viernes, 22 de febrero de 2013

24 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 27

“El Señor es mi luz y mi salvación;
¿A quién temeré?
El 
Señor es la fortaleza de mi vida;
¿De quién tendré temor?
Cuando los malhechores vinieron sobre mí para devorar mis carnes,
Ellos, mis adversarios y mis enemigos, tropezaron y cayeron.
Si un ejército acampa contra mí,
No temerá mi corazón;
Si contra mí se levanta guerra,
A pesar de ello, yo estaré confiado.

Una cosa he pedido al Señor, y ésa buscaré:
Que habite yo en la casa del 
Señor todos los días de mi vida,
Para contemplar la hermosura del 
Señor
Y para meditar en Su templo.
Porque en el día de la angustia me esconderá en Su tabernáculo;
En lo secreto de Su tienda me ocultará;
Sobre una roca me pondrá en alto.
Entonces será levantada mi cabeza sobre mis enemigos que me cercan,
Y en Su tienda ofreceré sacrificios con voces de júbilo;
Cantaré, sí, cantaré alabanzas al 
Señor.

Escucha, oh Señor, mi voz cuando clamo;
Ten piedad de mí, y respóndeme.
Cuando dijiste: “Busquen Mi rostro,” mi corazón Te respondió:
“Tu rostro, 
Señor, buscaré.”
No escondas Tu rostro de mí;
No rechaces con ira a Tu siervo;
Tú has sido mi ayuda.
No me abandones ni me desampares,
Oh Dios de mi salvación.
Porque aunque mi padre y mi madre me hayan abandonado,
El 
Señor me recogerá.

Señor, enséñame Tu camino,
Y guíame por senda llana
Por causa de mis enemigos.
No me entregues a la voluntad de mis adversarios;
Porque testigos falsos se han levantado contra mí,
Y los que respiran violencia.
Hubiera yo desmayado, si no hubiera creído que había de ver la bondad del 
Señor
En la tierra de los vivientes.
Espera al 
Señor;
Esfuérzate y aliéntese tu corazón.
Sí, espera al 
Señor.” Amén.

Curiosidades

¿Qué significaba la cruz para los escritores del Nuevo Testamento?

El interés que demuestran los escritores neotestamentarios en la cruz no es ni arqueológico, ni histórico, sino cristológico. Les interesa el significado eterno, cósmico, y soteriológico de los que ocurrió, una vez y para siempre, en la muerte de Jesucristo, el Hijo de Dios, en la cruz. Desde el punto de vista teológico, la palabra “cruz” se utilizó como descripción sumaria del evangelio de salvación, de que Jesús “murió por nuestros pecados”. De modo que la “predicación del evangelio” es “la palabra de la cruz”, la “predicación del Cristo crucificado”. Por ello el apóstol se gloría “en la cruz de nuestro Señor Jesucristo”, y habla de sufrir persecución “a causa de la cruz de Cristo”. Resulta claro que la palabra “cruz” representa aquí el anuncio completo y jubiloso de nuestra redención por medio de la muerte expiatoria de Jesucristo.
“La palabra de la cruz” es también “la palabra de la reconciliación”. Este tema surge claramente en las epístolas a los efesios y a los colosenses. Es “mediante la cruz” que Dios ha reconciliado a judíos y gentiles, derribando la pared intermedia de separación, la ley de los mandamientos. Es “mediante la sangre de su cruz” que Dios ha hecho la paz, reconciliando “consigo todas las cosas”. Esta reconciliación es a la vez personal y cósmica, y se produjo porque Cristo ha anulado el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos contraria, “clavándola en la cruz”.
La cruz, en el NT, es símbolo de vergüenza y humillación, como así también de la sabiduría y de la gloria de Dios reveladas por medio de ella. Roma la utilizó no solamente como instrumento de tortura y ejecución sino también como picota vergonzosa, reservada para los peores y más bajos criminales. Para los judíos era señal de maldición. Esta fue la muerte que murió Jesús y por la cual clamaba la multitud. “Sufrió la cruz, menospreciando el oprobio”. El peldaño más bajo en la escala de la humillación de nuestro Señor fue que soportó la “muerte de cruz”. Es por ello que fue la piedra de tropiezo para los judíos. El vergonzoso espectáculo de una víctima que llevaba su patibulum les resultaba tan familiar a sus oyentes que Jesús habló tres veces del camino del discipulado como el de llevar la cruz.
Además, la cruz es símbolo de nuestra unión con Cristo, no simplemente en virtud de que seguimos su ejemplo, sino en virtud de lo que él ha hecho por nosotros y en nosotros. Por su muerte sustitutiva en la cruz nosotros morimos “en él”, y “nuestro viejo ser fue crucificado justamente con él”, para que por medio de su Espíritu, que mora en nosotros, pudiésemos andar en vida nueva, permaneciendo “en él”.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Filipenses 3:17-4:1

