado, que es algo tan grande que pensamos que va a ser imposible concretarlo. A veces los suelos demoran en concretarse, pero si ponemos nuestro empeño, nuestras fuerzas, sumadas a las súplicas y oraciones a Jesús, nada es imposible.
Lo importante es definir para qué queremos lo pedimos, si es simplemente un deseo egoísta o si al cambiar nuestra vida también cambia la de otras personas.
Todo lo que Jesús concede tiene un plus, tenemos que utilizarlo para dar a conocer su Reino de Amor… como Bartimeo, que no dudó en seguir sus pasos, una vida en agradecimiento.
Nada es imposible para Dios, sólo hay que esperar el momento justo y no quitar los ojos de la meta, poniendo todo de nosotros, nuestro esfuerzo, nuestro amor… y nuestras oraciones. Amén.

Querido Jesús, hoy te pido como Bartimeo, que me escuches, que veas mi empeño en buscarte. Quiero seguir tus pasos, pero a veces me cuesta verte. Dame la vista para percibirte en mi vida. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 16 de octubre de 2015

18 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 33

Alégrense, justos, en mi Señor;
en los íntegros es hermosa la alabanza.
Aclamen a mi Señor con arpa;
cántenle con salterio y decacordio.
Cántenle cántico nuevo;
¡háganlo bien, tañendo con júbilo!,
porque recta es la palabra de mi Señor
y toda su obra es hecha con fidelidad.
Él ama la justicia y el derecho;
de la misericordia de mi Señor está llena la tierra.

Por la palabra de mi Señor fueron hechos los cielos;
y todo el ejército de ellos, por el aliento de su boca.
Él junta como montón las aguas del mar;
él pone en depósitos los abismos.

¡Tema a mi Señor toda la tierra!
¡Tiemblen delante de él todos los habitantes del mundo!,
porque él dijo, y fue hecho;
él mandó, y existió.

Mi Señor hace nulo el plan de las naciones
y frustra las maquinaciones de los pueblos.
El plan de mi Señor permanecerá para siempre;
los pensamientos de su corazón, por todas las generaciones.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es mi Señor,
el pueblo que él escogió como heredad para sí.

Desde los cielos miró mi Señor;
vio a todos los hijos de los hombres;
desde el lugar de su morada miró
sobre todos los habitantes de la tierra.
Él formó el corazón de todos ellos;
atento está a todas sus obras.

El rey no se salva por la multitud del ejército
ni escapa el valiente por la mucha fuerza.
Vano para salvarse es el caballo;
la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.

El ojo de mi Señor está sobre los que lo temen,
sobre los que esperan en su misericordia,
para librar sus almas de la muerte
y para darles vida en tiempo de hambre.

Nuestra alma espera a mi Señor;
nuestra ayuda y nuestro escudo es él.
Por tanto, en él se alegrará nuestro corazón,
porque en su santo nombre hemos confiado.
¡Sea tu misericordia, mi Señor, sobre nosotros,
según esperamos en ti!”
Amén.

Curiosidades

¿Quién era Juan, el hijo de Zebedeo?

Juan, que era hijo de Zebedeo, probablemente el menor, porque excepto en Luchas y en Hechos, se lo menciona después de su hermano Jacobo o Santiago. Su madre se cree que fue Salomé, la tercera mujer, que según Marcos, acompañó a las dos Marías a la tumba, mientras que Mateo dice que era “la madre de los hijos de Zebedeo”. Generalmente se considera que Salomé era la hermana de María, la madre de Jesús,  debido a que en Juan 19:25 se dice que cuatro mujeres estuvieron cerca de la cruz: las dos Marías mencionadas por Marcos y Mateo, la madre de Jesús, y la hermana de su madre. Si esta identificación es correcta, Juan era primo de Jesús por el lado de su madre.
Sus padres pueden haber sido de buena posición porque su padre, que era pescador, “tenía jornaleros” y Salomé es una de las mujeres que “servían a Jesús con sus bienes”.
Después de haber sido llamados a abandonar a su padre y la pesca, Santiago y Juan fueron apodados por él Boanerges, “hijos del trueno”, probablemente porque eran galileos impetuosos y vivaces, de celo indisciplinado y a veces mal orientado. Este aspecto de su carácter se demuestra en su reacción contra una aldea samaritana que había rehusado recibir a su Maestro. Además podemos ver que su ambición personal no había sido atemperada por una verdadera visión de la naturaleza del Reino de Cristo, y este dejo de egoísmo, junto con su disposición de sufrir por Jesús, sin importarles lo que pudiera ocurrirles a ellos mismos, queda ilustrado en su pedido al Señor de que se les permitiera ocupar lugares de especial privilegio cuando Jesús entrara en su reino.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.1426-1427)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:32-45

