viernes, 29 de agosto de 2014

31 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 63

“¡Dios, Dios mío eres tú!
¡De madrugada te buscaré!
Mi alma tiene sed de ti,
mi carne te anhela
en tierra seca y árida
donde no hay aguas,
para ver tu poder y tu gloria,
así como te he mirado en el santuario.
Porque mejor es tu misericordia que la vida,
mis labios te alabarán.
Así te bendeciré en mi vida;
en tu nombre alzaré mis manos.

Como de médula y de gordura será saciada mi alma,
y con labios de júbilo te alabará mi boca,
cuando me acuerde de ti en mi lecho,
cuando medite en ti en las vigilias de la noche,
porque has sido mi socorro
y así en la sombra de tus alas me regocijaré.
Está mi alma apegada a ti;
tu diestra me ha sostenido.

Pero los que para destrucción buscaron mi alma
caerán en los sitios bajos de la tierra.
Los destruirán a filo de espada;
serán presa de los chacales.
Pero el rey se alegrará en Dios;
será alabado cualquiera que jura por él,
porque la boca de los que hablan mentira será cerrada.” Amén.

Curiosidades

¿Qué se entiende como sacrificio en el Nuevo Testamento?

Prácticamente durante toda la composición del NT se siguieron ofreciendo sacrificios veterotestamentarios. No es sorprendente, por lo tanto, que incluso su significación literal sea objeto de comentarios ilustrativos. Es digno de tener en cuenta que nuestro Señor hizo hacer sacrificios por él mismo, o que él mismo los hizo, cuando fue presentado en el templo, durante su última cena de pascua, y presumiblemente en otras ocasiones en que fue a Jerusalén para las fiestas. La práctica de los apóstoles en Hechos quita todo fundamento a la opinión de que después  del sacrificio de Cristo debía considerarse el sacrificio en el templo judío como abominación a Dios. Los vemos frecuentando el templo, y Pablo mismo se traslada a Jerusalén en Pentecostés y en esa ocasión ofrece los sacrificios que correspondían a la interrupción de votos. No obstante, en principio los sacrificios ya eran innecesarios, porque el antiguo pacto “ya se consideraba viejo” y estaba “próximo a desaparecer”, de modo que cuando los romanos destruyeron el templo, aún los judíos no cristianos dejaron de ofrecer sacrificios.
La Epístola a los Hebreos contiene el análisis más completo de los sacrificios veterotestamentarios. Las enseñanzas del autor tienen su lado positivo, pero lo que le preocupa especialmente es poner en evidencia cuán inadecuados resultaban, excepto como tipos. El hecho de que no logran para el ser humano el acceso al lugar santísimo, prueba que no pueden liberar de culpa la conciencia. No son sino ordenanzas carnales, impuestas hasta que llegue el momento de la reforma. El que no podían lograr la expiación de los pecados lo demuestra, además, el hecho de que lo que se ofrece no son más que animales, como también el hecho mismo de su repetición. El objeto no es tanto ofrecer remedio al pecado, sino lograr que no se lo olvide.
Los “sacrificios espirituales” vienen a reemplazar en la época neotestamentaria las ordenanzas carnales, y aparecen con frecuencia. Aún en el AT, sin embargo, los salmistas y profetas a veces emplean metafóricamente el lenguaje de los sacrificios, uso que se continúa en la literatura intertestamentaria. Es preciso reconocer que en general fue un fracaso el intento de relacionar dichos pasajes con sacrificios literales. Los sacrificios que se mencionan en estos pasajes no son siempre inmateriales, y algunos requieren la muerte de la víctima: son “espirituales” en el sentido de que, estrictamente, pertenecen a la época del Espíritu Santo. Pero a veces son inmateriales, y nunca van acompañados de un ritual preestablecido. Parecería, en realidad, que cada acto del ser humano lleno del Espíritu puede considerarse como un sacrificio espiritual, y es un sacrificio en el sentido de que está dedicado a Dios y le es aceptable a él. Pero, por supuesto, no logra la expiación. Debemos buscar el anticipo del sacrificio expiatorio no aquí sino en el sacrificio de Cristo, sin el cual no serían aceptables los sacrificios espirituales.
(Nuevo Diccionario Bíblico, 1º Edición – Ediciones Certeza - pág. 1212-1213)

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Romanos 12:1-2

“Por lo tanto, hermanos, les ruego por las misericordias de Dios que presenten sus cuerpos como sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es su verdadero culto. No se conformen a este mundo, sino transfórmense por medio de la renovación de su entendimiento, para que comprueben cuál es la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta.Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

 “No se conformen a este mundo”, dice Pablo a los Romanos. No se mimeticen, no se rijan por sus leyes y su idiosincrasia, que nosotros como cristianos somos diferentes. Hemos sido transformados por Cristo y seguimos sus pasos.
Hace un par de meses fue el mundial de fútbol en Brasil. Escuchaba en la radio una cosa muy curiosa con respecto a los japoneses que acompañaron su selección. Antes de retirarse del estadio, entre todos limpiaban la tribuna. Un hermoso gesto que tiene que ver con una forma de ser, con una costumbre, con una conciencia y un respeto a las demás personas, a las que les toca limpiar todo después que el juego termina.
Muchas veces me avergüenzo de nosotros, los cristianos, que no hacemos ninguna diferencia con respecto a las demás personas, por ejemplo, en cómo queda el lugar en donde nos reunimos o juntamos… ¡parece un chiquero! No se ve para nada el amor cristiano, la entrega por el otro, el respeto.
Si queremos seguir en otros espacios y actitudes, la lista sería larguísima, y lamentablemente no nos diferenciamos en nada del resto de la gente. Pagamos coima, no respetamos las reglas de tránsito, nos “colamos” en las filas, buscamos sacar ventaja, no respetamos al otro, es más, muchas veces nos sentimos mejores…
Pero somos igual que el resto de la gente ¡y peor aún, porque conocemos a Cristo y su obra, pero no nos hemos dejado transformar!
Siento que somos como niños que se excusan con que el otro empezó… ¿no será el tiempo en que nosotros hagamos la diferencia?
¿no habrá llegado la hora por fin que nos tomemos en serio esto de caminar sobre los pasos de Jesús?
No nos conformemos a este mundo, seamos luz, pongámonos a disposición de Dios, siguiendo su voluntad, ofrendando nuestras vidas, saliendo de nuestra comodidad.
El tiempo es ahora, es sólo comenzar con las pequeñas buenas actitudes de la vida cotidiana. ¿Aceptás el desafío? Amén.

Querido Jesús, ya no hay más excusas, tengo que aceptar que no puedo decir algo con la boca que luego no lo cumplo a través de mis obras. Ayudame a vivir en coherencia y que me ponga a disposición de Dios, para que me utilice como su herramienta. Te lo pido a vos, que seguiste la voluntad del Padre hasta la muerte y al Espíritu Santo que es mi fortaleza. Amén.

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