jueves, 29 de diciembre de 2011

22 de Enero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 40

“Pacientemente esperé a mi Señor,
y se inclinó a mí y oyó mi clamor,


y me hizo sacar del pozo de la desesperación,

del lodo cenagoso;
puso mis pies sobre peña

y enderezó mis pasos.


Puso luego en mi boca cántico nuevo,
alabanza a nuestro Dios.

Verán esto muchos y temerán,

y confiarán en mi Señor.


¡Bienaventurado el hombre que puso en mi Señor su confianza

y no mira a los soberbios

ni a los que se desvían tras la mentira!


Has aumentado, mi Señor, Dios mío, tus maravillas

y tus pensamientos para con nosotros.

No es posible contarlos ante ti.

Aunque yo los anunciara y hablara de ellos,

no podrían ser enumerados.


Sacrificio y ofrenda no te agradan;
has abierto mis oídos;
sacrificio y compensación no has demandado.


Entonces dije: «He aquí, vengo;

en el rollo del libro está escrito de mí;


el hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado,

y tu Ley está en medio de mi corazón».


He anunciado justicia en la gran congregación;

he aquí, no refrené mis labios,

mi Señor, tú lo sabes.


No encubrí tu justicia dentro de mi corazón;

he publicado tu fidelidad y tu salvación;

no oculté tu misericordia y tu verdad en la gran congregación.


Mi Señor, no apartes de mí tu misericordia;

tu misericordia y tu verdad me guarden siempre,


porque me han rodeado males sin número;

me han alcanzado mis maldades y no puedo levantar la vista.

Se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza

y mi corazón me falla.


Quieras, mi Señor, librarme;

mi Señor, apresúrate a socorrerme.


Sean avergonzados y confundidos a una

los que buscan mi vida para destruirla.

Vuelvan atrás y avergüéncense

los que mi mal desean.


Sean arrasados en pago de su afrenta

los que se burlan de mí.


Gócense y alégrense en ti

todos los que te buscan,

y digan siempre los que aman tu salvación:

«¡Mi Señor sea enaltecido!»


Aunque yo esté afligido y necesitado,

mi Señor pensará en mí.

Mi ayuda y mi libertador eres tú.

¡Dios mío, no te tardes!”
Amén.

Curiosidades

¿Cuál era el estilo de vida de Jesús?

Aunque provenía de la “clase media”, el estilo de vida que eligió Jesús a partir de ese momento no le ofreció ninguna seguridad económica. Él y sus discípulos vivieron de las contribuciones y la hospitalidad de aquellos que apoyaban su misión. Les enseñó que debían confiar en Dios para todas sus necesidades materiales, y exigió a uno que aspiraba a ser su discípulo que abandonara todas sus posesiones. El dinero del grupo se guardaba en un fondo común, pero sólo alcanzaba para las necesidades básicas. Para Jesús la pobreza no era un desastre. No siendo casado, y sin residencia fija, ni nada que lo atara a algo material, se sintió libre para viajar por toda Palestina predicando y curando.

En la primera parte de su ministerio fue invitado a hablar en las sinagogas como maestro visitante, pero posteriormente no se menciona ninguna enseñanza en las sinagogas (quizá porque sus enseñanzas revolucionarias no eran aceptables), y, vemos a Jesús enseñando a las multitudes al aire libre, y dedicando cada vez más tiempo a la instrucción de sus discípulos más cercanos.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 1:35-42

Al siguiente día estaba otra vez Juan, y con él dos de sus discípulos. Y mirando a Jesús que andaba por allí, dijo: «¡Este es el Cordero de Dios!»

Los dos discípulos lo oyeron hablar y siguieron a Jesús.

Volviéndose Jesús y viendo que lo seguían, les dijo:

- ¿Qué buscan?

Ellos le dijeron:

- Rabí - que significa «Maestro» -, ¿dónde vives?

Les dijo:

- Vengan y vean.

Fueron y vieron dónde vivía, y se quedaron aquel día con él, porque era como la hora décima.

Andrés, hermano de Simón Pedro, era uno de los dos que habían oído a Juan y habían seguido a Jesús.

Aquel encontró primero a su hermano Simón, y le dijo:

- Hemos encontrado al Mesías - que significa «Cristo» -.

Y lo trajo a Jesús. Mirándolo Jesús, dijo:

- Tú eres Simón hijo de Jonás; tú serás llamado Cefas - es decir, Pedro -" .” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Qué produce Jesús en tu vida?

A mí me produce un deseo de seguirlo, seguir su pasos, buscar parecerme a él… aunque a veces me quedo en el amague.

No sé muy bien cuándo se apareció en mi vida, lo que sí sé es que en un momento dado… en realidad de bastante pequeña, sentí fascinación por él, su vida y su mensaje… aunque no pudiera entender muy bien lo de su muerte y su resurrección.

Mi camino en Cristo fue gradual, no fue drástico ni tampoco espectacular. Fue algo que se dio como el agua que fluye y avanza hasta llegar al mar.

Ahora no puedo imaginar mi vida sin la fe en Cristo, todo pasa por ahí, aunque en apariencia no soy una persona religiosa, ni tengo un lenguaje tan devoto… pero eso no hace al interior de la persona. Jesús me ha ido transformando por dentro, pero nunca he dejado de ser yo misma con mis costumbres, mi estilo, mi humor ácido, mis tradiciones. Porque lo que Jesús transforma en nosotros es algo mucho más profundo.

Muchas personas creen que cuando se habla de determinada manera ya se es cristiano, hay como una forma de hablar en donde se reconoce claramente la pertenencia de la persona a un grupo determinado de cristianos. Muchos creen que la fe en Cristo significa dejar la música popular, el baile, la literatura, el arte nacido del corazón del ser humano… pero la realidad es que muchas de estas manifestaciones nos hablan de Dios, aunque no lo nombren.

Todo aquello que defiende la vida, que busca mejorar el entorno y a la valoración de la persona por encima de los intereses económicos y políticos. El seguir a Cristo no me aleja del mundo, me zambulle en él para que ahí pueda yo ser una agente transformador con mis propias características personales… que también son creación de Dios.

¡Es hermoso sentirse aceptada por Dios tal cual soy! Con mis defectos y virtudes. Vos también lo podés vivir, Dios te ama y Jesús te llama a seguirlo y aprovechar todo lo mejor de vos para que el mundo conozca su mensaje de amor, paz y justicia.

La fe es una transformación interna que nos llama a transformar el mundo, pero sólo aquello que atenta contra la vida, lo demás es parte de la creación de Dios, incluso aquello que los seres humanos sentimos nuestro, porque en definitiva es Dios quien nos ha creado a su imagen y semejanza, con la capacidad de crear y producir. Amén.

Querido Jesús, cada vez que escucho tus palabras, que pienso en tu vida, en tu obra de amor, me fascinas más. Quiero ser como vos… a veces (o generalmente) no me sale tan bien, pero cuando puedo desprenderme de mi egoísmo y brindarme a los demás, los frutos son increíbles, tu bendición es visible y clara. ¡Gracias, Jesús, porque has permitido que sea parte de tus amigos! ¡Gracias porque me infundís las ganas de comprometerme con mi entorno, buscando transformar aunque sea un poco este mundo! ¡Gracias, Jesús, por todas tus bondades! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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