viernes, 9 de agosto de 2013

11 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 33

“Canten de júbilo en el Señor, ustedes los justos;
Apropiada es para los rectos la alabanza.
Den gracias al Señor con la lira;
Cántenle alabanzas con el arpa de diez cuerdas.
Cántenle cántico nuevo;
Toquen con arte, con voz de júbilo.

Porque la palabra del Señor es recta,
Y toda su obra es hecha con fidelidad.
El ama la justicia y el derecho;
Llena está la tierra de la misericordia del Señor.

Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos,
Y todo su ejército por el aliento de Su boca.
El junta las aguas del mar como un montón;
Pone en almacenes los abismos.

Tema al Señor toda la tierra;
Tiemblen en Su presencia todos los habitantes del mundo.
Porque El habló, y fue hecho;
El mandó, y todo se confirmó.

El Señor hace nulo el consejo de las naciones;
Frustra los designios de los pueblos.
El consejo del Señor permanece para siempre,
Los designios de Su corazón de generación en generación.
Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor,
El pueblo que Él ha escogido como Su herencia.

El Señor mira desde los cielos;
El ve a todos los hijos de los hombres.
Desde el lugar de su morada El observa
A todos los habitantes de la tierra;
El es el que modela el corazón de cada uno de ellos;
El es el que entiende todas las obras de ellos.

El rey no se salva por gran ejército;
Ni es librado el valiente por la mucha fuerza.
Falsa esperanza de victoria (salvación) es el caballo,
Ni con su mucha fuerza puede librar.

Los ojos del Señor están sobre los que Le temen,
Sobre los que esperan en Su misericordia,
Para librar su alma de la muerte,
Y conservarlos con vida en tiempos de hambre.

Nuestra alma espera al Señor;
El es nuestra ayuda y nuestro escudo;
Pues en Él se regocija nuestro corazón,
Porque en Su santo nombre hemos confiado.
Sea sobre nosotros Tu misericordia, oh Señor,
Según hemos esperado en TiAmén.

Curiosidades

¿Quién fue Abraham, qué significa su nombre y por dónde anduvo?

Abraham era descendiente de Sem e hijo de Taré; esposo de Sara y, como padre de Isaac, antepasado Del pueblo hebreo y, a través de Ismael, de otros pueblos semitas. Judíos, cristianos y musulmanes consideran su vida como notable ejemplo de una extraordinaria fe en Dios.
La etimología de su nombre Abram es incierta. Probablemente significa “el padre es exaltado”, y es una forma típica y específica del nombre personal Ab(i)ram entre los primitivos semitas occidentales. Después del pacto en Gn.17:5 su nombre se convierte en Abraham, que se explica como “padre de una multitud” de naciones. Ambos nombres se encuentran en textos cuneiformes y egipcios a partir del s.XIX a.C., pero no como personas idénticas. Esta última forma, posiblemente como etimología popular, generalmente se considera como variante dialectal de Abram, aunque tiene el sentido de un nombre nuevo y diferente.
Abraham nació en Ur pero se fue con su esposa Sarai, su padre, sus hermanos Nacor y Harán, y su sobrino Lot de Harán. A la edad de 75 años, cuando murió su padre, Abraham se trasladó sucesivamente a Palestina, cerca de Bet-el, a Mamre, cerca de Hebrón, y a Berseba. En cada uno de estos lugares erigió un altar y una tienda-santuario.
Sus relaciones con extranjeros mientras vivió cerca de Siquem, y en Egipto, Gerar y Macpela, lo muestran como el respetado jefe de un grupo, al cual trataban en un plano de igualdad. Fue el jefe reconocido de una coalición que rescató a su sobrino Lot, capturado en Sodoma por un grupo de “reyes”. El acento recae sobre su vida, no tanto como “peregrino”, sino como “inmigrante residente” sin ciudad capital. Era rico, tenía sirvientes y posesiones y vivió pacíficamente entre los cananeos, los ferezeos, los filisteos y los egipcios; tuvo trato con los heteos o hititas.
Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 11:1-2.8-19

