viernes, 1 de abril de 2011

3 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 23

“Mi Señor es mi pastor, nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia

por amor de su nombre.


Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.


Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.


Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán

todos los días de mi vida,
y en la casa de mi Señor

moraré por largos días.” Amén.

Curiosidades

¿Qué importancia tenía Siloé para Jerusalén?

Una de las principales fuentes de provisión de agua para Jerusalén fue el estanque intermitente de Gihón, debajo de la puerta de la Fuente y situado al ESE de la ciudad. Este estanque proveía agua a través de un canal descubierto, que corría lentamente a lo largo de las laderas del SE, y se denominaba siloah, “enviador”. Tomaba el mismo rumbo que el posterior “segundo acueducto” que descendía solamente 5 cm en 300 m y se descargaba en el estanque inferior o antiguo, al final del valle central, entre las paredes de las colinas del SE y el SO. De esta forma corría debajo del “muro del estanque de Siloé” y regaba el “huerto del rey” sobre las laderas adyacentes.

Es probable que este antiguo estanque hay sido el “estanque de Siloé” que se utilizaba en la época del Nuevo Testamento para que se lavaran las personas enfermas y otras.

En 1889 algunos bañistas encontraron en el estanque superior, a unos 5 m dentro del túnel, una inscripción en escritura hebrea cursiva, ahora guardada en Estambul, que reza como sigue: “… estaba siendo excavada. Fue cortada de la siguiente manera… hachas, cada hombre enfrentando a su compañero, y mientras aun faltaban tres codos para terminar la perforación, se oyó la voz de un hombre llamando a otro, lo que indicaba que se estaba desviando hacia la derecha. Cuando se completó el túnel, los excavadores se encontraron, hombre con hombre, hacha con hacha, y el agua corrió en una extensión de 1200 codos desde el manantial hasta la cisterna. La altura de la roca encima de las cabezas de los excavadores era de 100 codos”.

Cuando se excavó esta extraordinaria hazaña de ingeniería judaica, las marcas de los picos y las desviaciones para lograr la unión, justamente a mitad de camino, resultaron visibles. El túnel atraviesa 540 m, desviándose para evitar distintas construcciones o fallas en la configuración de las rocas, o para seguir la dirección de alguna fisura, a fin de cubrir una línea recta de 332 m. Tiene una altura de unos 2 m y en algunas partes 50 cm de ancho. Los edificios existentes en la actualidad impiden cualquier comprobación arqueológica para comprobar que el estanque superior es en realidad el “depósito” de Ezequías, o que desde éste las aguas pasaban por encima directamente al estanque inferior. Es probable que en un principio el estanque fuera subterráneo, y que el techo rocoso se haya desplomado o haya sido aprovechado como cantera de piedra en épocas más recientes.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 9:1-41

“Al pasar Jesús vio a un hombre ciego de nacimiento. Y le preguntaron sus discípulos, diciendo: ‘Rabí, ¿quién pecó, este o sus padres, para que haya nacido ciego?’ Respondió Jesús: ‘No es que pecó este, ni sus padres, sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.

Me es necesario hacer las obras del que me envió,

mientras dura el día;

la noche viene, cuando nadie puede trabajar.

Mientras estoy en el mundo,

luz soy del mundo.’

Dicho esto, escupió en tierra, hizo lodo con la saliva y untó con el lodo los ojos del ciego, y le dijo: ‘Ve a lavarte en el estanque de Siloé (que significa «Enviado»). Entonces fue, se lavó y regresó viendo.

Por eso, los vecinos y los que antes lo habían visto que era ciego, decían: ‘¿No es este el que se sentaba y mendigaba?’ Unos decían: «Él es». Otros: «A él se parece». Él decía: «Yo soy». Entonces le preguntaron: ‘¿Cómo te fueron abiertos los ojos?’ Respondió él y dijo: ‘Aquel hombre que se llama Jesús hizo lodo, me untó los ojos y me dijo: "Ve al Siloé y lávate". Fui, pues, me lavé y recibí la vista.’ Entonces le dijeron: ‘¿Dónde está él?’ Él dijo: ‘No sé’.

Llevaron ante los fariseos al que había sido ciego. Y era sábado cuando Jesús había hecho el lodo y le había abierto los ojos. Volvieron, pues, a preguntarle también los fariseos cómo había recibido la vista. Él les dijo: ‘Me puso lodo sobre los ojos, me lavé y veo’. Entonces algunos de los fariseos decían: ‘Ese hombre no procede de Dios, porque no guarda el sábado’. Otros decían: ‘¿Cómo puede un hombre pecador hacer estas señales?’ Y había división entre ellos. Entonces le preguntaron otra vez al ciego: ‘¿Qué dices tú del que te abrió los ojos?’ Él contestó: ‘Que es profeta’.

