viernes, 30 de octubre de 2009

Domingo 1 de noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 24

“De mi Señor es la tierra y cuanto hay en ella, el orbe y los que en él habitan; que él lo fundó sobre los mares, él lo asentó sobre los ríos.

¿Quién subirá al monte de mi Señor?,
¿quién podrá estar en su reino santo?
El de manos limpias y puro corazón, el que a la vanidad no lleva su alma, ni con engaño jura.

Él logrará la bendición de mi Señor, la justicia del Dios de su salvación.
Tal es la raza de los que lo buscan, los que van tras tu rostro, oh Dios de Jacob.

¡Puertas, levanten sus dinteles, álcense, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!

¿Quién es ese rey de gloria?
Mi Señor, el fuerte, el valiente, mi Señor, valiente en la batalla.

¡Puertas, levanten sus dinteles, álcense, portones antiguos, para que entre el rey de la gloria!

¿Quién es ese rey de gloria?
Mi Señor Sebaot, él es el rey de gloria.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo se conformó lo que conocemos como el Sermón del monte, Mateo 5-7?

En tiempos pasados se daba por sentado que el Sermón del monte constituía un solo discurso pronunciado por Jesús en una ocasión determinada. No hay duda de que parecería ser así según ha sido registrado en Mateo. Los discípulos se sentaron, Jesús abrió la boca y les enseñó, cuando terminó la multitud quedó maravillada.
No obstante la mayoría de los estudiosos opinan que este sermón es en realidad una compilación de dichos del Señor: “Una especie de epítome de todos los sermones que Jesús jamás predicó”.
Hay diferentes argumentos para afirmar esto, y son los siguientes:
· Que incluye un gran exceso de material, demasiado concentrado para que pueda incluirse en un solo sermón. Los discípulos, que no se destacan por una aguda percepción espiritual, nunca podrían haber asimilado tanta riqueza de enseñanza ética.
· Que la gran variedad de tópicos (descripción de las bendiciones del reino, consejos sobre el divorcio, admoniciones con respecto a la ansiedad) es inconsistente con la unidad de un solo discurso.
· La brusquedad con que surgen ciertas secciones en el sermón (por ejemplo la enseñanza sobre la oración) se destaca claramente.
· Aparecen 34 versículos en otros contextos, a menudo más apropiados, a través de Lucas (por ejemplo el Padrenuestro que surge a partir del pedido de los discípulos, en Lc.11:1, el dicho acerca de la puerta angosta que surge partir de la pregunta “¿Son pocos los que se salvan?, en Lc.13:23), y es más probable que Mateo haya incluido dichos de Jesús en el sermón y no que Lucas los haya encontrado allí y luego los haya diseminado por su evangelio.
· Es característico de Mateo el juntar material de enseñanza bajo ciertos encabezamientos a fin de insertarlos en la narración de la vida de Jesús, y el Sermón del monte sería, por lo tanto, simplemente la primera de estas secciones didácticas
Estas consideraciones de ninguna manera le quita valor al Sermón, sino todo lo contrario. Dentro del sermón misma aparecen distintas secuencias que parecen ser “pequeños sermones” de Jesús y no una colección de logia independientes. Si se lo compara con el sermón de Lucas se descubren suficientes puntos de coincidencia. Antes que los evangelistas comenzaran a escribir existía con toda probabilidad un bosquejo primitivo que correspondía a un discurso real pronunciado en una ocasión concreta.


Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 5:1-12ª

“Viendo la muchedumbre, subió al monte, se sentó, y sus discípulos se le acercaron. Y tomando la palabra, les enseñaba diciendo:
‘Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados los mansos, porque ellos poseerán en herencia la tierra.
Bienaventurados los que lloran, porque ellos serán consolados.
Bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia, porque ellos serán saciados.
Bienaventurados los misericordiosos, porque ellos alcanzarán misericordia.
Bienaventurados los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios.
Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios.
Bienaventurados los perseguidos por causa de la justicia, porque de ellos es el Reino de los Cielos.
Bienaventurados serán cuando los injurien, y los persigan y digan con mentira de toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense y regocíjense, porque su recompensa será grande en los cielos.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Todos sabemos que la justicia tiene muchas fallas. También sabemos que como seres humanos es muy difícil, por mucho esfuerzo que se haga, ser justos. Es difícil ser objetivos y no dejarnos influenciar por nuestras impresiones. El que alguien nos caiga bien o mal no depende tanto de la otra persona, ni de la impresión que busca dar, sino simplemente de algo que no podemos dominar ni direccionar, lo que llamamos percepción o intuición. Tiene que ver con la afinidad, con la “piel” como dicen muchos.
Si, ser justo es muy difícil, por eso es que vivimos en un mundo injusto, en una sociedad injusta, porque la sociedad la formamos nosotros, los seres humanos, débiles, influenciables y parciales.
Por eso es tan importante creer en la justicia de Dios, una justicia perfecta, que logra ser absolutamente objetiva y que logra ver incluso lo que hay en los corazones de todos los seres humanos.
Invocar la presencia de Dios para ser más justos, dejar que finalmente Él juzgue cuando aquí no encontramos justicia, cuando vemos que a nuestro alrededor la corrupción reina y los que hoy son apresados, mañana salen como si nada, libres, impunes, con toda la libertad y el “permiso” para seguir su carrera delictiva.
Vivimos en un tiempo y en un mundo en donde nos sentimos muy vulnerables y en donde todo el tiempo suceden cosas absolutamente injustas: los niños mueren de hambre, las personas viven en lugares que no pueden ser llamados casas, la violencia y la droga proliferan a cada momento, y eso es parte de la injusticia de la que hablo.
Pensar que existe una justicia verdadera, y que aquellos que hacen daño van a ser castigados, y que aquellos que luchan por cambiar este mundo desde su pequeña realidad, van a ser recompensados, es muy importante para no quedarse paralizados, para no sentir que toda lucha es en vano.
Esto es importante para mí y para vos en tu vida diaria. Para que vos te animes a remar contra la corriente, a dejarte paralizar o inmovilizar pensando que no vale la pena nada que se haga por cambiar la realidad, la tuya, la mía, la del mundo que nos rodea.
Cuando Jesús dice: Bienaventurados, nos está bendiciendo, nos está dando fuerza y ganas para creer que junto a Él nada es imposible y que hay una recompensa después de tanta lucha y tanto sufrimiento. Amén.

Querido Jesús, ayudame a darme cuenta lo que significa ser bienaventurado, ayudame a sentir tu bendición en todo aquello que emprendo para cambiar mi vida y la de los demás, siguiendo tu mensaje de amor. Haceme una hija bienaventurada, misericordiosa que cree que la justicia existe y es posible. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 23 de octubre de 2009

Domingo 25 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 126

“Cuando mi Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
como soñando nos quedamos;
entonces se llenó de risa nuestra boca
y nuestros labios de gritos de alegría.

Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas
ha hecho mi Señor con éstos!
¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros mi Señor,
el gozo nos colmaba!

¡Haz volver, mi Señor, a nuestros cautivos
como torrentes en el Négueb!
Los que siembran con lágrimas
cosechan entre cánticos.

Al ir, va llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando
trayendo sus gavillas.” Amén.

Curiosidades

¿Quién era Bartimeo y qué fue lo que sucedió con él?

Bartimeo era el mendigo ciego que fue curado por Jesús en Mc.10:46-52. Este nombre significa “hijo de Timeo” y puede haber sido registrado por Marcos porque se trataba de una persona muy conocida en la iglesia primitiva. El incidente tuvo lugar en el último viaje de Jesús a Jerusalén cuando salía de Jericó, y se encuentra en los otros evangelios sinópticos, aunque con varias diferencias. La historia ha sido reconstruida de diversas formas, y podría ser que Mateo y Marcos se refirieran a la Jericó antigua mientras que Lucas a la Jericó nueva, que se encontraba al sur de aquella. El incidente resulta notable por la persistencia de la fe de Bartimeo en Jesús como Mesías.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:46-52

