viernes, 26 de marzo de 2010

28 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 69 (1-3.7-9.20-21.29-36)

“¡Sálvame, oh Dios, porque las aguas
me llegan hasta el cuello!Me hundo en el cieno del abismo,
sin poder hacer pie;
he llegado hasta el fondo de las aguas,
y las olas me anegan.
Estoy exhausto de gritar, arden mis fauces,
mis ojos se consumen de esperar a mi Dios…

Pues por ti sufro el insulto,
y la vergüenza cubre mi semblante;
para mis hermanos soy un extranjero,
un desconocido para los hijos de mi madre;
pues me devora el celo de tu casa,
y caen sobre mí los insultos de los que te insultan…

La infamia me ha roto el corazón y desfallezco.
Espero compasión, y no la hay,
consoladores, y no encuentro ninguno.
Veneno me han dado por comida,
en mi sed me han abrevado con vinagre…

Y yo desdichado, dolorido,
¡tu salvación, oh Dios, me restablezca!El nombre de Dios celebraré en un cántico,
lo ensalzaré con la acción de gracias;
y más que un toro agradará a mi Señor,
más que un novillo con cuernos y pezuñas.

Lo han visto los humildes y se alegran;
¡vivan sus corazones, los que buscan a Dios!
Porque mi Señor escucha a los pobres,
no desprecia a sus cautivos.
¡Alábenlo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto bulle en él!

Pues salvará Dios a Sión,
reconstruirá las ciudades de Judá:
habitarán allí y las poseerán;
la heredará la estirpe de sus siervos,
los que aman su nombre en ella morarán.” Amén.

Curiosidades

¿Qué estaba celebrando el pueblo, que agitaba ramas, cuando Jesús entró montado sobre el pollino?

En diversas culturas y en muchos lugares de la antigüedad, las palmas tenían un significado especial. En Delos, las palmas o palmeras eran los árboles santos de Apolo. En todo el mundo del Mediterráneo eran el símbolo de la vida y la victoria. En Israel se celebraba la fiesta de los Tabernáculos, con limones, palmas, gajos de mirra y rama de sauce. Desde la rededicación del templo de Jerusalén luego la victoria de los macabeos, la palma también era el símbolo de la independencia de Israel y del rey victorioso (véanse citas en 1 y 2 Mac). En la cultura romana, la hoja de palmera era símbolo de la victoria, del triunfo y de la alegría.
La entrada de Jesús a Jerusalén (con variaciones sobre los vegetales en los evangelios: gajos verdes cortados en el campo, gajos de los árboles, ramas de palmera), acompañada por el saludo con esos elementos verdes sería entonces una provocación especial para los romanos. Esto hay confrontado con el burrito, que no es el montado para la guerra, sino el animal para el trabajo, y símbolo de la humildad y el rey de paz según Zac 9,9.
Según los evangelios, el momento en que Jesús hace su entrada “triunfal” a Jerusalén montado sobre un pollino, esto es un burrito, el pueblo de Israel estaba muy cerca de celebrar la Pascua judía. Lo curioso es que la multitud que cantaba Salmos bendiciendo al Señor, agitaba ramas, cosa que no pertenece a la celebración de la Pascua, sino a la de la “enramada” o fiesta de los tabernáculos.
Esta fiesta, que duraba siete días, recordaba el tiempo en que sus padres habían vivido bajo ellas antes de entrar a la Tierra Prometida y al mismo tiempo el pueblo agradecía a Dios por la morada permanente en ella. En el octavo día de la fiesta de los tabernáculos, una procesión pasaba siete veces alrededor del altar, llevando ramas de mirto y palmeras y gritando: "¡Hosanna!" en memoria de la caída de Jericó. Los Salmo que se cantaban eran los mismos que durante la semana de la celebración de la Pascua judía: del 112 al 133.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 19:28-40