“Hermanos, sean imitadores míos, y observen a los que andan según el ejemplo que tienen en nosotros. Porque muchos andan como les he dicho muchas veces, y ahora se lo digo aun llorando, que son enemigos de la cruz de Cristo, cuyo fin es perdición, cuyo dios es su apetito y cuya gloria está en su vergüenza, los cuales piensan sólo en las cosas terrenales.
Porque nuestra ciudadanía (patria) está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de Su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a El mismo.
Así que, hermanos míos, amados y añorados, gozo y corona mía, estén así firmes en el Señor, amados.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Pablo habla del ejercicio del poder como parte de las características de Jesucristo. Un término muy actual y que muy pocos saben utilizar correctamente.
En un tiempo en donde hay mucho control sobre las personas, sobre la información que nosotros mismos somos responsables de compartir. En un tiempo en donde control es casi una mala palabra y en donde es bueno estar “descontrolado”, es difícil hablar acerca del control y el poder de Jesucristo. Resulta como algo absoluto, como una dictadura o como tantas falsas democracias que gobiernan los países, y eso nos desagrada, no nos cae bien.
Pero el poder y el ejercicio del poder no son malos, el punto es cómo se ejerce, qué es lo que se busca hacer y a quienes beneficia.
Algo que nos es muy familiar es que la persona que accede a un espacio de poder enseguida también trata de acomodar a su gente, tener privilegiados que ganan también, sacan provecho. Ese es el modelo que conocemos y que a pesar de que en general lo criticamos, también nos sentimos tentados a aprovecharlo cuando se presenta la ocasión.
Pero como cristianos no deberíamos “prendernos” en estas cosas, en los acomodos y la injusticia desde el poder mal administrado. Como cristianos somos parte de este mundo, pero al mismo tiempo ciudadanos del Reino de Dios, de los cielos, y eso debería marcar la diferencia, porque sabemos que nada de lo que podamos acumular aquí nos sirve ni tiene valor. Que Dios creó al mundo y todo lo material para nuestra vida en la tierra, para que podamos alimentarnos y sostener a nuestras familias, nada más. Sabemos que con la muerte todo pasa a las manos de los que quedan, y si hay mucho, será botín de los ambiciosos que nada les va a importar nuestra vida y nuestra memoria.
Somos ciudadanos del Reino y eso nos hace diferentes, nuestra ley es el amor y está por encima de cualquier ley humana, y con el amor aceptamos, comprendemos, perdonamos, nos reconciliamos, y de esa manera nos vamos aferrando a la vida en abundancia que Jesús nos vino a dar.
Todo está sujeto al poder de Cristo, El controla todo y nos llena de bendiciones, le da a cada cual lo que necesita para vivir y cuida a quien confía en él.
Y los que corren tras los dioses falsos que se deterioran, los que corren atrás de lo que se descompone y se apolilla… allá ellos, es su decisión, pero también su perdición.
Por eso es importante mantenernos firmes en la fe en Cristo, con la confianza que un día su Reino se instalará entre nosotros y podremos vivir la vida en plenitud. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias porque sé que estoy en tus manos y que me cuidas! Dame la fe como para sostenerme en medio de tantas propuestas a veces bastante tentadoras. Sé que el premio es grande y que tengo mucho que perder si me desvío del camino que me trazaste. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 15 de febrero de 2013

17 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 91

“El que habita al amparo del Altísimo
Morará a la sombra del Omnipotente.
Diré yo al Señor: “Refugio mío y fortaleza mía,
Mi Dios, en quien confío.”
Porque El te libra del lazo del cazador
Y de la pestilencia mortal.
Con Sus plumas te cubre,
Y bajo Sus alas hallas refugio;
Escudo y baluarte es Su fidelidad.

