sábado, 25 de febrero de 2012

26 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 25


“A ti, mi Señor, levantaré mi alma.

Dios mío, en ti confío;
no sea yo avergonzado.

¡No se alegren de mí mis enemigos!

Ciertamente, ninguno de cuantos esperan en ti será confundido;
serán avergonzados los que se rebelan sin causa.

Muéstrame, mi Señor, tus caminos;
enséñame tus sendas.

Encamíname en tu verdad y enséñame,
porque tú eres el Dios de mi salvación;

en ti he esperado todo el día.

Acuérdate, mi Señor, de tus piedades y de tus misericordias,
que son perpetuas.

De los pecados de mi juventud y de mis rebeliones no te acuerdes.
Conforme a tu misericordia acuérdate, mi Señor, de mí,

por tu bondad.

Bueno y recto es mi Señor;
por tanto, él enseñará a los pecadores el camino.

Encaminará a los humildes en la justicia
y enseñará a los mansos su carrera.

Todas las sendas de mi Señor son misericordia y verdad
para los que guardan su pacto y sus testimonios.

Por amor de tu nombre, mi Señor,
perdonarás también mi pecado, que es grande.

¿Quién es el hombre que teme a mi Señor?
Él le enseñará el camino que ha de escoger.

Gozará él de bienestar
y su descendencia heredará la tierra.

La comunión íntima de mi Señor es con los que lo temen,
y a ellos hará conocer su pacto.

Mis ojos siempre se dirigen hacia mi Señor,
porque él saca mis pies de la red.

Mírame y ten misericordia de mí,
porque estoy solo y afligido.


Las angustias de mi corazón se han aumentado;

sácame de mis congojas.

Mira mi aflicción y mi trabajo
y perdona todos mis pecados.

Mira mis enemigos, cómo se han multiplicado
y con odio violento me aborrecen.

¡Guarda mi alma y líbrame!
No sea yo avergonzado, porque en ti he confiado.

Integridad y rectitud me guarden,
porque en ti he esperado.

¡Redime, Dios, a Israel
de todas sus angustias!” Amén.


Curiosidades


¿Cómo es el desierto de Judea?


El Desierto de Judea limita con las Montañas de Judea al oeste y con el Mar Muerto al este. Se considera un desierto relativamente pequeño, que abarca sólo unos 1.500 kilómetros cuadrados, pero contiene muchas reservas naturales fascinantes, enclaves históricos, monasterios y paisajes primitivos que lo convierten en un lugar interesante y único que visitar.

El Desierto de Judea ofrece innumerables vistas sobrecogedoras siempre cambiantes. Montañas, cortados y colinas cretáceas junto a mesetas, cauces fluviales y profundos cañones. Este desierto lo atraviesan a todo lo largo y ancho diversos ríos que han excavado gargantas de hasta 500 metros de profundidad. Algunos de estos ríos llevan agua todo el año y crean oasis como los de Nahal Arugot, Nahal Prat y Nahal David. Los antiguos cortados de la vertiente oriental del desierto se elevan hasta una altura de 300 metros sobre la costa del Mar Muerto, y al pie se hallan las reservas naturales de Ein Gedi y Einot Tzukim.

El desierto de Judea está próximo a Jerusalén y su población es relativamente escasa. Los pocos asentamientos que hay allí se establecieron en su perímetro. Este desierto es conocido por su accidentado paisaje, que a lo largo de la historia ha dado cobijo y ocultado a rebeldes y zelotes, y ha proporcionado soledad y aislamiento a monjes y eremitas. En tiempos de los macabeos (hace unos 2.000 años) se construyeron en el desierto grandes fortalezas como Massada y Horkenya. Durante la gran rebelión contra Roma, la última batalla de los judíos zelotes se libró en Massada, y en tiempos del Segundo Templo vivieron aquí miembros del culto del Desierto de Judea.
Hace varias décadas se descubrieron aquí los
Rollos del Mar Muerto ocultos en una caverna de Qumrán, documentos que permitieron arrojar luz acerca de la Biblia y del periodo en el que se escribieron. En el Parque Nacional de Qumrán se pueden conocer hoy los restos arqueológicos del asentamiento judío que hubo allí.

