viernes, 1 de octubre de 2010

3 de Octubre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 95

“Vengan, cantemos gozosos a mi Señor,
aclamemos a la Roca de nuestra salvación;
con acciones de gracias vayamos ante él,
aclamémosle con salmos.

Porque es mi Señor un Dios grande,
Rey grande sobre todos los dioses;
en sus manos están las honduras de la tierra,
y suyas son las cumbres de los montes;
suyo el mar, pues él mismo lo hizo,
y la tierra firme que sus manos formaron.

Entren, adoremos, postrémonos,
¡de rodillas ante mi Señor que nos ha hecho!
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros el pueblo de su pasto,
el rebaño de su mano.

¡Oh, si escucharan hoy su voz!:
‘No endurezcan su corazón como en Meribá,
como el día de Massá en el desierto,
donde me pusieron a prueba sus padres,
me tentaron aunque habían visto mi obra.
‘Cuarenta años me asqueó aquella generación,
y dije: Pueblo son de corazón torcido,
que mis caminos no conocen.
Y por eso en mi cólera juré:
¡No han de entrar en mi reposo!" Amén.
Curiosidades

¿Cómo es un sicómoro?
El sicomoro (Ficus sycomorus) es un árbol de la familia de las moráceas que se ha cultivado desde tiempos remotos. Es originario de casi toda el África central, excepto de las áreas boscosas occidentales, desde Senegal hasta el nordeste de África del Sur. Es un árbol similar a la higuera, con la que está estrechamente emparentado.
Es oriundo del Medio Oriente y el norte de África, y aparece mencionado en la Biblia. Tiene el tronco ancho, las raíces gruesas y muy superficiales, y un ramaje poco denso y muy nudoso que brota de baja altura, sus hojas gruesas y en forma de corazón. Produce un fruto pequeño y amarillento, similar al higo pero menos apetitoso. Su madera es muy resistente, y los egipcios lo utilizaban para fabricar los ataúdes para las momias.
Se le llama también «higuera loca», también se lo conoce como higuera africana o higuera egipcia.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Lucas 17:5-10

“Dijeron los apóstoles al Señor; ‘Auméntanos la fe.’ El Señor dijo: "Si tuvieran fe como un grano de mostaza, habrían dicho a este sicómoro: ‘Arráncate y plántate en el mar’, y les habría obedecido.
‘¿Quién de ustedes tiene un siervo arando o pastoreando y, cuando regresa del campo, le dice: ‘Pasa al momento y ponte a la mesa?’ ¿No le dirá más bien: ‘Prepárame algo para cenar, y apriétate para servirme hasta que haya comido y bebido, y después comerás y beberás tú?’ ¿Acaso tiene que agradecer al siervo porque hizo lo que le fue mandado? De igual modo ustedes, cuando hayan hecho todo lo que les fue mandado, digan: Somos siervos inútiles; hemos hecho lo que debíamos hacer." Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una vida en el servicio… ¿cuántos cristianos estamos dispuestos a esto? ¿cuántas veces en vez de servir a Dios exigimos que cumpla nuestra voluntad? Pero… ¿quién es el que tiene el poder? ¿quién creó al mundo y los sostiene?
Seríamos unos necios si no logramos ver la grandeza de Dios, aunque más no sea en su creación… es sólo mirar a nuestro alrededor y nos daremos cuenta de que no hay nada más perfecto que la creación: todo ocurre en el tiempo preciso, los colores son maravillosos, lo mismo que los sonidos y las texturas… es indudable, Dios es el Creador y ha creado un mundo en donde cada ser tiene su función y su razón de ser. No hay nada inútil ni hay desperdicio.
No así con nosotros, los seres humanos, que a diario buscamos destruir a la creación a través de nuestros desmanes y abusos. Deberíamos no sólo agradecerle, sino ponernos a su disposición, ya que él nos creo a su imagen y semejanza, justamente para que seamos sus co-creadores. Y así nos sentimos dioses.
Creemos que somos más que Dios porque creemos que controlamos algo, pero lo que controlamos sólo lo hacemos porque Dios nos lo permite.
Hasta el más escéptico no puede dejar de asumir que existe un creador de todo y que el mundo, con su sincronía es perfecto. Por eso es importante agradecerle y ponernos a su servicio.
¿Se imaginan si utilizáramos nuestra inteligencia y nuestra creatividad para mejorar este mundo, para estar a disposición de la creación? Sería maravilloso y muchos problemas que padecemos hoy no existirían. No habría bolsas de plástico volando por todos lados, no habría contaminación en los ríos y los mares, no existirían muchas enfermedades que son causa de nuestras ambiciones y abusos y no habría ni hambre, ni guerras, ni toda esa destrucción que sufrimos hoy día.
Sí, nosotros estamos al servicio de Dios y no él a nuestra disposición. Y justamente estamos como estamos porque no hemos sido capaces de comprender y aceptar esto.
Es hora de que nos pongamos a disposición de Dios, como ese siervo que terminando de trabajar el campo vuelve a servir a su Señor. Estar a la plena disposición de Dios, de su creación, amarlo a través de su obra es lo que él espera de nosotros. Y es sólo hacerlo. Sólo de esa manera las cosas van a empezar a cambiar. Aceptá el desafío que vale la pena. Amén.

Querido Dios, perdóname por ser tan necia, de no darme cuenta de que todo lo que tengo y todo lo que soy te lo debo a vos. Perdóname por no utilizar mis dones, esos que vos me diste, para hacer el bien, para servirte a través de la creación. Dame la voluntad, dame el entusiasmo y el amor para hacerlo realidad. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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