viernes, 1 de agosto de 2014

3 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 145

“Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.
Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.
Grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.

Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.
En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.
Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.
Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.

Clemente y misericordioso es mi Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.
Bueno es mi Señor para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.

¡Te alaben, mi Señor, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!
La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,
para hacer saber sus poderosos hechos a los hijos de los hombres
y la gloria de la magnificencia de su reino.
Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.

Sostiene mi Señor a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.
Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.
Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.
Justo es mi Señor en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.
Cercano está mi Señor a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.
Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.
Mi Señor guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.

La alabanza de mi Señor proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!” Amén.

Curiosidades

¿Cómo es el amor de Dios para con los seres humanos?

No vemos en los sinópticos que Jesús haya empleado los términos agapao o fileo para expresar el amor de Dios para con los seres humanos. Más bien lo reveló por medio de los innumerables actos de curación a que fue movido por su compasión, de sus enseñanzas  sobre la aceptación del pecador por parte de Dios, de su dolor ante la desobediencia humana, y por haber sido él mismo amigo de publicanos y pecadores. En Juan se declara que la actividad salvífica fue una demostración de amor, que imparte una eterna realidad de vida a los seres humanos. Todo el drama de la redención, que se centra en la muerte de Cristo, es amor divino en acción.
Al igual que en el AT, el amor de Dios es selectivo. Su objeto ya no es el antiguo Israel, sino el nuevo, la iglesia. El amor de Dios y la elección que él mismo hace están íntimamente relacionados, no sólo en Pablo, sino también claramente, por inferencia, en ciertos dichos de Jesús mismo. Aquellos a quienes no alcanza el amor divino, que es dador de vida, son “hijos de la ira” y “del diablo”. Resulta claro, sin embargo, que la intención de Dios es la salvación de todo el mundo, y que este es el objeto final de su amor, mediante la predicación del evangelio. Dios ama a las personas sobre la base del nuevo pacto, aunque la respuesta a ese amor comprende la comunión en el seno del pueblo de Dios.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 50-51)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 8:35.37-39

“¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Sinsabor, angustia, persecución, hambre, desnudez, peligro o espada? 
Antes, en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de aquel que nos amó.
Por lo cual estoy seguro de que ni la muerte ni la vida, ni ángeles ni principados ni autoridades, ni lo presente ni lo por venir, ni lo alto ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios, que es en Cristo Jesús, Señor nuestro.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las sensaciones más hermosas y acogedoras que he sentido en mi vida es de pequeña estar en el regazo de mi padre, que formaba como una cuevita y yo ahí adentro acurrucada en mi camisón de franela. No sólo era el calor, sino la sensación de que nada ni nadie podía hacerme nada.
Esto mismo es lo que siento al leer el texto que hoy compartimos acerca del amor de Dios: ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios
Estas palabras me traen una seguridad inexplicable, una tranquilidad, una paz, mismo en tiempos duros o de conflicto.
En un mundo en donde todo se termina, todo se acaba, al menos con la muerte, Dios es lo sólido, Dios es lo firme, su amor es por siempre y no importa nuestro comportamiento, nos sigue amando y nos persona una y otra vez.
El amor de Dios nos libera y nos permite también aprender a amarnos con nuestros errores y desaciertos. El amor de Dios nos permite amar a las personas que nos rodean como parte de su creación y porque Dios también las ama.
En un mundo en donde nada es seguro, en donde todo cambia, el amor de Dios nos sostiene y le da sentido a la vida, la cuida y la fortalece. Dios nos rodea con sus brazos y nos sienta en su regazo, y en su calor nos sobreponemos a todo. Amén.

Querido Jesús, hoy te quiero agradecer por tu amor, ese amor que me hace sentir segura, fuerte, feliz. ¡Gracias porque diste tu vida por mí y por toda la humanidad! ¡Gracias porque sé que aunque pierda todo en esta vida vos sos mi sostén! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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