Los rebeldes judíos no fueron los únicos que vivieron en el Desierto de Judea. En la época bizantina (hace unos 1.500 años) vivió allí una orden monástica especial conocida como Laura, que basaba su modo de vida en el aislamiento y la soledad totales. Los magníficos monasterios que pertenecieron a los monjes de esta orden se construyeron en los riscos y en las grietas de las rocas creando pequeñas cámaras individuales y cúpulas para las reuniones de los días de oración.
Se han construido muchos monasterios en el Desierto de Judea. Algunos de ellos siguen activos, mientras que los de
Mar Saba, Mar Jirias y otros están deshabitados y sólo quedan sus ruinas.

Cerca de este desierto y de sus monasterios se encuentra uno de los lugares más importantes de la Cristiandad, el lugar del río Jordán donde Jesús fue bautizado por Juan el Bautista. Según la tradición cristiana, las aguas del río Jordán son sagradas, y muchos peregrinos llegan aquí para sumergirse en ellas (este lugar se trasladó posteriormente al punto donde el Jordán sale del lago Kinneret, ya que es de más fácil acceso).


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Marcos 1:12-15


“Luego el Espíritu lo impulsó al desierto. Y estuvo allí en el desierto cuarenta días. Era tentado por Satanás y estaba con las fieras, y los ángeles lo servían.

Después que Juan fue encarcelado, Jesús fue a Galilea predicando el evangelio del reino de Dios. Decía: «El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado. ¡Arrepiéntanse y crean en el evangelio!»” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Es curioso cómo cuando hablamos del Reino de Dios, generalmente estamos pensando en la vida después de la muerte. Algo que sólo vamos a vivir en un futuro, y no aquí en la tierra. Es más muchas veces en nuestras iglesias se ha predicado esto.

Pero no es lo que Jesús dijo, sino “El tiempo se ha cumplido y el reino de Dios se ha acercado”. El Reino de Dios, a partir de Jesús, está aquí y ahora, en este tiempo y en esta tierra. Pero hay algo que necesariamente también debe existir, y que depende de nosotros: el arrepentimiento y la fe.

Tal vez te suene raro esto de arrepentimiento ¿de qué hay que arrepentirse? ¿qué has hecho particularmente malo para que te tengas que arrepentir?

En realidad tiene que ver con una toma de conciencia de la vida que llevás, de la vida que llevamos, cuáles son nuestras prioridades, nuestros intereses y valores. El arrepentimiento es un balance, una introspección, en la cual miramos nuestra vida y la evaluamos. Vemos en qué usamos nuestra energía, nuestro tiempo, nuestro dinero. Analizamos qué cosas son importantes y trascendentes y qué cosas nos construyen como personas, nos elevan y nos permiten superarnos y mejorarnos.

Este paso tiene que ser de un sinceramiento absoluto, mirarse al espejo sin mentiras ni tapujos. Una vez que nos analizamos, buscamos hacer la limpieza, dejar de lado todo aquello que nace del egoísmo, de la mezquindad, de la autocomplacencia. Y rescatamos todo lo positivo, lo que nos permite mejorarnos y superarnos, y nos comprometemos a tratar de vivir apuntando hacia estos valores.

Este proceso es el arrepentimiento, tal vez la palabra hoy día resulta extraña o generalmente la utilizamos para situaciones más concretas y específicas.

Junto con esta evaluación está la fe, el creer y confiar que Dios me va a permitir y te va a permitir dar el giro en la vida que queremos, que buscamos, para que nuestra vida tenga más sentido y la podamos vivir según el evangelio, según Jesucristo.

El arrepentimiento y la fe van de la mano y están íntimamente ligadas. Una fe sin un balance y un análisis de nuestra vida. Una fe en la cual no asumimos nuestra responsabilidad, es una fe a medias, una fe que no puede producir frutos, ya que los frutos nacen de la convicción de que queremos un cambio en nuestras vidas, y que en Jesús lo podemos lograr. Los frutos son el resultado y la manifestación de una vida en la fe.

Es entonces que el Reino de Dios se hace presente aquí y ahora, a través nuestro, como herramientas de Dios que aceptamos la transformación a la que Cristo nos ha llamado. El Reino de Dios en mi vida, en la tuya, en tu barrio, en nuestro pueblo. Una presencia concreta que transforma no sólo la vida de quien cree en Cristo, sino de los que nos rodea. Amén.