“Llegan a Jericó. Y cuando salía de Jericó, acompañado de sus discípulos y de una gran muchedumbre, el hijo de Timeo (Bartimeo), un mendigo ciego, estaba sentado junto al camino. Al enterarse de que era Jesús de Nazaret, se puso a gritar: ‘¡Hijo de David, Jesús, ten compasión de mí!’ Muchos le increpaban para que se callara. Pero él gritaba mucho más: ‘¡Hijo de David, ten compasión de mí!’ Jesús se detuvo y dijo: ‘Llámenlo’. Llaman al ciego, diciéndole: ‘¡Ánimo, levántate! Te llama’. Y él arrojando su manto, dio un brinco y vino donde Jesús. Jesús, dirigiéndose a él, le dijo: ‘¿Qué quieres que te haga?’ El ciego le dijo: ‘Rabbuní, ¡que vea!’ Jesús le dijo: ¡Vete, tu fe te ha salvado’. Y al instante, recobró la vista y lo seguía por el camino.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es curioso cómo se puede vivir perfectamente, tener una vida normal, con un trabajo, ocuparse de los quehaceres domésticos y hasta vivir totalmente solo, si se es ciego. Una persona ciega, para poder moverse, sólo necesita un entrenamiento, y listo: puede aprender a leer, a utilizar una computadora, y muchas otras cosas más. Sólo necesita de los elementos adecuados a su discapacidad. Y digo discapacidad con cierto recelo, porque un ciego no ve, pero desarrolla otros sentidos y capacidades que los que vemos no lo hacemos.
Es verdad, poseer todos los sentidos es la mejor bendición que podemos recibir de Dios, pero el asumir nuestras limitaciones y enfrentarlas como un desafío, es una bendición aún mayor.
¿Cuántas personas, teniendo todos los sentidos, todas las capacidades, sufre de la incapacidad de agradecerle a Dios y aprovechar al máximo todo con que Dios las ha bendecido? Les falta algo, se paralizan, sufren algún contratiempo y se ahogan en un vaso de agua, tienen algún problema y quedan a la espera de que alguien las ayude, porque sienten que no pueden.
Una de nuestras grandes cegueras es no lograr ver lo mucho que tenemos, lo mucho que Dios nos da, lo mucho que nos bendice. ¡Siempre estamos atentos a qué nos falta, pero al mismo tiempo no hacemos nada por cambiar nuestra situación!
En esta historia de hoy, Timeo, el ciego, al darse cuenta que Jesús andaba por ahí, no dejó de gritar para que Jesús lo atendiera. Él estaba convencido de que él podía ayudarlo, podría salvarlo. Estamos hablando de un tiempo en donde tener alguna discapacidad era mucho más grave y no sólo esto, se consideraba que esto mismo era porque los padres o la misma persona habían sido castigadas por Dios por algo que había hecho. Existía una gran ignorancia acerca de las enfermedades y las discapacidades. Hoy día es muy distinto. Incluso ya hablamos de capacidades diferentes, porque todos, en algo somos discapacitados.
Todos de alguna manera somos discapacitados y limitados, por eso es tan importante el darnos cuenta de que necesitamos la ayuda de Dios para resolver nuestros problemas y conflictos. Acudir a Él, gritar, como Timeo, si es necesario. No dejarnos influenciar ni frenar por los que nos rodean, como los discípulos de Jesús intentaron hacer con Timeo.
La próxima vez que te das cuenta que solo no podés, que necesitás ayuda, acordate de Timeo. Pedile ayuda a Jesús, gritale, si hace falta, reconocelo como el único que puede cambiar el curso de tu vida, y vas a tener una respuesta, clara y precisa. Después seguro que vas a seguirlo, como Timeo lo hizo. Porque junto a Jesús, tu vida va a ser mucho más fácil. Amén.

Querido Jesús, a veces me asusto de mi ceguera. A veces me impresiono de mi falta de capacidad de descubrirte a mi alrededor, en las personas que me rodean y pueden aliviar mi vida. Yo sé que vos podés darme una mano, pero tengo es tendencia a creer que lo que venga de vos tiene que ser espectacular, y no me doy cuenta de que tu presencia siempre es en lo sencillo, en lo cotidiano. Abrime los ojos y permitime verte siempre. Te lo pido a vos, que junto con el Padre y el Espíritu Santo, viven por toda la eternidad. Amén.

viernes, 16 de octubre de 2009

Domingo 18 de octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 33

“¡Griten de júbilo, justos, por mi Señor!,
de los rectos es propia la alabanza;
¡den gracias a mi Señor con cítara,
salmodien para él al arpa de diez cuerdas;
cántenle un cantar nuevo,
toquen la mejor música en la aclamación!

