domingo, 27 de diciembre de 2009

24 de Enero

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 19

“Los cielos cuentan la gloria de Dios,
la obra de sus manos anuncia el firmamento;
el día al día comunica tu mensaje,
y la noche a la noche transite la noticia.

No es un mensaje, no hay palabras,
ni su voz se puede oír;
mas por toda la tierra se adivinan los rasgos,
y sus giros hasta el confín del mundo.

En el mar levantó para el sol una tienda,
y él, como un esposo que sale de un tálamo,
se recrea, cual atleta, corriendo su carrera.

A un extremo del cielo es su salida,
y su órbita llega al otro extremo,
sin que haya nada que a su ardor escape.

La ley de mi Señor es perfecta,
consolación del alma,
el dictamen de mi Señor, veraz,
sabiduría del sencillo.

Los preceptos de mi Señor son rectos,
gozo del corazón;
claro mandamiento de mi Señor,
luz de los ojos..

El temor de mi Señor es puro,
por siempre estable;
verdad, los juicios de mi Señor,
justos todos ellos,

apetecibles más que el oro,
más que el oro más fino;
sus palabras más dulces que la miel,
más que el jugo de los panales.

Por eso tu servidor se empapa con ellos,
gran ganancia es guardarlos.
Pero ¿quién se da cuenta de los yerros?
De las faltas ocultas límpiame.

Guarda también a tu siervo del orgullo,
no tenga dominio sobre mí.
Entonces seré irreprochable,
de delito grave exento.

¡Sean gratas las palabras de mi boca,
y el susurro de mi corazón,
sin tregua ante ti, mi Señor,
roca mía, mi redentor.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo eran los pozos de agua en los tiempos de Jesús?

Había varios tipos de pozos en los tiempos de Jesús:
+ podía ser una excavación practicada en la tierra para llegar a un manantial subterráneo natural. Probablemente de un pozo de estas características, Rebeca sacaba agua, como así también el pozo de Jacob en Siquem, de donde Jesús encontró a la mujer samaritana.
+ también existían la cisterna o foso, grande o pequeño, público o privado, para juntar agua de lluvia. El pozo de Belén probablemente es un ejemplo.
+ foso, seco o con arcilla fangosa, usado como calabozo, para el que se emplea la misma palabra hebrea.
En las regiones áridas del E. el agua puede convertirse en elemento tan apreciado como el oro. Los pozos eran, y siguen siendo, tema de violentas disputas, e incluso de contiendas. Se consideraban hereditarios, y ya eran explotados por monopolios humanos cuando todavía no se lo hacía con las tierras.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 4:14-21

… pero el que beba del agua que yo le dé, no tendrá sed jamás, sino que el agua que yo le dé se convertirá en él en fuente de agua que brota para vida eterna’.
Le dice la mujer: ‘Señor, dame de esa agua, para que no tenga más sed y no tenga que venir aquí a sacarla’. Él le dice: ‘Vete, llama a tu marido y vuelve acá’. Respondió la mujer: ‘No tengo marido’. Jesús le dice: ‘Bien has dicho que no tienes marido, porque has tenido cinco maridos y el que ahora tienes no es marido tuyo; en eso has dicho la verdad’. Le dice la mujer: ‘Señor, veo que eres un profeta. Nuestros padres adoraron en este monte y ustedes dicen que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar’. Jesús le dice:
‘Créeme, mujer, que llega la hora en que, ni en este monte, ni en Jerusalén adorarán al Padre’.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

¿Has tenido sed alguna vez? ¿has sentido tu garganta áspera y seca, necesitando desesperadamente de ser hidratada? ¿has sentido esa sed desesperante que sólo se calma con agua, abundante agua?
Tomar agua fresca después de sentir mucha sed esa una sensación indescriptible, es como renacer.
Tal vez para vos, que estás escuchando, el agua no es un tema, porque abrís la canilla y listo. ¡Hasta te podés dar el lujo de quejarte por el sabor o porque está muy caliente!
Pero, ¿sabías que hay mucha gente que no tiene un acceso tan fácil al agua? ¿sabías que hay pueblos que se pelean por el agua? ¿sabías que hay personas que tienen que caminar kilómetros para conseguir agua, que después tiene que cargar en grandes tinajas o en baldes para su consumo y la de su familia?
Pero ¿sabías que no tenés que salir de tu ciudad para ver esto? Sí, aquí mismo hay personas que esperan que pase el camión aguatero para proveerse de agua por algunos días, ya que sólo pasa determinados días de la semana.
No todos, como vos, se dan un baño de media hora en la ducha. No todos pueden aprovechar y hasta derrochar el agua, porque no la tienen. Por eso es una gran bendición pertenecer al grupo de personas que tenemos ese acceso desmedido. Sí, es una bendición aunque vos y yo lo tomemos como algo tan natural.
La falta de agua desespera, y desearíamos que nunca nos faltara. Por eso es que, cuando Jesús le habla a la mujer samaritana de un agua que al tomar de ella ya nunca más se tiene sed, le interesó y mucho. Todos los días tenía que salir al pozo para acarrear litros y litros de agua para el consumo de la casa. Liberarse de eso sería buenísimo. Pero Jesús no habla del agua que usamos diariamente, sino que se compara a sí mismo con el agua, ésta que si nos falta, nos morimos deshidratados. Jesús, con esta comparación nos quiere decir que él es más necesario aún que el agua que bebemos y que nos da vida, y la vida que él nos da supera la muerte física, nos permite vivir una vida más allá de la muerte, una vida para siempre, la vida eterna.
¿No te dan ganas de esa vida? ¿no te gustaría que la muerte no existiera y que todas las personas que conocés y que querés que ya no están acá, sino que ya han muerto, estén vivas, y vos te pudieras encontrarte con ellas? Si, sería maravilloso, y es posible a través de Jesús. Si confiás en él, si creés que a través de él podés vivir eternamente, entonces, esa vida es tuya. Él te invita, sólo tenés que aceptar de esa agua. Amén.

Querido Jesús, tengo sed de vos, te necesito y necesito que me hagas sentir toda la confianza que me permita aferrarme sólo a vos. Sé que me conocés y me aceptás tal cual soy, y por eso te agradezco y te alabo. Dame de tu agua y hacé de mí una proclamadora de tu evangelio para que esta agua calme la sed de tantos desesperados. Te lo pido en tu nombre y en el del Padre y el Espíritu Santo que reinan junto a vos por siempre. Amén.

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