Pero los judíos no creyeron que él había sido ciego y que había recibido la vista, hasta que llamaron a los padres del que había recibido la vista, y les preguntaron, diciendo: ‘¿Es este vuestro hijo, el que vosotros decís que nació ciego? ¿Cómo, pues, ve ahora?’ Sus padres respondieron y les dijeron: ‘Sabemos que este es nuestro hijo y que nació ciego; pero cómo ve ahora, no lo sabemos, o quién le haya abierto los ojos, nosotros tampoco lo sabemos; edad tiene, pregúntenle a él; él hablará por sí mismo’. Esto dijeron sus padres porque tenían miedo de los judíos, por cuanto los judíos ya habían acordado que si alguno confesaba que Jesús era el Mesías, fuera expulsado de la sinagoga. Por eso dijeron sus padres: "Edad tiene, pregúntenle a él".

Llamaron nuevamente al hombre que había sido ciego, y le dijeron: ‘¡Da gloria a Dios! Nosotros sabemos que ese hombre es pecador’. Entonces él respondió y dijo: ‘Si es pecador, no lo sé; una cosa sé, que habiendo yo sido ciego, ahora veo’. Le volvieron a decir: ‘¿Qué te hizo? ¿Cómo te abrió los ojos?’ Él les respondió: ‘Ya se los he dicho y no han escuchado, ¿por qué lo quieren oír otra vez? ¿Quieren también ustedes hacerse sus discípulos?’ Entonces lo insultaron, y dijeron: ‘Tú eres su discípulo, pero nosotros, discípulos de Moisés somos. Nosotros sabemos que Dios ha hablado a Moisés, pero respecto a ese, no sabemos de dónde ha salido’. Respondió el hombre y les dijo: ‘Pues esto es lo maravilloso, que ustedes no sepan de dónde ha salido, y a mí me abrió los ojos. Y sabemos que Dios no oye a los pecadores; pero si alguno es temeroso de Dios y hace su voluntad, a ese oye. Nunca se ha oído decir que alguien abriera los ojos a uno que nació ciego. Si este no viniera de Dios, nada podría hacer’. Respondieron y le dijeron: ‘Tú naciste del todo en pecado, ¿y nos enseñas a nosotros?’ Y lo expulsaron.

Oyó Jesús que lo habían expulsado y, hallándolo, le dijo: ‘¿Crees tú en el Hijo de Dios?’ Respondió él y dijo: ‘¿Quién es, Señor, para que crea en él?’ Le dijo Jesús: ‘Pues lo has visto; el que habla contigo, ese es’. Y él dijo: ‘Creo, Señor’ y lo adoró.

Dijo Jesús:

‘Para juicio he venido yo a este mundo,

para que los que no ven, vean,

y los que ven, sean cegados.’

Entonces algunos de los fariseos que estaban con él, al oír esto, le dijeron: ‘¿Acaso también nosotros somos ciegos?’ Jesús les respondió:

‘Si fueran ciegos

no tendrían pecado,

pero ahora, porque dicen: "Vemos",

sus pecados permanecen’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es curioso cómo en algunas ocasiones las víctimas pasan a ser “sospechosas” o culpables de su propio padecimiento. Pienso en casos como el acoso, el abuso o la violación, en donde frecuentemente parecería que se juzga más a la víctima que a quien hizo el daño. Se ponen sospechas sobre las actitudes de la víctima o si en el fondo no estaba buscando lo sucedido.

Son situaciones que personalmente me resultan aberrantes, me provocan una gran indignación, sobre todo porque incluso desde las mismas mujeres surgen dichas sospechas. Frases como “siempre viste tan provocativa”, “es lo que andaba buscando” o la tan conocida “si no puedes contra él relájate y goza”, de alguna manera justifica y se hace cómplice de un crimen. Porque el acoso, el abuso y la violación son crímenes y no hay nada que justifique dicha actitud.

Como vemos en la historia de hoy, Jesús no aprueba para nada la victimización de la víctima. Destruye totalmente la idea de un castigo de Dios y condena a todos aquellos que en vez de ayudar a la persona que sufre, la cuestiona y la tortura con todo tipo de preguntas… para ver si no está mintiendo.

Es verdad que es más cómodo pensar que quien sufre se las ha buscado, pero no es así entre aquellas personas que han asumido un compromiso con Cristo. Las cosas hay que llamarlas por su nombre y denunciar lo que es injusto, lo que es un acto criminal. Ante estas situaciones no nos podemos hacer los desentendidos ni ser cómplices. Amén.

Querido Jesús, ¡qué fácil es acusar al que más dificultades tiene para defenderse! Hoy te pido que me des la sensibilidad para escuchar y estar con aquellas personas que son víctimas de la violencia. Permitime que sea una herramienta de justicia y de paz para los corazones atormentados. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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