viernes, 25 de septiembre de 2009

Domingo 27 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 19

“Los cielos cuentan la gloria de Dios,
la obra de sus manos anuncia el firmamento;
el día al día comunica tu mensaje,
y la noche a la noche transite la noticia.

No es un mensaje, no hay palabras,
ni su voz se puede oír;
mas por toda la tierra se adivinan los rasgos,
y sus giros hasta el confín del mundo.

En el mar levantó para el sol una tienda,
y él, como un esposo que sale de un tálamo,
se recrea, cual atleta, corriendo su carrera.

A un extremo del cielo es su salida,
y su órbita llega al otro extremo,
sin que haya nada que a su ardor escape.

La ley de Yahveh es perfecta,
consolación del alma,
el dictamen de Yahveh,
veraz, sabiduría del sencillo.

Los preceptos de Yahveh son rectos,
gozo del corazón;
claro el mandamiento de Yahveh,
luz de los ojos.

El temor de Yahveh es puro,
por siempre estable;
verdad, los juicios de Yahveh,
justos todos ellos,

apetecibles más que el oro,
más que el oro más fino;
sus palabras más dulces que la miel,
más que el jugo de los panales.

Por eso tu servidor se empapa con ellos,
gran ganancia es guardarlos.
Pero ¿quién se da cuenta de los yerros?
De las faltas ocultas límpiame.

Guarda también a tu siervo del orgullo,
no tenga dominio sobre mí.
Entonces seré irreprochable,
de delito grave exento.

¡Sean gratas las palabras de mi boca,
y el susurro de mi corazón,
sin tregua ante ti, Yahveh,
roca mía, mi redentor.” Amén.

Curiosidades

¿Qué era la expulsión de demonios?

En los evangelios hay muchas referencias a personas poseídas por demonios, dando como resultado una variedad de efectos, tales como la mudez, epilepsia, la negativa de usar ropa, y el hacer su morada entre las tumbas. A menudo se dice en la actualidad que estar poseído de demonios era simplemente el modo en que la gente del s.I se refería a las condiciones que hoy describimos como enfermedad o locura. Sin embargo, los relatos que tenemos en los evangelios hacen una distinción entre enfermedad y posesión demoníaca. Por ejemplo, en Mt.4:24, leemos de “los que tenían dolencias, los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos”. Ninguna de estas clases parece ser idéntica a las restantes.
Los evangelios presentan a Jesús en permanente conflicto con los espíritus malos. El poder de Jesús era el del “Espíritu de Dios”. La victoria que Jesús obtuvo sobre los demonios la compartió con sus seguidores. Cuando envió a los doce discípulos “les dio poder y autoridad sobre todos los demonios, y para sanar enfermedades” (Lc.9:1). Más adelante, cuando los 70 volvieron de su misión pudieron informar diciendo, “Señor, aun los demonios se nos sujetan en tu nombre” (Lc.10:17). Otros que no eran del círculo íntimo de los discípulos podían invocar su nombre para echar fuera los demonios, hecho que causó cierta perturbación a algunos integrantes de dicho círculo, pero no al Maestro (Mc.9:38).