Y habiendo dicho esto, marchaba por delante subiendo a Jerusalén. Y sucedió que, al aproximarse a Betfagé y Betania, al pie del monte llamado de los Olivos, envió a dos de sus discípulos, diciendo: ‘Vayan al pueblo que está enfrente y, entrando en él, encontrarán un pollino atado, sobre el que no ha montado todavía ningún hombre; desátenlo y tráiganlo. Y si alguien os pregunta: ‘¿Por qué lo desatan?’, dirán esto: ‘Porque el Señor lo necesita’.’ Fueron, pues, los enviados y lo encontraron como les había dicho. Cuando desataban el pollino, les dijeron los dueños: ‘¿Por qué desatan el pollino?’ Ellos les contestaron: ‘Porque el Señor lo necesita.’
Y lo trajeron donde Jesús; y echando sus mantos sobre el pollino, hicieron montar a Jesús. Mientras él avanzaba, extendían sus mantos por el camino. Cerca ya de la bajada del monte de los Olivos, toda la multitud de los discípulos, llenos de alegría, se pusieron a alabar a Dios a grandes voces, por todos los milagros que habían visto.
Decían:
‘Bendito el Rey que viene
en nombre del Señor!
Paz en el cielo
y gloria en las alturas.’
Algunos de los fariseos, que estaban entre la gente, le dijeron: ‘Maestro, reprende a tus discípulos.’ Respondió: ‘Les digo que si éstos callan gritarán las piedras’." Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Hay un canto dentro de nuestro cancionero que dice en su estribillo: “Hoy todos gritan ‘¡Hosanna!’ ¿Qué gritará mañana?”
Hoy todos están eufóricos, y a los pocos días, desprecian al que loaban. No es extraño ni nuevo, ni tampoco le ha pasado sólo a Jesús. El ser aclamado por la multitud y a los pocos días, despreciado y solo…
Lo vemos todo el tiempo. A la hora del éxito, los amigos y allegados abundan. Lo vemos en la política, la farándula, incluso en nuestro pequeño entorno: cuando la cosa va bien, son muchos los que rodean a la persona exitosa. Pero… ¿qué pasa cuando la fama se acaba, cuando viene una mala racha, cuando la enfermedad o el desánimo acosan?
No queda nadie… uno se queda solo… y toda esa gloria queda olvidada en algún recuerdo, alguna foto, algún trofeo o diploma…
Sí, cuando la cosa está bien todo el lindo, todo es más fácil, pero menos verdadero, menos auténtico…
Es en los momentos oscuros, en los momentos difíciles en donde se ven los amigos, los que están en las buenas y en las malas. De alguna manera en este relato de los evangelios Jesús nos pone un espejo delante de nuestros rostros y nos muestra tal cual somos: inestables, eufóricos, exitistas y fallutos. No nos gusta perder ni estar con los perdedores.
Hoy, entra triunfante en Jerusalén, y en menos de una semana muere crucificado, solo, entre malhechores, sólo las mujeres los acompañan de lejos…
Pero curiosamente, esto tan propio del ser humano, es posible romperlo, terminar con ello a partir de la resurrección del Señor. La muerte en la cruz y la resurrección son parte de la misma cosa, y también son parte de este reconocimiento, cuando Jesús entra sobre un burrito. Jesús nos dice que podemos romper las estructuras, que incluso podemos romper con aquello que consideramos inherente al ser humano: el sólo estar en las buenas y borrarse en las malas. Él nos enseña que podemos romper con el egoísmo y el egocentrismo para ser fieles y coherentes con nuestros principios. Sólo aceptar que él transforme nuestro corazón voluble para hacerlo firme y fiel. Amén.

Querido Dios, a través de la vida de Jesús me has mostrado cómo soy, con mis aciertos y mis debilidades. Me has puesto un espejo delante para que me vea y para que eso mismo me ayude a cambiar, a ser más firme, más fuerte en mis convicciones, que el miedo no me haga echarme para atrás y pasar la vida observando en vez de actuar. Dame fuerzas, dame valor, dame decisión para ser fiel a mis principios y a mi fe en vos. Te lo pido en el nombre de tu Hijo Jesús y del Espíritu que vive en mí como en todos aquellos que han entregado su vida a Cristo. Amén.

viernes, 19 de marzo de 2010

21 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 126

“Cuando mi Señor hizo volver a los cautivos de Sión,
como soñando nos quedamos;
entonces se llenó de risa nuestra boca
y nuestros labios de gritos de alegría.