Pues recta es la palabra de mi Señor,
toda su obra fundada en la verdad;
él ama la justicia y el derecho,
del amor de mi Señor está llena la tierra.

Por la palabra de mi Señor fueron hechos los cielos
por el soplo de su boca toda su mesnada.
Él recoge, como un dique, las aguas del mar,
en depósitos pone los abismos.

¡Tema a mi Señor la tierra entera,
ante él también todos los que habitan el orbe!
Pues él habló y fue así,
mandó él y se hizo.

Mi Señor frustra el plan de las naciones,
hace vanos los proyectos de los pueblos;
mas el plan de mi Señor subsiste para siempre,
los proyectos de su corazón por todas las edades.
¡Feliz la nación cuyo Dios es mi Señor,
el pueblo que se escogió por heredad!

Mi Señor mira de lo alto de los cielos,
ve a todos los hijos de Adán;
desde el lugar de su morada observa
a todos los habitantes de la tierra,
él, que forma el corazón de cada uno,
y repara en todas sus acciones.

No queda a salvo el rey por su gran ejército,
ni el bravo inmune por su enorme fuerza.
Vana cosa el caballo para la victoria,
ni con todo su vigor puede salvar.

Los ojos de mi Señor están sobre quienes le temen,
sobre los que esperan en su amor,
para librar su alma de la muerte,
y sostener su vida en la penuria.

Nuestra alma en mi Señor espera,
él es nuestro socorro y nuestro escudo;
en él se alegra nuestro corazón,
y en su santo nombre confiamos.
Sea tu amor, mi Señor, sobre nosotros,
como está en ti nuestra esperanza.” Amén.


Curiosidades

¿Quién era Juan, el hijo de Zebedeo?

Juan, que era hijo de Zebedeo, probablemente el menor, porque excepto en Luchas y en Hechos, se lo menciona después de su hermano Jacobo o Santiago. Su madre se cree que fue Salomé, la tercera mujer, que según Marcos, acompañó a las dos Marías a la tumba, mientras que Mateo dice que era “la madre de los hijos de Zebedeo”. Generalmente se considera que Salomé era la hermana de María, la madre de Jesús, debido a que en Juan 19:25 se dice que cuatro mujeres estuvieron cerca de la cruz: las dos Marías mencionadas por Marcos y Mateo, la madre de Jesús, y la hermana de su madre. Si esta identificación es correcta, Juan era primo de Jesús por el lado de su madre.
Sus padres pueden haber sido de buena posición porque su padre, que era pescador, “tenía jornaleros” y Salomé es una de las mujeres que “servían a Jesús con sus bienes”.
Después de haber sido llamados a abandonar a su padre y la pesca, Santiago y Juan fueron apodados por él Boanerges, “hijos del trueno”, probablemente porque eran galileos impetuosos y vivaces, de celo indisciplinado y a veces mal orientado. Este aspecto de su carácter se demuestra en su reacción contra una aldea samaritana que había rehusado recibir a su Maestro. Además podemos ver que su ambición personal no había sido atemperada por una verdadera visión de la naturaleza del Reino de Cristo, y este dejo de egoísmo, junto con su disposición de sufrir por Jesús, sin importarles lo que pudiera ocurrirles a ellos mismos, queda ilustrado en su pedido al Señor de que se les permitiera ocupar lugares de especial privilegio cuando Jesús entrara en su reino.

Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:32-45

“Iban de camino subiendo a Jerusalén, y Jesús marchaba delante de ellos; estaban sorprendidos y los que lo seguían tenían miedo. Tomó otra vez a los Doce y comenzó a decirles lo que iba a suceder: ‘Miren que subimos a Jerusalén, y el Hijo del hombre será entregado a los sumos sacerdotes y a los escribas; lo condenarán a muerte y lo entregarán a los gentiles, y se burlarán de él, lo escupirán, lo azotarán y lo matarán, y a los tres días resucitará.
Se acercan a él Santiago y Juan, los hijos de Zebedeo, y le dicen: ‘Maestro, queremos nos concedas lo que te pidamos’. Él les dijo: ‘¿Qué quieren que les conceda?’ Ellos le respondieron: ‘Concédenos que nos sentemos en tu gloria, uno a tu derecha y otros a tu izquierda’. Jesús les dijo: ‘No saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo voy a beber, o ser bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado?’ Ellos le dijeron: ‘Sí, podemos’. Jesús les dijo: ‘La copa que yo voy a beber, sí la beberán y también serán bautizados con el bautismo con que yo voy a ser bautizado; pero, sentarse a mi derecha o a mi izquierda no es cosa mía el concederlo, sino que es para quienes está preparado’.
Al oír esto los otros diez, empezaron a indignarse contra Santiago y Juan. Jesús, llamándoles, les dice: ‘Saben que los que son tenidos como jefes de las naciones, las dominan como señores absolutos y sus grandes las oprimen con su poder. Pero no ha de ser así entre ustedes, sino que el que quiera llegar a ser grande entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, será su servidor, y el que quiera ser el primero entre ustedes, seré esclavo de todos, que tampoco el Hijo del hombre ha venido a ser servido, sino a servir y a dar su vida como rescate por muchos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

“No ha de ser así entre ustedes”, dice Jesús, cuando entre los discípulos surge una inquietud con respecto a las jerarquías, y quién es más importante entre ellos.
Es curioso porque a pesar de esas palabras de Jesús, los cristianos no podemos dejar de lado esta cosa tan humana de dividir a la personas en jerarquías. Incluso en nuestras iglesias hemos impuesto jerarquías: el pastor o la pastora, los miembros tradicionales de la comunidad, los que están en alguna comisión, los que son nuevos… mientras que Jesús nos dice una y otra vez “no ha de ser así entre ustedes”.
¡Qué duras son nuestras cabezas! ¡qué duros son nuestros corazones! No podemos dejar de lado esa necesidad de sentirnos importantes, sentirnos más que otros. Al final no entendimos nada, a pesar de todo lo que nos enseñó Jesús, sus retos y su enojo ante los cabezas duras de sus discípulos.
No entendimos nada, no entendimos que entre nosotros no debe haber jerarquías, que cuando se ama, como Jesús nos amó, todos somos hermanos, diferentes entre sí, pero todos iguales ante Dios.
Qué tristeza que provoca cuando dentro de nuestras comunidades vemos que hay personas que se creen con derechos sobre sus otros hermanos y hermanas, que se enojan cuando no se hacen las cosas que ellos quieren. “No ha de ser así entre ustedes”, dice Jesús, constantemente, como un golpe de martillo para ver si en algún momento comprendemos lo que nos quiere decir con estas palabras.
“No ha de ser así entre ustedes”, te dice a vos, que estás escuchando ahora, para que te des cuenta de que si creés en Jesús, y lo llamás Señor y Salvador, no podés hacer diferencias entre las personas. Y no sólo eso, sino que estás llamado a servir, a darte, a entregar tu vida a través del mismo amor por el cual Jesús dio su vida por cada uno de nosotros.
“No ha de ser así entre ustedes”, dice Jesús, y esto sólo lo podemos cambiar nosotros en los pequeños gestos cotidianos. Amén.

Querido Jesús, cómo me cuesta entender tus palabras. Palabras simples, pero difíciles de poner en práctica. Es tan natural como humanos hacer diferencias entre nosotros, sentirme más que ese otro, que tal vez no hay sido tan bendecido como yo. No me doy cuenta que justamente es en esos casos en donde me has llamado a hacerme cargo, a ayudar, porque esa persona necesita de mí, de mis dones y no de mi discriminación. Gracias, Jesús, porque sé que vas transformar mi corazón. En el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 9 de octubre de 2009

Domingo 11 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 90

“Señor, tú has sido para nosotros
un refugio de edad en edad.

Antes que los montes fuesen engendrados,
antes que naciesen tierra y orbe,
desde siempre hasta siempre tú eres Dios.

Tú al polvo reduces a los hombres,
diciendo: ‘¡Tornen, hijos de Adán!’
Porque mil años a tus ojos
son como el ayer, que ya pasó,
como una vigilia de la noche.

Tú los sumerges en un sueño,
a la mañana serán como hierba que brota;
por la mañana brota y florece,
por la tarde se amustia y se seca.

Pues por tu cólera somos consumidos,
por tu furor anonadados.
Has puesto nuestras culpas ante ti,
a la luz de tu faz nuestras faltas secretas.

