viernes, 17 de diciembre de 2010

19 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 24


Del Señor es la tierra y todo lo que hay en ella,

el mundo y todos sus habitantes

porque él la fundó sobre los mares,

él la afirmó sobre las corrientes del océano.


¿Quién podrá subir a la Montaña del Señor

y permanecer en su recinto sagrado?

El que tiene las manos limpias y puro el corazón;

el que no rinde culto a los ídolos

ni jura falsamente:


él recibirá la bendición del Señor,

la recompensa de Dios, su Salvador.

Así son los que buscan al Señor,

los que buscan tu rostro, Dios de Jacob.


¡Puertas, levanten sus dinteles,

levántense, puertas eternas,

para que entre el Rey de la gloria!


¡Y quién es ese Rey de la gloria?

Es el Señor, el fuerte, el poderoso,

el Señor poderoso no los combates.


¡Puertas, levanten sus dinteles,

levántense, puertas eternas,

para que entre el Rey de la gloria!


¿Y quién es ese Rey de la gloria?

El Rey de la gloria

es el Señor de los ejércitos.” Amén.


Curiosidades


¿En qué consistía el compromiso de matrimonio en los tiempos de Jesús?

En el Cercano Oriente el compromiso crea casi tanta obligación como el casamiento mismo. En la Biblia se llama a veces “esposa” a la mujer comprometida, y se encontraba bajo la misma obligación de ser fiel, y al hombre comprometido se le llamaba “esposo”. La Biblia no legisla acerca de la ruptura del compromiso, pero el código de Hamurabi estipula que si el futuro marido rompía el compromiso, el padre de la novia conservaba el regalo de bodas; mientras que si el padre cambiaba de idea, devolvía el doble de lo que valía el regalo. Probablemente había alguna declaración formal, pero el grado de publicidad dependía seguramente del novio. Así que José quiso romper su compromiso con María lo más discretamente posible.

El amor y la fidelidad de Dios hacia su pueblo quedan reflejados en los términos de un compromiso en Oseas 2:19-20. El compromiso incluía los siguientes pasos:

ü Elección de cónyuge: Habitualmente los padres del joven elegían su esposa y preparaban el casamiento, como hizo Agar con Ismael, y Judá con Er. A veces el joven mismo elegía, y sus padres se encargaban de las negociaciones como es el caso de Siquem y Sansón. Raramente se casaba un hombre contrariando la voluntad de sus padres, como hizo Esaú. A veces se preguntaba a la joven si consentía, como en el caso de Rebeca. Ocasionalmente los padres de la doncella elegían a un joven que pudiera ser su esposo, como lo hicieron con Noemí y Saúl.

ü Intercambio de regalos: Tres tipos de obsequios se relacionan con el compromiso en la Biblia:

o El mohar, traducido como “dote”, para una joven seducida. El mohar está implícito, pero no se lo nombra, en los pasajes tales como Génesis 24:53, para Rebeca; los siete años de trabajo realizados por Jacob para Raquel. El trabajo de Moisés como pastor de las ovejas de su suegro podría interpretarse de la misma manera. Se trataba de un regalo compensatorio del novio a la familia de la novia, además que se sellaba el pacto y unía a ambas familias. Algunos eruditos han considerado que el mohar era el precio de la novia, pero no se compraba a la esposa como se compraba una esclava.

o La dote, era el presente que daba el padre de la novia a su hija o futuro yerno, y que a veces consistía en siervos o tierras u otra clase de valores.

o El regalo del novio a la novia consistía a veces en alhajas y vestiduras, como las que recibió Rebeca. Ejemplos bíblicos de contratos orales son la oferta de Jacob de trabajar siete años al servicio de Labán y la promesa de Siquem de estregar presentes a la familia de Dina. Actualmente, en el Cercano Oriente se fijan las contribuciones de cada familia en un contrato escrito de compromiso.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 1:18-24


“Este fue el origen de Jesucristo: María, su madre, estaba comprometida con José y, cuando todavía no han vivido juntos, concibió un hijo por obra del Espíritu Santo. José, su esposo, que era un hombre justo y no quería denunciarla públicamente, resolvió abandonarla en secreto. Mientras pensaba en esto, el Angel del Señor se le apareció en sueños y le dijo: «José, hijo de David, no temas recibir a María, tu esposa, porque lo que ha sido engendrado en ella proviene del Espíritu Santo. Ella dará a luz un hijo, a quien pondrás el nombre de Jesús, porque él salvará a su Pueblo de todos sus pecados». Todo esto sucedió para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por el Profeta:

"La Virgen concebirá y dará a luz un hijo a quien pondrán el nombre de Emanuel",

que traducido significa: «Dios con nosotros». Al despertar, José hizo lo que el Angel del Señor le había ordenado: llevó a María a su casa.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


¿Cuántas veces has cambiado de decisión a último momento?

¿Cuántas veces, a pesar del análisis que has hecho de la situación terminaste haciendo algo que ni te imaginabas porque dentro tuyo algo te decía que tenías que hacerlo de esa manera?

La voz interna, que algunos llaman intuición y otros llamamos Espíritu Santo, es algo que aparece en momentos de decisión, en momentos en donde los problemas nos agitan y queremos tomar la decisión acertada.

A veces todo nuestro análisis nos dice que tenemos que tomar un camino, pero la voz interna nos dice otra cosa. A veces le hacemos caso y otras veces no. Y generalmente cuando no le hicimos caso, después nos arrepentimos.

Esa voz puede ser de alarma, al conocer una persona y nos dice “peligro, peligro”, a veces puede ser una decisión de hacer o no una cosa, y a veces es simplemente tomar un camino que no acostumbramos a tomar, y ahí algo nos cambia la vida o somos una herramienta de Dios para ayudar a otro.

Esa voz interna, que ya desde chicos nos dice “no hagas esto”, “cuidado, que te vas a meter en problemas”, nos acompaña siempre y cuando más la escuchamos y la obedecemos, más se fortalece y afianza.

Todos la tenemos, no hace falta ser cristiano o ir a la iglesia. Dios nos la da cuando estamos todavía dentro del vientre de nuestra madre para que nos guíe y proteja durante nuestra vida. Es como una posibilidad latente de entregar nuestra vida a él. Una psicóloga en un curso lo denominó “chip” que permite una conexión con el ser superior.

Seguramente vos has experimentado esto de los que te estoy hablando. Seguramente has escuchado esa voz interior. Pues sabé entonces que es Dios mismo que te está hablando y te está protegiendo. ¿No es maravilloso? Una razón más para creer en Dios y agradecerle toda su protección. Amén.


Querido Dios, ¡qué alegría me da saber que siempre estás conmigo, que me aconsejás, que querés protegerme en toda circunstancia! Gracias, Señor, gracias por tu amor, por tu interés por mí, porque sé que siempre puedo contar con vos. Por eso te alabo de todo corazón y no dejo de agradecerte en el nombre de Jesucristo, tu Hijo, que reino con vos y el Espíritu Santo, por toda la eternidad. Amén.

No hay comentarios:

Publicar un comentario