viernes, 27 de diciembre de 2013

29 Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 128

“Bienaventurado todo aquel que teme a mi Señor,
que anda en sus caminos.
Cuando comas el trabajo de tus manos,
bienaventurado serás y te irá bien.
Tu mujer será como vid que lleva fruto
a los lados de tu casa;
tus hijos, como plantas de olivo
alrededor de tu mesa.
Así será bendecido el hombre
que teme a mi Señor.

¡Bendígate mi Señor desde Sión,
y que veas el bien de Jerusalén todos los días de tu vida,
y que veas a los hijos de tus hijos!

¡La paz sea sobre Israel!” Amén.

Curiosidades

¿Dónde estaba ubicada la ciudad de Colosas y qué características tenía?

Colosas era una ciudad en la provincia romana de Asia, en el O de lo que ahora es la Turquía asiática. Estaba situada a unos 15 km. De Laodicea en el valle de Lico, sobre la carretera principal hacia el E. originalmente era el punto donde se unían las grandes rutas de Sardis y Éfeso, en un lugar fácilmente defendible y con un abundante suministro de agua. Fue una ciudad importante en los períodos lidio y persa, pero posteriormente declinó cuando el camino a Pérgamo que pasaba por Sardis fue desplazado más al O debido a la nueva fundación de la próspera ciudad de Laodicea. Actualmente el lugar está deshabitado; se encuentra a 16 km al E de la ciudad de Denizli, cerca de Honaz.
El evangelio probablemente llegó a esta zona en la época en que Pablo residía en Éfeso, tal vez por intermedio de Epafras, que era oriundo de Colosas. Aparentemente Pablo no había visitado Colosas cuando escribió la carta, aunque su deseo de hacerlo puede haberse cumplido más tarde. Filemón y su esclavo Onésimo eran miembros de la primitiva iglesia de Colosas. La mezcla de elementos judíos, griegos, y frigios en la población de la ciudad probablemente se reflejaba también dentro de la iglesia, y por ello constituiría tierra fértil para el tipo de herejía especulativa que la epístola de Pablo tenía por objetivo contrarrestar.
Esta zona fue devastada por un terremoto, que Tácito, fecha en el año 60 d.C. No se insinúa nada de esto en la carta, por lo que debemos suponer que fue escrita antes de que llegaran a Roma las noticias del desastre.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Colosenses 3:12-21

Vístanse, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de bondad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia. Sopórtense unos a otros y perdónense unos a otros, si alguno tiene queja contra otro. De la manera que Cristo los perdonó, así también háganlo ustedes. Sobre todo, vístanse de amor, que es el vínculo perfecto. Y la paz de Dios gobierne en sus corazones, a la que asimismo fueron llamados en un solo cuerpo. Y sean agradecidos.
La palabra de Cristo habite en abundancia en ustedes. Enséñense y exhórtense unos a otros con toda sabiduría. Canten con gracia en sus corazones al Señor, con salmos, himnos y cánticos espirituales. Y todo lo que hagan, sea de palabra o de hecho, háganlo todo en el nombre del Señor Jesús, dando gracias a Dios Padre por medio de él.
Casadas, estén sujetas a sus maridos, como conviene en el Señor. Maridos, amen a sus mujeres y no sean ásperos con ellas. Hijos, obedezcan a sus padres en todo, porque esto agrada al Señor. Padres, no indignen a sus hijos, para que no se acobarden.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Los seres humanos somos complicados, sin duda alguna. Esperamos mucho del otro, pero a la vez nos cuesta mucho brindarnos, dar el brazo a torcer, nuestro orgullo muchas veces es lo que dirige nuestras vidas.
Conozco familias que se han enemistado hace años, hermanos que ya no se hablan, que no se visitan, que no se encuentran por razones de herencia, de celos, de sentir que uno fue más favorecido que otro. Incluso he visto cómo uno de los hermanos, a la vejez de la madre, se la apropió al punto de que ni en el mismo sepelio, los demás hermanos y primos puedan estar presentes en ese momento de tanto dolor y de necesidad de despedir a quien le dio la vida.
Es que el odio, el rencor, son fuerzas increíbles, que destruyen y paralizan cuando no logramos destrabarlas, cuando no cedemos, cuando no damos el primer paso para una reconciliación, cuando no guardamos nuestro orgullo en el bolsillo y nos animamos a vivir en el amor.
Una de las experiencias más tristes en esta línea la viví entre mi madre y su hermana, mi tía, mi vecina, las dos casadas con hermanos. Por acusa de ellos dos, ellas, tomando partido por sus maridos, ya no se encontraron más. Aunque incentivaban a sus hijos e hijas a mantener y construir la relación familiar. Eso es algo diferente de lo común. Pero igualmente entre ellas no se veían y la familia, sobre todo la de sus maridos, hablaba de esto con cierta satisfacción, lo debo admitir…
Pero una vez que mi madre se enfermó, los últimos meses de su vida, ésa era la hermana que la acompañó, que la visitaba diariamente y que para mi madre era una alegría y podía ser ella misma, porque se amaban, y lo sabían, y dejaron de lado lo que las distanció para acompañarse y despedirse.
Esto tiene que ver con el perdón, la reconciliación, el amor. Tiene que ver con darse la oportunidad de comenzar de nuevo, aunque no hagamos justo lo que nosotros queremos o tengamos que ceder en algunas cosas o pasarlas por alto. Al fin y al cabo nadie es perfecto y nosotros menos. La oportunidad es aquí y ahora, no la desperdicies. Amén.

Querido Jesús, vos nos mostraste que el perdón permite renacer del odio, del rencor, y que las relaciones pueden fortalecerse y dar muchos frutos si permito que el amor sea el motor de mi vida. Ayudame a despojarme de mi orgullo del exceso de amor a mí misma, que no construye y a aceptar al otro tal cual es. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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