Entonces se decía entre las naciones: ¡Grandes cosas
ha hecho mi Señor con éstos!
¡Sí, grandes cosas hizo con nosotros mi Señor,
el gozo nos colmaba!
¡Haz volver, mi Señor, a nuestros cautivos
como torrentes en el Négueb!
Los que siembran con lágrimas
cosechan entre cánticos.
Al ir, va llorando,
llevando la semilla;
al volver, vuelve cantando
trayendo sus gavillas.” Amén.


Curiosidades

¿Qué decía la Ley de Moisés con respecto al adulterio?

En el libro de Levítico, uno del los cinco libros de la ley judía, también conocidos como Pentateuco o Torah, en el capítulo 22, versículos del 13 al 28, aparecen diferentes casos que tienen que ver con el adulterio o con engaños y abusos en las relaciones entre hombres y mujeres. Escuchemos, entonces lo que dice la ley de los tiempos de Jesús:
“Si un hombre se casa con una mujer, y después de llegarse a ella, le cobra aversión, le atribuye acciones torpes y la difama públicamente diciendo: "Me he casado con esta mujer y, al llegarme a ella, no la he encontrado virgen, " el padre de la joven y su madre tomarán las pruebas de su virginidad y las descubrirán ante los ancianos de la ciudad, a la puerta.
El padre de la joven dirá a los ancianos: "Yo di mi hija por esposa a este hombre; él le ha cobrado aversión, y ahora le achaca acciones torpes diciendo: "No he encontrado virgen a tu hija." Sin embargo, aquí tenéis las señales de la virginidad de mi hija", y levantarán el paño ante los ancianos de la ciudad. Los ancianos de aquella ciudad tomarán a ese hombre, le castigarán, y le pondrán una multa de cien monedas de plata, que entregarán al padre de la joven, por haber difamado públicamente a una virgen de Israel. El la recibirá por mujer, y no podrá repudiarla en toda su vida.
Pero si resulta que es verdad, si no aparecen en la joven las pruebas de la virginidad, sacarán a la joven a la puerta de la casa de su padre, y los hombres de su ciudad la apedrearán hasta que muera, por haber cometido una infamia en Israel prostituyéndose en casa de su padre. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti.
Si se sorprende a un hombre acostado con una mujer casada, morirán los dos: el hombre que se acostó con la mujer y la mujer misma. Así harás desaparecer de Israel el mal.
Si una joven virgen está prometida a un hombre y otro hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella, los sacarán a los dos a la puerta de esa ciudad y los apedrearán hasta que mueran: a la joven por no haber pedido socorro en la ciudad, y al hombre por haber violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer el mal de en medio de ti.Pero si es en el campo donde el hombre encuentra a la joven prometida, la fuerza y se acuesta con ella, sólo morirá el hombre que se acostó con ella; no harás nada a la joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte. El caso es semejante al de un hombre que se lanza sobre su prójimo y le mata: porque fue en el campo donde la encontró, y la joven prometida acaso gritó sin que hubiera nadie que la socorriera.Si un hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el hombre que acostó con ella dará al padre de la joven cincuenta monedas de plata; ella será su mujer, porque la ha violado, y no podrá repudiarla en toda su vida.”

