sábado, 23 de abril de 2011

24 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 118

“Alaben a mi Señor, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.


Diga ahora Israel
que para siempre es su misericordia.

Diga ahora la casa de Aarón
que para siempre es su misericordia.

Digan ahora los que temen a mi Señor
que para siempre es su misericordia.


Desde la angustia invoqué a mi Señor,
y me respondió mi Señor, poniéndome en lugar espacioso.

Mi Señor está conmigo; no temeré
lo que me pueda hacer el hombre.

Mi Señor está conmigo entre los que me ayudan;
por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.

Mejor es confiar en mi Señor
que confiar en el hombre.

Mejor es confiar en mi Señor
que confiar en príncipes.

Todas las naciones me rodean;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean y me asedian;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean como abejas;
se enardecen contra mí como fuego entre espinos;
mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me empujaste con violencia para que cayera,
pero me ayudó mi Señor.

Mi fortaleza y mi cántico es mi Señor,
y él me ha sido por salvación.


Voz de júbilo y de salvación
hay en las tiendas de los justos;
la diestra de mi Señor hace proezas.

La diestra de mi Señor es sublime;
la diestra de mi Señor hace valentías.

¡No moriré, sino que viviré
y contaré las obras de mi Señor!

Me castigó gravemente mi Señor,
pero no me entregó a la muerte.


¡Ábranme las puertas de la justicia;
entraré por ellas, alabaré a mi Señor;

ésta es la puerta de mi Señor;
por ella entrarán los justos!

Te alabaré porque me has oído
y me fuiste por salvación.

La piedra que desecharon los edificadores
ha venido a ser la cabeza del ángulo.

De parte de mi Señor es esto
y es cosa maravillosa a nuestros ojos.

Este es el día que hizo mi Señor;
¡nos gozaremos y alegraremos en él!

Mi Señor, sálvanos ahora, te ruego;
te ruego, mi Señor, que nos hagas prosperar ahora.

¡Bendito el que viene en el nombre de mi Señor!
Desde la casa de mi Señor los bendecimos.

Mi Señor es Dios y nos ha dado luz;
aten víctimas con cuerdas
a los cuernos del altar.


Mi Dios eres tú y te alabaré;
Dios mío, te exaltaré.

Alaben a mi Señor, porque él es bueno,
porque para siempre es su misericordia.”
Amén.

Curiosidades


¿Quién era María Magdalena?


El nombre María Magdalena probablemente deriva de la ciudad de Galilea de Magdala. Su aparición anterior al relato de la pasión está limitada a Lc.8:2, donde vemos que entre las mujeres que habían sido curadas de posesión por espíritus malignos y que acompañan al Señor y sus discípulos durante su ministerio evangelístico, se encontraba “María magdalena, de la que habían salido siete demonios”.

No es posible, al menos tomando como base los elementos bíblicos, limitar la enfermedad de la que fue curada María a una sola esfera: física, mental o moral. Esta es otra razón más para que nos resistamos a identificar a María Magdalena con “la mujer pecadora” de Lc.7. si Lucas hubiera sabido que la María del capítulo 8 era la misma persona que la pecadora del capítulo 7 ¿acaso no hubiera hecho explícita la relación?

María vuelve a aparecer en la escena de la crucifixión, en compañía de las otras mujeres que fueron con nuestro Señor desde Galilea. En el relato joanino de la resurrección vemos que el Señor aparece solamente a María. La versión de Marcos, con el final más largo, es breve y no está arreglada cronológicamente. Pequeñas diferencias se producen en los relatos de la llegada de las mujeres a la tumba. María parte junto con las demás, pero aparentemente se adelanta a sus compañeras y llega primero a la tumba. Luego le cuenta a Pedro y el discípulo amado lo que ha ocurrido, y allí se le unen las otras mujeres. Vuelve con Pedro y el discípulo amado a la tumba, y se queda llorando allí después que los demás se han ido. Es entonces cuando ve a los dos ángeles, y finalmente, al mismo Cristo resucitado, quien le dirige su famosa amonestación de no tocarlo. Resulta claro que la relación de María con su Señor, después de la resurrección, ha de ser de otro tipo, y que habrá de continuar en otra dimensión.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 20:1-10

“El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro, y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel a quien amaba Jesús, y les dijo: ‘Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto’.

