viernes, 13 de mayo de 2011

15 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 23


““Mi Señor es mi pastor, nada me faltará.

En lugares de delicados pastos me hará descansar;
junto a aguas de reposo me pastoreará.


Confortará mi alma.
Me guiará por sendas de justicia

por amor de su nombre.


Aunque ande en valle de sombra de muerte,
no temeré mal alguno,
porque tú estarás conmigo;
tu vara y tu cayado me infundirán aliento.


Aderezas mesa delante de mí
en presencia de mis angustiadores;
unges mi cabeza con aceite;
mi copa está rebosando.


Ciertamente, el bien y la misericordia me seguirán

todos los días de mi vida,
y en la casa de mi Señor

moraré por largos días.” Amén.

Curiosidades


¿Cómo aparece la imagen de pastor en la Biblia?


Los pastores bíblicos pueden ser literales o metafóricos los que cuidan las ovejas; y los pastores divinos o mortales, que se ocupan de los seres humanos. A ambos tipos puede aplicárseles alabanza o censura similares. El término hebreo para pastor es el participio ro‘eh, el griego poimen. El cuidado del prójimo puede ser político o espiritual. Homero y otros escritores seculares frecuentemente llamaron pastores a os reyes y gobernantes, uso que se refleja, en metáforas más profundas en Ezequiel. 34.

La responsabilidad del pastor literal era, y sigue siendo, considerable; además es tan antigua como Abel. Tiene que hallar pastos y agua en tierra seca y pedregosa, proteger a sus ovejas de las condiciones climáticas y de bestias peligrosas, y recobrar los animales extraviados. Cuando sus deberes lo llevaban lejos de los lugares frecuentados por seres humanos, llevaba en su bolsa sus necesidades inmediatas y una tienda que podría servirle de morada. Utilizaba perros que lo secundaban en su tarea, igual que en la actualidad. El que los pastores y rebaños vivan más sedentariamente en las ciudades es signo de despoblación y desastre debido al juicio divino. El pastor a cargo de sus rebaños estaba obligado a restituir cada animal extraviado, a menos que pudiera demostrar claramente que las circunstancias escapaban a su previsión y control. Idealmente el pastor debía ser fuerte, devoto y abnegado, como lo fueron muchos de ellos. Pero a veces había rufianes en una profesión honorable, e inevitablemente algunos pastores fallaban en el cumplimiento de sus tareas.

Tal es el honor del llamado, que frecuentemente el A.T. pinta a Dios como el Pastor de Israel, tierno en su solicitud, pero capaz de desparramar el rebaño en su ira, o volver a juntarlo una vez que lo ha perdonado. A veces la nota predominante es el juicio, cuando los pastores humanos y las ovejas reciben por igual condenación y castigo. Bien pueden temblar los pastores infieles al tener que comparecer ante el Señor. A veces hay una nota de compasión cuando las ovejas han sido abandonadas por aquellos que tenían la responsabilidad de apacentarlas. Dos pastores mencionados con especial aprobación con Moisés, y, aunque podría parecernos sorprendente, el ejecutor pagano de los propósitos de Dios, Ciro. La Escritura destaca la seria responsabilidad que tienen los dirigentes humanos hacia quienes los siguen. Uno de los capítulos más solemnes del A.T. es la denuncia de los falsos pastores en Ezequiel, y más severamente en Jeremías. Estos han preferido llenar sus estómagos en lugar de ocuparse de sus ovejas; han matado y esparcido por provecho propio a aquellos que se les había confiado; lamentablemente han dejado de cumplir su tarea pastoral específica; por ello Dios volverá a juntar a las ovejas y juzgará a los pastores. Más aún, va a nombrar a un solo pastor. Esto se interpreta críticamente como la unión de los reinos del Norte y el Sur, pero concuerda mucho mejor con el Cristo que se espera.