Bajo tu enojo declinan todos nuestros días,
como un suspiro consumimos nuestros años.
Los años de nuestra vida son unos setenta,
u ochenta, si hay vigor;
mas son la mayor parte trabajo y vanidad,
pues pasan presto y nosotros nos volamos.

¿Quién conoce la fuerza de tu cólera,
y, temiéndote, tu indignación?

¡Enséñanos a contar nuestros días,
para que entre la sabiduría en nuestro corazón!
¡Vuelve, mi Señor! ¿Hasta cuándo?
Ten piedad de tus siervos.

Sácianos de tu amor a la mañana,
que exultemos y cantemos toda nuestra vida.
Devuélvenos en gozo los días que nos humillaste,
los años en que desdicha conocimos.

¡Que se vea tu obra con tus siervos,
y tu esplendor sobre sus hijos!
¡La dulzura del Señor sea con nosotros!
¡Confirma tú la acción de nuestras manos!” Amén.

Curiosidades

¿Qué quiso decir Jesús al hablar del ojo de una aguja?

Tanto en Mt. Como en Mc. Y Lc. encontramos la afirmación de Jesús: “Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja, que entrar un rico en el Reino de Dios”. Este modo de expresión, familiar en los escritos rabínicos, significa tanto algo muy inusual como muy difícil; por ejemplo en el Talmud un elefante que pasa por el ojo de una aguja se usa dos veces para lo que resulta imposible, y a un camello se lo representa bailando en una medida de granos muy pequeña. Algunos eruditos interpretan “ojo de la aguja” como una referencia a la angosta puerta para peatones, pero no hay pruebas históricas que apoyen esta interpretación.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:17-31

“Se ponía ya en camino cuando uno corrió a su encuentro y arrodillándose ante él, le preguntó: ‘Maestro bueno, ¿qué he de hacer para tener en herencia vida eterna?’ Jesús le dijo: ‘¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno sino sólo Dios. Ya sabes los mandamientos: No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes falso testimonio, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre’. Él, entonces, le dijo: ‘Maestro, todo eso lo he guardado desde mi juventud’. Jesús, fijando en él su mirada, lo amó y le dijo: ‘Una cosa te falta: anda, cuanto tienes véndelo a los pobres y tendrás un tesoro en el cielo; luego, ven y sígueme’. Pero él, abatido por estas palabras, se marchó entristecido, porque tenía muchos bienes.
Jesús, mirando a su alrededor, dice a sus discípulos: ‘¡Qué difícil es que los que tienen riquezas entren en el Reino de Dios!’ Los discípulos quedaron sorprendidos al oírle estas palabras. Mas Jesús, tomando de nuevo la palabra, les dijo: ‘¡Hijos, qué difícil es entrar en el Reino de Dios! Es más fácil que un camello pase por el ojo de la aguja, que el que un rico entre al Reino de Dios’. Pero ellos se asombraban aún más y se decían unos a otros: ‘Y ¿quién se podrá salvar?’ Jesús, mirándolos fijamente, dice: ‘Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios.
Pedro se puso a decirle: ‘Ya lo ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido’. Jesús dijo: ‘Yo les aseguro: nadie que haya dejado su casa, hermanos, hermanas, madre, padre, hijos o hacienda por mí y por el Evangelio, quedará sin recibir el ciento por uno: ahora al presente, casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y hacienda, con persecuciones; y en el mundo venidero, vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y los últimos, primeros’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es difícil aceptar que tenemos limitaciones. Nos cuesta aceptar esto, pero así son las cosas. Todo el tiempo aparecen obstáculos que no logramos sortear, incluso hay algunos que ni nuestro mayor ingenio ni nuestra mayor capacidad para resolver problemas, nos permiten salir triunfantes.
Sí, en la vida hay imposibles: enfermedades, muerte, cosas que nos suceden que ni con la mejor de las voluntades, podemos salvar. A veces le echamos la culpa a los demás: a los médicos, la policía, los bomberos… explicamos de mil maneras diferentes cosas que no tienen explicación, cosas que suceden, porque así es la vida.
A veces también pasan milagros, cosas que parecían imposibles, de repente, como una luz en medio de la noche, personas se salvan milagrosamente de un accidente, de una enfermedad, de una tragedia… recuerdo muy bien cómo los bebés de neonatología de un hospital en México fueron recuperados con vida y en buenas condiciones después del terremoto, hace muchos años atrás.
Pero también llevo en mi corazón y mi agradecimiento eterno a Dios el recuerdo de cómo Jonás, mi pequeño mellizo, que nació con una malformación en los intestinos, y contra todos los pronósticos sobrevivió a tres operaciones en cuatro meses. Un pequeño de sólo 1 kg. y ½; Dios puso su mano sobre él y lo cuidó. Ahora corre y hace diabluras como cualquier otro niño.
Sí, lo que es imposible para nosotros es posible para Dios, porque para Él nada es imposible.
Y vos, ¿te acordás de alguna vez que te pasó algo así, que viste la mano de Dios en medio de una situación que parecía sin remedio?
¿Estás ahora en un momento en donde no estás viendo más que oscuridad? Entonces recordá estas palabras de Jesús: ‘Para los hombres, imposible; pero no para Dios, porque todo es posible para Dios’. Nada es imposible para Dios, por eso hablale, pedile ayuda, aunque todos te digan que no hay nada para hacer. Pedile a Dios que te ayude, que ponga su mano sobre vos, y confiá en Él. Dios sabe qué es lo mejor para vos, y qué es lo que necesitás, pero tu corazón tiene que ser sólo de Él. Entregate sin pensarlo más, descansá en su amor, y en tu vida se terminarán los imposibles. Amén.

