viernes, 26 de noviembre de 2010

28 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 122

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la Casa del Señor»!

Nuestros pies ya están pisando

tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida

como ciudad bien compacta y armoniosa.

Allí suben las tribus, las tribus del Señor

–según es norma en Israel–

para celebrar el nombre del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,

el trono de la casa de David.

Auguren la paz a Jerusalén:

«¡Vivan seguros los que te aman!

¡Haya paz en tus muros

y seguridad en tus palacios!».

Por amor a mis hermanos y amigos,

diré: «La paz esté contigo».

Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,

buscaré tu felicidad.” Amén.

Curiosidades

¿Quién era Noé?

Noé era el último de los diez patriarcas antediluvianos y héroe del diluvio. Era hijo de Lamec, quien tenía 182 años de edad cuando nació Noé.

Noé fue un hombre justo, cuya justicia fue producto de su fe y disfrutó de íntima comunión con Dios, como lo indica la expresión “caminó con Dios”. También se lo describe como sin falta entre los contemporáneos, los que habían descendido a un nivel moral muy bajo, y a ellos les pregonó justicia, aunque sin éxito, como lo demostraron los acontecimientos subsiguientes.

El pacto que se menciona en el Génesis (6:18) podría interpretarse como salvación para Noé a condición de que construyese el arca y posteriormente la ocupase, condiciones que fueron cumplidas por él. Por otra parte, podría ser que este pasaje se refiera simplemente al pacto que Dios estableció con Noé después del diluvio, y que selló confiriendo un nuevo significado al arco iris. Los aspectos principales de este pacto son que fue instituido enteramente por Dios, que tenía alcance universal, pues era aplicable no sólo a Noé y su simiente después de él, sino a todo ser viviente, que era incondicional, y que era para siempre. En este pacto Dios dispuso, por su propia y libre benevolencia, nunca más destruir toda carne por medio de un diluvio.

En los relatos del diluvio que han sido conservados en acádico el nombre del héroe es Utanapistim, que corresponde al nombre de Ziusuddu en un relato sumerio de comienzos del 2º milenio a.C., probablemente haya servido de base para las versiones acádicas. Aunque en la versión principal de la lista de reyes sumerios solamente se nombraran ocho gobernantes antes del diluvio, a los cuales no pertenece Ziusuddu, otros textos mencionan diez gobernantes, de los cuales el décimo es Ziusuddu, a quien se le atribuye un reinado de 36.000 años. Lo mismo se encuentra en un relato más reciente en griego escrito por el sacerdote bab Beroso, cuyo héroe diluviano, Jisutros, es el décimo de sus gobernantes prediluvianos.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 24:37-44

“Cuando venga el Hijo del hombre, sucederá como en tiempos de Noé. En los días que precedieron al diluvio, la gente comía, bebía y se casaba, hasta que Noé entró en el arca; y no sospechaban nada, hasta que llegó el diluvio y los arrastró a todos. Lo mismo sucederá cuando venga el Hijo del hombre. De dos hombres que estén en el campo, uno será llevado y el otro dejado. De dos mujeres que estén moliendo, una será llevada y la otra dejada.

Estén prevenidos, porque ustedes no saben qué día vendrá su Señor. Entiéndanlo bien: si el dueño de casa supiera a qué hora de la noche va a llegar el ladrón, velaría y no dejaría perforar las paredes de su casa. Ustedes también estén preparados, porque el Hijo del hombre vendrá a la hora menos pensada.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¡Qué fácil sería si tuviéramos la bola de cristal! ¡Qué fácil sería si pudiéramos prever todo por adelantado! Sería tan fácil…

Pero las cosas no son así, nuestra vida no es así, ni la tuya ni la mía. A pesar de todo nuestro esfuerzo no hay manera de saber todo, de organizar todo.

