viernes, 30 de agosto de 2013

1 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 68:1-19

“Levántese Dios; sean esparcidos Sus enemigos,
Y huyan delante de Él los que Lo detestan.
Como se disipa el humo, disípalos;
Como la cera se derrite delante del fuego,
Así mueran los incrédulos delante de Dios.

Pero alégrense los justos, regocíjense delante de Dios;
Sí, que rebosen de alegría.
Canten a Dios, canten alabanzas a Su nombre;
Abran paso al que cabalga por los desiertos,
Cuyo nombre es el Señor; regocíjense delante de Él.

Padre de los huérfanos y defensor de las viudas
Es Dios en Su santo refugio.
Dios prepara un hogar para los solitarios;
Conduce a los cautivos a prosperidad;
Sólo los rebeldes habitan en una tierra seca.

Oh Dios, cuando saliste al frente de Tu pueblo,
Cuando marchaste por el desierto,
Tembló la tierra;
También se derramaron los cielos ante la presencia de Dios;
El Sinaí mismo tembló delante de Dios, el Dios de Israel.

Tú esparciste lluvia abundante, oh Dios,
Tú fortaleciste Tu propiedad cuando estaba extenuada.
Los de Tu pueblo se establecieron en ella;
En Tu bondad, oh Dios, proveíste para el pobre.

El Señor da la palabra;
Las mujeres que anuncian las buenas nuevas son gran multitud:
“Los reyes de los ejércitos huyen;  huyen,
Y la que se queda en casa repartirá el botín.”

Cuando ustedes se acuestan en los rediles,
Son como alas de paloma cubiertas de plata,
Y sus plumas de oro resplandeciente.
Cuando el Omnipotente dispersó allí a los reyes,
Nevaba en el Monte Salmón.

Monte de Dios es el Monte de Basán;
Monte de muchos picos es el Monte de Basán.
¿Por qué miran con envidia, oh montes de muchos picos,
Al monte que Dios ha deseado para morada Suya?
Ciertamente el Señor habitará allí para siempre.

Los carros de Dios son infinidades, millares de millares;
El Señor está entre ellos en santidad, como en el Sinaí.
Tú has ascendido a lo alto, has llevado en cautividad a Tus cautivos;
Has recibido dones entre los hombres,
Y aun entre los rebeldes, para que el Señor Dios habite entre ellos.

Bendito sea el Señor, que cada día lleva nuestra carga,
El Dios que es nuestra salvación…” Amén.

Curiosidades

¿Qué significa “sangre” en el sentido bíblico?

La cuestión principal que hay que determinar es si “sangre” en el sentido bíblico se relaciona básicamente con la vida o la muerte. Hay quienes sostienen que en el régimen de sacrificios del AT “sangre” representa la vida liberada de las limitaciones del cuerpo y disponible para otros fines. Según este punto de vista el uso ceremonial de la sangre representa la solemne presentación de la vida a Dios: vida entregada, dedicada, transformada. La muerte ocupa un lugar subordinado o, incluso, no ocupa lugar alguno. Según esta opinión “la sangre de Cristo” significaría poco más que “la vida de Cristo”. No obstante, las evidencias no parecen apoyar este parecer.
En primer lugar están las pruebas estadísticas. De los 362 pasajes en que aparece la palabra hebrea dam en el AT, 203 se refieren a muerte con violencia. Sólo siete pasajes relacionan la vida y la sangre. De esto se deduce claramente que la asociación más probable que genera el uso del término es muerte.
Luego está la falta de pruebas para apoyar la teoría de la vida. Los que defienden este punto de vista lo consideran evidente por sí mismo y se apoyan en pasajes tales como “la vida de la carne en la sangre está”. Pero los pasajes escriturales pueden interpretarse como que se trata de la vida que se entrega al morir, tanto como que se trata de la vida que se libera.
Es innegable que en algunos lugares se afirma que se ha conseguido la expiación por medio de la muerte, por ej. en Nm, “esta sangre amancillará la tierra, y la tierra no será expiada de la sangre que fue derramada en ella, sino por la sangre del que la derramó”.
Por lo tanto, el AT no da pie para las afirmaciones tan rotundas que a veces se hacen. La expiación se consigue con la muerte de una víctima más bien que por su vida. Esto se proyecta al NT. Allí, como en el AT, la sangre se usa más frecuentemente en el sentido de muerte por violencia que en ningún otro sentido. Cuando consideramos la sangre de Cristo encontramos algunos pasajes que indican el modo más claro posible que representa su muerte. Así, por ejemplo, las referencias a ser “justificados en su sangre”, “la sangre de su cruz”, la referencia al hecho de que “vino mediante sangre y agua”, y otros.
A veces se piensa en la muerte de Cristo como un sacrificio. Pero un cuidadoso análisis de todos los pasajes indica que el término se emplea en el mismo sentido que en el AT. Vale decir, se sigue considerando que los sacrificios son eficaces en virtud de la muerte de la víctima. “La sangre de Cristo” ha de entenderse, por consiguiente, como muerte expiatoria del Salvador.
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 12:18-25