No temerás el terror de la noche,
Ni la flecha que vuela de día,
Ni la pestilencia que anda en tinieblas,
Ni la destrucción que hace estragos en medio del día.
Aunque caigan mil a tu lado
Y diez mil a tu diestra,
A ti no se acercará.
Con tus ojos mirarás
Y verás la paga de los impíos.
Porque has puesto al Señor, que es mi refugio,
Al Altísimo, por tu habitación.
No te sucederá ningún mal,
Ni plaga se acercará a tu morada.

Pues El dará órdenes a Sus ángeles acerca de ti,
Para que te guarden en todos tus caminos.
En sus manos te llevarán,
Para que tu pie no tropiece en piedra.
Sobre el león y la cobra pisarás;
Pisotearás al cachorro de león y a la serpiente.

“Porque en Mí ha puesto su amor, Yo entonces lo libraré;
Lo exaltaré, porque ha conocido Mi nombre.
Me invocará, y le responderé;
Yo estaré con él en la angustia;
Lo rescataré y lo honraré;
Lo saciaré de larga vida,
Y le haré ver Mi salvación.” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa "palabra" en el lenguaje bíblico?

En el AT “la palabra de Dios” se usa 394 veces para hacer referencia a una comunicación divina que llega a los seres humanos de parte de Dios en forma de mandamiento, profecía, advertencia o aliento. La fórmula usual es “vino palabra de mi Señor a…”, pero a veces la palabra es “vista”, como si fuese una visión. La palabra de mi Señor es extensión de la personalidad divina, investida con autoridad divina, y debe ser escuchada por ángeles y personas; permanece para siempre, y una vez pronunciada no puede volver sin que se cumpla. Se la usa como sinónimo de ley de Dios en el Salmo 119, único lugar donde se hace referencia a ella como mensaje escrito en lugar de hablado.
En el NT es traducción de dos términos, logos y rhema, de los que el primero se usa especialmente en cuanto al mensaje evangélico cristiano, aunque el segundo también tiene el mismo significado. Nuestro Señor habló de la palabra de Dios, pero en los evangelios sinópticos siempre se valió del plural al hablar de su propio mensaje. En el cuarto evangelio, sin embargo, con frecuencia se encuentra el singular. Para la iglesia primitiva la palabra es un mensaje revelado por Dios en Cristo, que debía ser predicado, atendido, y obedecido. Se trataba de la palabra de vida, de verdad, de salvación, de reconciliación, de la cruz.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 10:5-13

“Pues Moisés escribe que el hombre que practica la justicia que es de la ley, vivirá por ella. Pero la justicia que es de la fe, dice así: “No digas en tu corazón: ‘¿Quien subirá al cielo?’ Esto es, para hacer bajar a Cristo, o ‘¿Quien descenderá al abismo?’ Esto es, para subir a Cristo de entre los muertos.”
Pero, ¿qué dice? “Cerca de ti esta la palabra, en tu boca y en tu corazón,” es decir, la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca a Jesús por Señor, y crees en tu corazón que Dios Lo resucitó de entre los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia, y con la boca se confiesa para salvación.
Pues la Escritura dice: “Todo el que cree en El no será avergonzado.” Porque no hay distinción entre Judío y Griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que Le invocan; porque: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Me gusta pensar que la fe en Jesús nos iguala a todos y que rompe todas las barreras.
Hoy se habla mucho de inclusión y de aceptación del otro, pero no es tan fácil llevarlo a la práctica, porque el pensar diferente, el tener costumbres diferentes, requiere un esfuerzo de todas las partes. El aspecto físico es algo absolutamente irrelevante comparado con el intentar una comunión, una convivencia en el respeto y la aceptación.
Nuestra tendencia es querer imponer lo nuestro como lo mejor, porque es lo mejor para nosotros y eso es lógico. Muchas veces lo hacemos inconscientemente, y eso es peor aún, porque a veces hasta nos sentimos muy abiertos y receptivos y no lo somos.
Pero ahí está el mensaje de Cristo, el que nos hermana y el Espíritu que es el que nos da la capacidad de la aceptación mutua en las diferencias. La convicción de que Jesucristo murió por todas las personas de este mundo, incluso aquellas que no nos caen bien o que incluso nos hacen daño, es lo que también nos permite comprender que en la diferencia está la riqueza.
Uno de los países en donde ha sido y lo sigue siendo, muy fuerte la discriminación entre las personas es Sudáfrica. Una de las formas de comprenderse en su pluralidad de etnias y pueblos fue el arco iris. Los colores diferentes del arco iris son los que lo hacen hermoso y son su esencia. Lo mismo es la diversidad en cuanto a costumbres, creencias, color de piel, sexualidad y tantas otras cosas más.
Al mismo tiempo, los colores del arco iris componen la luz. Si para nosotros la Luz es Cristo, es obvio que estando El en cada uno de nosotros, al igual que cuando la luz pasa por el prisma aparecen los colores, diferentes pero necesarios para dar luz.
Si creemos en Cristo podemos ser luz, y aunque brillemos de diferentes colores todos podemos iluminar y eso es lo bueno. Amén.