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 8:1-11

Mas Jesús se fue al monte de los Olivos.
Pero de madrugada se presentó otra vez en el Templo, y todo el pueblo acudía a él. Entonces se sentó y se puso a enseñarles. Los escribas y fariseos le llevan una mujer sorprendida en adulterio, la ponen en medio y le dicen: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en flagrante adulterio. Moisés nos mandó en la Ley apedrear a estas mujeres. ¿Tú qué dices?’ Esto lo decían para tentarlo, para tener de qué acusarlo. Pero Jesús, inclinándose, se puso a escribir con el dedo en la tierra. Pero, como ellos insistían en preguntarle, se incorporó y les dijo: ‘Aquel de ustedes que esté sin pecado, que le arroje la primera piedra.’E inclinándose de nuevo, escribía en la tierra. Ellos, al oír estas palabras, se iban retirando uno tras otro, comenzando por los más viejos; y se quedó solo Jesús con la mujer, que seguía en medio. Incorporándose Jesús le dijo: ‘Mujer, ¿dónde están? ¿Nadie te ha condenado?’ Ella respondió: ‘Nadie, Señor.’ Jesús le dijo: ‘Tampoco yo te condeno. Vete, y en adelante no peques más’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Quién soy yo para condenar a otra persona, para juzgarla?
¿Acaso no tengo nada que esconder, que avergonzarme? ¿Es que nunca hice daño a nadie o tuve malos pensamientos?
Vivimos opinando de la vida ajena, siempre sabemos qué es lo que debería hacer éste o aquel. Desconfiamos de todo el mundo poniendo en ellos cosas que en realidad tiene que ver con nosotros, con vos, conmigo…
¡Qué fácil es opinar! ¡qué fácil que es juzgar! Yo hubiera hecho esto o aquello… Ante una situación de violencia enseguida sabemos cómo seguramente íbamos a reaccionar…
El otro día, una señora de la iglesia, al escuchar un relato de una chica muy joven violada por un cincuentón en un colectivo de línea, dice: “Pero por qué no gritó, por qué no se defendió… o capaz que le gustaba y estaba accediendo a esto… yo me hubiera defendido, le daba una patada en los… gritaba como loca…” ¿quién sabe si hubiera reaccionado así? Cuando todos estábamos hablando de la indiferencia de la gente que viajaba en el colectivo, ella acusaba a la víctima, pero no es la única…
He escuchado muchísimas veces que a las mujeres que sufren violencia familiar es porque les gusta o porque se lo buscan, que las chicas violadas o abusadas provocan a los que las atacan, que los alcohólicos y drogadictos están así porque quieren…
No hay misericordia, no hay comprensión, no existe la búsqueda del otro, para ayudarlo o para al menos considerar que su situación, que lo que le ha pasado o le está pasando no es simplemente porque le gusta o porque es su voluntad esa vida que lleva.
La verdad es que cada uno de nosotros, vos, que me estás escuchando ahora en la radio, vivimos como podemos y no como quisiéramos. A veces no encontramos una salida, nuestra mente está como dormida y vamos viviendo, simplemente… en algunos casos, esperando que Dios termine con este tormento.
Pero Jesús hoy te está diciendo que no tenés que aceptar las cosas como están, que podés vivir una vida diferente y que no hay mancha ni pasado que te obligue a aceptar una vida que no es feliz, una vida que tan solo pasa. Jesús te está hablando y te tiende una mano a través de todas aquellas personas que en vez de juzgar, en vez de condenar, creen que es posible torcer la historia y cambiar el rumbo de cada vida, y tal vez hoy sea el turno de la tuya. Amén.

Querido Jesús, vos me enseñaste que no me compete a mí el juzgar, que antes de hablar o emitir una opinión sobre alguien, tengo que mirar mi corazón y ser sincera conmigo misma: ¿estoy totalmente libre de culpas y miserias? ¿quién soy yo para creerme mejor que otra persona? Y si Dios me ha bendecido con una vida más digna ¿no tengo que ayudar a la persona que está sufriendo en vez de condenarla? Dame integridad, dame fortaleza para no caer en lo que todos hacen: una lectura superficial para no hacerse cargo. Te lo pido en tu nombre y en la de nuestro Padre, que está en los cielos, y el Espíritu Santo, que nos acompaña cada día y nos ilumina siempre. Amén.

viernes, 12 de marzo de 2010

14 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 34

“Bendeciré a mi Señor en todo tiempo,
sin cesar en mi boca su alabanza;
en mi Señor mi alma se gloría,
¡óiganlo los humildes y se alegren!
Engrandezcan conmigo a mi Señor,
ensalcemos su nombre todos juntos.
He buscado a mi Señor, y me ha respondido:
me ha librado de todos mis temores.

