viernes, 13 de marzo de 2015

15 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 137

Junto a los ríos de Babilonia,
allí nos sentábamos y llorábamos
acordándonos de Sión.
Sobre los sauces, en medio de ella,
colgamos nuestras arpas.
Y los que nos habían llevado cautivos nos pedían cánticos,
los que nos habían desolado nos pedían alegría, diciendo:
«Cantadnos algunos de los cánticos de Sión.»

¿Cómo cantaremos un cántico de mi Señor
en tierra de extraños?
Si me olvido de ti, Jerusalén,
pierda mi diestra su destreza.
Mi lengua se pegue a mi paladar,
si de ti no me acuerdo;
si no enaltezco a Jerusalén
como preferente asunto de mi alegría.

Mi Señor, recuerda a los hijos de Edom
cuando el día de Jerusalén decían:
«¡Arrásenla, arrásenla
hasta los cimientos!»

Hija de Babilonia, la desolada,
bienaventurado el que te dé el pago
de lo que tú nos hiciste.
¡Dichoso el que tome tus niños
y los estrelle contra la peña!”
Amén.

Curiosidades

¿Qué significa el término “luz” en la Biblia?
El término “luz” está relacionado con el gozo, la bendición y la vida, en contraste con el dolor, la adversidad y la muerte. En tiempos primitivos ya significaba la presencia y el favor de Dios, en contraste con el juicio de Dios. De estas y otras fuentes surge el dualismo ético muy marcado entre la luz y las tinieblas, entre el bien y el mal, en el Nuevo Testamento. Algunos entendidos han considerado que los paralelos helenísticos resultan significativos a este respecto, pero la presencia de este uso en el judaísmo, por ejemplo, La guerra de los hijos de la luz y los hijos de las tinieblas, hace innecesaria tal inferencia, y nos ofrece un comentario más pertinente sobre los conceptos neotestamentarios.
La santidad de Dios se expresa en términos de luz, por ejemplo en 1 Timoteo, donde se dice que habita “en luz inaccesible”, en 1 Juan, que dice “Dios es luz”, otros pasajes en la misma epístola, en los que se explican las consecuencias de este hecho para el creyente. Podemos ver el mismo pensamiento en la típica expresión hebrea “hijos de luz”, que dos veces emplea Pablo.
En el evangelio de Juan el término luz se refiere, no tanto a la santidad de Dios, como a la revelación de su amor en Cristo y la penetración de dicho amor en vidas entenebrecidas por el pecado. Es así que Cristo se refiere a sí mismo como “la luz del mundo”, y en el Sermón del Monte aplica esta expresión a sus discípulos. En forma semejante, Pablo puede referirse a “la luz del evangelio de la gloria de Cristo”, y a Dios mismo como el que “resplandeció en nuestros corazones”.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág.833)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 3:14-21

Y como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así es necesario que el Hijo del hombre sea levantado, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna.
»De tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna. Dios no envió a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. El que en él cree no es condenado; pero el que no cree ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre del unigénito Hijo de Dios. Y ésta es la condenación: la luz vino al mundo, pero los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas, pues todo aquel que hace lo malo detesta la luz y no viene a la luz, para que sus obras no sean puestas al descubierto. Pero el que practica la verdad viene a la luz, para que se ponga de manifiesto que sus obras son hechas en Dios.Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las pruebas en el desierto, mientras que el pueblo de Israel caminaba hacia la tierra prometida fue una invasión de serpientes venenosas. La única forma de no morir era mirar fijamente una serpiente de bronce atada a un mástil en el medio del campamento, cuando la persona era picada por una de las víboras venenosas. Esta fue la imagen que Jesús eligió para hablar acerca de la fe en Él.
Los problemas por los que nos toca atravesar como parte de la vida son como mordidas de serpientes venenosas, nos cuesta no mirar el tobillo y ver el daño. Nos agachamos y nos encorvamos sobre nosotros mismos, encerrándonos en nuestro dolor y preocupación. Esto mismo nos distrae y dejamos de fijar nuestros ojos en la cruz, en Cristo, en la serpiente de bronce que se alza en medio del desierto.
Ahora, si a pesar del dolor y la preocupación, logramos ver por encima de esto y no nos encerramos en nosotros mismos, sino que permitimos que Dios actúe mediante la fe en Cristo, todo es más fácil y menos trágico. Sentimos el dolor, pero no nos concentramos en él, nos concentramos en la promesa de Vida de Jesús, y de saber que todo pasa, incluso el dolor que sentimos que es insuperable.
Hoy te invito a que fijes tu mirada en Jesús, en sus ojos buenos, en su presencia amable y afectuosa. Te invito a que busques sus Palabras y que sean el bálsamo que alivien tu dolor y te permita así ver que siempre después de la tormenta sale el sol y que lo más importante es no desesperar, no creer que está solo, que Jesús te acompaña a través de las personas que te rodean y te tienden una mano.
Que tu dolor y tu angustia no te enceguezca para no identificar todas las manos que están dispuestas a ayudarte, aliviarte y levantarte. Amén.

Querido Jesús, muchas veces me encierro en mí misma y no me dejo ayudar, miro mis heridas y me concentro en mi dolor. Ayudame a darme cuenta que vos estás a mi lado y estás en todas las personas que me tratan de distraer de mi ensimismamiento. Sé que has venido al mundo también para salvarme a mí. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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