Vivimos con agendas que a veces programamos con dos o más años de anticipación, pero al mismo tiempo, en nuestra vida cotidiana nos asaltan los problemas, los acontecimientos, las sorpresas. En realidad, a pesar de todo nuestro esfuerzo y planificación no nos queda más remedio que aceptar que dependemos de la voluntad de Dios: porque nos enfermamos y no podemos ir a la fiesta que tanto deseábamos, porque el día de campo que habíamos esperado tanto se aguó por la lluvia, porque no podemos estar en varios lugares a la vez…

Sí, vivimos en la incertidumbre porque a pesar de que hacemos nuestros aportes jubilatorios durante toda nuestra vida tal vez no vivamos para jubilarnos, porque en un instante se pueden borrar todos nuestros sueños o hacerse realidad.

Siempre está el factor sorpresa, lo inesperado, a pesar de todas nuestras previsiones. Y eso es bueno, ¿sabés por qué?

Porque si dependiera de nosotros el momento justo para que los cosas pasaran no ocurrirían tan perfectas como cuando Dios es el que dirige los hilos. El no saber del todo cómo va a ser nuestra vida, de siempre tener una parte de incertidumbre es bueno, y digo una parte, claro, no se trata tampoco de vivir irresponsablemente, es bueno.

Pero al mismo tiempo nos exige estar siempre listos, siempre atentos. Porque una de las cosas que tampoco sabemos es la hora de nuestra muerte, y ahí está lo más importante. Estar siempre preparados, estar en paz con las demás personas, no dejar cosas pendientes es muy importante.

La muerte nos va a sorprender un día, no sabemos cuándo, y lo que no dejamos en condiciones va a ser nuestra carga. Es bueno no dejar nada para más adelante, es mejor decirse las cosas más de una vez que dejarlas guardadas en el corazón.

Es un ejercicio diario, algo para practicar cada día: estar al día, estar listo. Vos lo podés hacer y podés comenzar hoy mismo. Amén.

Querido Jesús, ¡cuántas cosas dejo para otro día! A veces por comodidad, a veces porque me cuesta enfrentar las cosas, a veces porque lo que necesito resolver es muy doloroso para mí. Vivo como si me sobrara el tiempo, pero juego con algo que no sé cuánto es, es como gastar y gastar el dinero sin contar primero hasta dónde me alcanza. Te pido que me ayudes a enfrentar todo lo que me toca y buscar en ese enfrentamiento quedar con paz en el corazón. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

martes, 23 de noviembre de 2010

21 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 122

¡Qué alegría cuando me dijeron:

«Vamos a la Casa del Señor»!

Nuestros pies ya están pisando

tus umbrales, Jerusalén.

Jerusalén, que fuiste construida

como ciudad bien compacta y armoniosa.

Allí suben las tribus, las tribus del Señor

–según es norma en Israel–

para celebrar el nombre del Señor.

Porque allí está el trono de la justicia,

el trono de la casa de David.

Auguren la paz a Jerusalén:

«¡Vivan seguros los que te aman!

¡Haya paz en tus muros

y seguridad en tus palacios!».

Por amor a mis hermanos y amigos,

diré: «La paz esté contigo».

Por amor a la Casa del Señor, nuestro Dios,

buscaré tu felicidad.” Amén.

Curiosidades

¿Quiénes eran condenados a morir crucificados y cómo era la crucifixión?

Los fenicios y los cartagineses practicaban la crucifixión, y más tarde los romanos la aplicaron ampliamente. Sólo los esclavos, los provincianos y los tipos más bajos de criminales se crucificaban, pero raramente se crucificaba a un ciudadano romano.

Aparte del poste vertical en el que se ataba a la víctima, existían tres tipos de cruz. La crux commissa o de san Antonio, tenía forma de una t mayúscula, que algunos creen derivada del símbolo del dios Tamuz; la crux decusata o de san Andrés, tenía la forma de la x; la crux immissa era la conocida cruz de dos barras, que según sostiene la tradición fue la cruz en la que Jesús murió.