Iban por el camino subiendo a Jerusalén. Jesús iba delante, y ellos, asombrados, lo seguían con miedo. Entonces, volviendo a tomar a los doce aparte, les comenzó a decir las cosas que le habían de acontecer:
 —Ahora subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los principales sacerdotes y a los escribas. Lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles. Se burlarán de él, lo azotarán, lo escupirán y lo matarán; pero al tercer día resucitará.
Entonces Jacobo y Juan, hijos de Zebedeo, se le acercaron y le dijeron:
—Maestro, queremos que nos concedas lo que vamos a pedirte.
Él les preguntó:
—¿Qué quieren que les haga?
Ellos le contestaron:
—Concédenos que en tu gloria nos sentemos el uno a tu derecha y el otro a tu izquierda.
Entonces Jesús les dijo:
—No saben lo que piden. ¿Pueden beber del vaso que yo bebo, o ser bautizados con el bautismo con que yo soy bautizado?
Ellos respondieron:
—Podemos.
Jesús les dijo:
—A la verdad, del vaso que yo bebo beberán, y con el bautismo con que yo soy bautizado serán bautizados; pero el sentarse a mi derecha y a mi izquierda no es mío darlo, sino a aquellos para quienes está preparado.
Cuando lo oyeron los diez, comenzaron a enojarse contra Jacobo y contra Juan. Pero Jesús, llamándolos, les dijo:
—Saben que los que son tenidos por gobernantes de las naciones se enseñorean de ellas, y sus grandes ejercen sobre ellas potestad. Pero no será así entre ustedes, sino que el que quiera hacerse grande entre ustedes, será su servidor; y el que de ustedes quiera ser el primero, será siervo de todos, porque el Hijo del hombre no vino para ser servido, sino para servir y para dar su vida en rescate por todos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

“…no será así entre ustedes…”
Ya antes de que Jesús no estuviera en su grupo, había varios que pretendían ser los líderes. No habían entendido el liderazgo de Jesús, cómo debería ser la dinámica de los seguidores de ese maestro tan particular.
Ya desde el principio, mismo con Jesús ahí, costaba comprender un liderazgo en donde el servicio, el estar a disposición, debía ser la actitud.
Con los años no mejoró. Líderes de la Iglesia a través de las generaciones se codean con el poder, pretenden ser atendidos, se sienten superiores… ¡no entendimos nada como cristianos y cristianas!
“…no será así entre ustedes…”
Las palabras de Jesús nos siguen martillando y tratamos de no escucharlas, nos hacemos los tontos y seguimos en nuestro mundo d categorías, esperando a ser tratados como especiales. Nos gusta que nos adulen que nos alaben en nuestra tarea, sin tener en cuenta que es mérito del Espíritu Santo, que sopla y sopla, dando vida a aquello que parecía muerto o imposible.
“…no será así entre ustedes…”
Nos dice Jesús, una y otra vez, para ver si al fin asumimos nuestra vocación de servicio, dejamos de lado nuestras ambiciones y nos ocupamos de Su Reino, para dar ese testimonio de Cristo que el mundo necesita y que estamos llamados a dar a partir de nuestro Bautismo. Amén.