Querido Jesús, ¡qué hermoso es pensar que no hace falta morir para experimentar tu Reino! Un Reino que se manifiesta a través de aquellas personas que tienen fe en Dios y que han decidido aceptar tu ofrecimiento de ser sus herramientas. Yo también quiero ser parte de esto, también quiero ser parte de esa transformación en donde el Reino de Dios se acerca a nosotros y nos permite vivir un adelanto del Reino de Gloria. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo, reinas por toda la eternidad. Amén.

viernes, 17 de febrero de 2012

19 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 32

“Bienaventurado aquel cuya transgresión ha sido perdonada
y cubierto su pecado.


Bienaventurado el hombre a quien mi Señor no culpa de iniquidad
y en cuyo espíritu no hay engaño.


Mientras callé, se envejecieron mis huesos

en mi gemir todo el día,


porque de día y de noche se agravó sobre mí tu mano;

se volvió mi verdor en sequedades de verano.


Mi pecado te declaré

y no encubrí mi iniquidad.

Dije: «Confesaré mis rebeliones a mi Señor»,

y tú perdonaste la maldad de mi pecado.


Por esto orará a ti todo santo

en el tiempo en que puedas ser hallado;

ciertamente en la inundación de muchas aguas

no llegarán estas a él.


Tú eres mi refugio;

me guardarás de la angustia;

con cánticos de liberación me rodearás.


«Te haré entender y te enseñaré el camino en que debes andar;
sobre ti fijaré mis ojos.


No sean como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento,

que han de ser sujetados con cabestro y con freno,

porque si no, no se acercan a ti».


Muchos dolores habrá para el impío;

mas al que espera en mi Señor, lo rodea la misericordia.


Alégrense en mi Señor y gócense, justos;

¡canten con júbilo todos ustedes los rectos de corazón!” Amén.

Curiosidades

¿Cuáles eran las enfermedades de la piel que sufría la gente en los tiempos de Jesús?

Las enfermedades de la piel son muy comunes en el oriente, y a menudo resulta difícil identificar precisamente las que mencionan las Escrituras, además de distinguirlas entre sí. Por ejemplo el vocablo “sarna” representa cuatro términos hebreos diferentes:

Garah: figuraba entre las plagas que recaerían sobre los desobedientes, pero evidentemente no se trataba del escorbuto verdadero, sino de una enfermedad crónica que formaba una gruesa costra n la cabeza y a veces se extendía a todo el cuerpo. Se consideraba incurable.

Yallefet: ‘escabioso’. Una de las afecciones que incapacitaban al hombre para ejercer el sacerdocio y a los animales para el sacrificio.

Sappahat: ‘mancha’.

Mispahat: ‘dejar calvo por la tiña’.

También existían otras enfermedades de la piel como:

Tiña: término general, aparentemente con el significado de erupción cutánea irritante, que a veces se consideraba como señal de “lepra”.

Úlcera, pústuma, divieso: término genérico que utiliza el AT para diferentes tipos de inflamación localizada. Para el “sarpullido con úlceras” de la sexta plaga. En Levítico 13 se mencionan los diviesos en relación con lo que allí se denomina lepra, mientras que la “sarna” que afligió a Job, puede haber sido lepra tuberculosa.

Las “úlceras de Egipto”, desde la planta del pie hasta la coronilla, probablemente se refiera a una de las enfermedades cutáneas típicas de Egipto, como la úlcera endémica o pústula maligna. Es probable que la llaga de Ezequías haya sido un carbunco.

Verruga: incluida en una lista de imperfecciones que hacía que los animales fueran inaceptables para las ofrendas dedicadas al Señor. Según la tradición judía, el término hebreo se aplica “al que sufre de verrugas”.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:40-45

“Vino a él un leproso que, de rodillas, le dijo:

- Si quieres, puedes limpiarme.

Jesús, teniendo misericordia de él, extendió la mano, lo tocó y le dijo:

- Quiero, sé limpio.

Tan pronto terminó de hablar, la lepra desapareció del hombre, y quedó limpio. Entonces lo despidió en seguida, y le ordenó estrictamente:

- Mira, no digas a nadie nada, sino ve, muéstrate al sacerdote y ofrece por tu purificación lo que Moisés mandó, para testimonio a ellos.

Pero, al salir, comenzó a publicar y a divulgar mucho el hecho, de manera que ya Jesús no podía entrar abiertamente en la ciudad, sino que se quedaba fuera, en los lugares desiertos; y venían a él de todas partes.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

“Si quieres, puedes limpiarme”, dice el leproso, si quieres...