Cuando se condenaba un criminal, era costumbre azotar a la víctima con el flagelum, que era un látigo con correas de cuero. Luego se le hacía llevar la viga transversal, como un esclavo, hasta el lugar de su tortura y muerte, siempre fuera de la ciudad, mientras un heraldo iba delante de él con el “título”, o sea la acusación escrita. Se desnudaba completamente al condenado, se lo colocaba en la tierra con la viga transversal debajo de los hombros, y se ataban o clavaban allí los brazos o las manos. Luego se levantaba esta viga y se la fijaba en un poste vertical hasta que los pies de la víctima, que entonces se ataban o clavaban, apenas dejaban de tocar el suelo, y no alto como se ve con frecuencia en las ilustraciones. Una clavija proyectada hacia adelante generalmente soportaba la mayor parte del peso del cuerpo del condenado, que se sentaba a horcajadas en la misma. Luego se dejaba a la víctima para que muriera de sed y agotamiento. A veces se aceleraba la muerte mediante el crucifragium o quebradura de las piernas.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 23:35-43

“El pueblo permanecía allí y miraba. Sus jefes, burlándose, decían: «Ha salvado a otros: ¡que se salve a sí mismo, si es el Mesías de Dios, el Elegido!». También los soldados se burlaban de él y, acercándose para ofrecerle vinagre, le decían: «Si eres el rey de los judíos, ¡sálvate a ti mismo!». Sobre su cabeza había una inscripción: «Este es el rey de los judíos».

Uno de los malhechores crucificados lo insultaba, diciendo: «¿No eres tú el Mesías? Sálvate a ti mismo y a nosotros». Pero el otro lo increpaba, diciéndole: «¿No tienes temor de Dios, tú que sufres la misma pena que él? Nosotros la sufrimos justamente, porque pagamos nuestras culpas, pero él no ha hecho nada malo». Y decía: «Jesús, acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino». Él le respondió: «Yo te aseguro que hoy estarás conmigo en el Paraíso». Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Siempre me imagino el momento de la crucifixión de Jesús. Me lo imagino como un momento de gran confusión: personas deseosas de deshacerse de él, personas afectadas por su muerte tan cruenta porque lo querían, porque lo seguían, personas con dudas, personas que no sabían qué pensar, cómo reaccionar, personas que buscaban enardecer la multitud para justificar sus acciones y apagar el remordimiento que sin dudas da el hecho de saber que se condena a un inocente… aunque sea muy beneficiosa esa muerte.

Pero el escenario en realidad no es tan distinto al que vivimos hoy: personas que bajo el manto de una fe en Dios busca chivos expiatorios, personas que purguen los males de todos nosotros.

Personas que se ríen y se burlan de las que creen en Dios, que siguen a Cristo. Personas que se burlan y se ríen de aquellas que tienen principios, ideales y no quieren seguir la corriente.

También están las personas indecisas, que hoy están de un lado y mañana del otro…

Sí, no vivimos tiempos tan diferentes a los de Jesús. Han cambiado algunas cosas, pero en esencia los seres humanos seguimos iguales: indiferentes, fluctuantes, fallutos, angustiados, crueles y oportunistas, nada ha cambiado.

Pero todavía también hay quien piensa y le dice a Jesús: acuérdate de mí cuando vengas a establecer tu Reino”. Todavía estamos los que creemos que estamos en las manos de Dios y que sólo en Jesús podemos encontrar la paz.

¿Vos sos una de esas personas? ¡Me alegra! Tal vez algún día podamos hacer algo juntos para que cada vez más personas crean. Amén.