Querido Jesús, ayudame a aceptar al otro que es diferente a mí, a ése que también me mira como a una extraña. Ayudame a buscar una vida en la unidad, de poner en práctica las palabras de Pablo que dicen: Porque no hay distinción entre Judío y Griego, pues el mismo Señor es Señor de todos, abundando en riquezas para todos los que Le invocan; porque: “Todo aquel que invoque el nombre del Señor será salvo.” Te lo pido a vos que nunca hiciste diferencias entre las personas cuando pasaste por la tierra, que junto al Padre y al Espíritu Santo vives y reinas por toda la eternidad. Amén.

10 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 138

“Con todo mi corazón Te daré gracias;
En presencia de los dioses Te cantaré alabanzas.
Me postraré hacia Tu santo templo,
Y daré gracias a Tu nombre por Tu misericordia y Tu fidelidad;
Porque has engrandecido Tu palabra conforme a todo Tu nombre.
En el día que invoqué, me respondiste;
Me hiciste valiente con fortaleza en mi alma.

Todos los reyes de la tierra Te alabarán, Señor,
Cuando hayan oído los dichos de Tu boca.
Y cantarán de los caminos del Señor,
Porque grande es la gloria del Señor.
Porque el Señor es excelso,
Y atiende al humilde,
Pero al altivo conoce de lejos.

Aunque yo ande en medio de la angustia, Tú me vivificarás;
Extenderás Tu mano contra la ira de mis enemigos,
Y Tu diestra me salvará.
El Señor cumplirá Su propósito en mí;
Eterna, oh Señor, es Tu misericordia;
No abandones las obras de Tus manos.” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa la palabra "evangelio"?

En la literatura clásica esta palabra designaba la recompensa que se daba al portador de buenas noticias. También indicaba el mensaje mismo, originalmente el anuncio de una victoria, pero aplicado posteriormente a otros mensajes que proporcionaban gozo. El hecho de que aparece más de 75 veces en el NT indica una connotación claramente cristiana. El evangelio constituye las buenas nuevas de que Dios es Jesucristo ha cumplido sus promesas para con Israel, y de que se ha abierto un camino de salvación para todos. El evangelio no debe erigirse por oposición al AT, como si Dios hubiese modificado su manera de tratar al ser humano, sino que constituye precisamente el cumplimiento de la promesa del AT. Jesús mismo vio en las profecías de Isaías una descripción de su propio ministerio.
Marcos define el “evangelio de Dios” en 1:14 diciendo que “el tiempo se ha cumplido, y el reino de Dios se ha acercado”. Creer significa salvación: rechazar es ser condenado. Este mismo evangelio es proclamado por los primeros heraldos del cristianismo, pero ahora el mensaje esencial se ha hecho más explícito por la muerte y la resurrección de Jesús el Cristo. Si bien el evangelio vino con Jesús, ya lo había anticipado la promesa de bendición hecha por Dios a Abraham, como también las Escrituras proféticas.
El evangelio no sólo viene con poder, sino que es el poder de Dios. Revela la justicia de Dios y conduce a la salvación a todos los que creen. Pablo considera que el evangelio es un depósito sagrado. Por ello se siente divinamente obligado a proclamarlo, y pide las oraciones de sus lectores a fin de que pueda llevar a cabo su cometido con denuedo, aun cuando hacerlo signifique oposición y aflicción. El evangelio es “la palabra de verdad”, pero le está vedado al incrédulo que exige la verificación sobrenatural o la prueba racional. Así como el pleno impacto teológico del evangelio le vino a Pablo por revelación, así también el evangelio se hace presente con poder salvífico mediante la respuesta de la fe.
El uso del vocablo “evangelios” como designación de los primeros cuatro libros del NT tiene origen posbíblico.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

