viernes, 27 de mayo de 2011

29 de Mayo

28 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 66


“Aclamen a Dios, la tierra toda,

salmodien a la gloria de su nombre,

ríndanle el honor de su alabanza,

digan a Dios: ¡Qué terribles tus obras!


Por la grandeza de tu fuerza,

tus enemigos vienen a adularte;

toda la tierra se postra ante ti,

y salmodia para ti, a tu nombre salmodia.


Vengan y vean las obras de Dios,

temible en sus gestas por los hijos de Adán:

él convirtió el mar en tierra firme,

el río fue cruzado a pie.


Allí, nuestra alegría en él,

que por su poder domina para siempre.

Sus ojos vigilan las naciones,

no se alcen los rebeldes contra él.


Pueblos, bendigan a nuestro Dios,

hagan que se oiga la voz de su alabanza,

él, que devuelve nuestra alma a la vida,

y no deja que vacilen nuestros pies.


Tú nos probaste, oh Dios,

nos purgaste, cual se purga la plata;

nos prendiste en la red,

pusiste una correa a nuestros lomos,

dejaste que un cualquiera a nuestra cabeza cabalgara,

por el fuego y el agua atravesamos;

mas luego nos sacaste para cobrar aliento.


Con holocaustos entraré en tu Casa,

te cumpliré mis votos,

los que abrieron mis labios,

los que en la angustia pronunció mi boca.


Te ofreceré pingües holocaustos,

con el sahumerio de carneros,

sacrificaré bueyes y cabritos.


Vengan a oír y les contaré,

ustedes todos los que temen a Dios,

lo que él ha hecho por mí.

A él gritó mi boca,

la alabanza ya en mi lengua.

Si yo en mi corazón hubiera visto iniquidad,

el Señor no me habría escuchado.

Pero Dios me ha escuchado,

atento a la voz de mi oración.


¡Bendito sea Dios,

que no ha rechazado mi oración

ni su amor me ha retirado!” Amén.


Curiosidades


Juan el Bautista y Jesús hablaron sobre el Espíritu ¿qué sentido le pusieron?


En el judaísmo antiguo, de la época de Jesús, se tendía a pensar en Dios como más y más distanciado del ser humano, el santo Dios trascendente, elevado y sublime, que mora en la gloria inaccesible. Se allí la vacilación en cuanto a pronunciar siquiera el nombre divino, y la tendencia creciente a emplear lenguaje figurado: el nombre, ángeles, la gloria, la sabiduría, etc., todas ellas maneras de hablar sobre la actividad de Dios en el mundo sin comprometer su trascendencia. En los primeros tiempos “el Espíritu” era una de las formas principales de hablar acerca de la presencia de Dios. Pero ahora faltaba también esa conciencia de la presencia divina (a excepción de Qumrán). El Espíritu, entendido principalmente como el Espíritu de profecía, estuvo activo en el pasado y sería derramado en la nueva era. Pero en ese momento, las referencias al Espíritu se habían visto subordinadas enteramente a la Sabiduría, al Logos, y a la Torá y, en particular, con los rabinos, la Torá se estaba tornando más y más en el centro exclusivo de la vida y la autoridad religiosas.

En este contexto Juan el Bautista produjo bastante conmoción. Él mismo no afirmaba que tuviese el Espíritu, pero se aceptaba ampliamente que era profeta. Más notable fue su mensaje, porque proclamaba que el derramamiento del Espíritu era algo inminente: el que venía habría de bautizar en Espíritu y en fuego. Esta vigorosa metáfora probablemente fue tomada en parte de las metáforas “líquidas” relativas al Espíritu que eran familiares en el A.T., y en parte de su propio rito característico de bautizar en agua: el acto de empapar o sumergir en agua era figura de una experiencia de juicio, pero no necesariamente destructivo en forma total; el fuego podía purificar tanto como destruir. Probablemente el Bautista estaba pensando aquí en función de “aflicciones mesiánicas”, el período de sufrimiento y tribulación que inauguraría la era futura: “los dolores de parto del Mesías”. No era extraño ni sorprendente que Juan formulara la idea del ingreso en la nueva era por inmersión en una corriente ardiente rûah que habría de destruir a los impenitentes y purificar a los penitentes, en vista a los paralelos en Isaías 4 y 30 y Daniel 7.

