martes, 28 de diciembre de 2010

9 de Enero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 29


“¡Aclamen al Señor, hijos de Dios,

aclamen al gloria y el poder del Señor!

¡Aclamen la gloria del hombre del Señor,

adórenlo al manifestarse su santidad!


¡La voz del Señor sobre las aguas!

El Dios de la gloria hace oír su trueno:

el Señor está sobre las aguas torrenciales.

¡La voz del Señor es potente,

la voz del Señor es majestuosa!


La voz del Señor parte los cedros,

el Señor parte los cedros del Líbano;

hace saltar al Líbano como a un novillo

y al Sirión como a un toro salvaje.


La voz del Señor lanza llamas de fuego;

la voz del Señor hace temblar el desierto,

el Señor hace temblar el desierto de Cades.

La voz del Señor retuerce las encinas,

el Señor arrasa las selvas.

En su Templo, todos dicen: «¡Gloria!».


El Señor tiene su trono sobre las aguas celestiales,

el Señor se sienta en su trono de Rey eterno.

El Señor fortalece a su pueblo,

el Señor bendice a su pueblo con la paz.” Amén.


Curiosidades


¿Cómo es el río Jordán?


La depresión del Jordán es única entre los accidentes de la geografía física. Se produjo como resultado de un valle cuarteado, siendo la mayor depresión que existe en la tierra. Las fuentes del río Jordán, alimentadas por manantiales, se reúnen en el lago Hulé, 70 m sobre el nivel del mar. Diez km al S del lago Tiberias el río está aproximadamente 200 m por debajo del nivel del Mediterráneo, y en el extremo septentrional del mar Muerto el piso de la fosa baja otros 177 m, y el río ya se encuentra 393 m por debajo del nivel del mar. Por eso el nombre “Jordán” significa, adecuadamente, “el descendedor”. Este río es el más grande de los cursos perennes en Palestina, y su distancia entre el lago Hulé y el Mar Muerto, de unos 120 km, está más que duplicada por sus recovecos.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 3:13-17


“Entonces aparece Jesús, que viene de Galilea al Jordán donde Juan, para ser bautizado por él. Pero Juan trataba de impedírselo diciendo: «Soy yo el que necesita ser bautizado por ti, ¿y tú vienes a mí?». Jesús le respondió: «Déjame ahora, porque conviene que así cumplamos toda justicia». Entonces lo dejó.

Bautizado Jesús, salió luego del agua; y en esto se abrieron los cielos, y vio al Espíritu de Dios que bajaba en forma de paloma y venía sobre él. Y una voz que salía de los cielos decía: «Este es mi Hijo amado, en quien me complazco».” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Mucho se cuestiona el Bautismo. Es como que, llegado cierto nivel intelectual, cierto crecimiento, es considerado un ritual casi infantil, algo que en realidad se hace por costumbre o credulidad, como un acto mágico, medio curandero, para cuidar al niño en cuestión.

Por otro lado es verdad que el Bautismo no es ninguna garantía de “santidad”: los delincuentes que hoy matan salvajemente a sangre fría, los políticos corruptos que se enriquecen a costa de la gente y arruinan el planeta para llenarse los bolsillos hoy, sin pensar en el mañana, sin pensar que si el planeta se contamina, no hay dinero que los salve de sufrir también ellos de las consecuencias de esto.

También es verdad que las iglesias están llenas de hipocresía y hechos aberrantes. Que en el nombre de Dios se han justificado infinidad de injusticias, y que todas estas personas que han sido partícipes, son personas bautizadas.

Entiendo que muchos se cuestiones ¿qué valor tiene el Bautismo? ¿qué efecto produce en la persona? ¿tiene sentido bautizar a alguien que en definitiva no ha asumido una vida en la fe? Conclusión: tienen la sensación de que esta ceremonia tan cara para quienes vivimos la fe cristiana, es un acto vacío y sin sentido.

Es por eso que muchos jóvenes, incluso de nuestra iglesia, no han bautizado a sus hijos. Han decidido que ellos mismos elijan cuando crezcan… pero ahora sufren también las consecuencias: esos hijos, a quienes les transmitieron sus frustraciones y decepciones, no quieren ser bautizados, porque igual, ¡da lo mismo!

Hay algo de pedagógico en el relato bíblico de hoy. Jesús realmente no necesita ser bautizado, porque no tiene ni que renacer, ni que renunciar a una vida sin Dios, ni ser adoptado por Dios, porque es el Hijo de Dios. Juan también lo sabe, por eso se siente inhibido de realizar el rito con él. Pero Jesús le dice: “Ahora conviene que así cumplamos toda justicia”, esto quiere decir, que cumplamos lo que dice la Ley, los estatutos, los dogmas, o como uno quiere llamarlo. Hasta el mismo Jesús, como un ejemplo vivo, buscó ser bautizado para crear el precedente, para decirnos que este ritual de inicio es importante, no para Dios: ¡para nosotros!

El comenzar con el Bautismo, es asumir en un hecho concreto, visible, el compromiso cristiano de criar a nuestro hijo en la fe, es asumir nosotros mismos (si el bautismo es de adultos) desde un momento puntual, la fe con todo lo que esto implica.

¿Y lo que hagan los demás? Es problemas de los demás, y a la hora de dar cuentas, las tendrán que dar.

El Bautismo es un ritual de inicio, es el momento concreto en que asumo mi responsabilidad personal o como padre, madre, padrino o madrina. Lo demás, se lo dejo a Dios, que me guíe y me permita caminar los pasos de Jesús. Amén.


Querido Jesús, vos has sido un ejemplo como bautizado, permitime que yo también viva una vida fiel a Dios, aceptando los desafíos que se me presentan , no renegando de mi suerte, no mirando a los demás que siento que tienen una vida mejor y más fácil que la mía. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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