viernes, 29 de abril de 2011

7 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 16


“Guárdame, oh Dios, en ti está mi refugio.


Yo digo a mi Señor: ‘Tú eres mi Señor,

mi bien, nada hay fuera de ti’;

ellos, en cambio, a los santos que hay en la tierra:

‘¡Magníficos, todo mi gozo en ellos!’


Sus ídolos abundan, tras ellos van corriendo.

Mas yo jamás derramaré sus libámenes de sangre,

jamás tomaré sus nombres en mis labios.


Mi Señor, la parte de la herencia y de mi copa,

tú mi suerte aseguras;

la cuerda me asigna un recinto de delicias,

mi heredad es preciosa para mí.


Bendigo a mi Señor que me aconseja;

aun de noche mi conciencia me instruye;

pongo a mi Señor ante mí sin cesar;

porque él está a mi diestra, no vacilo.


Por eso se me alegra el corazón, mis entrañas retozan,

y hasta mi carne en seguro descansa;

pues no has de abandonar mi alma al seol,

ni dejarás a tu amigo ver la fosa.

Me enseñarás el camino de la vida,

hartura de goces, delante de tu rostro,

a tu derecha, delicias para siempre.” Amén.

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Curiosidades


¿Qué se sabe sobre Emaús?


Emaús era una aldea que se encontraba a 60 estadios (11 km.) de Jerusalén, y a la que se dirigían Cleofas y otro discípulo cuando se les apareció Jesús después de su resurrección. El lugar no se ha podido ubicar con precisión. Una posibilidad es la población que todavía se conoce com Amwas, 32 km. al ONO de Jerusalén, donde Judas Macabeo derrotó a Giorgias en el 166 a.C. Pero este lugar (a menos que la lectura variante 160 estadios que aparece en el Codex Sinaiticus y otros manuscritos sea la que conserva el texto original; además, exige de los viajeros una caminata larga, si bien no imposible por cierto.

De los lugares que se encuentran a unos 11 km. de Jerusalén se han sugerido dos. Había en el s.I una aldea en El-qubeibeh donde los cruzados encontraron un fuerte denominado Castellum Emmaus; lamentablemente este nombre no puede rastrearse hasta el s.I Josefo se refiere a una colonia militar de Vespaciano en Ammaus, unos 6 km. al O de Jerusalén. Se ha pensado que se trata de Kaloniye o con Jirbet Beit Mizza (la antigua Mozah); aquí la distancia tampoco corresponde, a menos que supongamos que los 60 estadios de Lucas querían decir la distancia total recorrida ida y vuelta.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Lucas 24:13-35


“Aquel mismo día iban dos de ellos a un pueblo llamado Emaús, que distaba sesenta estadios de Jerusalén, y conversaban entre sí sobre todo lo que había pasado. Y sucedió que, mientras ellos conversaban y discutían, el mismo Jesús se acercó y siguió con ellos; pero sus ojos estaban retenidos para que no le conocieran. El les dijo: «¿De qué discuten entre ustedes mientras van andando?» Ellos se pararon con aire entristecido.

Uno de ellos llamado Cleofás le respondió: «¿Eres tú el único residente en Jerusalén que no sabe las cosas que estos días han pasado en ella?» El les dijo: «¿Qué cosas?» Ellos le dijeron: «Lo de Jesús el Nazoreo, que fue un profeta poderoso en obras y palabras delante de Dios y de todo el pueblo; cómo nuestros sumos sacerdotes y magistrados lo condenaron a muerte y lo crucificaron. Nosotros esperábamos que él sería el que iba a librar a Israel; pero, con todas estas cosas, llevamos ya tres días desde que esto pasó. El caso es que algunas mujeres de las nuestras nos han sobresaltado, porque fueron de madrugada al sepulcro, y, al no hallar su cuerpo, vinieron diciendo que hasta habían visto una aparición de ángeles, que decían que él vivía. Fueron también algunos de los nuestros al sepulcro y lo hallaron tal como las mujeres habían dicho, pero a él no lo vieron.»

El les dijo: «¡Oh insensatos y lentos de corazón para creer todo lo que dijeron los profetas! ¿No era necesario que el Cristo padeciera eso y entrara así en su gloria?» Y, empezando por Moisés y continuando por todos los profetas, les explicó lo que había sobre él en todas las Escrituras.

Al acercarse al pueblo a donde iban, él hizo ademán de seguir adelante. Pero ellos lo forzaron diciéndole: «Quédate con nosotros, porque atardece y el día ya ha declinado.» Y entró a quedarse con ellos. Y sucedió que, cuando se puso a la mesa con ellos, tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo iba dando. Entonces se les abrieron los ojos y lo reconocieron, pero él desapareció de su lado. Se dijeron uno a otro: «¿No estaba ardiendo nuestro corazón dentro de nosotros cuando nos hablaba en el camino y nos explicaba las Escrituras?»

Y, levantándose al momento, se volvieron a Jerusalén y encontraron reunidos a los Once y a los que estaban con ellos, que decían: «¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!» Ellos, por su parte, contaron lo que había pasado en el camino y cómo le habían conocido en la fracción del pan.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Muchas veces en la vida me ha pasado lo que a los discípulos de Emaús: Jesús caminando a mi lado… y yo triste sin percibirlo, sin percibir el sentido de las cosas que estaba viviendo…

Muchas veces que nuestro estado de tristeza o de desesperación no nos permite ver lo que verdaderamente está pasando a nuestro alrededor. Es como si estuviéramos encerrados en una burbuja, en un tubo, que no nos permite ver y sentir nuestro entorno. Así a veces nos sentimos solos, pero estamos acompañados, sin salida, y delante de nosotros está la puerta abierta, en la oscuridad, y delante de nuestros ojos está el interruptor para prender la luz.

¡Pero es tan hermoso cuando por fin nos damos cuenta! ¡cuando descubrimos el sentido de las cosas, de los acontecimientos!

Nuestro corazón es duro y nuestro entendimiento también a la hora en que nos encerramos en nosotros mismos y caemos en la autocompasión. Y cuesta revertir esta situación. A veces las personas que nos aman luchan terriblemente para que salgamos, pero todo depende de nosotros, que se nos abran los ojos y veamos la realidad que vivimos. Salimos de nosotros mismos y descubrimos la grandeza del mundo que nos rodea, con las personas que nos tienden una mano, que es el mismo Jesús que lo está haciendo.

Muchas veces esperamos señales espectaculares de Dios, y como en el cuento en donde el náufrago está esperando la ayuda de Dios y rechaza a todos los que pasaron dándole una mano, también esperamos una soga que baje derecho del cielo.

Abrir los ojos, prestar atención, no menospreciar la mano que me pueda tender hasta un desconocido, es la propuesta que Jesús nos hace hoy. Depende de vos y de mí que estemos atentos, que descubramos a Cristo que está escondido ahí, en ese lugar y de la manera que jamás nos hubiéramos imaginado. Amén.


Querido Jesús, ayudame a estar atenta a tu presencia, ayudame a no caer en la desesperación ni en la tristeza. Sé que siempre estás conmigo, pero necesito que me ayudes a afianzarme en esa idea. Te lo pido a vos, que te apareciste en el camino y acompañaste a tus discípulos, que resucitaste de entre los muertos por la obra de Dios y que sigues junto a nosotros a través del Espíritu Santo. Amén.

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