viernes, 7 de diciembre de 2012

9 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 126

“Cuando el Señor nos haga volver a Sión,
nos parecerá estar soñando.
Nuestra boca se llenará de risa;
nuestra lengua rebosará de alabanzas.

Entonces las naciones dirán:
«¡El Señor ha hecho grandes cosas por éstos!»
Sí, el Señor hará grandes cosas por nosotros,
y eso nos llenará de alegría.

Señor, ¡haz que volvamos de nuestra cautividad,
y que corramos libres como los arroyos del desierto!
¡Haz que los que siembran con lágrimas
cosechen entre gritos de alegría!

¡Que los que entre sollozos esparzan la semilla,
vuelvan alegres trayendo sus gavillas!” Amén.

Curiosidades

¿Quién era Timoteo?

Timoteo era hijo de un matrimonio mixto; la madre que lo instruyó en las Escrituras, era judía, y el padre, griego. Era nativo de Listra. No se especifica cuándo se hizo cristiano, pero resulta razonable inferir que fue convertido por Pablo en su primer viaje misionero, en el que estaba incluida Listra, y que en esa ocasión fue testigo de los sufrimientos de Pablo.
El apóstol sentía gran simpatía para con el joven Timoteo, y aún cuando hacía poco que había reemplazado a Bernabé por Silas como compañero de viaje, agregó a Timoteo a la partida, quizá como sustituto de Juan Marcos. Esta elección parece haber sido apoyada por otros, porque más tarde Pablo se refiere a las manifestaciones proféticas que confirmaron que Timoteo debía ser apartado para esta obra. Es ese momento habría recibido una dotación especial para su misión, comunicada mediante la imposición de manos de los ancianos y Pablo. Para aquietar cualquier oposición innecesaria por parte de los judíos del lugar, Timoteo fue circuncidado antes de iniciar sus viajes.
Primeramente se le encomendó una misión especial en Tesalónica, con el fin de alentar a los cristianos que estaban siendo perseguidos. Se lo asocia con Pablo y Silvano en los saludos en las dos epístolas enviadas a aquella iglesia, y estuvo presente con Pablo durante su misión de predicación en Corinto. Timoteo era de carácter tímido, evidentemente, porque Pablo insta a los corintios a que contribuyan a que se sienta cómodo y a no despreciarlo. Por la situación que se suscitó en Corinto se ve que la misión de Timoteo no tuvo éxito, y resulta significativo que, aun cuando su nombre estaba asociado con el de Pablo en los saludos de esta epístola, es Tito y no Timoteo el que ocupa el lugar de delegado apostólico. Acompañó a Pablo en el otro viaje a Corinto, porque estaba con él como colaborador cuando se escribió la epístola a los Romanos.
Timoteo también fue en el viaje de Pablo a Jerusalén con la ofrenda, y se lo vuelve a mencionar cuando Pablo, ya prisionero, escribió a los colosenses, a Filemón y a los filipenses. En esta última es calurosamente elogiado, y Pablo se propone mandarlo pronto a visitarlos, con el fin de asegurarse de su bienestar espiritual. Cuando el apóstol fue liberado de la prisión y encaró nuevas actividades misioneras en el E., como lo indican las epístolas pastorales, parecería que dejó a Timoteo en Éfeso y le encomendó que se ocupara de los falsos maestros y supervisara el culto público y la designación de autoridades en la iglesia.
Era un hombre afectuoso pero muy temeroso, que necesitó más de una admonición de parte de su padre espiritual; se le advierte que no debe dar lugar a los deseos juveniles, y que no debe avergonzarse del evangelio. Ninguno de los otros compañeros de Pablo es elogiado tan calurosamente por su lealtad.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Filipenses 1:1-11