“Porque ustedes no se han acercado a un monte que se puede tocar, ni a fuego ardiente, ni a tinieblas, ni a oscuridad, ni a torbellino, ni a sonido de trompeta, ni a ruido de palabras tal, que los que oyeron rogaron que no se les hablara más. Porque ellos no podían soportar el mandato: “Si aun una bestia toca el monte, será apedreada.” Tan terrible era el espectáculo, que Moisés dijo: “Estoy aterrado y temblando.”
Ustedes, en cambio, se han acercado al Monte Sion y a la ciudad del Dios vivo, la Jerusalén celestial, y a infinidad de ángeles, a la asamblea general e iglesia de los primogénitos que están inscritos en los cielos, y a Dios, el Juez de todos, y a los espíritus de los justos hechos ya perfectos, y a Jesús, el mediador del nuevo pacto, y a la sangre rociada que habla mejor que la sangre de Abel.
Tengan cuidado de no rechazar a Aquél que habla. Porque si aquéllos no escaparon cuando rechazaron al que les reprendió sobre la tierra, mucho menos escaparemos nosotros si nos apartamos de Aquél que nos reprende desde el cielo.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En una de mis visitas, una señora me decía, hablando de su vida y su familia: “podrán hacer de todo, disfrutar su vida, gastar el dinero en viajes y salidas, y después ir a la iglesia a hacerse los buenos, mientras que yo estoy acá tirada, pero Dios ve todo y no se le escapa nada”.
A Dios no se le escapa nada…
Suena como que Dios es un espía que está viendo cada cosa que hacemos o incluso pensamos como para pescarnos “pisando el palito”. De hecho, esto mismo parece en la carta a los hebreos que estamos compartiendo ahora.
Esta idea de un Dios controlador que mete miedo, ante quien tenemos que responder por siglos ha sido la que se impuso desde la misma Iglesia, como una herramienta de poder.
Pero creo que pasajes bíblicos como estos lo que buscan no es que toda la gente tenga este concepto de Dios, sino que busca que aquellas personas que hacen daño a otras, sepan que existe alguien que sabe todo lo que hacen y que también hay un castigo mayor que el que puedan padecer aquí en la tierra.
Este mismo Dios me trae consuelo a mí y a todas las personas que sufren en manos de quienes manejan el poder y la manipulan en la impunidad de la justicia terrena. Este mismo Dios me dice a mí y a toda persona que es maltratada y humillada por quien tiene el dinero y el poder, que un día esa persona va a pagar por todo esto, y eso me alivia a mí y a toda persona que padece este tipo de cosas.
¿Significa entonces que debo descansar en la tranquilidad de un Dios de justicia?
Por un lado sí, pero también tengo que buscar que la justicia terrena le haga pagar el daño que hizo y hace. Pero a la vez hay cosas que no se pueden demostrar o a veces la corrupción es muy grande y se hace difícil que quien hizo el daño pague… entonces está nuestro consuelo en Dios y la recompensa también. Esto mismo es también una razón para no actuar igual que el resto y remar contra la corriente, siguiendo la voluntad de Dios, que espera de nosotros que construyamos un mundo mejor y más justo para todos y todas. Amén.

Querido Jesús, a veces me cuesta pensar en la justicia divina, sobre todo porque siempre pienso en Dios desde el amor. Pero tengo que tomar conciencia de que vivir en el amor tampoco significa ser una tonta que finalmente es motivo de burla de todos, sino que amor también es justicia y que pague quien hizo daño. Ayudame a luchar por un mundo más justo y a denunciar la corrupción. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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