Querido Jesús, me enseñaste que el mayor es el que sirve, y lo hiciste con tu propio ejemplo, incluso hasta la muerte en cruz. Ayudame a aprender y a entender de una vez esto mismo, que entre nosotros, los seres humanos, no hay categorías, que cada persona es valiosa, y que es parte de nuestro compromiso ocuparnos de los más débiles, los más vulnerables. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 9 de octubre de 2015

11 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 90

Señor, tú nos has sido refugio
de generación en generación.
Antes que nacieran los montes
y formaras la tierra y el mundo,
desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Vuelves a convertir en polvo al hombre
y dices: «¡Conviértanse, hijos de los hombres!»
Ciertamente mil años delante de tus ojos
son como el día de ayer, que pasó,
y como una de las vigilias de la noche.

Los arrancas como con torrente de aguas; son como un sueño.
Como la hierba que crece en la mañana:
en la mañana florece y crece;
a la tarde es cortada y se seca.

Ciertamente con tu furor somos consumidos
y con tu ira somos turbados.
Pusiste nuestras maldades delante de ti,
nuestros yerros a la luz de tu rostro.
Ciertamente todos nuestros días declinan a causa de tu ira;
acabamos nuestros años como un pensamiento.
Los días de nuestra edad son setenta años.
Si en los más robustos son ochenta años,
con todo, su fortaleza es molestia y trabajo,
porque pronto pasan y volamos.

¿Quién conoce el poder de tu ira,
y tu indignación según el temor que te es debido?
Enséñanos de tal modo a contar nuestros días
que traigamos al corazón sabiduría.

¡Vuélvete, mi Señor! ¿Hasta cuándo?
¡Ten compasión de tus siervos!
De mañana sácianos de tu misericordia,
y cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.
Alégranos conforme a los días que nos afligiste
y los años en que vimos el mal.
Aparezca en tus siervos tu obra
y tu gloria sobre sus hijos.
Sea la luz de mi Señor, nuestro Dios, sobre nosotros.
La obra de nuestras manos confirma sobre nosotros;
sí, la obra de nuestras manos confirma.”
Amén.

Curiosidades

¿Qué quiso decir Jesús al hablar del ojo de una aguja?
Tanto en Mt. Como en Mc. y Lc. encontramos la afirmación de Jesús: “Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de Dios”. Este modo de expresión, familiar en los escritos rabínicos, significa tanto algo muy inusual como muy difícil; por ejemplo en el Talmud un elefante que pasa por el ojo de una aguja se usa dos veces para lo que resulta imposible, y a un camello se lo representa bailando en una medida de granos muy pequeña. Algunos eruditos interpretan “ojo de la aguja” como una referencia a la angosta puerta para peatones, pero no hay pruebas históricas que apoyen esta interpretación.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.988)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:17-31

Al salir él para seguir su camino, llegó uno corriendo y, arrodillándose delante de él, le preguntó:
—Maestro bueno, ¿qué haré para heredar la vida eterna?
Jesús le dijo:
—¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno, sino sólo uno, Dios. Los mandamientos sabes: “No adulteres. No mates. No hurtes. No digas falso testimonio. No defraudes. Honra a tu padre y a tu madre.” Él entonces, respondiendo, le dijo:
—Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Entonces Jesús, mirándolo, lo amó y le dijo:
—Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás tesoro en el cielo; y ven, sígueme, tomando tu cruz.
Pero él, afligido por esta palabra, se fue triste, porque tenía muchas posesiones.
Entonces Jesús, mirando alrededor, dijo a sus discípulos:
—¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen riquezas!
Los discípulos se asombraron de sus palabras; pero Jesús, respondiendo, volvió a decirles:
—Hijos, ¡cuán difícil les es entrar en el reino de Dios a los que confían en las riquezas! Más fácil es pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el reino de Dios.
Ellos se asombraban aun más, diciendo entre sí:
—¿Quién, pues, podrá ser salvo?
Entonces Jesús, mirándolos, dijo:
—Para los hombres es imposible, pero no para Dios, porque todas las cosas son posibles para Dios.
Entonces Pedro comenzó a decirle:
—Nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.
Respondió Jesús y dijo:
—De cierto os digo que no hay nadie que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras, por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo: casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras, aunque con persecuciones, y en el siglo venidero la vida eterna. Pero muchos primeros serán los últimos, y los últimos, primeros.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

