viernes, 10 de diciembre de 2010

12 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 146


¡Aleluya!


¡Alaba al Señor, alma mía!

Alabaré al Señor toda mi vida;

mientras yo exista, cantaré a mi Dios.


No confíen en los poderosos,

en simples mortales, que no pueden salvar:

cuando expiran, vuelven al polvo,

y entonces se esfuman sus proyectos.


Feliz el que se apoya en el Dios de Jacob

y pone su esperanza en el Señor, su Dios:

él hizo el cielo y la tierra,

el mar y todo lo que hay en ellos.


El mantiene su fidelidad para siempre,

hace justicia a los oprimidos

y da pan a los hambrientos.

El Señor libera a los cautivos,


abre los ojos de los ciegos

y endereza a los que están encorvados.

El Señor protege a los extranjeros

y sustenta al huérfano y a la viuda;

el Señor ama a los justos

y entorpece el camino de los malvados.

El Señor reina eternamente,

reina tu Dios, Sión,

a lo largo de las generaciones.” Amén.


Curiosidades


¿Cómo llevó Juan el Bautista su misión?


El ministerio de Juan no se limitó al valle del Jordán. La declaración en Jn.2:23 de que dejó el valle del Jordán durante un tiempo y llevó a cabo una campaña bautismal en “Enón, junto a Salim”, donde había abundancia de agua, tiene consecuencias que fácilmente se pasan por alto. Esos lugares pertenecen a la región de Samaria, lo que podría explicar ciertos elementos de la religión samaritana reconocidos en los primeros cristianos, pero también hace resaltar las palabras de Jesús a sus discípulos en Jn.4:35-38 con respecto a la gente d esa misma zona, y que terminaban con la declaración de que “otros labraron, y ustedes han entrado en sus labores”. Las semillas de lo que cosecharon habían sido plantadas por Juan.

Después de este período de ministerio en Samaria Juan debe haber regresado al territorio de Herodes Antipas, probablemente a Perea. Antipas sospechaba que era jefe de un movimiento masivo que podría haber tenido resultados impensados; también despertó su hostilidad, y aún más la de su segunda mujer, Herodías, por la denuncia del profeta de que su matrimonio era ilícito. Por lo tanto, lo mandó a la prisión en la fortaleza de Maqueronte, donde algunos meses más tarde lo hizo matar.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 11:2-11


“Juan el Bautista oyó hablar en la cárcel de las obras de Cristo, y mandó a dos de sus discípulos para preguntarle: «¿Eres tú el que ha de venir o debemos esperar a otro?». Jesús les respondió: «Vayan a contar a Juan lo que ustedes oyen y ven: los ciegos ven y los paralíticos caminan; los leprosos son purificados y los sordos oyen; los muertos resucitan y la Buena Noticia es anunciada a los pobres. ¡Y feliz aquel para quien yo no sea motivo de escándalo!».

Mientras los enviados de Juan se retiraban, Jesús empezó a hablar de él a la multitud, diciendo: «¿Qué fueron a ver al desierto? ¿Una caña agitada por el viento? ¿Qué fueron a ver? ¿Un hombre vestido con refinamiento? Los que se visten de esa manera viven en los palacios de los reyes. ¿Qué fueron a ver entonces? ¿Un profeta? Les aseguro que sí, y más que un profeta. El es aquel de quien está escrito:

"Yo envío a mi mensajero delante de ti, para prepararte el camino".

Les aseguro que no ha nacido ningún hombre más grande que Juan el Bautista; y sin embargo, el más pequeño en el Reino de los Cielos es más grande que él.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


El pueblo de Israel esperaba al Mesías con las palabras de promesa del profeta Isaías que lo anunciaban de esta manera: ciegos que ven, paralíticos que caminan, leprosos que son sanados, sordos que oyen, muertos que resucitan y la Buena Noticia anunciada a los pobres. En definitiva, lo que esperaba era un liberador de todas las cosas que oprimen a los necesitados.

Lo curioso es que hoy día seguimos encontrando personas que esperan, con estas palabras, soluciones milagrosas a sus problemas y no logran ver la magnitud ni la profundidad del mensaje de Jesús.

Ver en Jesús un simple curandero o alguien que me solucione mis problemas económicos o amorosos, es ponerlo simplemente en un lugar más del “llame ya”, un producto más que ofrece el mercado que se usa y se tira.

Pero hablar de libertad o liberación es otra cosa. Es no depender de nada, no necesitar de nada para vivir en plenitud. Y eso es lo que nos ofrece Jesús.

Hay una canción que dice:

“Libertad no es despertarte una mañana sin cadenas: es algo más.

Libertad no es poseer las llaves de todas las puertas: es algo más.

Libertad no es construirte, solitario un mundo aparte: es algo más.

Libertad es convivir, decidir, elegir.

Libertad es amar, comprender y luchar para que todos tengan libertad.”

Luchar para que todos tengan libertad, anunciar las Buenas Noticias a los pobres, comprometernos a vivir el evangelio, creer que todo es posible cuando buscamos la fuerza en Dios, eso es lo que Jesús nos vino a enseñar. Que no existen fórmulas mágicas, que las limitaciones son las que nosotros mismos nos imponemos, que no depende de una discapacidad física o mental. La libertad no me la da un cuerpo sano, sin problemas, ni una mente lúcida, ni el tener dinero o casa, auto y demás.

Jesús vino para que pudiéramos descubrir el verdadero sentido de la vida, para que aprendiéramos a vivir intensamente en la situación que nos toque vivir y con agradecimiento a Dios por ello. Descubrir que a partir de Jesús somos todos iguales, porque Dios no hace acepción de personas, que Jesús permitió que fuésemos todos de la gran familia de Dios, esa familia en donde el amor, la misericordia, el perdón y la reconciliación son las cosas que nos une. ¿No tenés ganas de formar parte de esa familia? ¿no tenés ganas de disfrutar de la libertad a la que te llama Jesús?

Jesús vino para nuestra liberación. Vino para liberarte de todas las cosas que hoy te oprimen y te angustian, que te quitan la alegría y las ganas de vivir. Vos sólo tenés que aceptarlo. Amén.

Querido Jesús, cuando miro a mi alrededor y veo cómo hasta a vos te están vendiendo como una solución mágica a los problemas me pongo triste. Y más triste me pongo cuando al hablar de vos hay personas que me rechazan o se burlan de mí no queriendo escuchar lo que tengo para decirles. Cuando escucho cómo hay personas que en tu nombre discriminan y condenan a otras personas, pensando que vos no actuaste así, que nunca quisiste eso de nosotros pienso ¿cómo hacer para cambiar todo eso? ¿cómo hacer para que las personas escuchen el mensaje liberador que nos has dejado? Ayudame a ser una herramienta útil para proclamar tu Reino, ayudame a no desanimarme y dame palabras que puedan crecer dentro de los corazones abatidos. Te lo pido en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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