Querido Jesús, te imagino… te imagino en medio de toda la confusión, el dolor, los gritos… debe haber sido como que otra persona estaba pasando por algo así, como me pasa cuando vio algo que es tan difícil que quedo como con piloto automático y voy… y voy, hasta que todo termina… o empieza, cuando la sucesión de acontecimientos para y me voy buscando a mí misma. Ayudame a imitarte también en esto, ayudame a percibir al que me habla al corazón y encuentra en mí a una persona íntegra, valiosa, única. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 12 de noviembre de 2010

14 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 98

Canten al Señor un canto nuevo,

porque él hizo maravillas:

su mano derecha y su santo brazo

le obtuvieron la victoria.

El Señor manifestó su victoria,

reveló su justicia a los ojos de las naciones:

se acordó de su amor y su fidelidad

en favor del pueblo de Israel.

Los confines de la tierra han contemplado

el triunfo de nuestro Dios.

Aclame al Señor toda la tierra,

prorrumpan en cantos jubilosos.

Canten al Señor con el arpa

y al son de instrumentos musicales;

con clarines y sonidos de trompeta

aclamen al Señor, que es Rey.

Resuene el mar y todo lo que hay en él,

el mundo y todos sus habitantes;

aplaudan las corrientes del océano,

griten de gozo las montañas al unísono.

Griten de gozo delante del Señor,

porque él viene a gobernar la tierra;

él gobernará al mundo con justicia,

y a los pueblos con rectitud.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo estaba construido el templo en los tiempos de Jesús?

La edificación del templo de Herodes, comenzada a principios del 19 a.C., fue un intento de reconciliar a los judíos con su rey idumeo, más bien que para glorificar a Dios. Se tuvo gran cuidado de respetar la zona sagrada durante las obras, hasta el extremo de preparar a 1000 sacerdotes como albañiles para que edificaran el santuario. Si bien la estructura principal se completó en 10 años, las obras continuaron hasta el 64 d.C.

Como base para los edificios del templo, y a fin de proporcionar un lugar de reunión, se niveló una extensión de unos 450 m de N a S y de unos 300 m de E a O. en algunos lugares se cortó la superficie en la roca, pero una buena parte fue nivelada con escombros, y todo el espacio fue encerrado con un muro de bloques macizos de piedra. En el rincón SE, el patio interior se encontraba a unos 45 m por encima de la roca. Todavía existen porciones de este muro. Una puerta atravesaba el muro N, pero aparentemente no se usaba nunca, otra atravesaba el muro en el lado E. rastros de las dos puertas de Herodes en el lado S pueden verse todavía debajo de la mezquita de el-Aqsa. Había rampas que llevaban a estas puertas al nivel del patio. Cuatro puertas daban de frente a la ciudad en el lado Occidental

El patio exterior del templo estaba rodeado de un pórtico, dentro de los muros. Según la descripción de Josefo, el pórtico S tenía cuatro hileras de columnas y se llamaba pórtico Real. Los pórticos de los otros lados tenían dos hileras cada uno. El pórtico de Salomón se extendía a lo largo del lado E. en etas columnatas funcionaban las escuelas de los escribas y allí se llevaban a cabo los debates, y los mercaderes y cambistas tenían allí sus puestos. La parte interior estaba algo más alta que el patio de los paganos, y estaba rodeada por una baranda. Avisos en griego y en latín advertían que las autoridades del templo no se hacían responsables de la probable muerte del pagano que se aventurase a entrar. Dos de dichas inscripciones han sido encontradas. El primer patio interno (patio de las mujeres) contenía las cajas para los donativos destinados a cubrir los gastos que ocasionaban los servicios. A los hombres se les permitía entrar en el patio de Israel, que se encontraba más alto que el patio de las mujeres, y en la época de la fiesta de los tabernáculos podían entrar en el patio de adentro (de los sacerdotes) para circunvalar el altar. El altar era de piedra sin cortar. El plano del santuario era copia del de Salomón. Una cortina dividía el lugar santo del santuario de más adentro. Un cuarto vacío encima del lugar santo y del santuario interior alcanzaba la altura del pórtico, proporcionando de este modo un techo uniforme. Tres pisos de cuartos rodeaban los lados N, S y O. puntas de oro cubrían el techo para evitar que se asentaran las aves.