Los que miran hacia él, refulgirán:
no habrá sonrojo en su semblante.
Cuando el pobre grita, mi Señor oye,
y lo salva de todas sus angustias.
Acampa el ángel de mi Señor
en torno a los que le temen y los libra.
Gusten y vean qué bueno es mi Señor,
dichoso el hombre que se cobija en él.

Teman a mi Señor ustedes, santos suyos,
que a quienes le temen no les falta nada.
Los ricos quedan pobres y hambrientos,
mas los que buscan a mi Señor de ningún bien carecen.
Vengan, hijos, óiganme,
el temor de mi Señor voy a enseñarles.
¿Quién es el hombre que apetece la vida,
deseoso de días para gozar de bienes?
Guarda del mal tu lengua,
tus labios de decir mentira;
apártate del mal y obra el bien,
busca la paz y anda tras ella.

Los ojos de mi Señor sobre los justos,
y sus oídos hacia su clamor,
el rostro de mi Señor contra los malhechores,
para raer de la tierra su memoria.
Cuando gritan aquellos, mi Señor oye,
y los libra de todas sus angustias;
mi Señor está cerca de los que tienen roto el corazón,
él salva a los espíritus hundidos.
Muchas son las desgracias del justo,
pero de todas lo libera mi Señor;
todos sus huesos guarda,
no será quebrantado ni uno solo.
La malicia matará al impío,
los que odian al justo lo tendrán que pagar.
Mi Señor rescata el alma de sus siervos,
nada habrán de pagar los que en él se cobijan.” Amén.

Curiosidades

¿Qué significaba, en el contexto de la parábola, vivir como un libertino?

Siempre que se ha leído lo que generalmente conocemos como “la parábola del hijo pródigo”, cuando se describe la vida que el hijo menor vive lejos de la casa de su padre, erróneamente se ha tomado la palabra “libertino” como alguien que no tiene escrúpulos y que vive una vida entregada a los placeres.
Lo curioso que esta palabra no fue utilizada, en principio, con esa intención. Una persona vivía como libertina significaba que llevaba una vida fuera de los preceptos judíos, esto es, vivía como cualquier publicano, cualquier persona que no profesaba la religión judía. El hermano menor vivió, entonces, como un pagano, lejos de la ley de Dios y de Moisés.
Ahora, ¿por qué siempre entendemos que el hermano menor gastó todo su dinero en prostitutas?
Porque hemos sido influenciados por las palabras del hermano mayor, que acusa a su hermano de haber malgastado toda su herencia en prostitutas. Hemos sido condicionados por las palabras del hermano mayor y de sus malos pensamientos, pero en el relato de ninguna manera aparece que así hubiera sido: simplemente, el tiempo que estuvo en tierra extraña, alejado de su hogar, vivió como las demás personas que lo rodeaban.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 15:1-3.11-32

