domingo, 29 de diciembre de 2013

5 de Enero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 147

“Alaben a Jah,
porque es bueno cantar salmos a nuestro Dios,
porque suave y hermosa es la alabanza.
Mi Señor edifica a Jerusalén;
a los desterrados de Israel recogerá.
Él sana a los quebrantados de corazón
y venda sus heridas.
Él cuenta el número de las estrellas;
a todas ellas llama por sus nombres.
Grande es el Señor nuestro, y mucho su poder,
y su entendimiento es infinito.
Mi Señor exalta a los humildes
y humilla a los impíos hasta la tierra.

Canten a mi Señor con alabanza,
canten con arpa a nuestro Dios.
Él es quien cubre de nubes los cielos,
el que prepara la lluvia para la tierra,
el que hace a los montes producir hierba.
Él da a la bestia su mantenimiento
y a los hijos de los cuervos que claman.
No se deleita en la fuerza del caballo
ni se complace en la agilidad del hombre.
Se complace mi Señor en los que lo temen
y en los que esperan en su misericordia.

¡Alaba a mi Señor, Jerusalén;
Sión, alaba a tu Dios!,
porque fortificó los cerrojos de tus puertas;
bendijo a tus hijos dentro de ti.
Él da en tus territorios la paz;
te hará saciar con lo mejor del trigo.
Él envía su palabra a la tierra;
velozmente corre su palabra.
Da la nieve como lana
y derrama la escarcha como ceniza.
Echa su hielo como pedazos;
ante su frío, ¿quién resistirá?
Enviará su palabra y los derretirá;
soplará su viento y fluirán las aguas.
Ha manifestado sus palabras a Jacob,
sus estatutos y sus juicios a Israel.
No ha hecho así con ninguna otra de las naciones;
y en cuanto a sus juicios, no los conocieron.
¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades

¿Qué es la predestinación?

En el Nuevo Testamento se utiliza el vocablo prohorizo, teniendo a Dios como sujeto, expresa la idea de establecer de antemano una situación para una persona, o una persona para una situación. el NT formula de otra manera el pensamiento de la preordenación divina, al decirnos que lo que motiva y determina las acciones de Dios en su mundo, y entre ellas, la suerte y el destino que asigna a los seres humanos, es su propia voluntad, o “el puro afecto de su voluntad”, “beneplácito”, su propia y deliberada resolución previa. No se trata, por supuesto, del único sentido en que el NT habla de la voluntad de Dios. La Biblia considera que el propósito de Dios para los seres humanos está expresado tanto en los mandamientos que les ha revelado, como en el ordenamiento de sus circunstancias. De este modo, su “voluntad” en las Escrituras abarca su ley y sus planes; de allí surge el uso de algunos de los términos mencionados con respecto a determinadas demandas divinas. Pero en los textos mencionados en lo que antecede es el plan de Dios para los acontecimientos lo que está en consideración, y a esto se refiere la predestinación.
Faltan palabras en el AT para expresar la idea de predestinación en forma abstracta y generalizada, pero a menudo expresa la idea de que Dios se propone, determina, u ordena ciertas cosas, en contextos que llaman la atención sobre la absoluta prioridad e independencia de sus propósitos en relación con la existencia o la realización de lo que se propone.
El uso del grupo de palabras neotestamentarias favorece la práctica tradicional de definir la predestinación en función al propósito de Dios con respecto a las circunstancias y el destino de los hombres. Podemos resumir más convenientemente los aspectos más amplios de su plan y gobierno cósmicos bajo el título general de “providencia”. Sin embargo, para captar el significado de la predestinación tal como lo presenta la Escritura es preciso ubicarla en su lugar en los planes totales de Dios.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Efesios 1:3-23

Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo,
que nos bendijo con toda bendición espiritual
en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo,
para que fuéramos santos y sin mancha delante de él.
Por su amor, nos predestinó para ser adoptados hijos suyos
por medio de Jesucristo,
según el puro afecto de su voluntad,
para alabanza de la gloria de su gracia,
con la cual nos hizo aceptos en el Amado.
En él tenemos redención por su sangre,
el perdón de pecados
según las riquezas de su gracia,
que hizo sobreabundar para con nosotros
en toda sabiduría e inteligencia.
Él nos dio a conocer el misterio de su voluntad,
según su beneplácito,
el cual se había propuesto en sí mismo,
de reunir todas las cosas en Cristo,
en el cumplimiento de los tiempos establecidos,
así las que están en los cielos como las que están en la tierra.
En él asimismo tuvimos herencia,
habiendo sido predestinados
conforme al propósito del que hace todas las cosas
según el designio de su voluntad,
a fin de que seamos para alabanza de su gloria,
nosotros los que primeramente esperábamos en Cristo.
En él también ustedes,
habiendo oído la palabra de verdad,
el evangelio de su salvación,
y habiendo creído en él,
fueron sellados con el Espíritu Santo de la promesa,
que es la garantía de nuestra herencia
hasta la redención de la posesión adquirida,
para alabanza de su gloria.
Por esta causa también yo, habiendo oído de su fe en el Señor Jesús y de su amor para con todos los santos, no termino de dar gracias por ustedes, haciendo memoria de ustedes en mis oraciones, para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de gloria, les dé espíritu de sabiduría y de revelación en el conocimiento de él; que él alumbre los ojos de su entendimiento, para que sepan cuál es la esperanza a que él los ha llamado, cuáles las riquezas de la gloria de su herencia en los santos y cuál la extraordinaria grandeza de su poder para con nosotros los que creemos, según la acción de su fuerza poderosa. Esta fuerza operó en Cristo, resucitándolo de los muertos y sentándolo a su derecha en los lugares celestiales, sobre todo principado y autoridad, poder y señorío, y sobre todo nombre que se nombra, no sólo en este siglo, sino también en el venidero. Y sometió todas las cosas debajo de sus pies, y lo dio por cabeza sobre todas las cosas a la iglesia, la cual es su cuerpo, la plenitud de Aquel que todo lo llena en todo.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Somos elegidos por Dios para seguir la obra de Cristo.
Esto suena como algo importante, algo así como que hemos sido seleccionados especialmente. Y es verdad, pero a la vez cada persona es creada especialmente por Dios con una misión, una tarea importante para llevar a cabo en su vida en la tierra.
Hemos sido elegidos por Dios para trabajar en el Reino de su amor, para que a través nuestro el mundo vaya pasando de la violencia y el egoísmo a la paz y la armonía en la diversidad de pensamientos y credos.
Y si volvemos al Génesis, tanto al relato de la creación como la promesa después del diluvio, la humanidad toda ha sido creada para administrar el planeta cuidándolo y respetándonos unos a otros.
Como cristianos este mandato nos viene reforzado por Cristo, que dio su vida por cada uno de nosotr@s para que lo sigamos y entreguemos nuestras vidas, esto es, que salgamos de nuestro egoísmo para darnos cuenta de que cada persona es tan importante y tan valiosa como nosotr@, y que esta elección de Dios, a pesar de ser un privilegio, es sobre todo una gran responsabilidad, que nos obliga a ver en el otro, en la otra, un hermano, una hermana a quien debemos amar como Cristo nos amo primero.
Pero todo esto no es una carga, es una alegría, es devolver a Dios lo mucho que ha hecho y sigue haciendo por nosotr@s. porque Dios ha creado el mundo y el universo todo, la naturaleza, la familia, los afectos… nos ha dado la capacidad de crear, de sentir, de pensar, de divertirnos, y de cuidar lo que nos rodea, y cuando todo esto lo hacemos saliendo de nosotros mismos, la vida se nos cambia y somos verdaderamente felices. Esa es nuestra fe y que a mí me produce mucha alegría y plenitud. Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por tu gran regalo de amor! ¡Gracias porque me has elegido para que siga tus pasos! Dame la fuerza y la integridad para no desviarme de ese camino tuyo que es vida. En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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