Qué actitud tan diferente de muchos cristianos. Pedimos a Dios, pero como una obligación, como algo que al pedirlo se tiene que cumplir… porque depositamos nuestra fe en Él.

Pero no es así, nuestras necesidades y caminos tienen una razón de ser, y muchas veces lo que ansiamos y lo que esperamos de Dios es que Él haga nuestra voluntad en vez de que nosotros hagamos la voluntad de Dios y la aceptemos.

Si quieres… palabras que dejan claro que Jesús podía o no realizar el milagro, pero que no era su obligación, por eso responde diciendo “quiero”.

Es verdad que a la hora de la desesperación nuestros ruegos y pedidos esperan el milagro, esperan la respuesta afirmativa… pero muchas veces las cosas no ocurren de la manera que esperábamos, y no es que Dios tenga mala voluntad o que sea caprichoso, siendo la vida como una especie de gran lotería. Cada cosa que nos pasa es como el eslabón de una cadena, como la pieza de un rompecabezas, que al mirarlo después de los años, podemos ver su perfección… aunque nos hayamos sentido abandonados y no escuchados en algún momento.

Siempre recuerdo el año en que falleció mi madre. Yo acababa de separarme, después de varios años de un matrimonio tortuoso. En ese momento, mis padres me dijeron: “No te preocupes, nosotros te vamos a ayudar”. Pocos meses después, ya en su lecho de muerte mi madre me decía: “Pensar que nosotros pensamos que éramos los que te íbamos a ayudar y sostener, y ahora sos vos la que está aquí, ayudando y sosteniendo todo”…

Los caminos de Dios, dolorosos pero perfectos, y felices también si nuestra actitud es como la del leproso, “si quieres”.

Cada uno de nosotros debemos estar atentos para percibir la voluntad de Dios. Él es quien maneja los hilos de la vida. Podemos también vivir buscando manejarla nosotros mismos… pero la vida se nos va a transformar en un gran matete, en un enredo, y seguramente ahí vamos a buscar a Dios, para que nos ayude. Amén.

Querido Jesús, ayudame a ser humilde, a buscarte, pero dejando que entres en mi vida naturalmente, sin presiones, sin trueques e intercambios de favores. Ayudame a dejarte que me ayudes de la forma que más me conviene y según tus planes. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

viernes, 10 de febrero de 2012

12 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 147

“Alaben a mi Señor,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.


Mi Señor edifica a Jerusalén;

a los desterrados de Israel recogerá.


Él sana a los quebrantados de corazón

y venda sus heridas.


Él cuenta el número de las estrellas;

a todas ellas llama por sus nombres.


Grande es el Señor nuestro y mucho su poder,

y su entendimiento es infinito.


Mi Señor exalta a los humildes

y humilla a los impíos hasta la tierra.


Canten a mi Señor con alabanza,

canten con arpa a nuestro Dios.


Él es quien cubre de nubes los cielos,

el que prepara la lluvia para la tierra,

el que hace a los montes producir hierba.


Él da a la bestia su mantenimiento

y a los hijos de los cuervos que claman.


No se deleita en la fuerza del caballo

ni se complace en la agilidad del hombre.


Se complace mi Señor en los que lo temen

y en los que esperan en su misericordia.


¡Alaba a mi Señor, Jerusalén;

Sión, alaba a tu Dios!,


porque fortificó los cerrojos de tus puertas;

bendijo a tus hijos dentro de ti.


Él da en tus territorios la paz;

te hará saciar con lo mejor del trigo.


Él envía su palabra a la tierra;

velozmente corre su palabra.


Da la nieve como lana

y derrama la escarcha como ceniza.


Echa su hielo como pedazos;

ante su frío, ¿quién resistirá?


Enviará su palabra y los derretirá;

soplará su viento y fluirán las aguas.


Ha manifestado sus palabras a Jacob,

sus estatutos y sus juicios a Israel.


No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;

y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.

¡Aleluya!Amén.

Curiosidades

¿Cómo funcionaban las sinagogas?

