domingo, 27 de diciembre de 2009

27 de Diciembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 128

“Dichosos todos los que le temen a mi Señor,
los que van por sus caminos.

Del trabajo de sus manos comerás,
¡dichoso tú, que todo te irá bien!
Tu esposa será como parra fecunda
en el secreto de tu casa.
Tus hijos, como brotes de olivo
en torno a tu mesa.

Así será bendito el hombre
que teme a mi Señor.
¡Bendígate mi Señor desde Sión,
que veas en ventura a Jerusalén
todos los días de tu vida,
y veas a los hijos de tus hijos!

¡Paz a Israel!” Amén.

Curiosidades

¿Por qué cada año las familias iban a celebrar la Pascua a Jerusalén?

En la época neotestamentaria, todo los israelitas varones debían concurrir a Jerusalén tres veces por año, para la fiesta de la pascua, la de las semanas o Pentecostés, y la de los tabernáculos. Incluso los judíos de la dispersión a veces cumplían; la población temporaria de la ciudad santa podía llegar a casi 200.000 habitantes. Después de buscar a la luz de las velas rastros de la levadura prohibida, además de otros preparativos minuciosos, la cena pascual misma se comía en posición reclinada. Incluía los elementos simbólicos siguientes: cordero asado, pan sin levadura, hierbas amargas, algunos condimentos menores, y cuatro copas de vino en momentos determinados.
Hasta el año 70 d.C. la pascua se celebró en Jerusalén, en cualquier casa dentro de los límites de la ciudad, y en grupos pequeños; al cordero se lo mataba ritualmente en el recinto del templo. Cuando tanto el templo como la nación palestina fueron destruidos por la guerra, la pascua inevitablemente se convirtió en ceremonia doméstica.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 2:41-52

“Sus padres iban todos los años a Jerusalén a la fiesta de la Pascua. Cuando tuvo doce años, subieron ellos como de costumbre a la fiesta, y, al volverse, pasados los días, el niño Jesús se quedó en Jerusalén, sin saberlo sus padres. Pero creyendo que estaría en la caravana, hicieron un día en el camino, y lo buscaban entre los parientes y conocidos; pero al no encontrarlo, se volvieron a Jerusalén en su busca.
Y sucedió que, al cabo de tres días, lo encontraron en el Templo sentado en medio de los maestros, escuchándolos y preguntándoles; todos los que lo oían, estaban estupefactos por su inteligencia y sus respuestas. Cuando lo vieron, quedaron sorprendidos, y su madre le dijo: ‘Hijo, ¿por qué nos has hecho esto? Mira, tu padre y yo, angustiados, te andábamos buscando’. Él les dijo: ‘Y ¿por qué me buscaban? ¿No sabían que yo debía estar en las cosas de mi Padre?’ Pero ellos no comprendieron la respuesta que les dio.
Bajó con ellos y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos. Su madre conservaba cuidadosamente todas las cosas en su corazón. Jesús progresaba en sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Perder un hijo… creer que está protegido y darte cuenta de que no lo encontrás por ningún lado… de que se ha perdido…
La historia de hoy tiene un final feliz, María y José encuentran a su hijo, encuentran a Jesús, y está bien, nada le pasó. Pero vos sabés que no siempre es así. Lamentablemente no siempre que un chico se pierde el final es feliz, a veces no lo encuentran…
Hay chicos que después de días de búsqueda, son encontrados muertos, y muchas veces con señales de haber sido abusados y torturados. A veces que no aparecen, y pasan los años y no se sabe dónde pueden estar, es como si se los hubiera tragado la tierra. Es entonces cuando hablamos de los chicos desaparecidos… ¿sabés que todos los días desaparecen chicos? Chicos de diferentes edades, de diferentes lugares, pero siempre chicos que son amados y esperados por su familia, por su mamá; chicos como los tuyos, los míos, como ése pequeño que te hace rezongar, que no siempre te obedece, que es travieso y que te despierta tanta ternura y amor.
La desaparición de chicos. Ése tema del que muchos no quieren hablar, pero tiene que ver con nosotros, los adultos. Tiene que ver con adultos perversos que no ven a los niños como vos o como yo. Se trata de adultos que los utilizan como objetos de compra y venta, como objetos sexuales, como ganado… Adultos que se enriquecen y que gozan matándolos de a poco, pero violentamente, cortando sus sueños, arruinándoles la niñez, la inocencia…
¿Qué pensás vos de esto? ¿Pensás que podemos quedarnos como espectadores viendo tranquilamente cómo suceden estas cosas? ¿podemos permitir que las autoridades y la ley sean tan lentas que permitan tanta impunidad?
Un niño tiene el derecho de ser niño: jugar, disfrutar, alimentarse sanamente, ir a la escuela, tener sus amigos, vivir en la inocencia sin adelantarse en sus etapas… ¿Cómo fue tu infancia? ¿disfrutaste tu niñez y tu adolescencia?
Yo sí, disfruté cada etapa con cada descubrimiento a su tiempo, no sufrí violencia, nadie pretendió de mí algo que no pudiera dar ni adelantar mis etapas. Sí, fui feliz y disfruté mi despertar sexual naturalmente, con todos los misterios, las dudas y los hormigueos propios de la edad, y pretendo y espero que todos los niños y adolescentes puedan hacerlo.
¿Sabés que somos parte responsable de los chicos desaparezcan, de que existan redes de prostitución y pornografía infantil? Sí, todos somos responsables. Sí, aunque no intervengamos directamente, pero somos cómplices porque callamos, porque no hablamos del tema, porque hacemos de cuenta que no existe o pensamos que a nosotros no nos va a tocar.
En la historia de hoy hay un final feliz, y vos y yo tenemos que luchar porque siempre sea así. Ayudame a instalar este tema en la sociedad, acá en el pueblo. Que entre todos protejamos a nuestros chicos, porque ningún niño tiene porqué padecer por causa de la perversidad de una persona adulta. Animate e involucrate. Amén.

Querido Jesús, vos también fuiste un pequeño que se escapó de la vista de sus papás, vos también te fuiste a otro lado sin avisarles y los llenaste de preocupación. Ayudanos a que comprendamos a nuestros niños, que aceptemos que con su inocencia no desconfían de aquellos que les quieren hacer daño, y que somos nosotros, los adultos, soy yo, la que me tengo que ocupar de que los chicos vivan en un entorno protegido. Ayudame a concientizar a otras personas e involucrarlas. Sé que la lucha parece desigual, pero nosotros te tenemos de nuestro lado, y con tu poder y la inspiración del Espíritu Santo podremos ser creativos. Derrama tu bendición sobre mí y sobre todas aquellas personas que quieren decir basta y aceptan luchar contra este gran flagelo. Te lo pido en tu nombre, que junto al Padre y el Espíritu Santo reinan por toda la eternidad. Amén.

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