sábado, 29 de diciembre de 2012

25 de Enero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 19

“Los cielos proclaman la gloria de Dios,
Y el firmamento anuncia la obra de Sus manos.
Un día transmite el mensaje al otro día,
Y una noche a la otra noche revela sabiduría.
No hay mensaje, no hay palabras;
No se oye su voz.
Pero por toda la tierra salió su voz,
Y hasta los confines del mundo sus palabras.
En ellos Dios puso una tienda para el sol,
Y éste, como un esposo que sale de su alcoba,
Se regocija como hombre fuerte al correr su carrera.
De un extremo de los cielos es su salida,
Y su curso hasta el otro extremo de ellos;
Y no hay nada que se esconda de su calor.

La ley del Señor es perfecta, que restaura el alma;
El testimonio del Señor es seguro, que hace sabio al sencillo.
Los preceptos del Señor son rectos, que alegran el corazón;
El mandamiento del Señor es puro, que alumbra los ojos.
El temor del Señor es limpio, que permanece para siempre;
Los juicios del Señor son verdaderos, todos ellos justos;
Deseables más que el oro; sí, más que mucho oro fino,
Más dulces que la miel y que el destilar del panal.
Además, Tu siervo es amonestado por ellos;
En guardarlos hay gran recompensa.
¿Quién puede discernir sus propios errores?
Absuélveme de los que me son ocultos.
Guarda también a Tu siervo de pecados de soberbia;
Que no se enseñoreen de mí.
Entonces seré íntegro,
Y seré absuelto de gran transgresión.
Sean gratas las palabras de mi boca y la meditación de mi corazón delante de Ti,
Oh Señor, roca mía y Redentor mío.
Amén.

Curiosidades

¿Cuáles son los requisitos para ser apóstol?

Resulta evidente que el requisito esencial de un apóstol es el llamamiento divino, la comisión dada por Cristo. En el caso de los Doce, esta les fue encargada durante su ministerio terrenal. Pero no es menos evidente que este sentido de la comisión divina en el caso de Matías: Dios ya ha elegido al apóstol, aun cuando todavía no se conoce su elección. No se menciona ningún acto de imposición de manos. Se supone que el apóstol será alguien que haya sido discípulo de Jesús desde la época del bautismo de Juan hasta la ascensión. Será alguien que tenga conocimiento del curso completo que siguieron el ministerio y la obra de Jesús. Y, naturalmente, debe ser específicamente testigo de la resurrección.
Pablo insiste igualmente en que fue comisionado directamente por Cristo. De ningún modo deriva su autoridad de los otros apóstoles; al igual que Matías, fue aceptado por ellos, no nombrado por ellos. No llenaba las condiciones de Hechos 1:21ss, pero la experiencia en el camino de Damasco fue resultado de una de las apariciones vinculadas con la resurrección, y por ello podía afirmar que había “visto al Señor”; por lo tanto era testigo de la resurrección. Tenía conciencia de que su pasado – como enemigo y perseguidor más bien que como discípulo – era diferente del de los otros apóstoles, pero se cuenta a sí mismo como uno de llos y los relaciona con su propio evangelio.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