“Ahora bien, la fe es la certeza (sustancia) de lo que se espera, la convicción (demostración) de lo que no se ve. Porque por ella recibieron aprobación (testimonio) los antiguos (antepasados).
Por la fe Abraham, al ser llamado, obedeció, saliendo para un lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber adónde iba. Por la fe habitó como extranjero en la tierra de la promesa como en tierra extraña, viviendo en tiendas como Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa, porque esperaba la ciudad que tiene cimientos, cuyo arquitecto y constructor es Dios.
También por la fe Sara misma recibió fuerza para concebir, aun pasada ya la edad propicia, pues consideró fiel a Aquél que lo había prometido. Por lo cual también nació de uno, y éste casi muerto con respecto a esto, una descendencia como las estrellas del cielo en número, e innumerable como la arena que está a la orilla del mar.
Todos éstos murieron en fe, sin haber recibido las promesas, pero habiéndolas visto desde lejos y aceptado con gusto, confesando que eran extranjeros y peregrinos (expatriados) sobre la tierra. Porque los que dicen tales cosas, claramente dan a entender que buscan una patria propia. Y si en verdad hubieran estado pensando en aquella patria de donde salieron, habrían tenido oportunidad de volver. Pero en realidad, anhelan una patria mejor, es decir, la celestial. Por lo cual, Dios no se avergüenza de ser llamado Dios de ellos, pues les ha preparado una ciudad.
Por la fe Abraham, cuando fue probado, ofreció a Isaac; y el que había recibido las promesas ofrecía a su único hijo. Fue a él a quien se le dijo: “En Isaac te será llamada descendencia.” El consideró que Dios era poderoso para levantar aun de entre los muertos, de donde también, en sentido figurado, lo volvió a recibir.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

La fe es algo muy difícil de explicar y de transmitir, es una experiencia personal intransferible. Yo puedo contar e intentar que otra persona pueda entender lo que significa, por ejemplo, mi fe en Cristo. Pero no lo va a comprender necesariamente. En realidad sólo lo puede capta alguien en toda su dimensión si vive la misma experiencia.
Hace un par de meses en una reunión que tuve en el grupo que trabaja la temática de la discapacidad, reflexionamos acerca de Jn.9, en donde le preguntan a Jesús por un ciego de nacimiento “¿quién tiene la culpa, él o sus padres?” a lo que Jesús responde “ni él ni sus padres sino que es para que en él se manifieste la gloria de Dios”. ¿Cómo explicar estas palabras de Jesús si no se ha experimentado de cerca esa gloria de la que Jesús habla frente a una persona con discapacidad? ¡Y menos en un mundo en donde las personas valemos por nuestra capacidad de producir! Por eso cuando se presenta a un ejemplo desde la discapacidad es cuando la persona, atravesando los límites, logra hacer algo que pueden hacer las personas que no tiene ninguna discapacidad: bailar sin una pierna, pintar con la boca… ¿y aquellas personas que no pueden hacer nada de eso? ¿cómo se manifiesta la gloria de Dios? ¿son palabras de consuelo?
Lo mismo ocurre cuando una persona a pesar de haber tenido que pasar muchos sufrimientos dice: “estoy agradecida a Dios porque siempre estuvo conmigo, nunca me abandonó”. Entonces ¿por qué vivió la muerte de un hijo, un accidente en donde quedó con varias secuelas, o no sé qué otra cosa que significó muchísimo dolor? ¿por qué Dios permitió eso?
Son cosas que no se pueden explicar, que se viven. La experiencia de la fe es única y hermosa. Pero a la vez inentendible para quien no la experimenta. La fe me permite confiar en Dios aún cuando no puedo imaginarme como sigue mi historia, pero tener la certeza de que Dios sí lo sabe, y eso es un alivio, un descanso.
Quien tiene fe en Dios es una persona privilegiada, porque esto mismo le permitirá siempre levantarse, sonreír, disfrutar y sobre todo, agradecer a Dios por la hermosa vida que le ha dado. Baja el estrés, los triglicéridos y el colesterol, porque Dios nos saca la ansiedad, la angustia y la tensión si nos entregamos en sus manos y nos dejamos guiar por su voluntad. Amén.

Querido Jesús, qué bueno es confiar en vos, saber que siempre estás a mi lado aunque no te vea, aunque otros me consideren una tonta. ¡Gracias por tu amor, tu aliento y tu paciencia! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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