1 Corintios 15:1-11

“Ahora les hago saber, hermanos, el evangelio que les prediqué (anuncié), el cual también ustedes recibieron, en el cual también están firmes, por el cual también son salvos, si retienen la palabra que les prediqué (anuncié), a no ser que hayan creído en vano.
Porque yo les entregué en primer lugar lo mismo que recibí: que Cristo (el Mesías) murió por nuestros pecados, conforme a las Escrituras; que fue sepultado y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras; que se apareció a Cefas (Pedro) y después a los doce.
Luego se apareció a más de 500 hermanos a la vez, la mayoría de los cuales viven aún, pero algunos ya duermen (murieron).Después se apareció a Jacobo (Santiago), luego a todos los apóstoles. Y al último de todos, como a uno nacido fuera de tiempo, se me apareció también a mí.
Porque yo soy el más insignificante de los apóstoles, que no soy digno de ser llamado apóstol, pues perseguí a la iglesia de Dios. Pero por la gracia de Dios soy lo que soy, y Su gracia para conmigo no resultó vana. Antes bien he trabajado mucho más que todos ellos, aunque no yo, sino la gracia de Dios en mí. Sin embargo, haya sido yo o ellos, así predicamos y así creyeron ustedes.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Muchas veces me pongo a pensar lo increíble de la transmisión del evangelio, del mensaje de Jesús. Hace ya 2000 años que Jesús estuvo predicando aquí en la tierra, enseñando a un grupo de personas acerca de quién es Dios, cómo es, qué espera de nosotros y qué podemos hacer para mejorar nuestra calidad de vida. También les hablaba acerca del sentido de la vida, de la muerte y de cómo podemos hacer para vivir en armonía, aceptándonos en nuestras diferencias y buscando la paz.
Este mensaje a pasado de generación en generación, ha crecido, ha tomado múltiples formas. De un grupo se formaron varios, de una Iglesia, se han formado varias, pero tod@s seguimos las palabras del mismo Maestro.
Hemos manipulado su Palabra, hemos hecho mucho daño en su Nombre, pero también se han hecho cosas maravillosas en donde el Espíritu de Jesús está tal cual, como cuando caminaba entre nosotros junto a sus amigos y amigas.
Sin duda que no hay mayor testimonio de Cristo que el hecho de haber perdurado en el tiempo, a través de los siglos. Esa es una de las mayores pruebas de que Jesús no era un “loco” de su tiempo, sino que realmente es Hijo de Dios, porque sólo lo divino es eterno, perdura en el tiempo.
Yo recibí la fe cristiana con la leche de mi madre, que no era devota, pero vivía la fe en la práctica, sin hablar de Jesús, pero viviendo en su amor y su comprensión. Esa misma fe se la doy a mis hijos entre la comida, las charlas, los juegos, los enojos, en fin, en nuestra vida cotidiana. Sin tantos sermones ni tantas reglas, sólo en una vida simple e inclusiva, aceptando a cada cual con sus virtudes y defectos. Así como Dios también nos ama con lo bueno y lo malo.
Vos también podés ser parte de esta historia, una historia en donde seguimos a Jesús, o lo intentamos hacer, soñando que podemos cambiar el mundo a partir de pequeñas acciones, de pequeñas actitudes. En la carta de Pablo vemos cómo él se considera el último de los apóstoles, pero también el que buscó que muchos conocieran a Jesús. Eso puede ser un motivo de agradecimiento hacia él. Yo espero que también pueda ser una herramienta útil para Dios para el crecimiento de su Reino y vos también lo podés ser. Amén.