En el N.T. la misión de Cristo es la del Pastor, o mejor el Gran Pastor. Juan 10 lo explica en detalle, capítulo que merece compararse con Ez.34. los puntos principales que destaca Juan son: la iniquidad de los que se “infiltran dentro del rebaño”; el uso de la puerta como la marca de verdadero pastor; la familiaridad de las ovejas con la voz del jefe que les ha sido asignado (en oriente los pastores modernos utilizan justamente los mismos métodos); las enseñanzas sobre la persona de Cristo, a quien se compara con la puerta (los pastores orientales frecuentemente dormían atravesando la “puerta” o abertura en el muro del redil); se lo compara con el buen pastor y se lo contrasta con el asalariado, que huy cuando se presenta el peligro. Juan hace notar también la relación entre Cristo, sus seguidores, y Dios; la reunión de las “otras ovejas” en “un rebaño”; el rechazo de los que no son verdaderas ovejas de Cristo.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Juan 10:1-10


“«En verdad, en verdad les digo: el que no entra por la puerta en el redil de las ovejas, sino que escala por otro lado, ése es un ladrón y un salteador; pero el que entra por la puerta es pastor de las ovejas. A éste le abre el portero, y las ovejas escuchan su voz; y a sus ovejas las llama una por una y las saca fuera. Cuando ha sacado todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas le siguen, porque conocen su voz. Pero no seguirán a un extraño, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.» Jesús les dijo esta parábola, pero ellos no comprendieron lo que les hablaba.

Entonces Jesús les dijo de nuevo:

«En verdad, en verdad les digo:

yo soy la puerta de las ovejas.

Todos los que han venido delante de mí son ladrones y salteadores;

pero las ovejas no les escucharon.

Yo soy la puerta;

si uno entra por mí, estará a salvo; entrará y saldrá

y encontrará pasto.

El ladrón no viene

más que a robar, matar y destruir.

Yo he venido para que tengan vida

y la tengan en abundancia.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


No sé cuántos de ustedes han tenido la oportunidad de ver la relación entre las ovejas y sus pastores. A diferencia de otros animales, las ovejas en general son muy dóciles y es muy agradable verlas caminar voluntariamente, sin corridas ni violencia.

No es casual que Jesús haya elegido esa imagen para hablar del “seguimiento”, esto quiere decir, de aquellos que siguen sus pasos, que buscan formar parte de su grupo.

Una de las características de Jesús fue su opción por la no-violencia y la forma que tenía de invitar a la gente a formar parte de su comunidad muy libremente, sin tratar de convencer a nadie.

Lo curioso es que como cristianos no hemos heredado esto. Muchas veces nos vemos forzando, tratando de convencer, de atrapar a las personas para que se acerquen a la iglesia. Si no lo logramos buscamos hacer que se sientan culpables, con remordimiento. Actitudes que nada tienen que ver con Jesús y su forma de moverse.

Jesús dice: Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia” y una vida en abundancia tiene que ver con la paz, la libertad, la alegría…

Las ovejas que son cuidadas por su pastor, que las lleva a pastos tiernos y verdes, que las resguarda de los peligros de la noche, viven felices y tranquilas. De la misma manera nos pasa a nosotros cuando tenemos la certeza de la protección de Dios, cuando pertenecemos a una comunidad que nos acompaña en todos los momentos y que no nos hace sentir culpables “si no cumplimos”.

Una vida plena, feliz, sin violencia, es lo que todos deseamos, seamos cristianos o no. Una vida en donde seamos respetados y valorados es lo que todos deseamos también. Y lo podemos encontrar en Jesús, en su mensaje, en su vida…

También a vos te está llamando para que formes parte de su rebaño, de su grupo de amigos. Animate a formar parte de alguna comunidad de fe, la que sea mejor para vos, en la que te sientas más cómodo. Vas a ver qué bien se siente y cómo te fortalece. Amén.


Querido Jesús, vos me decís que junto a vos puedo encontrar vida, y vida en abundancia ¡deseo tanto eso! Muchas veces me siento agobiada por mis muchas tareas, pero también acosada por personas que me prometen que en su iglesia voy a encontrar la salvación, y eso no me gusta, no siento que de esa agresividad pueda encontrar la paz. Señor, ayudame a encontrar el lugar justo para mí, la comunidad que sea tu rebaño, en donde sienta la paz, la protección y la alegría. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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