Todos los publicanos y los pecadores se acercaban a él para oírlo, y los fariseos y los escribas murmuraban, diciendo: ‘Este acoge a los pecadores y come con ellos. Entonces les dijo esta parábola.
Dijo: ‘Un hombre tenía dos hijos; y el menor de ellos dijo al padre: ‘Padre, dame la parte de la hacienda que me corresponde.’ Y él les repartió la hacienda.Pocos días después el hijo menor lo reunió todo y se marchó a un país lejano donde malgastó su hacienda viviendo como un libertino.
‘Cuando hubo gastado todo, sobrevino un hambre extrema en aquel país, y comenzó a pasar necesidad. Entonces, fue y se ajustó con uno de los ciudadanos de aquel país, que le envió a sus fincas a apacentar puercos. Y deseaba llenar su vientre con las algarrobas que comían los puercos, pero nadie se las daba. Y entrando en sí mismo, dijo: ‘¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan en abundancia, mientras que yo aquí me muero de hambre! Me levantaré, iré a mi padre y le diré: Padre, pequé contra el cielo y ante ti. Ya no merezco ser llamado hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.’ Y, levantándose, partió hacia su padre. "Estando él todavía lejos, le vio su padre y, conmovido, corrió, se echó a su cuello y le besó efusivamente. El hijo le dijo: ‘Padre, pequé contra el cielo y ante ti; ya no merezco ser llamado hijo tuyo.’ Pero el padre dijo a sus siervos: ‘Traigan aprisa el mejor vestido y vístanlo, pónganle un anillo en su mano y unas sandalias en los pies. Traigan el novillo cebado, mátenlo, y comamos y celebremos una fiesta, porque este hijo mío estaba muerto y ha vuelto a la vida; estaba perdido y ha sido hallado.’ Y comenzaron la fiesta.
‘Su hijo mayor estaba en el campo y, al volver, cuando se acercó a la casa, oyó la música y las danzas; y llamando a uno de los criados, le preguntó qué era aquello. Él le dijo: ‘Ha vuelto tu hermano y tu padre ha matado el novillo cebado, porque lo ha recobrado sano.’ El se irritó y no quería entrar. Salió su padre, y le suplicaba. Pero él replicó a su padre: ‘Hace tantos años que te sirvo, y jamás dejé de cumplir una orden tuya, pero nunca me has dado un cabrito para tener una fiesta con mis amigos; y ¡ahora que ha venido ese hijo tuyo, que ha devorado tu hacienda con prostitutas, has matado para él el novillo cebado!’
‘Pero él le dijo: "Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo;pero convenía celebrar una fiesta y alegrarse, porque este hermano tuyo estaba muerto, y ha vuelto a la vida; estaba perdido, y ha sido hallado." Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

No hay nada más destructivo que la envidia. Te destruye a vos, que la sentís, y destruye a la persona que se ve afectada por las consecuencias de tu envidia.
Algunos hablan de envidia sana. Pero ¿es posible la envidia sana?
Te invito a que reflexionemos qué es la envidia, primero mirando el relato bíblico. El hermano mayor siente envidia de su hermano porque siente que la alegría del padre por su regreso. Siente que esa alegría le saca algo a él. Pero ¿qué es lo que le molesta? ¿no lo extrañó? ¿no tuvo miedo de no verlo nunca más?
La envidia y los celos están muy relacionados. El hermano mayor se sintió profundamente celoso y sintió que la alegría del padre con recobrar a su hijo menor le quitaba su amor y su dedicación. Seguramente su padre nunca había demostrado tal alegría al verlo a él, y esto es lógico, ¡si se veían todos los días, vivían juntos!
Ahora, ¿alguna vez te pasó esto? ¿alguna vez sentiste que alguien te estaba sacando el amor? ¿sentiste que preferían a otro?
Eso es celos, eso es envidia. El problema es que no se puede controlar, es algo que nace del corazón, cuando te diste cuenta, ya lo sentiste. La envidia es un sentimiento muy humano, que se manifiesta desde muy pequeños, y está directamente relacionado con la necesidad de ser amado, de ser aceptado.
Pero cuando la envidia no te permite pensar y pasás a hacer daño, a buscar de perjudicar al otro, ya estamos hablando de otra cosa. Lo que tenemos que tener claro vos, yo, todos, es que si bien no lo podemos dominar, sí lo podemos apaciguar.
En el momento preciso que percibimos dentro nuestro ese sentimiento: ¡frenarlo! ¡no dejarnos llevar! Porque los pasos siguientes sólo nos afectará a nosotros mismos, te afectará a vos, o a mí. Cuando la envidia toma el dominio de la persona: surge el mal, el daño, y esto lleva al dolor, a la injusticia.
Aprender a alegrarnos con los logros ajenos, a no ser el centro siempre de todo acto o relación, disfrutar aunque no seamos los protagonistas, es la invitación que Jesús te hace a vos, a mí y a todo quien desee escucharlo y aceptarlo en su corazón. Y cuando te nazca ese sentimiento, respirá profundo y decite a vos mismo: ¡no me voy a dejar atrapar por vos, envidia! Pensá que sos una persona valiosa y que muchos te aprecian, y entre ellos, Dios, que quiere lo mejor para vos. Amén.