Jesús creó una conmoción aún mayor, porque afirmó que la nueva era, el reino de Dios, no era sólo inminente sino que ya había adquirido efectividad mediante su ministerio. La presuposición de esto era claramente que el Espíritu escatológico, el poder del fin, ya había entrado en acción por medio de él en una medida única, como lo evidenciaban los exorcismos y la exitosa liberación de las víctimas de Satanás, y por su proclamación de las buenas noticias a los pobres. Los evangelistas, no tenían ninguna duda de que todo el ministerio de Jesús se había llevado a cabo en el poder del Espíritu desde el primer momento. Para Mateo y Lucas este obrar especial del Espíritu en y a través de Jesús data desde la concepción. Pero los cuatro evangelistas concuerdan en que en el Jordán Jesús experimentó una habilitación especial para su ministerio, un ungimiento que evidentemente estaba vinculado también con la convicción en cuanto a su carácter de Hijo; en consecuencia, en las tentaciones subsiguientes estaba en condiciones de sostener esa convicción, y de definir lo que comprende dicha investidura de Hijo, sostenido por ese mismo poder.

El enfoque de Jesús en su mensaje fue significativamente diferente del de Juan, no sólo en su proclamación del reino como algo presente, sino en el carácter que le atribuía al reino presente. Veía su ministerio en función más de bendición que de juicio. Por otra parte, cuando proyectaba la vista hacia el final de su ministerio terrenal, evidentemente hablaba de su muerte en términos probablemente tomados de la predicación del Bautista, probablemente viendo su propia muerte como el padecimiento de las angustias mesiánicas predichas por Juan, como el derramamiento de la copa de la ira de Dios. También habló de la promesa del Espíritu para sostener a los discípulos cuando ellos a su vez experimentasen pruebas y tribulaciones; más plenamente en Juan.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Juan 14:15-21


“Si me aman, guardarán mis mandamientos;

y yo pediré al Padre

y les dará otro Paráclito,

para que esté con ustedes para siempre,

el Espíritu de la verdad,

a quien el mundo no puede recibir,

porque no lo ve ni lo conoce.

Pero ustedes lo conocen,

porque vive con ustedes.

No los dejaré huérfanos:

volveré a ustedes.

Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero ustedes si me verán,

porque yo vivo y también ustedes vivirán.

Aquel día comprenderán que yo estoy en mi Padre

y ustedes en mí y yo en ustedes.

El que tiene mis mandamientos y los guarda,

ése es el que me ama;

y el que me ame, será amado de mi Padre;

y yo lo amaré y me manifestaré a él.»” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Siempre se dice que no se puede dar lo que no se ha recibido antes, esto, claro, cuando hablamos de amor, comprensión, respeto, dignidad. Un niño que no ha podido crecer en un entorno de amor y contención, que vive la violencia y el abuso a diario, no puede expresar otra cosa que violencia y maltrato.

Muchas veces los cristianos hablamos a cerca del poder sanador de Dios, pero ¿cuál es ese poder?

El amor.

Jesús habla de Dios como amor. Pero ¿cómo logramos sentir ese amor si Dios no nos puede mirar a los ojos, abrazarnos, decirnos que nos ama y que somos lo más importante en su vida? ¿Cómo puede una persona que siempre ha sido maltratada y despreciada sentir el amor de Dios?