Esta magnífica estructura de oro y de piedra color crema apenas llegó a completarse cuando fue destruida por los soldados romanos en el año 70 d.C. El candelabro de oro, la mesa de la proposición y otros objetos fueron llevados a Roma.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 21:5-19

“Y como algunos, hablando del Templo, decían que estaba adornado con hermosas piedras y ofrendas votivas, Jesús dijo: «De todo lo que ustedes contemplan, un día no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido». Ellos le preguntaron» «Maestro, ¿cuándo tendrá lugar esto, y cuál será la señal de que va suceder?».

Jesús respondió: «Tengan cuidado, no se dejen engañar, porque muchos se presentarán en mi Nombre, diciendo: "Soy yo", y también: "El tiempo está cerca". No los sigan. Cuando oigan hablar de guerras y revoluciones no se alarmen; es necesario que esto ocurra antes, pero no llegará tan pronto el fin». Después les dijo: «Se levantará nación contra nación y reino contra reino. Habrá grandes terremotos; peste y hambre en muchas partes; se verán también fenómenos aterradores y grandes señales en cielo.

Pero antes de todo eso, los detendrán, los perseguirán, los entregarán a las sinagogas y serán encarcelados; los llevarán ante reyes y gobernadores a causa de mi Nombre, y esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí. Tengan bien presente que no deberán preparar su defensa, porque yo mismo les daré una elocuencia y una sabiduría que ninguno de sus adversarios podrá resistir ni contradecir. Serán entregados hasta por sus propios padres y hermanos, por sus parientes y amigos; y a muchos de ustedes los matarán. Serán odiados por todos a causa de mi Nombre. Pero ni siquiera un cabello se les caerá de la cabeza. Gracias a la constancia salvarán sus vidas.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Muchas veces escucho acerca del fin del mundo como algo violento, como un final destructivo en donde nada va a quedar en pie. También escucho acerca de que estamos viviendo el fin de los tiempos por todas las señales que se están dando: terremotos, guerras, hambre, violencia…

Todas estas cosas teniendo como fundamento las palabras de Jesús en el relato de hoy. Pero algo falta, algo muy importante, y es lo que sigue enseguida: esto les sucederá para que puedan dar testimonio de mí”. Todas las cosas que están pasando en el mundo no son señales de que el mundo va a terminar en una gran catástrofe, sino para que nosotros, los cristianos demos testimonio de Cristo, para que seamos luz en la oscuridad.

Pero ¿qué estamos haciendo? Estamos brillando en medio de tantas catástrofes, ¿ayudamos al que nos necesita?

Sí, es verdad que los cristianos alrededor del mundo hemos armado corporaciones que se ocupan de ayudar tanto en las guerras como en las catástrofes naturales. Incluso podemos dar una ayuda indirecta a esas corporaciones para que puedan seguir actuando. Pero esto no es lo que nos pide Jesús.

Yo te pregunto a vos ¿sos protagonista en la vida para cambiar tu entorno? ¿para ayudar a que el mundo deje de contaminarse? ¿para que no haya niños en la calle? ¿para que los jóvenes no se intoxiquen a diario con las drogas?

¿No estás haciendo nada? ¿no es tu problema?

Entonces vamos a demorar algo más de tiempo para el fin de los tiempos, porque sólo cuando todos nos involucremos y sintamos que lo que le pasa al otro tiene que ver conmigo las cosas van a comenzar a cambiar y el Reino de Dios se hará presente de manera concreta. Nosotros somos los constructores del Reino, las herramientas que Jesús eligió para cambiar el mundo, para dar testimonio de él. Nada se dará mágicamente y Dios, que creó este mundo, viendo que estaba buena su creación, no va a terminar todo con destrucción, sino con lo mismo con lo que empezó: un gran impulso de amor. Amén.