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 9:38-50

“Juan le dijo: ‘Maestro, hemos visto a uno que expulsaba demonios en tu nombre y no viene con nosotros y tratamos de impedírselo porque no venía con nosotros’. Pero Jesús dijo: ‘No se lo impidan, pues no hay nadie que obre un milagro invocando mi nombre y que luego sea capaz de hablar mal de mí. Pues el que no está contra nosotros, está por nosotros’.
‘Todo aquel que les dé de beber un vaso de agua por el hecho de que son de Cristo, les aseguro que no perderá su recompensa’.
‘Y al que escandalice a uno de estos pequeños que creen, mejor le es que le pongan al cuello una de esas piedras de molino que mueven los asnos y que lo echen al mar. Y si tu mano te es ocasión de pecado, córtatela. Más vale que entres manco a la Vida que, con las dos manos, ir a la gehena, al fuego que no se apaga. Y si tu pie es ocasión de pecado, córtatelo. Más vale que entres cojo en la Vida que, con los dos pies, ser arrojado a la gehena. Y si tu ojo te es ocasión de pecado, sácatelo. Más vale que entres con un solo ojo en el Reino de Dios que, con los dos ojos, ser arrojado a la gehena, donde su gusano no muere y el fuego no se apaga; pues todos han de ser salados con fuego. Buena es la sal; mas si la sal se vuelve insípida, ¿con qué la sazonarán? Tengan sal en ustedes y tengan paz unos con otros’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Muchas veces he escuchado acerca de la sabiduría de los ancianos. Pero la verdad es que no toda persona mayor, no todo anciano es sabio. Porque no es la edad la que da la sabiduría, no son los años vividos, sino cómo se han vivido esos años. Qué es lo que la vida nos ha enseñado, y de qué manera lo vivido se ha capitalizado positivamente.
En Lucas González, Entre Ríos, en la congregación en la que estuve anteriormente sirviendo al Señor, había una mujer que, cuando hablábamos de este tema me decía que las experiencias de la vida, los años vividos debían servir para mejorar a la persona, y que aquella persona que no logra mejorarse a lo largo de la vida, había vivido en vano.
Pero ¿qué quería decir con esto de mejorarse?
En realidad no es tanto un mérito propio como el dejar que Dios nos moldee a través de los tantos desafíos por los que atravesamos a lo largo de la vida. Justamente para esto mismo cada uno de nosotros atravesamos todo tipo de situaciones, algunas más difíciles que otras, algunas más agradables que otras. Pero todas esas situaciones debían servir para algo, todo tiene una finalidad, y está en nosotros descubrirla, por supuesto con la ayuda del Espíritu Santo.
Cada cosa que vivimos debe servir para deshacernos de todo aquello que no colabora con esa edificación: algunas manías, preconceptos, modos de conducirnos… somos como una piedra que a lo largo de la vida se va tallando y van apareciendo hermosas betas, colores inimaginables, que al final del camino se transforma en una obra de arte en donde se puede percibir todo lo aprendido y todo lo vivido.
Si bien cada uno de nosotros nace con una forma de ser determinada, hay muchas asperezas para limar, hay muchas cosas que debemos tener en cuenta para lograr ser aquella persona que Dios necesita para que a través nuestro el mundo lo conozca. Hay cosas a las que nos tenemos que resignar si queremos formar parte de la familia de Dios, hay cosas que tenemos que desarrollar, que son buenas y sirven para la edificación del Reino. Todos tenemos algo para dar y todos tenemos algo que corregir. Lo importante es estar atentos y aprovechar a hacerlo mientras que estamos aquí en esta tierra. Ahora es el momento de ser sal y luz en este mundo, y esto es posible. Amén.

Querido Señor, a veces me cuesta dejar las cosas que en realidad me hacen daño a mí, y le hacen daño sobre todo a los demás. Ayudame a deshacerme de todo aquello que significa un obstáculo para seguirte totalmente. Ayudame a no buscar provocar a mis hermanos y hermanas con mis actitudes, que no llevan a nada y que sólo conservo por capricho. Ayudame a ser esa sal, a ser esa luz que tú necesitas que sea para dar un verdadero testimonio de tu amor. Amén.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Domingo 20 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 54

“¡Oh Dios, sálvame por tu nombre,
por tu poderío hazme justicia,
oh Dios, escucha mi oración,
atiende a las palabras de mi boca!

Pues se han alzado contra mí arrogantes,
rabiosos andan en busca de mi alma,
sin tener nada a Dios presente.

Mas vean que Dios viene en mi auxilio,
el Señor con aquellos que sostienen mi alma.
¡El mal recaiga sobre los que me asechan,
Yahveh, por tu verdad destrúyelos!

De corazón te ofreceré sacrificios,
celebraré tu nombre, porque es bueno,
porque de toda angustia me ha librado,
y mi ojo se recreó en mis enemigos.” Amén.

Curiosidades

¿Quiénes eran los Doce?

Los Doce era la designación normal de los apóstoles en los evangelios y Pablo también lo utiliza en algunas ocasiones. Simbólicamente está relacionado con las 12 tribus de Israel, el pueblo de Dios, y numéricamente el número 12 está relacionado con los elegidos, esto aparece fuertemente en el libro del Apocalipsis.
Es importante comprender que el nombrar a los apóstoles como los Doce, de ninguna manera significa que ése sea el número, sino su valor es simbólico. Si ustedes toman una Biblia y escriben los nombres de los llamados por Jesús, incluso los del libro de los Hechos, descubrirán que el número es otro, incluso simplemente en los cuatro evangelios. Para ser considerado apóstol, la persona debía ser testigo de la resurrección del Señor, a pesar de que en el caso de Pablo, él fue testigo de una aparición del Señor después de la resurrección. Lo que sí queda fuera de dudas es la significación especial de los Doce para el establecimiento inicial de la Iglesia.

Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 9:30-37

“Y saliendo de allí, iban caminando por Galilea; él no quería que se supiera, porque iba enseñando a sus discípulos. Les decía: ‘El Hijo del hombre será entregado en manos de los hombres; lo matarán y a los tres días de haber muerto resucitará’. Pero ellos no entendían lo que les decía y temían preguntarle.
Llegaron a Cafarnaum, y una vez en casa, les preguntaba: ‘¿De qué discutían por el camino?’ Ellos callaron, pues por el camino habían discutido entre sí quién era el mayor. Entonces se sentó, llamó a los Doce, y les dijo: ‘Si uno quiere ser el primero, sea el último de todos y el servidor de todos’. Y tomando un niño, lo puso en medio de ellos, lo estrechó entre sus brazos y les dijo: ‘El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe; y el que me reciba a mí, no me recibe a mí sino a Aquel que me ha enviado.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué tienen de especial los niños, sobre todos los más pequeñitos?
Los niños tienen la particularidad de dejarse asombrar ante las cosas y los acontecimientos. No les importa creer en la magia ni necesitan explicaciones creíbles. Se entretienen y se divierten fácilmente. Se ríen con ganas y lloran cuando así lo sienten.
Los niños no discriminan, no les importa si sos gordo, flaco, morocho o blanco, si tu nariz es ganchuda o tu boca es grande, ellos te describen, simplemente, sin ninguna connotación e intención de lastimar. Los niños aceptan la vida como viene y no le recriminan a ni Dios ni a nadie por lo que les toca vivir. No temen a la muerte ni a las enfermedades, sólo aman la vida y luchan por ella.
Cuando dejamos de tener esa pureza de la que estoy hablando, cuando la amargura, la envidia y el rencor han copado nuestro corazón, hemos dejado de ser niños. Hemos perdido. Y entonces los niños, con sus ruidos, sus juegos, su alegría, nos molestan y sentimos que hay lugares en donde no pueden estar, porque su presencia nos desconcentra.
Uno de esos lugares es la iglesia, nuestra comunidad de fe. Muchas veces decimos, no llevamos a los chicos porque se aburren, y nosotros mismos procuramos que así sea, no llevamos nada para entretenerlos ni hacemos nada, para así tener razón y fundamento.
Pero Jesús dice: “El que reciba a un niño como éste en mi nombre, a mí me recibe”. Los niños son los primeros en entrar en el Reino de Dios, son los que primeramente logran aceptar a Cristo en su corazón, porque lo tienen vacío y dispuesto a darle todo el lugar que necesita para instalarse para siempre.
¿Por qué entonces estamos tan empecinados en discriminar a los niños, no escuchar sus opiniones, sus necesidades? ¿por qué buscamos “entretenerlos” con lo que ellos no nos piden hasta lograr hacer de ellos pequeños consumistas de cuanto merchandaincing se ponga de moda, en vez de darles la atención y el cariño que los hará personas adultas seguras de sí mismas e independientes? ¿por qué los llenamos de golosinas y videojuegos, en vez de darles todo nuestro tiempo y nuestro amor? ¿por qué no los aprovechamos para practicar un poco ser niños con ellos para no alejarnos tanto de la inocencia y la frescura infantil?
Démosle el espacio que les corresponde a los niños que nos rodean, el diálogo, el respeto mutuo, el afecto. Seguramente va a ser el comienzo de un camino más sano y con menos adicciones. Si cada uno de nosotros ocupa un lugar digno en nuestra sociedad, aceptando nuestras diferencias y limitaciones, habrá espacio para todos y todas. Aprendamos de los niños, ellos son más sabios que nosotros. Amén.

Querido Jesús, vos también fuiste un niño y te divertiste jugando con una pluma en el viento. Vos también viviste la experiencia de tener que callarte la boca porque sí, porque ahora están hablando los grandes de cosas serias, ¿qué hay más serio que la inquietud de un niño? ¿por qué subestimo las opiniones de los pequeños, cuando muchas veces tú, Señor, hablas a través de sus bocas? Tengo mucho que aprender, tengo mucho que dejar, necesito volver a la pureza que tuve para que por fin puedas estar para siempre en mi corazón. Ayudame a abrir mi mente y mi corazón, te lo pido a vos, que nunca te olvidaste de cómo era ser niño, Hijo de Dios, que vive junto al padre y con el Espíritu Santo. Amén.

viernes, 11 de septiembre de 2009

Domingo 13 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 116

“¡Aleluya!
Yo amo, porque Yahveh escucha
mi voz suplicante;
porque hacia mí su oído inclina
el día en que clamo.