Querido Jesús, es increíble que han pasado tantos años de tu andar por la tierra y que todo lo que nos dejaste es tan actual. Permitime ser herramienta tuya pata seguir proclamando tu evangelio a las generaciones futuras, que yo también sea un canal. Te lo pido en el nombre del Padre y de Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 1 de febrero de 2013

3 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 71

“En Ti, oh Señor, me refugio;
Jamás sea yo avergonzado.
Líbrame en Tu justicia, y rescátame;
Inclina a mí Tu oído, y sálvame.
Sé para mí una roca de refugio, a la cual pueda ir continuamente;
Tú has dado mandamiento para salvarme,
Porque Tú eres mi roca y mi fortaleza.
Dios mío, rescátame de la mano del impío,
De la mano del malhechor y del implacable,
Porque Tú eres mi esperanza;
Oh Señor Dios, Tú eres mi confianza desde mi juventud.
De Ti he recibido apoyo desde mi nacimiento;
Tú eres el que me sacó del seno de mi madre;
Para Ti es de continuo mi alabanza.

He llegado a ser el asombro de muchos,
Porque Tú eres mi refugio fuerte.
Llena está mi boca de Tu alabanza
Y de Tu gloria todo el día.
No me rechaces en el tiempo de la vejez;
No me desampares cuando me falten las fuerzas.
Porque mis enemigos han hablado de mí;
Y los que acechan mi vida han consultado entre sí,
Diciendo: “Dios lo ha desamparado;
Persíganlo y aprésenlo, pues no hay quien lo libre.”

Oh Dios, no estés lejos de mí;
Dios mío, apresúrate a socorrerme.
Sean avergonzados y consumidos los enemigos de mi alma;
Sean cubiertos de afrenta y de ignominia los que procuran mi mal.
Pero yo esperaré continuamente,
Y aún Te alabaré más y más.
Todo el día contará mi boca
De Tu justicia y de Tu salvación,
Porque son innumerables.
Vendré con los hechos poderosos de Dios el Señor;
Haré mención de Tu justicia, de la Tuya sola.

Oh Dios, Tú me has enseñado desde mi juventud,
Y hasta ahora he anunciado Tus maravillas.
Y aun en la vejez y las canas, no me desampares, oh Dios,
Hasta que anuncie Tu poder a esta generación,
Tu poderío a todos los que han de venir.
Porque Tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos,
Tú que has hecho grandes cosas;
Oh Dios, ¿quién como Tú?
Tú que me has hecho ver muchas angustias y aflicciones,
Me volverás a dar vida,
Y me levantarás de nuevo de las profundidades de la tierra.
Aumenta Tú mi grandeza
Y vuelve a consolarme.

Y yo Te daré gracias con el arpa,
Cantaré Tu verdad, Dios mío;
A Ti cantaré alabanzas con la lira,
Oh Santo de Israel.
Darán voces de júbilo mis labios, cuando Te cante alabanzas,
Y mi alma, que Tú has redimido.
También mi lengua hablará de Tu justicia todo el día,
Porque han sido avergonzados,
porque han sido humillados, los que procuran mi mal.” Amén.

Curiosidades


El término griego más común para todas las formas del amor en el NT es ágape, agapao. Esta es una de las palabras menos comunes en el griego clásico, donde expresa, en las pocas ocasiones en que aparece, esa forma suprema y noble del amor que ve algo infinitamente precioso en su objeto. Su uso en el Nuevo Testamento no deriva directamente del griego clásico sino de la LXX, en la que aparece en el 95% de los casos en que el hebreo traduce por “amor”; y en todos los casos en que está relacionado con el amor de Dios hacia el ser humano, del ser humano hacia Dios, y del ser humano hacia su prójimo. La dignidad que posee este término en el NT se debe a su uso como vehículo de la revelación del AT. Está cargada de relaciones veterotestamentarias.
Fileo es la voz que alterna con agapao. Se usa más naturalmente para el afecto íntimo, y para el placer de hacer cosas que resultan agradables, aunque encontramos una considerable superposición en el uso de ambos términos. Buena parte de la exégesis de Juan 21:15-17 ha girado en torno a la disposición de Pedro de decir filo se, “yo soy tu amigo”, y su aparente resistencia a decir agapo se. Resulta difícil comprender por qué un escritor como Juan, cuyo griego era tan simple, habría de usar las dos palabras en este contexto a menos que deseara hacer una distinción entre sus significados. Los eruditos disputan seriamente, sin embargo, la existencia de una clara distinción, aquí o en otros pasajes, y los antiguos comentaristas no la mencionan, excepto quizás Ambrosio y la Vulgata, que emplea en este pasaje diligo y amo para traducir agapao y fileo respectivamente.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