El primer mandamiento dice “Yo soy el Señor, tu Dios, no tendrás otros dioses delante de mí”.
Cuando trabajamos este mandamiento con l@s confirmand@s les digo que es una cuestión de prioridades ¿qué lugar ocupa Dios en mi vida? ¿hay algo que antepongo a mi relación con Dios? ¿cuáles son mis otros dioses?
Uno de los dioses más comunes hoy es el dinero o el trabajo, que es en parte lo mismo. Todo nuestro tiempo se nos va juntando un dinero que nunca nos alcanza.
Cuando leemos el evangelio que hoy estamos compartiendo sentimos que las exigencias de Jesús son muy grandes e imposibles de cumplir. Pero en realidad lo que hace es ponernos frente a qué es lo que anteponemos, nuestras prioridades. No es que no podamos tener una familia, trabajo, dinero, bienes, lo que Jesús pretende es que nuestra fe en él esté en primer lugar.
Esto mismo puede traernos algunos problemas en nuestro entorno, ya que a la hora de decidir qué hacer en los tiempos libres, la elección de las actividades será diferente si lo que buscamos es crecer en la fe, reflexionar acerca de la Palabra de Cristo.
Pero también nos separa nuestra forma de ver las cosas en cuanto al compromiso con quien sufre, la denuncia de toda injusticia, la honestidad.
Tener como prioridad a Dios en nuestras vidas nos hace diferentes y a la vez transformadores de nuestro entorno.
No basta ser bueno y tener buena conducta, como pasó con la persona que se acercó a Jesús, sino que se trata de un estilo de vida en donde la prioridad es Dios, no en busca de una recompensa, sino como parte integral de nuestra vida.
No es imposible, pero sólo Dios nos puede ayudar a vivir en esa integridad. A la vez es nuestra opción, somos quienes ponemos nuestras prioridades, Dios nos ayudará para llevarlas adelante. Amén.

Querido Jesús, soy consciente de que el único camino a una vida plena sos vos, pero a veces me dejo atraer por otras cosas que me parecen entretenidas o que simplemente me absorben. Ayudame a elegirte siempre a vos, a no dejarme llevar por una sociedad adoradora del Dinero, sé que es necesario, pero no puede ser el centro de mi vida. Te lo pido en el nombre del Padre y el Hijo y el Espíritu Santo. Amén.

viernes, 2 de octubre de 2015

4 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 128

Bienaventurado todo aquel que teme a mi Señor,
que anda en sus caminos.
Cuando comas el trabajo de tus manos,
bienaventurado serás y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto
a los lados de tu casa;
tus hijos, como plantas de olivo
alrededor de tu mesa.
Así será bendecido el hombre
que teme a mi Señor.

¡Bendígate mi Señor desde Sión,
y que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
y que veas a los hijos de tus hijos!

¡La paz sea sobre Israel!” Amén.

Curiosidades

¿Por qué razones se divorciaban los matrimonios en los tiempos de Jesús y cómo era?

El divorcio se practicaba, incluso en Dt.24:1-4 está la ley que lo contempla. Se le daba a la esposa algún tipo de contrato, y desde ese momento ella estaba libre para volver a casarse.
Los motivos de divorcio están expuestos de manera muy general, ya que dice “Si el marido encuentra alguna cosa indecente en su esposa”. Hay dos situaciones en las que se prohíbe el divorcio: cuando el hombre ha acusado falsamente de infidelidad premarital; y cuando un hombre ha tenido relaciones con una joven, y el padre de ella lo ha obligado a casarse con ella.
Una mujer judía no podía divorciarse de su marido, sólo el hombre podía repudiar a la mujer. Pero sí podía apelar al tribunal por el trato que le daba su marido, y el tribunal podía obligar al esposo a divorciarla. Más aún, Jesús podría haber pensado en las leyes griegas y romanas, según las cuales la esposa podía divorciarse, como lo hizo Herodías de su primer marido.
Pablo, en su primera carta a los corintios 7:10-16, habla acerca de la situación en donde los paganos se convierten al Señor, y donde uno de los dos cónyuges no desea ese camino: “no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso”, dice el apóstol. Con esta cláusula no sólo tienen la libertad de abandonarse el uno al otro, sino que significa que también están en libertad para casarse nuevamente.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.880)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:1-16