Los lazos de la muerte me aferraban,
me sorprendieron las redes del seol;
en angustia y tristeza me encontraba,
y el nombre de Yahveh invoqué:

¡Ah, Yahveh, salva mi alma!

Tierno es Yahveh y justo,
compasivo nuestro Dios;
Yahveh guarda a los pequeños,
estaba yo postrado y me salvó.

Vuelve, alma mía, a tu reposo,
porque Yahveh te ha hecho bien.
Ha guardado mi alma de la muerte, mis ojos de las lágrimas,
y mis pies de mal paso.
Caminaré en la presencia de Yahveh
por la tierra de los vivos.

¡Tengo fe, aún cuando digo:
‘Muy desdichado soy’!,
yo que he dicho en mi consternación:
‘Todo hombre es mentiroso’.

¿Cómo a Yahveh podré pagar
todo el bien que me ha hecho?
La copa de salvación levantaré,
e invocaré el nombre de Yahveh.

Cumpliré mis votos a Yahveh,
¡sí, en presencia de todo su pueblo!
Mucho cuesta a los ojos de Yahveh
la muerte de los que lo aman.

¡Ah, Yahveh, yo soy tu siervo,
tu siervo, el hijo de tu esclava,
tú has soltado mis cadenas!
Sacrificio te ofreceré de acción de gracias,
e invocaré el nombre de Yahveh.

Cumpliré mis votos a Yahveh,
sí, en presencia de todo su pueblo,
en los atrios de la Casa de Yahveh,
en medio de ti, Jerusalén.” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa Cristo y por qué a Jesús se lo llama Jesucristo?
Cristo es el equivalente en griego de la palabra Mesías. En la gran mayoría de los usos neotestamentarios, ya sea solo o en combinación Iesous Christos, aparentemente se usa como el nombre de Jesús, sin hacer referencia necesariamente a su sentido original, como lo es “Cristo” en el uso moderno. Particularmente en el Evangelio de Juan, christos generalmente denota el liberador esperado en sentido muy general.
Hubo muchas corrientes de expectativa mesiánica en Palestina en el s.I, en cuanto a Jesús, está vinculada con el rey David, con un papel de liberación política y conquista. Justamente por esa razón Jesús era reticente a aplicarse a sí mismo el título de christos. Cuando Pedro lo aclamó como el christos, Jesús ordenó a sus discípulos que lo guardaran en secreto, y luego les enseñó que su papel era sufrir y ser rechazado. Cuando el sumo sacerdote lo intimó a responder, contestó afirmativamente, dejando claro de que su poder no era político temporal, por esa razón, y para que se tuviera claro su misión mesiánica, siempre prefirió referirse a sí mismo como Hijo del Hombre.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 8:27-38