La sinagoga servía al triple propósito de ofrecer educación, culto y gobierno de la vida civil de la comunidad. Aunque estaba sujeta a la ley del país, la sinagoga tenía su propio gobierno. La congregación estaba bajo el gobierno de ancianos que estaban autorizados a ejercer disciplina y castigar a los miembros. Para el castigo se empleaba el azote y la excomunión. El principal de la sinagoga era el que ejercía su gobierno. Supervisaba el servicio para controlar que se realizara de acuerdo con la tradición. El ministro o ayudante presentaba los rollos de las Escrituras para ser leídos, los colocaba de nuevo en el arca, azotaba a los miembros que hubieran cometido una ofensa, y enseñaba a leer a los niños. El encargado de los fondos de caridad los recibía de la sinagoga y los distribuía. Finalmente, se necesitaba un intérprete competente para parafrasear la Ley y los Profetas en la lengua vernácula, o sea el arameo.

Los que reunían las condiciones podían dirigir el culto. El sábado era el día establecido para el culto público. La Misná indica que el culto se dividía en cinco partes. Primero se leía el Shemá. Luego se recitaban oraciones preparadas por la sinagoga, de las más antiguas y conocidas son las dieciocho peticiones y bendiciones.

A ellas seguía la lectura de la Ley. El Pentateuco, que actualmente se lee en las sinagogas en ciclos anuales, originalmente se cubría en tres años. A la lectura de la primera porción del canon del AT seguía una selección de los Profetas. En la época de Cristo todavía no se había fijado esta porción, sino que el lector podía elegir su propio pasaje. La lectura de la Escritura constituía la parte central del culto. Se explicaba la Proción de los Profetas y se hacía una exhortación tomándola como base. La bendición concluía el servicio. Adiciones posteriores fueron la traducción y exposición del pasaje de la Escritura que se había leído. Era necesario contar con diez hombres adultos para llevar a cabo el culto público en la sinagoga.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:29-39

“Al salir de la sinagoga, fueron a casa de Simón y Andrés, con Jacobo y Juan. La suegra de Simón estaba acostada con fiebre, y en seguida le hablaron de ella. Entonces él se acercó, la tomó de la mano y la levantó; e inmediatamente se le pasó la fiebre y los servía.

Cuando llegó la noche, luego que el sol se puso, lo llevaron a todos los enfermos y endemoniados. Toda la ciudad se agolpó a la puerta. Y sanó a muchos que padecían de diversas enfermedades, y echó fuera muchos demonios; y no dejaba hablar a los demonios, porque lo conocían.

Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba.

Lo buscó Simón y los que con él estaban, y hallándolo, le dijeron:

- Todos te buscan.

Él les dijo:

- Vamos a los lugares vecinos para que predique también allí, porque para esto he venido.

Y predicaba en las sinagogas de ellos en toda Galilea, y echaba fuera los demonios.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Tomarse un tiempo para meditar… para reflexionar… para conectarse con uno mismo, para conectarse con Dios… una necesidad y una obligación.

Frecuentemente observo a la gente agotada, agobiada, desbordada por el trajín diario, por la locura que a todos nos arrastra y que parece que no podemos frenar.

Hemos perdido el control de nuestras vidas, las exigencias y “ya mismo” nos afectan hasta la salud. El teléfono, el celular, internet, mails, facebook, twiter, información más información… no damos más. Es necesario apartarse de todo eso para encontrarnos con nosotros mismos, con lo más íntimo, con nuestro ser, nuestra alma, nuestro corazón.

No es fácil, porque tenemos que lograr administrar nuestro tiempo, y eso nos cuesta. Respondemos a lo urgente por encima de lo importante… pero ¿qué es lo urgente y qué es lo importante?

¿Será realmente tan urgente lo que se dice urgente o puede esperar?

Si pensamos en la vida y lo que vale la pena de ella, nos vamos a dar cuenta de que lo que nos nutre y nos fortalece son los momentos íntimos, aquellos simples que podemos pasar en una plaza, un jardín, una plaza o una noche estrellada, solos o acompañados sintiendo nuestro latido y el del mundo que nos rodea.

Debemos rescatar los momentos íntimos, los del silencio, los de la mente en blanco dejándonos invadir por las sensaciones. No estoy hablando ni de yoga, ni de pilates, ni de un spa, estoy hablando de vos, en el lugar de tu casa que más te guste, a la hora del silencio, de la tranquilidad, conectándote con vos mismo, con Dios.