Los cristianos, en general, hablamos y hablamos del amor de Dios, del amor al prójimo. Decimos cosas muy bonitas, pero todos sabemos que el amor no sólo se expresa, sino que es sobre todo algo que se siente. De hecho, las caricias son la primera expresión de amor que una criatura siente, mucho antes de las palabras, un abrazo, tomarse las manos, una mirada…

Un gesto de amor, estar en el momento justo, son las cosas que permiten que una persona sienta el amor de Dios. Predicar con nuestras actitudes, con nuestro cuerpo, con nuestro tiempo, con nuestro espacio… algo difícil, porque también es compromiso… ¡pero efectivo!

Jesús nos dice que Él está en nosotros, como Dios está en Él. Formamos una especie de trío inseparable que se retroalimenta y se multiplica. Dios me ama, Jesús me ama, yo amo al Hijo y al Padre y al Espíritu que habita en cada persona con la que me cruzo, aunque no la conozca. No es un amor de besos y abrazos, es un amor de respeto, de valorización del otro, de servicio.

Es un amor que transforma y que puede lograr que aún aquella persona que no ha podido crecer en un entorno de amor, pueda amar. Pero para que todo esto suceda vos y yo tenemos que aprender a salir de nuestro egoísmo y dar nuestra vida a los demás. Amén.


Querido Jesús, sé que vos sos la mayor expresión de amor que jamás haya existido. Ayudame a amar, a sanar a las personas a través de mi amor: un amor que sea lo más parecido al tuyo. ¡Gracias porque me has enseñado otra forma de vivir! ¡Gracias por habitar en mí! ¡Gracias porque sé que a partir de vos nada es imposible! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 20 de mayo de 2011

22 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 33


“¡Griten de júbilo, justos, por mi Señor!,

de los rectos es propia la alabanza;

den gracias a mi Señor con cítara,

salmodien para él al arpa de diez cuerdas;

cántenle un cantar nuevo,

toquen la mejor música en la aclamación!


Pues recta es la palabra de mi Señor,

toda su obra fundada en la verdad;

él ama la justicia y el derecho,

del amor de mi Señor está llena la tierra.


Por la palabra de mi Señor fueron hechos los cielos

por el soplo de su boca toda su mesnada.

Él recoge, como un dique, las aguas del mar,

en depósitos pone los abismos.


¡Tema a mi Señor la tierra entera,

ante él también todos los que habitan el orbe!

Pues él habló y fue así,

mandó él y se hizo.


Mi Señor frustra el plan de las naciones,

hace vanos los proyectos de los pueblos;

mas el plan de mi Señor subsiste para siempre,

los proyectos de su corazón por todas las edades.

¡Feliz la nación cuyo Dios es mi Señor,

el pueblo que se escogió por heredad!


Mi Señor mira de lo alto de los cielos,

ve a todos los hijos de Adán;

desde el lugar de su morada observa

a todos los habitantes de la tierra,

él, que forma el corazón de cada uno,

y repara en todas sus acciones.


No queda a salvo el rey por su gran ejército,

ni el bravo inmune por su enorme fuerza.

Vana cosa el caballo para la victoria,

ni con todo su vigor puede salvar.


Los ojos de mi Señor están sobre quienes le temen,

sobre los que esperan en su amor,

para librar su alma de la muerte,

y sostener su vida en la penuria.


Nuestra alma en mi Señor espera,

él es nuestro socorro y nuestro escudo;

en él se alegra nuestro corazón,

y en su santo nombre confiamos.

Sea tu amor, mi Señor, sobre nosotros,

como está en ti nuestra esperanza.” Amén.


Curiosidades


¿En qué sentido se utiliza en la Biblia la palabra “camino”?


En el uso en el A.T., aparte de los usos literales obvios, hay una gran cantidad de usos metafóricos íntimamente relacionados. Derivan del hecho de que quien se encuentra en una senda pública resulta visible a los demás, y su objetivo y propósitos quedan revelados por la dirección que emprende. De la mayor importancia es el sentido de los propósitos y la voluntad de Dios. Sigue luego la idea de los mandamientos de Dios. “Camino” se usa generalmente de la conducta del ser humano, buena o mala, y hasta de la de los animales. Estos usos son comunes en la literatura de Qumrán.