1 Corintios 12:27-13:13

 “Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. Y en la iglesia, Dios ha designado primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros? ¿Acaso tienen todos dones de sanidad? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos? Pero deseen ardientemente los mejores dones.
Y aun yo les muestro un camino más excelente.
Si yo hablara lenguas humanas y angélicas, pero no tengo amor, he llegado a ser como metal que resuena o címbalo que retiñe. Y si tuviera el don de profecía, y entendiera todos los misterios y todo conocimiento, y si tuviera toda la fe como para trasladar montañas, pero no tengo amor, nada soy. Y si diera todos mis bienes para dar de comer a los pobres, y si entregara mi cuerpo para ser quemado, pero no tengo amor, de nada me aprovecha.
El amor es paciente, es bondadoso. El amor no tiene envidia; el amor no es jactancioso, no es arrogante. No se porta indecorosamente; no busca lo suyo, no se irrita, no toma en cuenta el mal recibido. El amor no se regocija de la injusticia, sino que se alegra con la verdad. Todo lo sufre, todo lo cree, todo lo espera, todo lo soporta.
El amor nunca deja de ser. Pero si hay dones de profecía, se acabarán; si hay lenguas, cesarán; si hay conocimiento, se acabará. Porque en parte conocemos, y en parte profetizamos; pero cuando venga lo perfecto, lo incompleto se acabará. Cuando yo era niño, hablaba como niño, pensaba como niño, razonaba como niño; pero cuando llegué a ser hombre, dejé las cosas de niño.
Porque ahora vemos por un espejo, veladamente, pero entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte, pero entonces conoceré plenamente, como he sido conocido. Y ahora permanecen la fe, la esperanza, el amor: estos tres; pero el mayor de ellos es el amor.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es lo que mueve al mundo?
Muchos dicen que el dinero, otros, la pasión, y si estudiamos la historia según los gobiernos y el poder, seguramente llegaríamos a esa conclusión. Hasta podríamos afirmar que es la ambición la que mueve al mundo.
Pero si pudiéramos estudiar las historias de la gente común, la de la gran masa de personas que diariamente trabajan y en definitiva construyen la sociedad, sin duda alguna, nos daríamos cuenta de que es el amor el que mueve el mundo, el que lo transforma y lleva adelante cosas maravillosas.
Independientemente de la fe, el amor hacia el ser humano que nace de ponerse en el lugar del otro o de conmoverse por las personas más débiles y vulnerables, es el que moviliza y construye los espacios necesarios para que la sociedad siga su curso.
Mucho se escribe acerca del amor, y es como que sólo pertenece a los enamorados o a determinadas relaciones familiares. Pero el amor es mucho más que eso, porque viene de Dios. Tenemos un Dios de amor, que creó al mundo por amor y la necesidad de compartir. A nosotros nos creó a su imagen y semejanza, lo que nos hace seres que aman y crean, y en estas facultades es que ante las situaciones que nos conmueven utilizamos nuestra creatividad para solucionar los problemas y enfrentar los obstáculos.
Es verdad que si detrás de lo que hacemos no hay amor, esto es también la convicción de que vale la pena lo que hacemos, no vale de nada y no perdura en el tiempo. Esto es fácil de observar cuando nos encontramos con proyectos que sólo pertenecen al interés de una persona, y no desde el amor, ya que el amor siempre se multiplica y se contagia.
¿Cómo está tu vida? ¿buscás hacer las cosas con amor, mismo que a veces no sean tanto de tu agrado? ¿qué has hecho hoy con amor?
El amor no es pasión, no nace de las emociones, sino de nuestra conexión con Dios y con las personas que nos rodean, que son nuestros semejantes. El amor del que te hablo no tiene nada que ver con la familia o los amigos, se extiende no sólo hacia las personas sino a toda la creación de Dios. Vos podés ser el protagonista del cambio. Amén.


Querido Jesús, vos me enseñaste lo que es una vida en el amor, lo que es la entrega al otro sin esperar nada a cambio. Me has mostrado con tu vida que mi vida vale más la pena si todo lo que hago lo hago con amor. Ayudame a mejorarme, a aprender a amar sin límites, a seguir tus pasos. Te lo pido a vos, que amaste hasta dar tu vida por tus amigos y que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.