Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de
una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las
Escrituras:
Salmo 96
“Canten a mi Señor cántico nuevo;
canten a mi Señor toda la tierra.
Canten a mi Señor, bendigan su nombre.
Anuncien de día en día su salvación;
proclamen entre las naciones su gloria,
en todos los pueblos sus maravillas,
porque grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
temible sobre todos los dioses.
Todos los dioses de los pueblos son ídolos;
pero mi Señor hizo los cielos.
¡Alabanza y magnificencia delante de él!
¡Poder y hermosura en su santuario!
canten a mi Señor toda la tierra.
Canten a mi Señor, bendigan su nombre.
Anuncien de día en día su salvación;
proclamen entre las naciones su gloria,
en todos los pueblos sus maravillas,
porque grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
temible sobre todos los dioses.
Todos los dioses de los pueblos son ídolos;
pero mi Señor hizo los cielos.
¡Alabanza y magnificencia delante de él!
¡Poder y hermosura en su santuario!
Tributen a mi Señor, familias de los pueblos,
den a mi Señor la gloria y el poder.
Den a mi Señor la honra debida a su nombre;
traigan ofrendas y vengan a sus atrios.
Adoren a mi Señor en la hermosura de la santidad;
teman delante de él, toda la tierra.
den a mi Señor la gloria y el poder.
Den a mi Señor la honra debida a su nombre;
traigan ofrendas y vengan a sus atrios.
Adoren a mi Señor en la hermosura de la santidad;
teman delante de él, toda la tierra.
Digan entre las naciones: «¡Mi Señor reina!
También afirmó el mundo, no será conmovido;
juzgará a los pueblos con justicia.»
Alégrense los cielos y gócese la tierra;
brame el mar y su plenitud.
Regocíjese el campo y todo lo que hay en él;
entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento
delante de mi Señor, que vino,
porque ha venido a juzgar la tierra.
¡Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con su verdad!” Amén.
También afirmó el mundo, no será conmovido;
juzgará a los pueblos con justicia.»
Alégrense los cielos y gócese la tierra;
brame el mar y su plenitud.
Regocíjese el campo y todo lo que hay en él;
entonces todos los árboles del bosque rebosarán de contento
delante de mi Señor, que vino,
porque ha venido a juzgar la tierra.
¡Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con su verdad!” Amén.
Curiosidades
¿Quién era Silas o Silvano?
Silas era un miembro destacado de la iglesia de Jerusalén, poseedor
también de dones de profecía. Es posible que Silas sea nombre semítico, quizá seila’, la forma aramea de Saúl. Es
indudable que se lo debe identificar con “Silvano”, probablemente forma
latinizada de “Silas”, aunque también podría ser un cognomen distinto elegido por semejanza.
En Hechos Silas fue enviado por la iglesia de Jerusalén a dar la
bienvenida a la comunión cristiana a los gentiles convertidos por intermedio de
la iglesia de Antioquía. En ocasión del altercado entre Pablo y Bernabé respecto
a Juan Marcos, Bernabé se alejó llevando consigo a este último, y Pablo llevó
como acompañante a Silas, en su segundo viaje misionero. Quizá el hecho de que
fuese ciudadano romano haya sido una de las razones que influyeron en esta
elección, y el hecho de que era miembro de la iglesia de Jerusalén habrá sido
de ayuda para Pablo. El papel desempeñado por Silas parece haber sido más bien
el de reemplazar a Marcos que a Bernabé. En ninguna parte se hace referencia a
él en forma generalizada de “apóstol”, y al parecer ocupó una posición
subordinada. Marcos era “ministro” de los apóstoles antes, y esto podría
indicar que tenía una función similar a la de los asistentes en las sinagogas
en el cuidado de las Escrituras y posiblemente de los rollos catequísticos que
más tarde se transformaron en su evangelio. Si Silas cumplía una función
semejante, es fácil comprender por qué se le puede haber designado el papel
literario que le tocó a Silvano en las epístolas. Acompañó a Pablo a través de
Siria, Asia Menor, Macedonia y Tesalónica. Cuando Pablo se dirigió a Atenas,
Silas se quedó en Berea y lugo se reunió con él en Corinto. Pablo hace
referencia a sus labores allí en 2 Corintios. Aparece como coadjuntor de Pablo
en las cartas escritas desde Corinto y no se lo menciona más hasta que se lo
nombra en 1 Pedro.