Querido Padre Celestial, Dios mío que me protegés como lo hicieron mis papis aquí en la tierra, y mucho más todavía, hoy te pido que me ayudes a confiar en vos. A que comprenda que nada es imposible para vos, si yo confío en vos y lo dejo todo para seguir el camino de Jesús, tu querido Hijo. A veces me cuesta creer, a veces me falta la fe, por eso te pido en este momento que me ayudes a aumentar mi fe, a creer que junto a vos no existen imposibles. Te lo piso a vos que junto a Jesús y a tu Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

viernes, 2 de octubre de 2009

Domingo 4 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 128

“Dichosos todos los que temen al Señor,
los que van por sus caminos.

Del trabajo de tus manos comerás,
¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será como parra fecunda
en el secreto de tu casa.
Tus hijos, como brotes de olivo
en torno a tu mesa.

Así será bendito el hombre
que teme a mi Señor.
¡Bendígate mi Señor desde Sión,
que veas en ventura a Jerusalén
todos los días de tu vida,
y veas a los hijos de tus hijos!

¡Paz a Israel!” Amén.

Curiosidades

¿Por qué razones se divorciaban los matrimonios en los tiempos de Jesús y cómo era?
El divorcio se practicaba, incluso en Dt.24:1-4 está la ley que lo contempla. Se le daba a la esposa algún tipo de contrato, y desde ese momento ella estaba libre para volver a casarse.
Los motivos de divorcio están expuestos de manera muy general, ya que dice “Si el marido encuentra alguna cosa indecente en su esposa”. Hay dos situaciones en las que se prohíbe el divorcio: cuando el hombre ha acusado falsamente de infidelidad premarital; y cuando un hombre ha tenido relaciones con una joven, y el padre de ella lo ha obligado a casarse con ella.
Una mujer judía no podía divorciarse de su marido, sólo el hombre podía repudiar a la mujer. Pero sí podía apelar al tribunal por el trato que le daba su marido, y el tribunal podía obligar al esposo a divorciarla. Más aún, Jesús podría haber pensado en las leyes griegas y romanas, según las cuales la esposa podía divorciarse, como lo hizo Herodías de su primer marido.
Pablo, en su primera carta a los corintios 7:10-16, habla acerca de la situación en donde los paganos se convierten al Señor, y donde uno de los dos cónyuges no desea ese camino: “no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso”, dice el apóstol. Con esta cláusula no sólo tienen la libertad de abandonarse el uno al otro, sino que significa que también están en libertad para casarse nuevamente.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 10:1-16