Es la única forma de seguir adelante, no enfermarse ni enloquecerse. Es algo que tenés que buscar diariamente, no esperar a las vacaciones. Tratar de frenar y dejar que las cosas esperen y encontrar vos tu ritmo y no que las “urgencias” te lo marquen. ¿Por qué digo esto? Porque estoy hablando de 15 min. Que no va a hacer la diferencia en tus obligaciones, pero sí en vos.

Comenzar el día o terminarlo con un momento de silencio, de meditación… una buena receta para conservar la salud y la cordura. No tiene ningún costo, sólo vos lo decidís, nada imposible.

Jesús mismo también lo hizo, se fue muy de mañana al desierto a orar… pero no hace falta el desierto, sólo un espacio tranquilo e íntimo. Vos busca el tuyo, te va a hacer bien. Amén.

Querido Jesús, a veces no puedo parar, ando como enloquecida corriendo atrás del reloj y mis obligaciones, llego a la noche fundida y me olvidé de mí misma y de mis afectos. No me dediqué un tiempo ni a mí, ni a mis hijos, ni a mi amor, ni a mis padres, mi familia… y me siento vacía y desbordada. Enseñame cómo hacer para buscar mi momento, ése que me relaje y me dé fuerzas para seguir adelante. Ése que me ayude a no deshumanizarme, sino a sentirme viva. Te lo pido a vos, que en medio de tanta exigencia te tomaste el tiempo para salir muy temprano a la soledad y el silencio, que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

viernes, 3 de febrero de 2012

5 de Febrero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 95

“¡Vengan, aclamemos alegremente a mi Señor!
¡Cantemos con júbilo a la roca de nuestra salvación!


¡Lleguemos ante su presencia con alabanza!

¡Aclamémoslo con cánticos!,


porque mi Señor es Dios grande,

el gran Rey sobre todos los dioses.


En su mano están las profundidades de la tierra

y las alturas de los montes son suyas.


Suyo también el mar, pues él lo hizo,

y sus manos formaron la tierra seca.


Vengan, adoremos y postrémonos;

arrodillémonos delante de mi Señor, nuestro hacedor,


porque él es nuestro Dios;

nosotros, el pueblo de su prado

y ovejas de su mano.

Si oís hoy su voz,


«No endurezcan sus corazones, como en Meriba,
como en el día de Masah en el desierto,


donde me tentaron sus padres,

me probaron y vieron mis obras.


Cuarenta años
estuve disgustado con la nación,
y dije: "Es pueblo que divaga de corazón

y no han conocido mis caminos".


Por tanto, juré en mi furia

que no entrarían en mi reposo».” Amén.

Curiosidades

¿Qué eran los espíritus malos?

La frase “espíritu malo” se encuentra sólo en 6 pasajes. Hay 23 referencias a “espíritus inmundos”, y todos parecen ser casi iguales. Del mismo modo, “espíritus inmundos” y “demonios” son términos intercambiables, porque ambos se aplican al endemoniado gadareno.

Parece que estos seres eran considerados en más de un sentido. Podían causar incapacidad física. Más todavía, en la mayoría de las ocasiones en que se mencionan en el NT es en tales casos. Parecería que no se los relacionaba con ninguna cuestión moral, porque la persona así atormentada no era excluida de los lugares de culto, tales como la sinagoga. Parece que la idea era que el espíritu malo (inmundo) en el sentido de que producía efectos funestos. Pero a la víctima no se la consideraba como particularmente mala o corrupta en ningún sentido. Sin embargo, el espíritu mismo no debía ser considerado en forma neutral. En todas partes debía ser resistido y vencido. A veces leemos que Jesús procedió personalmente de esta manera, otras veces que tal poder era delegado a sus seguidores, o que ellos mismos lo ejercían. Aparentemente los espíritus forman parte de las fuerzas satánicas, y en consecuencia se consideran enemigos de Dios y de los seres humanos.

En algunos casos es evidente que los espíritus están relacionados con el mal moral. Esto sucede en el caso del “espíritu inmundo” que sale del hombre y regresa con otros peores que él. El relato indica la imposibilidad de que el hombre una reforma moral expulsando a los demonios de su interior. Debe también operarse la entrada del Espíritu de Dios. Pero para el propósito que nos interesa aquí es suficiente observar que los espíritus son malos y pueden ocasionar daño. Se considera también que los espíritus inmundos “a manera de ranas”, en el Apocalipsis, obran el mal, por cuanto reúnen las fuerzas de iniquidad para la gran batalla final.