En el uso en el N.T., hay dos tendencias del uso veterotestamentario que requieren comentario. En Mateo 7 tenemos contrastados los dos modos (o caminos) en que puede andar el ser humano. La prueba más antigua de este uso se encuentra en Qumrán; es común en la literatura rabínica, y fue perfeccionada en la Didajé, la Epístola de Bernabé, y en escritos patrísticos posteriores. Por Hechos sabemos que el “Camino” es la designación más antigua de la iglesia cristiana para sí misma. Esto es en parte ampliación de un uso que ya existía en el A.T., donde se ve al pueblo de Israel en el acto de ser guiados por el camino de Dios. También puede explicarse mediante Mateo 7 como el camino de la salvación. Es probable que Juan 14 haya sido el más influyente de todos, porque aquí Cristo afirma que él es la síntesis de todo lo que “el Camino” significa en relación con Dios.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Juan 14:1-12


“«No se turbe su corazón.

Creen en Dios: crean también en mí.

En la casa de mi Padre hay muchas mansiones;

si no, se los habría dicho;

porque voy a prepararles un lugar.

Y cuando haya ido y les haya preparado un lugar,

volveré y los tomaré conmigo,

para que donde esté yo

estén también ustedes.

Y adonde yo voy saben el camino.»

Le dice Tomás: «Señor, no sabemos a dónde vas, ¿cómo podemos saber el camino?» Le dice Jesús:

«Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida.

Nadie va al Padre sino por mí.

Si me conocen a mí, conocerán también a mi Padre;

desde ahora lo conocen y lo han visto.»

Le dice Felipe: «Señor, muéstranos al Padre y nos basta.»

Le dice Jesús: «¿Tanto tiempo hace que estoy con ustedes y no me conoces Felipe?

El que me ha visto a mí, ha visto al Padre.

¿Cómo dices tú: "Muéstranos al Padre"?

¿No crees

que yo estoy en el Padre y el Padre está en mí?

Las palabras que les digo, no las digo por mi cuenta;

el Padre que permanece en mí es el que realiza las obras.

Créanme:

yo estoy en el Padre y el Padre está en mí.

Al menos, créanlo por las obras.

En verdad, en verdad les digo:

el que crea en mí,

hará él también las obras que yo hago, y hará mayores aún,

porque yo voy al Padre.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Camino, calles, rutas, senderos… ¡qué importantes que son para nosotros!

Un camino me lleva de un lugar a otro, me guía para llegar a un lugar… cuando no hay siquiera una senda, el andar se hace mucho más difícil, y en algunos casos, imposible.

Ser camino tiene que ver con servicio, con amor al otro, con facilitarle las cosas, con ser intermediario… no siempre los intermediarios son malos, muchas veces son de gran utilidad y ayuda.

Ser camino tiene que ver con la aceptación del otro, con no discriminar, porque por los caminos pasan todos por igual, independientemente de su zapato o medio de locomoción.

Ser camino tiene que ver con estar en el medio, y quien está en el medio sabe todo lo que sucede a su alrededor, es parte del paisaje, aunque de alguna manera haya roto con él.

Ser camino tiene que ver con sudor, cansancio, prisa… porque los caminos se hacen más claros y más profundos cuanto más son transitados.

Los caminos los hacemos las personas por la necesidad de comunicarnos, de trasladarnos, de encontrarnos…

No es casual que Jesús haya utilizado la imagen del camino para autodefinirse y para que quienes lo estuvieran escuchando comprendieran lo que les quería transmitir.

A pesar de los años que han pasado, a pesar de las carreteras, rutas y autopistas, el significado y el sentido del camino es el mismo. Pensar en Jesús como quien me permite el encuentro, el amor por el otro, el ser útil, el no discriminar a aceptar a las personas tal como son, y tantas cosas más que tienen que ver con el camino, me acerca a Él y me atrae, me gusta.