Querido Jesús, a veces no me logro controlar, a veces la envidia me atrapa y me domina, entonces vienen los comentarios agresivos, mal intencionados, me descubro planeando de qué manera hacerle daño a esa persona que me provoca ese sentimiento. Sé que no es la persona, que soy yo, que no me valoro y que me siento en inferioridad de condiciones. Veo a los demás como tan perfectos o con tanta suerte, y yo, que me la paso luchando y esforzándome: ¡siempre me va mal! Ayudame, Jesús, a darme cuenta de las bendiciones que derramás sobre mí, ayudame a no estar siempre comparándome que los demás, te lo pido a vos, que vivís y reinás por toda la eternidad junto al Padre y al Espíritu Santo. Amén.

sábado, 6 de marzo de 2010

7 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 103

“Bendice a mi Señor, alma mía,
del fondo de mi ser, su santo nombre,
bendice a mi Señor, alma mía,
no olvides sus muchos beneficios.
Él, que todas tus culpas perdona,
que cura todas tus dolencias,
rescata tu vida de la fosa,
te corona de amor y de ternura,
satura de bienes tu existencia,
mientras tu juventud se renueva como el águila.
Mi Señor, el que hace obras de justicia,
y otorga el derecho a todos los oprimidos,
manifestó sus caminos a Moisés,
a los hijos de Israel sus hazañas.
Clemente y compasivo es mi Señor,
tardo a la cólera y lleno de amor;
no se querella eternamente
ni para siempre guarda su rencor;
no nos trata según nuestros pecados
ni nos paga conforme a nuestras culpas.

Como se alzan los cielos por encima de la tierra,
así de grande es su amor para quienes le temen;
tan lejos como está el oriente del ocaso
aleja él de nosotros nuestras rebeldías.
Cual la ternura de un padre para con sus hijos,
así de tierno es mi Señor para quienes le temen;
que él sabe de qué estamos plasmados,
se acuerda de que somos polvo.
¡El hombre! Como la hierba son sus días,
como la flor del campo, así florece;
pasa por él un soplo, y ya no existe,
ni el lugar donde estuvo vuelve a conocerle.
Mas el amor de mi Señor desde siempre hasta siempre
para los que le temen,
y su justicia para los hijos de sus hijos,
para aquellos que guardan su alianza,
y se acuerdan de cumplir sus mandatos.
Mi Señor en los cielos asentó su trono,
y su soberanía en todo señorea.
Bendigan a mi Señor, ángeles suyos,
héroes potentes, ejecutores de sus órdenes,
en cuanto oyen la voz de su palabra.

Bendigan a mi Señor, todas sus huestes,
servidores suyos, ejecutores de su voluntad.
Bendigan a mi Señor, todas sus obras,
en todos los lugares de su imperio.

¡Bendigan a mi Señor, alma mía!” Amén.

Curiosidades

¿Dónde estaba la torre de Siloé?

Una de las principales fuentes de provisión de agua para Jerusalén fue el estanque intermitente de Gihón, que significa fuente de la virgen, debajo de la puerta de la Fuente y situado al ESE de la ciudad. Este estanque proveía agua a través de un canal descubierto, que corría lentamente a lo largo de las laderas SE, y se denominaba siloah, que significa enviador. Tomaba el mismo rumbo que el posterior “segundo acueducto” que descendía solamente 5 cm en 300 m y se descargaba en el estanque inferior o antiguo, al final del valle central, entre las paredes y colinas del SE y el SO. De esta forma corría debajo del “muro del estanque de Siloé” y regaba el “huerto del rey” sobre las laderas adyacentes.
Es probable que este antiguo estanque haya sido el “estanque de Siloé” que se utilizaba en la época del NT para que se lavaran las personas enfermas y otras. La “torre de Siloé” que cayó y mató a 18 personas, desastre conocido por todos en el tiempo de Jesús, probablemente estaba ubicada en la loma de Ofel arriba del estanque que, según Josefo, estaba cerca de la curva del viejo muro debajo de Oflas.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 13:1-9