“Salió Jesús con sus discípulos hacia los pueblos de Cesarea de Filipo, y por el camino hizo esta pregunta a sus discípulos: ‘¿Quién dicen los hombres que soy yo?’ Ellos le dijeron: ‘Unos, que Juan el Bautista; otros, que Elías; otros, que uno de los profetas’. Y él les preguntaba: ‘Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?’ Pedro le contesta: ‘Tú eres el Cristo’. Y les mandó enérgicamente que a nadie hablaran acerca de él.
Y comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre debía sufrir mucho y ser probado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, ser matado y resucitar a los tres días. Hablaba de esto abiertamente. Tomándole aparte, Pedro, se puso a reprenderle. Pero él, volviéndose y mirando a sus discípulos, reprendió a Pedro, diciéndole: ‘¡Quítate de mi vista, Satanás! Porque tus pensamientos no son los de Dios, sino los de los hombres’.
Llamando a la gente a la vez que a sus discípulos, les dijo: ‘Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y sígame. Porque quien quiera salvar su vida, la perderá; pero quien pierda su vida por mí y por el Evangelio, la salvará. Pues, ¿de qué sirve al hombre ganar el mundo entero si arruina su vida? Pues ¿qué puede dar el hombre a cambio de su vida? Porque quien se avergüence de mí y de mis palabras en esta generación adúltera y pecadora, también el hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga en la gloria de su Padre con los santos ángeles.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué significa negarse a sí mismo? ¿puedo yo negarme a mí mismo?
El negarse a sí mismo ¿querrá decir que tengo que dejar de ser quien soy?
Dios nos ha creado a cada uno de nosotros como seres únicos e irreproducibles, no ha bendecido con dones, con virtudes que somos libres para utilizar de la manera que mejor nos parezca. Pero, si decidimos seguir a Jesús, solamente podemos caminar en una dirección, la que conduce al amor, la misericordia y el perdón.
Cuando Jesús habla de negarse a sí mismo, no está diciendo que dejemos de ser nosotros mismos, sino que vivamos nuestra vida y utilicemos todos nuestros dones y nuestra energía para proclamar el evangelio, para que el mundo conozca a Jesucristo a través nuestro.
Cuando Jesús habla de negarse a sí mismo, de ninguna manera nos está exigiendo que dejemos de ser nosotros mismos, sino que dejemos nuestro egoísmo de lado, y que todo lo que hagamos y emprendamos tenga en cuenta al otro, sea en función del otro y para un crecimiento mutuo. Pero dejar nuestro egoísmo de lado no es fácil porque vivimos en un mundo que predica y proclama el “sálvese quien pueda”, el “si te gusta, hacelo”, “hacé la tuya”. Es difícil cuando el egoísmo y el egocentrismo son inherentes al ser humano, es nuestro instinto de supervivencia.
Pero la humanidad no un montón de unidades o seres solitarios. La humanidad es la interrelación entre los seres humanos que se conectan entre sí, interactúan, se necesitan. Todos necesitamos de todos, y esto es en todos los sentidos. Lo podemos ver de muchos lados: económicamente, socialmente, psicológicamente, afectuosamente… no podemos vivir aislados, como si el resto del mundo no nos afectara, porque la basura que tiro hoy, molestará a mis hijos, y así sucesivamente.
Cuando Jesús habla de negarse a sí mismo, nos está diciendo que no vivimos solos, sino que todos dependemos de todos, y todos dependemos de Dios, y él, nuestro Señor, ha venido para enseñarnos de qué manera podemos tener una vida mejor y más íntegra. Una vida en el respeto mutuo, en la defensa de la vida, una vida en el Señor, siguiendo sus pasos.
Por eso, cada vez que hagas algo o te propongas algo, pensá ¿a quién beneficia? ¿a mí o a más? ¿perjudica a alguien lo que hago y lo que estoy por hacer? No cuesta nada, y el mayor beneficiado sos vos mismo. Negarte a vos mismo, negarte a seguir tus instintos egoístas es bueno para vos y es bueno para los demás, porque con un pequeño cambio personal por parte de cada persona, provoca un gran cambio en nuestro entorno. Amén.

Querido Jesús, sé que soy egoísta, que muchas veces pienso más en mí que otra cosa. Sé que me cuesta darme cuenta que a través de pequeñas acciones puedo hacer de esta mundo un lugar mejor para todos. No tirar la basura en la calle, tratar bien a los que me rodean, aunque no los conozca, son pequeñas cosas que hacen una gran diferencia. Ayudame a cambiar, a utilizar los dones con que Dios me ha bendecido para servir a los demás. Ayudame a darme cuenta que vivir para el otro, perder mi vida es ganancia, si es en tu nombre. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

jueves, 3 de septiembre de 2009

Domingo 6 de septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 146

¡Aleluya!

¡Alaba a Yahveh, alma mía!
A Yahveh, mientras viva, he de alabar,
mientras exista salmodiaré para mi Dios.

No pongan su confianza en príncipes,
en hijo de hombre, que no puede salvar;
su soplo exhala, a su barro retorna,
y en ese día sus proyectos fenecen.

Feliz de aquel que en el Dios de Jacob tiene su apoyo,
y su esperanza en Yahveh su Dios,
que hizo los cielos y la tierra,
el mar y cuanto en ellos hay;

que guarda por siempre lealtad,
hace justicia a los oprimidos,
da el pan a los hambrientos,
Yahveh suelta a los encadenados.

Yahveh abre los ojos a los ciegos,
Yahveh a los encorvados endereza,
Yahveh protege al forastero,
a la viuda y al huérfano sostiene.

Ama Yahveh a los justos,
mas el camino de los impíos tuerce;
Yahveh reina para siempre,
tu Dios, Sión, de edad en edad.” Amén.

Curiosidades

¿Qué era la Decápolis?