Jesús es el camino por el que quiero andar, compartir con los demás, buscar que otros conozcan este camino que me fortalece, me tonifica, me relaja, me recrea. ¿Te animás a caminarlo conmigo? Amén.


Querido Jesús, vos me dijiste que sos el Camino, que sólo a través tuyo puedo conocer a Dios. Dejame recorrerte, caminar en tu Palabra, dejarme llevar por las curvas y recovecos que mi vida tenga. Sé que siempre vas a tener una sombra lista para cuando esté cansada o agobiada y un refugio para mi descanso. ¡Gracias, amigo, por todas tus bendiciones! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 13 de mayo de 2011

15 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 23


““Mi Señor es mi pastor, nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia

por amor de su nombre.


Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.


Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.


Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán

todos los días de mi vida,
y en la casa de mi Señor

moraré por largos días.” Amén.

Curiosidades


¿Cómo aparece la imagen de pastor en la Biblia?


Los pastores bíblicos pueden ser literales o metafóricos los que cuidan las ovejas; y los pastores divinos o mortales, que se ocupan de los seres humanos. A ambos tipos puede aplicárseles alabanza o censura similares. El término hebreo para pastor es el participio ro‘eh, el griego poimen. El cuidado del prójimo puede ser político o espiritual. Homero y otros escritores seculares frecuentemente llamaron pastores a os reyes y gobernantes, uso que se refleja, en metáforas más profundas en Ezequiel. 34.

La responsabilidad del pastor literal era, y sigue siendo, considerable; además es tan antigua como Abel. Tiene que hallar pastos y agua en tierra seca y pedregosa, proteger a sus ovejas de las condiciones climáticas y de bestias peligrosas, y recobrar los animales extraviados. Cuando sus deberes lo llevaban lejos de los lugares frecuentados por seres humanos, llevaba en su bolsa sus necesidades inmediatas y una tienda que podría servirle de morada. Utilizaba perros que lo secundaban en su tarea, igual que en la actualidad. El que los pastores y rebaños vivan más sedentariamente en las ciudades es signo de despoblación y desastre debido al juicio divino. El pastor a cargo de sus rebaños estaba obligado a restituir cada animal extraviado, a menos que pudiera demostrar claramente que las circunstancias escapaban a su previsión y control. Idealmente el pastor debía ser fuerte, devoto y abnegado, como lo fueron muchos de ellos. Pero a veces había rufianes en una profesión honorable, e inevitablemente algunos pastores fallaban en el cumplimiento de sus tareas.

Tal es el honor del llamado, que frecuentemente el A.T. pinta a Dios como el Pastor de Israel, tierno en su solicitud, pero capaz de desparramar el rebaño en su ira, o volver a juntarlo una vez que lo ha perdonado. A veces la nota predominante es el juicio, cuando los pastores humanos y las ovejas reciben por igual condenación y castigo. Bien pueden temblar los pastores infieles al tener que comparecer ante el Señor. A veces hay una nota de compasión cuando las ovejas han sido abandonadas por aquellos que tenían la responsabilidad de apacentarlas. Dos pastores mencionados con especial aprobación con Moisés, y, aunque podría parecernos sorprendente, el ejecutor pagano de los propósitos de Dios, Ciro. La Escritura destaca la seria responsabilidad que tienen los dirigentes humanos hacia quienes los siguen. Uno de los capítulos más solemnes del A.T. es la denuncia de los falsos pastores en Ezequiel, y más severamente en Jeremías. Estos han preferido llenar sus estómagos en lugar de ocuparse de sus ovejas; han matado y esparcido por provecho propio a aquellos que se les había confiado; lamentablemente han dejado de cumplir su tarea pastoral específica; por ello Dios volverá a juntar a las ovejas y juzgará a los pastores. Más aún, va a nombrar a un solo pastor. Esto se interpreta críticamente como la unión de los reinos del Norte y el Sur, pero concuerda mucho mejor con el Cristo que se espera.