En aquel mismo momento llegaron algunos que le contaron lo de los galileos, cuya sangre había mezclado Pilato con la de sus sacrificios. Les respondió Jesús: ‘¿Piensan que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo. O aquellos dieciocho sobre los que se desplomó la torre de Siloé matándolos, ¿piensan que eran más culpables que los demás hombres que habitaban en Jerusalén? No, se los aseguro; y si no se convierten, todos perecerán del mismo modo.’
Les dijo esta parábola: ‘Un hombre tenía plantada una higuera en su viña, y fue a buscar fruto en ella y no lo encontró. Dijo entonces al viñador: ‘Ya hace tres años que vengo a buscar fruto en esta higuera, y no lo encuentro; córtala; ¿para qué va a cansar la tierra?’Pero él le respondió: ‘Señor, déjala por este año todavía y mientras tanto cavaré a su alrededor y echaré abono, por si da fruto en adelante; y si no da, la cortas’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Vos sos de esas personas que creen que las enfermedades o las desgracias Dios las manda como un castigo?
Mirá a tu alrededor y decime: si fuera así ¿por qué hay personas que hacen mucho daño y gozan de perfecta salud? o ¿por qué hay personas buenísimas que parece que todo les tiene que pasar a ellas?
Yo tenía un amigo que había quedado parapléjico debido a un ataque de presión alta, y siempre me preguntaba lo mismo: ¿qué mal hice para que Dios me castigue de esta manera? ¿por qué no me lleva de una vez? ¿por qué no me morí ese día del ataque así no tenía que pasar por lo que estoy pasando ahora?
Mi amigo siempre había sido una persona comprometida dentro de la Iglesia, era una persona muy querida por todos, incluso a veces en otros pueblos me preguntaban por él, pero así mismo tuvo que pasar más de diez años dependiendo de su mujer, de sus hijos, de un terapeuta con el que hacía ejercicios todos los días…
Lo que mi amigo no se daba cuenta es que, cuando dejaba de compadecerse de sí mismo, tenía tanto para dar todavía. Su mente estaba muy bien, su inteligencia brillante, su sentido del humor terrible, y todos disfrutábamos de lo mucho que nos brindaba. A la hora de reflexionar sobre algún texto o de debatir alguna cuestión teológica: no existía la discapacidad. Dios lo seguía bendiciendo, lo cuidaba como el siervo del señor que tenía la higuera en medio de un viñedo. Mi amigo tenía mucho para dar y compartir. Él, que siempre estuvo listo para ayudar y servir a los demás, tenía también que acostumbrarse y vivir la experiencia de recibir.
Las cosas que nos pasan, las desgracias, como le decimos, son desafíos que nos impone esta vida en la tierra, son parte de este mundo, pero a la vez, como cristianos, es nuestra oportunidad de dar testimonio de Jesucristo. Quien no se dejó avasallar ante las dificultades, que nos mostró que la única incapacidad del ser humano es no poder amar.
Ni las enfermedades, ni los accidentes, ni ningún otro tipo de sufrimiento es algo que Dios manda como un castigo por algo. No. Estamos viviendo el tiempo de la oportunidad, el tiempo en donde Dios mismo busca que demos fruto y a veces a partir de un hecho que nos sacude, descubrimos lo importante que es Dios en nuestra vida.
Pensalo, fijate que no está tan equivocado lo que te digo. Y cuando alguien te quiere instalar esa idea decile: Si Dios castiga a los que hacen daño a través de enfermedades y demás desgracias, ¿por qué Videla, Bignone y otros tantos permanecen con vida lo más campantes y gozan de buena salud? Entonces ya no van a encontrar un argumento. Dios no castiga, Dios te ama y te cuida, te remueve la tierra, te pone abono y te riega para que des mucho fruto. Amén.

Querido Señor, no permitas que me deje llevar por lo que muchos dicen, que vos nos castigás, ayudame que confíe en tu amor, ese amor tan inmenso que me has demostrado al entregar a tu querido Hijo, Jesús, a la muerte en la cruz para mi salvación, para la salvación de todo aquel que te acepte en su corazón. Sé que a veces nos pasan demasiadas cosas y que es difícil mantenerse firme, por eso te pido que me fortalezcas cada día para no soltar tu mano. Te lo pido en el nombre de tu Hijo y del Espíritu Santo que habita en cada uno de nosotros. Amén.