“Pablo y Timoteo, siervos de Jesucristo, a todos los santos en Cristo Jesús que están en Filipos, junto con los obispos y diáconos: Gracia y paz reciban ustedes de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo.
Doy gracias a mi Dios cada vez que me acuerdo de ustedes. En todas mis oraciones siempre ruego con gozo por todos ustedes, por su comunión en el evangelio, desde el primer día hasta ahora. Estoy persuadido de que el que comenzó en ustedes la buena obra, la perfeccionará hasta el día de Jesucristo. Es justo que yo sienta esto por todos ustedes, porque los llevo en el corazón. Tanto en mis prisiones como en la defensa y confirmación del evangelio, todos ustedes participan conmigo de la gracia. Porque Dios me es testigo de cuánto los amo a todos ustedes con el entrañable amor de Jesucristo. Y esto le pido en oración: que el amor de ustedes abunde aún más y más en ciencia y en todo conocimiento, para que aprueben lo mejor, a fin de que sean sinceros e irreprensibles para el día de Cristo, llenos de los frutos de justicia que vienen por medio de Jesucristo, para gloria y alabanza de Dios.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Agradecer y pedir a Dios por los amigos, por aquellos con los que compartimos la fe es una particularidad de los cristianos. Desde un principio nos concebimos como una comunidad extendida que se preocupa por los demás, sobre todo cuando esos hermanos y hermanas están sufriendo o tienen una misión desafiante por delante.
Hay algo muy interesante en esta carta de Pablo a los filipenses, y es que él agradecer y pide por sus compañeros no desde el bienestar y la tranquilidad, sino desde la cárcel, desde la soledad y la incertidumbre.
Hay algo que es bien típico del ser humano: cuando estamos en problemas nos cuesta ver más allá de nuestras narices. Nos concentramos en nuestra tristeza, nuestra aflicción y no logramos ver al otro y por lo que también está pasando.
En este sentido Pablo nos abre una puerta bien interesante en lo que respecta al amor cristiano, algo que ya el mismo Jesús hizo momentos antes de ser entregado, orar por sus amigos en medio de las dificultades, pensar qué será de ellos sin su compañía.
Si cada uno de nosotros lograra salir de su egocentrismo para pensar en el otro, muchas cosas serían diferentes, muchas cosas cambiarían diametralmente.
Te invito a que salgas de vos mismo, de tus problemas y preocupaciones, para pensar y ayudar al otro, que también tiene problemas. Te invito a que dejes de mirarte el ombligo y que junto a las personas que te rodean encuentres la fortaleza a partir de las debilidades de todos.
Una de las cosas que siempre digo es que la iglesia, la comunidad cristiana es el primer grupo de autoayuda de la historia, después surgieron Alcohólicos Anónimos, Alanón, Alco, y tantos otros grupos en donde personas con los mismos problemas, se apoyan y acompañan en su debilidad.
Hay un ejemplo que se utiliza para mostrar el valor del sistema cooperativo: de un manojo de ramitas se quiebran algunas para mostrar así su fragilidad, y luego se las junta a todas y se las trata de quebrar y no se logra, porque “la unión hace la fuerza”. Esto mismo es lo que como cristianos vivimos en comunidad. Una experiencia maravillosa, que no sólo te hace feliz porque la gente te acompaña en tus problemas, sino que uno descubre la alegría de acompañar al otro. Está en tus manos el cambiar una vida para vos mismo, o compartida con los demás. Amén.

Querido Jesús: a veces me siento tan triste y angustiada, me ahogo en mis problemas sin darme cuenta de que esto mismo sólo me tira para abajo, me hace caer más y más. Me hace perderme en un egocentrismo estéril. Después me doy cuenta de que seguirte es estar con el otro, juntarnos y compartir dolores y alegrías, y de esa manera fortalecernos mutuamente. Ayudame a salir de mí misma, de brindarme a los demás, de pensar y orar por los demás que también al igual que yo tienen desafíos y obstáculos por delante. Te lo pido a vos que reinas por toda la eternidad junto al Padre y al Espíritu Santo. Amén.

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