Salieron Pedro y el otro discípulo y fueron al sepulcro. Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más aprisa que Pedro y llegó primero al sepulcro. Y, asomándose, vio los lienzos puestos allí, pero no entró. Luego llegó Simón Pedro tras él, entró en el sepulcro y vio los lienzos puestos allí, y el sudario, que había estado sobre la cabeza de Jesús, no puesto con los lienzos, sino enrollado en un lugar aparte. Entonces entró también el otro discípulo que había venido primero al sepulcro; y vio, y creyó, pues aún no habían entendido la Escritura: que era necesario que él resucitara de los muertos. Y volvieron los discípulos a los suyos.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una mujer valiente, una mujer que actúa, una mujer elegida por Dios para anunciar el gran acontecimiento de la resurrección. María, la de Magdala, la olvidada, la que cuesta ser aceptada por nosotros como discípula de Jesús: la elegida para descubrir su resurrección…

Algunos esconden su asombro ante la elegida diciendo: “¿saben por qué Dios eligió a las mujeres para encontrar la tumba vacía? Para estar seguro de que el chisme se iba a dispersar”.

Pero no fue por eso. Desde la creación Dios creó al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, por lo que nos creo en igualdad de condiciones. Después le ha seguido una larga historia de machismo, de una ideología que expone la supremacía del hombre sobre la mujer. Una larga historia de injusticia y abusos que todavía no ha terminado. Mujeres mutiladas sexualmente en África, mujeres obligadas a vivir bajo las burkas, esta vestimenta en donde la mujer está totalmente tapada y apenas logra respirar, en el Oriente Medio, y así podemos seguir la larga lista de situaciones en que viven las mujeres en el mundo.

Pero Dios no quiere eso. Jesús luchó por la situación de la mujer, eligió seguidoras, discípulas que caminaban junto a él, al igual que los hombres. Pero como broche de oro quiso que fueran mujeres las que descubrieran su resurrección, para dignificarlas definitivamente, aunque en aquellos tiempos una mujer no servía de testigo, no valía su testimonio.

Así es que el movimiento de Jesús fue llevado adelante por mujeres: Priscila, Lidia y otras que no dudaron en asumir un rol protagónico liderando las primeras comunidades… pero después el machismo se apropió de la iglesia, y fuimos relegadas cada vez más. Hasta que en la Reforma, con Lutero a la cabeza, la mujer volvió al protagonismo y al liderazgo, pero no fue suficiente, el machismo logró apagar la llama, y recién en los años 80 comenzaron a aparecer las primeras mujeres ordenadas al ministerio, jefas ejecutivas, y todo tipo de cargos de liderazgo.

Ha pasado mucho tiempo, pero la lucha continúa, y lo mejor es que sabemos que Jesús está de nuestro lado, que Dios nos ha creado con las mismas capacidades que los hombres. Ni por encima, ni por debajo: ¡juntos, codo a codo, luchando por un mundo más justo y con lugar para todos! Amén.

Querido Jesús, ¡gracias por enseñarme a valorarme! ¡gracias por elegirnos como tus discípulas! ¡gracias porque a través de la figura de María Magdalena las mujeres nos sentimos respetadas y dignificadas! Hoy te pido por todas aquellas mujeres que sufren maltrato y discriminación, ilumina a aquellos que son responsables de tanta maldad, para que se den cuenta de que no tiene nada que ver con tu voluntad. Señor, ellos tienen madre, nacieron de una mujer, por lo que deben darse cuenta de que si nacieron de una mujer, y necesitan de una mujer para tener descendencia, no pueden actuar de la manera que están haciendo. Te lo pido a vos, que tomaste la posta en esto, que nos has enseñado que cada persona es un ser único e irrepetible, que tiene una misión importante en esta tierra y que estás junto al Padre y el Espíritu Santo por toda la eternidad. Amén.

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