Querido Jesús, no permitas que me asuste con los apocalípticos que año a año anuncian que el mundo va a volar por los aires. Dame fuerzas, dame claridad y sabiduría para hacer de este mundo un mundo más justo, un mundo en donde reine el amor. Sé que me has elegido como una de tus herramientas y a veces me avergüenzo de no responder a la confianza que has depositado en mí. Permitime ser luz y sal, permitime dar ese testimonio que vos estás esperando de mí. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 5 de noviembre de 2010

7 de Noviembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 17

Escucha, Señor, mi justa demanda,

atiende a mi clamor;

presta oído a mi plegaria,

porque en mis labios no hay falsedad.

Tú me harás justicia,

porque tus ojos ven lo que es recto:

si examinas mi corazón y me visitas por las noches,

si me pruebas al fuego, no encontrarás malicia en mí.

Mi boca no se excedió ante los malos tratos de los hombres;

yo obedecí fielmente a tu palabra, y mis pies se mantuvieron firmes

en los caminos señalados: ¡mis pasos nunca se apartaron de tus huellas!

Yo te invoco, Dios mío, porque tú me respondes:

inclina tu oído hacia mí y escucha mis palabras.

Muestra las maravillas de tu gracia, tú que salvas de los agresores

a los que buscan refugio a tu derecha.

Protégeme como a la pupila de tus ojos;

escóndeme a la sombra de tus alas

de los malvados que me acosan,

del enemigo mortal que me rodea.

Se han encerrado en su obstinación,

hablan con arrogancia en los labios;

sus pasos ya me tienen cercado,

se preparan para derribarme por tierra,

como un león ávido de presa,

como un cachorro agazapado en su guarida.

Levántate, Señor, enfréntalo, doblégalo;

líbrame de los malvados con tu espada,

y con tu mano, Señor, sálvame de los hombres:

de los mortales que lo tienen todo en esta vida.

Llénales el vientre con tus riquezas;

que sus hijos también queden hartos

y dejen el resto para los más pequeños.

Pero yo, por tu justicia, contemplaré tu rostro,

y al despertar, me saciaré de tu presencia.” Amén.

Curiosidades

¿Qué es la ley del levirato?

La palabra deriva de levir, que significa “hermano del esposo”. Cuando un hombre casado moría sin tener hijos, se esperaba que su hermano se casara con la mujer. Los hijos del matrimonio figuraban como del primer esposo. Esta costumbre existe en otros pueblos además de los hebreos.

En el libro de Deuteronomio 25 dice que la ley se aplica a los hermanos que habitan juntos, pero permite al hermano la opción de rehusar.

El libro de Rut muestra que la costumbre se había extendido más allá del hermano del esposo. Aquí vemos que un pariente al que no se menciona le correspondía el deber primario, y que s´lo cuando él rehusa Booz se casa con Rut. Otra ampliación de la costumbre en este caso es que es Rut, y no Noemí, la que se casa con Booz, presumiblemente debido a que Noemí era demasiado vieja para tener hijos. Se dice que “le ha nacido un hijo a Noemí” (4:7).

La ley de levirato no se aplicaba si habían nacido hijas, y se les da a las hijas de Zelofehad, en el libro de Números, reglamentaciones para la herencia de las hijas. Esta ley sólo se aplicaría cuando sólo hubiera hijas, cuando una mujer sin hijos hubiera muerto antes que su esposo, cuando el hermano del marido que hubiere muerto rehusara tomar a la viuda sin hijos, o cuando la esposa siguiera sin tener hijos después de haberse desposado con el hermano de su marido.

