sábado, 24 de diciembre de 2011

25 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 98

“Canten a mi Señor cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas;
su diestra lo ha salvado
y su santo brazo.


Mi Señor ha hecho notoria su salvación;
a vista de las naciones ha descubierto su justicia.


Se ha acordado de su misericordia y de su verdad
para con la casa de Israel;
todos los términos de la tierra han visto
la salvación de nuestro Dios.


Canten alegres a mi Señor, toda la tierra.
Levanten la voz, aplaudan y canten salmos.


Canten salmos a mi Señor con arpa;
con arpa y voz de cántico.


Aclamen con trompetas y sonidos de cuerno,
delante del Rey, mi Señor.


Brame el mar y su plenitud,
el mundo y los que en él habitan;


los ríos batan las manos,
regocíjense todos los montes


delante de mi Señor,
porque vino a juzgar la tierra.
Juzgará al mundo con justicia
y a los pueblos con rectitud.
Amén.

Curiosidades

¿Qué significa el término “Palabra” en la Biblia?

En el A.T. “la palabra (dabar) de Dios” se usa 394 veces para hacer referencia a una comunicación divina que llega a los seres humanos de parte de Dios en forma de mandamiento, profecía, advertencia o aliento. La fórmula usual es “vino palabra de mi Señor a…”, pero a veces la palabra es “vista”, como si fuese una visión. La palabra de mi Señor es la extensión de la personalidad divina, investida con autoridad divina, y debe ser escuchada por los ángeles y seres humanos; permanece para siempre, y una vez pronunciada no puede volver sin que se cumpla.

En el N.T. es traducción de dos términos, logos y rema, de los que el primero se usa especialmente en cuanto al mensaje evangélico cristiano, aunque el segundo también tiene el mismo significado. Jesús habló de la palabra de Dios, pero en los evangelios sinópticos siempre se valió del plural al hablar del propio mensaje. En el cuarto evangelio, sin embargo, se encuentra en el singular. Para la iglesia primitiva la palabra era un mensaje revelado por Dios en Cristo, que debía ser predicado, atendido, y obedecido. Se trataba de la palabra de vida, de verdad, de salvación, de reconciliación, de la cruz.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 1:1-18

En el principio era la Palabra, la Palabra estaba con Dios y la Palabra era Dios. Esta estaba en el principio con Dios.

Todas las cosas por medio de ella fueron hechas, y sin ella nada de lo que ha sido hecho fue hecho.

En ella estaba la vida, y la vida era la luz de los hombres. La luz resplandece en las tinieblas, y las tinieblas no la dominaron.

Hubo un hombre enviado por Dios, el cual se llamaba Juan. Este vino como testigo, para dar testimonio de la luz, a fin de que todos creyeran por medio de él. Él no era la luz, sino un testigo de la luz.

La luz verdadera que alumbra a todo hombre venía a este mundo.

En el mundo estaba, y el mundo fue hecho por medio de él; pero el mundo no lo conoció. A los suyos vino, pero los suyos no lo recibieron. Mas a todos los que lo recibieron, a quienes creen en su nombre, les dio el poder de ser hechos hijos de Dios. Estos no nacieron de sangre, ni por voluntad de carne, ni por voluntad de varón, sino de Dios.

Y la Palabra se hizo carne y habitó entre nosotros lleno de gracia y de verdad; y vimos su gloria, gloria como del unigénito del Padre.

Juan testificó de él diciendo: «Este es de quien yo decía: "El que viene después de mí es antes de mí, porque era primero que yo"».

De su plenitud recibimos todos, y gracia sobre gracia, porque la Ley fue dada por medio de Moisés, pero la gracia y la verdad vinieron por medio de Jesucristo. A Dios nadie lo ha visto jamás; el unigénito Hijo, que está en el seno del Padre, él lo ha dado a conocer.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Las palabras…

¡Cuántas cosas hacemos con nuestras palabras!

Nos comunicamos, alentamos, transmitimos nuestros sentimientos, construimos… pero también lastimamos, herimos, destruimos…

Fuimos creados por el Dios de la Palabra, un Dios que desde el origen tiene la necesidad de comunicarse, de transmitir a través de palabras. Y como hemos sido creados a su imagen y semejanza, también las palabras son parte fundamental en nuestras vidas. Podemos cambiar muchas situaciones a partir de las palabras: transformar lágrimas en sonrisa, indiferencia en compromiso…

Todos hablamos, destilamos palabras, pero no siempre con contenido. A veces las palabras son simplemente ruido, rompimiento del silencio. A veces son espadas, armas filosas que despedazan a las personas a través de chismes, injurias, charlatanerías, difamaciones. A veces son palabras vacías, porque no expresan voluntad ni acciones, sino vanas promesas, que nunca llegan a nada. Si, las palabras, a pesar de tener un origen divinos, a pesar de haber sido creadas para amar, comunicarse, para construir y consolar, nosotros, los seres humanos, las mal utilizamos, al igual que con toda la creación, la que estamos destruyendo sistemáticamente.

Dios nos ha creado con la posibilidad de hablar, de comunicarnos a través de palabras y está queriendo que las usemos para transformar las vidas de las personas que nos rodean. Palabras honestas, coherentes, sensibles, palabras de vida que impulsen a la vida.

Hay personas que han nacido con el don de la palabra, pero todas tenemos un potencial, todos podemos expresarnos con nuestras palabras y llevarlas para consuelo, ánimo, fuerza, denuncia. Nuestras palabras hacen la diferencia en el mundo, siempre y cuando lleven una relación directa con nuestras vidas, nuestras actitudes.

¿Qué palabra regalaste hoy? ¿Qué hiciste para mejorar la vida del otro, para arrancarle una sonrisa al que iba tan serio y ensimismado? En este tiempo de Navidad, vos tenés la herramienta y Dios pone delante de ti la oportunidad. ¡Aprovechala! Que tengan todos una muy feliz Navidad y regalen muchas palabras de amor y alegría. Amén.

Querido Dios, Dios de la Palabra, Dios que se hizo carne y habló para que supiéramos lo que vos esperás de nosotros y hasta dónde llega tu amor hacia nosotros. Hoy te pido que me des las palabras que necesito para acompañar al que sufre, para denunciar toda injusticia, para expresar mi amor a las personas que me rodean. Sé que muchas veces hablo por hablar, ayudame para que cada vez más sólo utilice mis palabras en tu nombre. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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