viernes, 11 de diciembre de 2009

13 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 12

“¡Salva, mi Señor, que ya no hay fieles,
se acabaron los veraces entre los hijos de Adán!
Falsedad sólo dicen, cada cual a su prójimo,
labios de engaño, lenguaje de corazones dobles.

Arranque mi Señor todo labio tramposo,
la lengua que profiere bravatas,
los que dicen: ‘La lengua es nuestro fuerte,
nuestros labios por nosotros, ¿quién va a ser amo nuestro?’

Por la opresión de los humildes, por el gemido de los pobres,
ahora me alzo yo, dice mi Señor:
auxilio traigo a quien por él suspira.

Las palabras de mi Señor son palabras sinceras,
plata pura, de ras de tierra, siete veces purgada.

Tú, mi Señor, los guardarás,
los librarás de esta ralea para siempre;
de todas partes se irán los impíos,
colmo de vileza entre los hijos de Adán.” Amén.
Curiosidades

¿Cómo eran los soldados en los tiempos de Jesús?

Los soldados romanos eran los legionarios. El legionario (en latín legionarius) era el integrante de una unidad militar del ejército romano. Dicha unidad se conformaba generalmente por ciudadanos romanos mayores de 15 años. La duración del servicio militar de un legionario en la República temprana, era la de la duración de la campaña militar. En el siglo II a. C. se estableció que el servicio máximo debía ser de 16 campañas. Después de las reformas de Mario, el tiempo de servició quedo fijado en 25 años, que fueron rebajados a 20 en época de Augusto. Recibía una paga por sus servicios y, al finalizar su enrolamiento, tierras o, a partir de Augusto, un premio en metálico abonado por el Aerarium Militaris.
El legionario estaba generalmente armado con dos jabalinas (una pesada, el pilum y otra más liviana), una espada (gladius), y hasta la época de Tiberio, un puñal (pugio). Para su protección portaba un casco (galae), una armadura de anillas (lorica hamata), placas (lorica segmentata) o escamas (lorica squamata) y un escudo rectangular (scutum) que lleva una protección metálica o bloca para la posición de la mano. Completaban su equipamiento (impedimenta) un par de sandalias (caligae) y una mochila o morral (sarcina).
Uno de sus principales atributos, ya que muchas veces se enfrentaban con ejércitos mayores y mejor equipados, era el de formar parte de un cuerpo sumamente disciplinado y en constante entrenamiento (exercitum), tanto para poder efectuar maniobras militares en forma precisa y exacta, como la famosa tortuga o testudo, como para trabajar en obras de ingeniería militar (construcción de campamentos, murallas y fortalezas) y obras públicas (caminos, puentes y acueductos).

Evangelio
Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 3:10-18

“La gente le preguntaba: ‘Pues ¿qué debemos hacer?’ y él les respondía: ‘El que tenga dos túnicas, que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer, que haga lo mismo’. Vinieron también publicanos a bautizarse, y le dijeron: ‘Maestro, ¿qué debemos hacer?’ Él les dijo: ‘No exijan más de lo que les está fijado’. Preguntáronle también unos soldados: ‘Y nosotros ¿qué debemos hacer?’ Él les dijo: ‘No hagan extorsión a nadie, no hagan denuncias falsas, y conténtense con su soldada’.
Como el pueblo estaba a la espera, andaban todos pensando en sus corazones acerca de Juan, si no sería él el Cristo; respondió Juan a todos, diciendo: ‘Yo los bautizo con agua; pero viene el que es más fuerte que yo, y no soy digno de desatarle la correa de sus sandalias. Él los bautizará en Espíritu Santo y fuego. En su mano tiene el bieldo para limpiar su era y recoger el trigo en su granero; pero la paja la quemará con fuego que no se apaga’. Y, con otras muchas exhortaciones, anunciaba al pueblo la Buena Nueva.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Ser generoso, ser honesto, no aprovecharse de la situación o de la autoridad que uno tiene. Cosas que parecen tan simples pero a la vez que están relacionadas con lo más profundo del ser humano: el egoísmo.
El egoísmo es el que me hace querer tener más de lo que necesito, es el que me tienta para aprovechar la situación tomando lo que no me corresponde. El egoísmo es el que me hace creer que yo merezco más algo que las demás personas. El egoísmo…
Si mirás a tu alrededor y te ponés a pensar, te vas a dar cuenta que gran parte de los sufrimientos de las personas es porque hay algunas más ambiciosas que, a través de engaños y trampas se han quedado con lo que no les corresponde. Si no fuera por el egoísmo, si no fuera porque hay algunos que siempre quieren más y más, no habría tanta gente padeciendo la miseria, no habría niños muriendo de hambre, las personas podrían tener un trabajo digno en vez de recibir dinero del gobierno. ¡Todo sería muy diferente si fuéramos generosos y honestos!
Jesús nos vino a enseñar a vivir mejor, a dejar nuestro egoísmo de lado. Estamos viviendo el tiempo de la oportunidad, el tiempo en que nuestras vidas cambien el rumbo, en que tu vida y la mía cambien el rumbo.
Muchos viven con total impunidad explotando a los demás y burlándose de todo y de todos, pensando que nada puede pasarles. Pero ni se imaginan que, así como te digo que vivimos el tiempo de la oportunidad, también va a venir el otro tiempo: el tiempo de la justicia, y ése es el tiempo en que se acaba la impunidad y viene el castigo, así como también la recompensa.
Vivimos el tiempo de la oportunidad, el tiempo en donde podemos cambiar las cosas. Vivimos el tiempo en donde es posible un cambio si salimos de nuestro egoísmo, pero necesitamos de vos, que están ahí, a veces sintiéndote tentado, a veces sintiéndote un tonto. La recompensa es grande, porque tu vida estará junto a Dios en tu vida y tu resurrección. Pero lo mejor es que ya aquí, un cambio, una entrega total, te transforma y te llena de gratificaciones. Jesús te invita a cambiar el eje de tu vida, Jesús te invita a centrarte en el amor a los demás en vez de vivir una vida de satisfacciones egoístas. Está en vos aceptarla. Amén.

Querido Jesús: ¿Cuántas veces te he preguntado ‘qué tengo que hacer para estar con vos’? no sé por qué me imagino otras respuestas, algo más cómodas para mí, pero no existen, al menos si quiero que caminemos juntos. Tengo que dejar mi egoísmo de lado y mirar al que me necesita, estar atenta, pero a veces me da pereza, a veces no tengo tantas ganas… después me pongo a pensar en que diste tu vida por mí, que Dios me ha creado tan especial, a su imagen y semejanza, que desde mi bautismo tu Espíritu, Señor, vive en mí y me empuja hacia vos, y digo: sí, mi vida con Jesús es la única que vale la pena. No permitas que salga de tu camino, no permitas que me sienta tentada por la ambición, el poder y la corrupción. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo viven por toda la eternidad. Amén.

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