Pedro dice que escribe dia
Silouanou. De esto se desprende que cumplía una función literaria que
probablemente le otorgaba bastante libertad. Esto podría explicar la razón de
cierta semejanza en la fraseología entre 1 Pedro, 1 y 2 Tesalonisenses, y el decreto apostólico de Hechos.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición –
Ediciones Certeza - pág. 1294-1295)
Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen
latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto
bíblico de hoy:
1
Tesalonisenses 1:1-5b
“Pablo, Silvano y
Timoteo, a la iglesia de los tesalonicenses en Dios Padre y en el Señor
Jesucristo: Gracia y paz sean a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor
Jesucristo.
Damos siempre
gracias a Dios por todos ustedes, haciendo memoria de ustedes en nuestras
oraciones, acordándonos sin cesar delante del Dios y Padre nuestro de la obra
de su fe, del trabajo de su amor y de su constancia en la esperanza en nuestro
Señor Jesucristo.
Sabemos, hermanos
amados de Dios, que él los ha elegido, pues nuestro
evangelio no llegó a ustedes en palabras solamente, sino también en poder, en
el Espíritu Santo y en plena certidumbre. Bien saben cómo nos portamos entre ustedes
por amor de ustedes.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si
reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de
Dios: momento de reflexión:
El agradecimiento no es algo tan frecuente en los
tiempos que vivimos. No solo el decir “gracias” cuando recibimos algo de
alguien, sino en nuestra vida cotidiana, cuando nos movemos en los comercios,
cuando hacemos tramites, etc. “Gracias” como una cortesía… cuantas veces lo
pasamos por alto y a la vez que lindo que es cuando nos tratan amablemente.
Nos cuesta agradecer diariamente a las personas
que nos rodean y hacen cosas por nosotros, que aunque nos parece normal, es
bueno reconocer el trabajo del otro, la actitud del otro.
Pero si nos cuesta agradecer a quien vemos y que
nos queda claro que hace algo por nosotros… cuanto más si pensamos en agradecer
a Dios. Y eso se debe a que sentimos que es nuestro derecho o es lógico tener
nuestras necesidades cubiertas, tener trabajo, tener una familia, vivir
libremente nuestra fe o pensar libremente. Creemos que todos los beneficios que
vivimos es natural y no hay nada para agradecer… pero no es así.
¿Cuánta gente en este mismo momento vive en medio
de una guerra, no tiene que comer o no tiene un hogar?
¿Cuánta gente en este mismo momento tiene
problemas de salud, sufre alguna adicción o está solo en el mundo?
¿Cuánta gente en este mismo momento está
sufriendo, esta desenado morir o desearía tener apenas un poco de lo mucho que
nosotros tenemos?
¿No es hora de que asumamos todo esto y
agradezcamos a Dios por haber nacido en el lugar en donde nacimos, que tenemos
lo necesario para vivir y que somos respetados como seres humanos aunque no
esté todo perfecto y haya cosas que cambiar todavía?
Hoy Pablo nos llama a ser agradecidos: por la
vida, la familia, el país en el que vivimos… ¡hay tanto por que agradecer!
Hoy los y las invito a utilizar esta palabra con
las personas que nos rodean: “gracias”. Una palabra corta pero que hace la
diferencia. Los y las invito a ser amables con las personas con las que vivimos
pero también son las que nos relacionamos por casualidad, que no conocemos,
pero que también son parte de nuestras vidas.
Pero también los y las invito a que agradezcan a
Dios, de la forma que lo conciban, pero que logren asumir que detrás de toda
vida hay un Creador, un Ser Superior que maneja los hilos y hace que este mundo
gire y siga adelante por los siglos.
Es solo decir “gracias”, hace la diferencia, van a
ver. Amén.
Querido
Jesús, siempre fuiste agradecido por todo, en cada momento buscaste agradecer a
Dios por la comida, los amigos… por todo aquello que tenía que ver con tu vida
y las de las personas que te rodeaban, ayudame a ser agradecida, a acordarme de
usar esa palabra tan pequeña, pero que hace la diferencia. ¡Gracias! En el
nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
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