1 Corintios 12:12-30

“Porque así como el cuerpo es uno, y tiene muchos miembros, pero, todos los miembros del cuerpo, aunque son muchos, constituyen un solo cuerpo, así también es Cristo. Pues por un mismo Espíritu todos fuimos bautizados en un solo cuerpo, ya Judíos o Griegos, ya esclavos o libres. A todos se nos dio a beber del mismo Espíritu.
Porque el cuerpo no es un solo miembro, sino muchos. Si el pie dijera: “Porque no soy mano, no soy parte del cuerpo,” no por eso deja de ser parte del cuerpo. Y si el oído dijera: “Porque no soy ojo, no soy parte del cuerpo,” no por eso deja de ser parte del cuerpo. Si todo el cuerpo fuera ojo, ¿qué sería del oído? Si todo fuera oído, ¿qué sería del olfato?
Ahora bien, Dios ha colocado a cada uno de los miembros en el cuerpo según Le agradó. Y si todos fueran un solo miembro, ¿qué sería del cuerpo? Sin embargo, hay muchos miembros, pero un solo cuerpo.
Y el ojo no puede decirle a la mano: “No te necesito;” ni tampoco la cabeza a los pies: “No los necesito.” Por el contrario, la verdad es que los miembros del cuerpo que parecen ser los más débiles, son los más necesarios; y las partes del cuerpo que estimamos menos honrosas, a éstas las vestimos con más honra. Así que las partes que consideramos más íntimas, reciben un trato más honroso, ya que nuestras partes presentables no lo necesitan. Pero así formó Dios el cuerpo, dando mayor honra a la parte que carecía de ella, a fin de que en el cuerpo no haya división, sino que los miembros tengan el mismo cuidado unos por otros. Si un miembro sufre, todos los miembros sufren con él; y si un miembro es honrado[t], todos los miembros se regocijan con él.
Ahora bien, ustedes son el cuerpo de Cristo, y cada uno individualmente un miembro de él. Y en la iglesia, Dios ha designado primeramente, apóstoles; en segundo lugar, profetas; en tercer lugar, maestros; luego, milagros; después, dones de sanidad, ayudas, administraciones, diversas clases de lenguas.
¿Acaso son todos apóstoles? ¿Acaso son todos profetas? ¿Acaso son todos maestros? ¿Acaso son todos obradores de milagros? ¿Acaso tienen todos dones de sanidad? ¿Acaso hablan todos en lenguas? ¿Acaso interpretan todos?” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Algo que siempre me llena de admiración es la perfección con que ha sido creada toda la naturaleza, cada ciclo, cada detalle, incluso aquello que parece destructivo genera nueva vida tiene una armonía que tiene que ver con el ciclo de la vida.
Nuestro cuerpo humano también es perfecto, podemos estudiar cada órgano y cómo se interrelaciona uno con otro. Podemos ver también el equilibrio que existe en todo el cuerpo y de qué manera afecta cuando ese cuerpo ha perdido su armonía, su equilibrio. Y cuando hablo de perder el equilibrio lo digo incluso desde el hecho de que nuestras emociones y nuestra espiritualidad están directamente conectadas con todos nuestros órganos y miembros visibles.
Hoy día se habla muchísimo acerca de tener en cuenta a la persona en su integridad, incluso la medicina tradicional está teniendo en cuento esto mismo, a partir del abuso de estos últimos años con respecto a las especialidades, que estudian y tratan a la persona fragmentada mente.
Nosotros como familia, como comunidad, como sociedad también funcionamos como el cuerpo, como el resto de la naturaleza, pero eso no lo tenemos en cuenta y nos maltratamos entre nosotros, sacamos provecho los unos de los otros, somos egoístas y no queremos compartir lo que en realidad es de todos. Por eso en el mundo hay injusticias, pobreza y guerras.
Pareciera que estamos evolucionando en algunos aspectos, pero el egoísmo es todavía lo que reina. Han aparecido corrientes como el new age, que busca una paz, pero es sólo una paz personal, encerrada en sí misma. La verdadera paz, la verdadera armonía existe cuando todos los miembros de la familia, la comunidad, la sociedad, pueden desarrollarse de igual manera, vivir en libertad, en la aceptación del otro tal cual es, buscando el encuentro.
Tal vez esto parezca algo imposible, pero no lo debe ser, mi fe cristiana me dice que debo apuntar hacia esa realidad, saliendo de mí misma y buscando que cada miembro de mi comunidad, de mi sociedad y de mi familia, claro, pueda interactuar y convivir en crecimiento conmigo. Todos diferentes, pero iguales en derechos, todos importantes, no importa su función. Por eso tenemos que unir nuestras fuerzas. Amén.

Querido Jesús: cada vez que pienso en armonía, recuerdo ese grupo que armaste, discípulos tuyos que se unieron por seguirte. Todos diferentes, y a veces en conflictos, pero siempre procurando seguir tus pasos, en donde mi alegría es tal siempre en la alegría del otro, en el amor hacia el otro. Dame la capacidad de aceptar a quien es diferente a mí, a respetarlo en la diferencia y de buscar un camino en la unidad. Amén.

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