Pasajes como los mencionados indican que desde el punto de vista bíblico la maldad no es algo puramente impersonal. Es capitaneada por Satanás y, de la misma manera en que existen poderes subalternos al servicio del bien, los ángeles, así también hay poderes subalternos al servicio del mal. Su aparición está relacionada mayormente con la encarnación dado que se oponen a la obra de Cristo.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 1:21-28

“Entraron en Capernaúm, y el sábado entró Jesús en la sinagoga y comenzó a enseñar. Y se admiraban de su doctrina, porque les enseñaba como quien tiene autoridad, y no como los escribas. Pero había en la sinagoga de ellos un hombre con espíritu impuro, que gritó:

- ¡Ah! ¿Qué tienes con nosotros, Jesús nazareno? ¿Has venido a destruirnos? Sé quién eres: el Santo de Dios.

Entonces Jesús lo reprendió, diciendo:

- ¡Cállate y sal de él!

Y el espíritu impuro, sacudiéndolo con violencia y dando un alarido, salió de él. Todos se asombraron, de tal manera que discutían entre sí, diciendo:

- ¿Qué es esto? ¿Qué nueva doctrina es esta, que con autoridad manda aun a los espíritus impuros, y lo obedecen?

Muy pronto se difundió su fama por toda la provincia alrededor de Galilea.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué es lo que da autoridad a una persona? ¿Cómo se logra la autoridad?

Vivimos en un tiempo en donde tanto las instituciones y la autoridad está en crisis, y hay muchas teorías para explicar esto

Algunos sostienen que es necesario imponer la autoridad, “la mano dura” como algunos dicen… pero creo que esto más bien tiene que ver con temor, con miedo, que con autoridad…

¿Qué es la autoridad, o tener autoridad?

Hoy día se habla de liderazgo, hay líderes natos, esto es, que las personas que los rodean naturalmente los siguen. A esto podríamos llamar autoridad, ya que la autoridad tiene que ver con lograr manejar un grupo, que ese grupo escuche y obedezca las consignas o reglas.

Podríamos llamarlo carisma, aprovechando el lenguaje bíblico…

La coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, permite que la persona sea creíble y tenga autoridad. La persona que tiene convicciones, que actúa conforme a ellos, se gana el respeto incluso de aquellas personas que no están de acuerdo con sus ideas. La coherencia, los ideales, son la base de la autoridad. Cuando las personas ven en alguien la entereza, el compromiso, incluso el arriesgar la propia integridad, por defender sus ideas, un estilo de vida en donde la entrega es parte importante, consideran que tiene autoridad y la respetan como tal.

La autoridad se construye, se gana. Tiene que ver con nuestra vida, como la llevamos y qué es lo que impulsa nuestros actos. La crisis de las instituciones y de la autoridad está relacionada con la credibilidad, con el compromiso, pero también con la corrupción. Cuando vemos que en una institución o desde la autoridad hay privilegiados, acomodados, cuando no todos tenemos las mismas oportunidades, entran en crisis, pierden credibilidad.

Nuestros hijos aprenden de nosotros, de nuestras conductas, mucho más que de nuestras palabras. Y de alguna manera cuando somos irrespetuosos, ellos pierden el respeto hacia nosotros y a la vez perdemos la autoridad. Ya no somos dignos del respeto.

Para tener autoridad es necesaria la coherencia entre lo que se dice y lo que se hace, y eso no es tan fácil, es una tarea diaria que nos exige pensar antes de actuar y no aflojar en ningún momento. No es fácil, pero no es imposible, al igual que cualquier ejercicio, cuando se hace diariamente, cada vez más se hace parte de nosotros y una necesidad también. Amén.

Querido Jesús, ayudame a llevar una vida coherente en palabras y hechos. Muchas veces me siento tentada a seguir la corriente y aceptarme como un ser incoherente, pero hay cosas que no aceptan la incoherencia, hay cosas que al contradecirse me hacen una persona poco creíble, y ahí no puedo dar testimonio de vos, ni ser tu discípula. Ayudame, dame fuerzas, entereza para ejercitarme diariamente en la coherencia, para tener la autoridad que sólo viene de vos, y que a través de mí, te conozcan. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.