“Y levantándose de allí va a la región de Judea, y al otro lado del Jordán, y de nuevo vino la gente donde él y, como acostumbraba, les enseñaba. Se acercaron unos fariseos que, para ponerle a prueba, preguntaban: ‘¿Puede el marido repudiar a la mujer?’ Él les respondió: ‘¿Qué les prescribió Moisés?’ Ellos dijeron: ‘Moisés permitió escribir el acta de divorcio y repudiarla’. Jesús les dijo: ‘Teniendo en cuenta la dureza de sus corazones escribió para ustedes este precepto. Pero desde el comienzo de la creación, Él los hizo varón y hembra. Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre, y los hará una sola carne. De manera que ya no son dos, sino una sola carne. Pues bien, lo que Dios unió, no lo separe el hombre’. Y ya en casa, los discípulos le volvían a preguntar sobre esto. Él les dijo: ‘Quien repudie a su mujer y se case con otra, comete adulterio contra aquella; y si ella repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio’.
Les presentaban unos niños para que los tocara; pero los discípulos los reñían. Mas Jesús, al ver esto, se enfadó y les dijo: ‘Dejen que los niños vengan a mí, no se lo impidan, porque de los que son como éstos es el Reino de Dios. Yo les aseguro: el que no reciba el Reino de Dios como niño, no entrará en él’. Y abrazaba a los niños, y los bendecía poniendo las manos sobre ellos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Las leyes de los hombres y la ley de Dios… ¿cómo compararlas? ¿cómo mezclarlas si ningún ser humano, por más devoto que sea, puede realmente decir cuál es la justicia de Dios?
Muchas veces creemos que podemos decir qué es justo y qué no lo es para Dios. Muchas veces opinamos y afirmamos, incluso que Dios debe hacer esto o aquello. Pero ¿quiénes somos nosotros para eso?
Seres limitados, parciales, que nos dejamos llevar por nuestros sentimientos o nuestra conveniencia. No, es imposible.
Pero la justicia entre nosotros es necesaria, porque una sociedad necesita las formas para defender a las personas entre sí, porque entre nosotros los hay justos y honestos, y los hay perversos y corruptos. Pero nuestra ley no es la de Dios, por eso no podemos mezclarla.
La ley de Jesús es el amor, y si hay amor y todo lo que se hace, se hace con amor, entonces la justicia humana de ninguna manera sería necesaria.
Hoy estamos escuchando sobre el divorcio, pero éste es sólo un tema dentro de todos los temas legales que existen y que son necesarios para nosotros, los seres humanos. Pero dentro de la ley del amor, nada de esto es necesario, por eso es que Jesús dice: “Teniendo en cuenta la dureza de sus corazones escribió para ustedes este precepto”. Jesús sabe que una cosa es la teoría y otra la práctica en nuestro mundo humano, y que no logramos vivir totalmente como él desea de nosotros, y por eso mismo necesitamos de él para que nuestras decisiones y determinaciones sean lo más justas posibles.
Por eso es que después habla de la pureza y la naturalidad de los niños, diciendo: “de los que son como éstos es el Reino de Dios”. Nosotros, los adultos somos rencorosos y vengativos, ambiciosos y envidiosos, estamos contaminados por el egoísmo, nos falta amor y perdón en nuestro corazón. Lo tenemos ocupado con tantas otras cosas que no hay lugar para Jesús y su mandamiento del amor.
Las leyes humanas son muy importantes y hay que hacerlas cumplir, debemos, como cristianos, procurar una justicia clara, sin corrupción, pero para nada podemos compararla con la ley de Dios, ni creer que nuestra débil ley, pueda de alguna manera parecerse. La ley de Dios es la definitiva, la que sirve de alivio y esperanza en este mundo imperfecto e injusto. Dios y su justicia es la que nos permite sentirnos libres y dejar todo en su mano, cuando las leyes humanas fallan. Amén.

Querido Padre celestial, es bueno saber que tu ley es perfecta y que nos amparás bajo ella. Es bueno saber que ver todo lo que sucede aquí en la tierra y que nos mirás con ojos de amor. Tu amor es el que nos permite superarnos cada día y mirar por encima de aquellos que no creen en vos y piensan que pueden burlarse de tu justicia. Tu justicia es para mí como un bálsamo, porque sé que no existe mejor abogado que tu Espíritu, y que tu Hijo, intercede todo el tiempo por cada uno de nosotros. Ayudame a seguir sobre todo tu ley de amor, para que ese amor transforme mi pequeño entorno. Te lo pido en tu nombre, en el de Jesús, tu Hijo y en el de tu Espíritu que nos levanta y nos anima. Amén.