En el N.T. la misión de Cristo es la del Pastor, o mejor el Gran Pastor. Juan 10 lo explica en detalle, capítulo que merece compararse con Ez.34. los puntos principales que destaca Juan son: la iniquidad de los que se “infiltran dentro del rebaño”; el uso de la puerta como la marca de verdadero pastor; la familiaridad de las ovejas con la voz del jefe que les ha sido asignado (en oriente los pastores modernos utilizan justamente los mismos métodos); las enseñanzas sobre la persona de Cristo, a quien se compara con la puerta (los pastores orientales frecuentemente dormían atravesando la “puerta” o abertura en el muro del redil); se lo compara con el buen pastor y se lo contrasta con el asalariado, que huy cuando se presenta el peligro. Juan hace notar también la relación entre Cristo, sus seguidores, y Dios; la reunión de las “otras ovejas” en “un rebaño”; el rechazo de los que no son verdaderas ovejas de Cristo.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Juan 10:1-10


“«En verdad, en verdad les digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

Entonces Jesús les dijo de nuevo:

«En verdad, en verdad les digo:

yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores;

pero las ovejas no les escucharon.

Yo soy la puerta;

si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá

y encontrará pasto.

El ladrón no viene

más que a robar, matar y destruir.

Yo he venido para que tengan vida

y la tengan en abundancia.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


No sé cuántos de ustedes han tenido la oportunidad de ver la relación entre las ovejas y sus pastores. A diferencia de otros animales, las ovejas en general son muy dóciles y es muy agradable verlas caminar voluntariamente, sin corridas ni violencia.

No es casual que Jesús haya elegido esa imagen para hablar del “seguimiento”, esto quiere decir, de aquellos que siguen sus pasos, que buscan formar parte de su grupo.

Una de las características de Jesús fue su opción por la no-violencia y la forma que tenía de invitar a la gente a formar parte de su comunidad muy libremente, sin tratar de convencer a nadie.

Lo curioso es que como cristianos no hemos heredado esto. Muchas veces nos vemos forzando, tratando de convencer, de atrapar a las personas para que se acerquen a la iglesia. Si no lo logramos buscamos hacer que se sientan culpables, con remordimiento. Actitudes que nada tienen que ver con Jesús y su forma de moverse.

Jesús dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” y una vida en abundancia tiene que ver con la paz, la libertad, la alegría…

Las ovejas que son cuidadas por su pastor, que las lleva a pastos tiernos y verdes, que las resguarda de los peligros de la noche, viven felices y tranquilas. De la misma manera nos pasa a nosotros cuando tenemos la certeza de la protección de Dios, cuando pertenecemos a una comunidad que nos acompaña en todos los momentos y que no nos hace sentir culpables “si no cumplimos”.

Una vida plena, feliz, sin violencia, es lo que todos deseamos, seamos cristianos o no. Una vida en donde seamos respetados y valorados es lo que todos deseamos también. Y lo podemos encontrar en Jesús, en su mensaje, en su vida…

También a vos te está llamando para que formes parte de su rebaño, de su grupo de amigos. Animate a formar parte de alguna comunidad de fe, la que sea mejor para vos, en la que te sientas más cómodo. Vas a ver qué bien se siente y cómo te fortalece. Amén.


Querido Jesús, vos me decís que junto a vos puedo encontrar vida, y vida en abundancia ¡deseo tanto eso! Muchas veces me siento agobiada por mis muchas tareas, pero también acosada por personas que me prometen que en su iglesia voy a encontrar la salvación, y eso no me gusta, no siento que de esa agresividad pueda encontrar la paz. Señor, ayudame a encontrar el lugar justo para mí, la comunidad que sea tu rebaño, en donde sienta la paz, la protección y la alegría. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.