La Decápolis era un extenso territorio al sur del Mar de Galilea, mayormente al E. del río Jordán, pero incluyendo Bet-seán al O. Hubo habitantes de la Decápolis entre los que se unieron a las grandes multitudes que siguieron a Cristo (Mt.4:25; Mc.5:1). La presencia de tantos cerdos sugiere que la población era predominantemente gentil, la que, al sufrir pérdidas económicas a raíz del milagro, rogó a Cristo que se alejara del lugar, a pesar del testimonio del endemoniado. Cristo volvió a visitar la Decápolis cuando hizo un rodeo inusual por la zona de Hipo, en un viaje desde Sidón hasta la ribera de Galilea (Mc.7:31). La iglesia judía se refugió en Pela antes de la guerra del año 70 d.C.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 7:31-37

“Se marchó de la región de Tiro y vino de nuevo, por Sidón, al mar de Galilea, atravesando la Decápolis. Le presentan un sordo que, además, hablaba con dificultad, y le ruegan imponga la mano sobre él. Él, apartándole de la gente, a solas, le metió sus dedos en los oídos y con su saliva le tocó la lengua. Y, levantando los ojos al cielo, dio un gemido, y le dijo: ‘Effatá’, que quiere decir: ‘¡Ábrete!’ Se abrieron sus oídos y, al instante, se soltó la atadura de su lengua y hablaba correctamente. Jesús les mandó que a nadie se lo contaran. Pero cuanto más se lo prohibía, tanto más ellos lo publicaban. Y se maravillaban sobremanera y decían: ‘Todo lo ha hecho bien; hace oír a los sordos y hablar a los mudos’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

No poder oír o no poder hablar debe ser muy difícil. Sobre todo para aquellos que disfrutamos de la música, del canto de los pájaros, de los sonidos de la naturaleza, o de los que nos gusta expresarnos a través de las palabras, los que somos charlatanes. Pero carecer de estos sentidos no nos hace más o menos personas, no se pierde la integridad por no tener todas las capacidades. Ser una persona digna y respetable no pasa por ahí.
Pero existe otra sordera, la de aquellos que no quieren escuchar o que no pueden hacerlo por vivir en una situación tan difícil que prefieren negarla. Existe otra mudez, aquella que provoca el miedo, la violencia, el no ser escuchado. No hablar, no porque no se tenga la capacidad física, sino porque el entorno nos ata la lengua, es mucho más grave. Vivir sometidos a un régimen que no permite críticas ni opiniones, amenazando a quien lo haga, es mucho más grave.
En el relato de hoy Jesús sana a un sordomudo de nacimiento, le destapa los oídos y le destraba la lengua de una manera casi violenta, bastante impresionante, de una forma muy gráfica.
Pero esta no es la sordera que vino a sanar, ni la mudez que vino a curar. Jesús quiere que tengamos los oídos abiertos a quienes necesitan ser escuchados y la lengua dispuesta a decir y hasta gritar aquello que es necesario, a denunciar toda injusticia, todo acto que vaya en contra de su ley, de la ley del amor al prójimo.
En este sentido, ¿cómo estás vos? ¿escuchás al que clama por tu ayuda, por tu tiempo? ¿prestás oídos a aquella persona que necesita ser escuchada?
¿Cómo está tu lengua? ¿atada por el temor, por tu falta de voluntad, porque pensás que no vale de nada hablar, decir la verdad, denunciar a quien está haciendo daño?
Si, es verdad, escuchar, hablar, significa también comprometerse con la situación, el hacerse carne con quien sufre, con quien necesita aquí y ahora.
Es hora de que te dejes destapar los oídos, soltar tu lengua, y te animes a seguir a Jesús con todos tus sentidos. Vale la pena y se gana mucho más de lo que se pierde. Porque cuando Jesús actúa, y lo hace a través de nosotros, no hay manera de ocultar su poder. Amén.

Querido Jesús, a veces me hago la sorda, la que no te escucho, pero es imposible ignorarte. Me pedís que suelte mi lengua, que hable como vos, con palabras de verdad, y lo voy a hacer. Pero necesito tu ayuda y tu poder, sólo así voy a tener el valor y las fuerzas que necesito para ser la voz de aquellos que no pueden hablar, la voz de aquellos que me hablan al corazón y me suplican que los ayude. Todo esto te lo pido a vos, mi Señor, que vivís junto al Dios Padre y al Espíritu Santo, por toda la eternidad. Amén.