En Levítico 18 y 20 se le prohíbe al hombre casarse con la mujer de su hermano. A la luz de la ley del levirato, esto quiere decir claramente que no puede tomarla como su propia esposa, aunque ella hubiese sido divorciada durante la vida de su marido, o hubiera quedado con o sin hijos al morir su esposo. Juan el Bautista censuró a Herodes Antipas por haberse casado con la mujer de su hermano Herodes Felipe, que aún vivía.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 20:27-40

“Se le acercaron algunos saduceos, que niegan la resurrección, y le dijeron: «Maestro, Moisés nos ha ordenado: "Si alguien está casado y muere sin tener hijos, que su hermano, para darle descendencia, se case con la viuda". Ahora bien, había siete hermanos. El primero se casó y murió sin tener hijos. El segundo se casó con la viuda, y luego el tercero. Y así murieron los siete sin dejar descendencia. Finalmente, también murió la mujer. Cuando resuciten los muertos, ¿de quién será esposa, ya que los siete la tuvieron por mujer?».

Jesús les respondió: «En este mundo los hombres y las mujeres se casan, pero los que sean juzgados dignos de participar del mundo futuro y de la resurrección, no se casarán. Ya no pueden morir, porque son semejantes a los ángeles y son hijos de Dios, al ser hijos de la resurrección. Que los muertos van resucitar, Moisés lo ha dado a entender en el pasaje de la zarza, cuando llama al Señor el Dios de Abraham, el Dios de Isaac y el Dios de Jacob. Porque él no es Dios de muertos, sino de vivientes; todos, en efecto, viven para él».

Tomando la palabra, algunos escribas le dijeron: «Maestro, has hablado bien». Y ya no se atrevían a preguntarle nada.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Muchas veces me pregunto por qué a nosotros los seres humanos nos interesa tanto la vida de los demás. Pero ese interés no parte de una preocupación sincera y un deseo que ayudar o acompañar, sino todo lo contrario. Nuestro interés por el otro en muchas ocasiones tiene bastante de morbosidad o de sadismo: nos gusta escudriñar la vida ajena, ver qué tiene de oscuro o de condenatorio.

¿Qué importancia tiene la vida del otro si no me afecta a mí, no me daña ni a mí ni a nadie? ¿qué me importa si mi vecina ha tenido más novios o esposos que los que puedo contar con mis dedos? ¿qué me importa la orientación sexual de esta o aquella persona? Es como si saber de la intimidad de las personas nos satisface una parte de nuestra vida que está vacía o que no nos animamos a vivir por temor al qué dirán.

Muchas veces ese interés del que hablo me suena más a envidia o falta de vida propia, esto de vivir la vida ajena y reprobarla, juzgarla, sentirnos mejores…

¿Pero lo somos?

¡No! En realidad todo lo contrario. Si pensamos en las enseñanzas de Jesús y en su ejemplo de vida vamos a ver que su interés pasa por otro lado. Pasa por ver a la otra persona con misericordia, amarla con todos sus defectos, ayudarla en sus necesidades.

Por lo que, al menos yo, descubro al leer la Biblia es que Jesús nunca se preocupó por la vida sexual ni amorosa de las personas. Lo que sí le preocupaba es que nadie hiciera mal a nadie ni siquiera a uno mismo. El cuidado del otro y de uno mismo es lo que tiene que ver con mi fe cristiana.

¿Y el juicio? Se lo dejo a Dios. Yo por ahora tengo un solo mandato de Jesús y es la de amarlo a Él, y a mi prójimo como a mí mismo. Y a la hora de pensar en el juicio y en la resurrección, más vale que me ocupe de la mía y no junto a quién va a resucitar la persona que está a mi lado o que conozco y repruebo. Amén.

Querido Jesús, ¿por qué soy tan necia? ¿por qué disfruto de la miseria ajena? ¿por qué tengo esa sed de conocer la intimidad de las personas que me rodean, sobre todo si son diferentes a mí? Ayudame a ser más auténtica, vivir de tal manera que no necesite nutrirme de otras vidas para suplir mis propios espacios vacíos, mis frustraciones, mis preconceptos y mis discriminaciones. Sé que vos siempre me has enseñado otras cosas y por eso te pido que me ilumines y me des la integridad de ser yo y defender mis principios e ideales. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.