viernes, 23 de agosto de 2013

25 de Agosto

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 117

Alaben al Señor, naciones todas;
Alábenle, pueblos todos.
Porque grande es Su misericordia para con nosotros,
Y la fidelidad del Señor es eterna.
¡Aleluya!” Amén.

Curiosidades


Tertuliano atribuía la Carta a los Hebreos a Bernabé, mientras que Orígenes informa que muchos sostenían que pertenecía a Pablo, punto de vista compartido por Clemente de Alejandría. Este último parece haber considerado que fue escrito por en el dialecto hebreo pero traducido por Lucas, y parecería haber recibido esta tradición de su predecesor Panteno. Orígenes menciona que algunos en su época la atribuían a  Clemente de Roma, y otros a Lucas, pero él mismo considera que los pensamientos pertenecían al apóstol, aunque no las palabras. Su propia conclusión con respecto a la paternidad era la de que sólo Dios sabe a ciencia cierta quién escribió la epístola, pero esta reserva no fue imitada por los alejandrinos posteriores, que optaron tan decididamente por la paternidad paulina, que alcanzó la canonicidad no sólo en oriente sino también en occidente, donde las dudas habían sido fuertes anteriormente.
La tradición de la paternidad paulina no volvió a plantearse seriamente hasta la época de la Reforma, cuando Erasmo, Lutero y Calvino lo hicieron nuevamente. La idea de Lutero era que Apolos fue el autor es aceptada por muchos eruditos modernos, aunque ninguno de ellos dejaría de admitir que tiene carácter meramente especulativo.
Dos interesantes sugestiones alternativas son la de Ramsay, que sugirió que Felipe escribió la epístola desde Cesarea después de un contacto con Pablo y la envió a la iglesia de Jerusalén, y la de Harnack, que argumentó a favor de Aquila y Priscila como coautores. Pero en el mejor de los casos estas sugerencias no pasan de ser conjeturas ingeniosas y la crítica moderna haría bien en hacer suya la cautela de Orígenes, y dejar que el autor permanezca en el anonimato.
Si bien la información disponible para fijarle fecha es escasa, hay suficiente como para posibilitar que se determine el período más probable. Ya que fue citada por Clemente de Roma (ca. 95 d.C.) tiene que haber sido compuesta algún tiempo antes de dicha fecha. Con toda probabilidad fue escrita antes del 70 d.C., ya que no se hace mención alguna de la caída de Jerusalén, y por cuanto la situación eclesiástica concuerda con una fecha más temprana. Sin embargo, tiene que haber un intervalo de tiempo entre la fundación de la iglesia a que está dirigida y la composición de la carta, a fin de que los “días pasados” de persecución puedan considerarse retrospectivamente. Si la persecución fue la de Nerón se podría pensar en una fecha alrededor del 67-68 d.C., pero probablemente la referencia sea a una oposición general solamente, en cuyo caso sería posible aceptar una fecha anterior al 64 d.C. Algunos especialistas fechan la epístola en los años 80-90 d.C., tomando como base el uso que hace el autor de las epístolas paulinas, pero como la fecha de la reunión de estas epístolas está envuelta en el misterio, y dado que el autor no evidencia haber sido influido por todas esas cartas, poca importancia puede asignarse a esa línea de pensamiento.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Hebreos 12:5-13

“Además, han olvidado la exhortación que como a hijos se les dirige:
Hijo Mío, no tengas en poco la disciplina del Señor,
ni te desanimes al ser reprendido por El.
Porque el Señor al que ama, disciplina,
y azota a todo el que recibe por hijo.”
Es para su corrección (disciplina) que sufren (lo soportan). Dios los trata como a hijos; porque ¿qué hijo hay a quien su padre no discipline? Pero si están sin disciplina, de la cual todos han sido hechos participantes, entonces son hijos ilegítimos y no hijos verdaderos. Además, tuvimos padres terrenales para disciplinarnos, y los respetábamos, ¿con cuánta más razón no estaremos sujetos al Padre de nuestros espíritus, y viviremos? Porque ellos nos disciplinaban por pocos días como les parecía, pero El nos disciplina para nuestro bien, para que participemos de Su santidad.
Al presente ninguna disciplina parece ser causa de gozo, sino de tristeza. Sin embargo, a los que han sido ejercitados (adiestrados) por medio de ella, después les da fruto apacible de justicia. Por tanto, fortalezcan las manos débiles y las rodillas que flaquean, y hagan sendas derechas para sus pies, para que la pierna coja no se descoyunte, sino que se sane.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Pablo nos habla de disciplina como algo que nos permite vivir una vida mejor, más tranquila y feliz.
La disciplina, hoy día, una mala palabra. Parece que es cosa del pasado, tal vez porque lo asociamos con los militares o con la educación estricta de antaño, en donde no se trataba de conocer al niño, sino meterlo en un molde a como sea, en donde la creatividad y los pensamientos estaban prohibidos.
Pero si pensamos en logros, no existen sin una disciplina, esto es hacer las cosas dejando de lado las ganas y la fiaca. Por ejemplo en los deportes, la danza y otras artes, la disciplina es esencial: una comida saludable, descanso y entrenamiento, ¡horas de entrenamiento! Poniendo por delante la meta, el avanzar día a día hacia la perfección.
Si hablamos de seguir alguna carrera, no se puede estudiar y avanzar sin una disciplina, dejar cosas de lado para enfocarnos en la meta deseada. Horas de estudio, de estar sentados en una silla con un libro delante, intentando memorizar y ejercitar la mente.
Pero no sólo para los deportes, la danza u otras disciplinas, o para el estudio es necesaria la disciplina. La necesitamos para nuestra vida, para nuestra salud, el acostumbraros a hábitos que nos permitan optimizar nuestros esfuerzos pero también que esto mismo nos permita tener el tiempo necesario para estar con nuestra familia, nuestros seres queridos, nuestros amigos.
La disciplina lejos de ser una mala palabra es lo que nos permite focalizar y dejar fuera aquellas cosas que en realidad no nos sirven y hasta a veces nos hacen perder las energías.
La disciplina también es necesaria en nuestra vida de fe, porque dejamos de lado nuestras pequeñas diferencias y aunamos nuestros esfuerzos para el bien común, para el crecimiento del Reino, para dar un verdadero testimonio de Cristo.
La disciplina no es una cosa del pasado, todo lo contrario, es lo que nos sirve para lograr focalizarnos en lo verdaderamente importante y no perdernos en medio de la nebulosa de tantas ofertas y distracciones que se nos presentan en esta vida. Pensalo. Amén.

Querido Jesús, desde el principio te focalizaste en tu amor hacia nosotros, los seres humanos, y eso permitió que hoy seamos libres, que seamos hijos e hijas de Dios, con la posibilidad de una vida después de la muerte. No permitas que me distraiga, ayudame a focalizarme, a ser disciplinada, a no perder el tiempo en vanalidades, porque mi tiempo aquí en la tierra es acotado. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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