Levantándose de allí, vino a la región de Judea y al otro lado del Jordán. Y volvió el pueblo a juntarse a él, y de nuevo les enseñaba como solía. Se acercaron los fariseos y le preguntaron, para tentarlo, si era lícito al marido repudiar a su mujer. Él, respondiendo, les dijo:
—¿Qué les mandó Moisés?
Ellos dijeron:
—Moisés permitió dar carta de divorcio y repudiarla.
Respondiendo Jesús, les dijo:
—Por la dureza de sus corazones les escribió este mandamiento; pero al principio de la creación, hombre y mujer los hizo Dios. Por esto dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne; así que no son ya más dos, sino uno. Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.
En casa volvieron los discípulos a preguntarle sobre lo mismo, y les dijo:
—Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.
Le presentaban niños para que los tocara, pero los discípulos reprendían a los que los presentaban. Viéndolo Jesús, se indignó y les dijo:
—Dejen a los niños venir a mí, y no se lo impidan, porque de los tales es el reino de Dios. De cierto les digo que el que no reciba el reino de Dios como un niño, no entrará en él.
Y tomándolos en los brazos, ponía las manos sobre ellos y los bendecía.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Desde que estoy en esta congregación, ya casi 8 años, sólo he celebrado dos bendiciones nupciales. Esto me llama la atención porque no es que la gente no viva en pareja, es porque las parejas no se casan ¡y menos todavía, buscan la bendición de Dios!
Esto mismo me ha llevado a reflexionar acerca de la falta de compromiso, o el temor de asumirlo formalmente o a separarse, miedo al divorcio ¡cómo si al no casarse la separación, el fracaso de la pareja, fuera menos dolorosa!
Pero a la vez siento que tiene que ver con nuestra sociedad de consumo y el mundo de lo descartable. Por si no funciona, no asumo totalmente el compromiso, y busco otro, busco otra. La pareja no como una construcción, un proyecto de vida en donde hago un ejercicio del amor, en donde busco amar incluso aquello que no comparto, que no me agrada o que me irrita de la persona con quien comparto mi vida.
No se trata de soportar cueste lo que cueste para seguir una vida juntos, sino de aprender que la convivencia no siempre es tan espectacular, pero a la vez es lo más maravilloso que Dios nos ha dado.
Amar al otro, a la otra, en las buenas y en las malas, pero también que me amen en las buenas y en las malas. El problema es que la única forma de conocer esta experiencia es viviéndola y permaneciendo juntos. No apurándonos a descartar al otro… o que nos descarten.
El filo es muy fino, porque también es bueno que dos personas que ya no tienen nada que ver, se separen y siga cada uno su camino. Por eso es tan importante que Dios nos acompañe y nos guíe en este proceso, para que nos equivoquemos lo menos posible.
El amor de los niños es incondicional, no tienen miedo al mal olor, a la suciedad, a la enfermedad, ellos aman, simplemente, y se juegan por quien aman. De ellos tenemos que aprender. Tenemos mucho que aprender de los niños, por su capacidad de amar, de perdonar, de vivir cada momento como único, de disfrutar y de no dejarse llevar ni por los comentarios de los demás, ni por un mal día o un mal tiempo. Amén.

Querido Jesús, vos siempre me hacés reflexionar, me interpelás con tu mensaje que a veces me cuesta entender. Pero la imagen de un niño, y tus palabras diciendo “tenés que ser como uno de estos” me hacen entender qué es lo que querés, cómo pretendés que lleve mi vida. ¡Gracias por tu mensaje, a veces fuerte! ¡Gracias porque vos sabés de amor y pureza! ¡Gracias porque también me acompañás para que pueda seguir tus pasos! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.