viernes, 22 de junio de 2012

24 de Junio

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 107 (21-43)

“¡Alabemos la misericordia del Señor, 
y sus grandes hechos en favor de los mortales! 
¡Ofrezcámosle sacrificios de gratitud, 
y jubilosos proclamemos sus obras!

Los marinos, que conocen el mar, 
con sus naves comercian en muchos lugares. 
Allí, en lo profundo del mar, 
han visto las maravillosas obras del Señor. 
Él habló, y se desató un viento tempestuoso, 
y gigantescas olas se encresparon. 
Se levantaban hacia el cielo, o se hundían en el mar; 
y ellos se desanimaban y temblaban de miedo. 
Inseguros, daban traspiés, como ebrios; 
¡de nada les servía toda su pericia! 
Pero en su angustia clamaron al Señor, 
Y él los libró de su aflicción: 
convirtió la tempestad en bonanza, 
y apaciguó las amenazantes olas. 
Ante esa calma, sonrieron felices 
porque él los lleva a puerto seguro.

¡Alabemos la misericordia del Señor, 
y sus grandes hechos en favor de los mortales! 
¡Que lo exalte el pueblo congregado! 
¡Que lo alabe el consejo de ancianos!

El Señor convierte ríos y manantiales, 
en sequedades y áridos desiertos; 
por la maldad de sus habitantes 
deja estéril la tierra generosa; 
convierte el desierto en lagunas, 
y la tierra seca en manantiales. 
Allí se establecen los que sufren de hambre, 
y fundan ciudades donde puedan vivir. 
Luego siembran los campos, y plantan sus viñas, 
y recogen abundantes cosechas. 
Dios los bendice y les da muchos hijos, 
y no deja que sus ganados se reduzcan.

Pero si disminuyen y son humillados, 
es por causa de la opresión, la maldad y la congoja. 
Pero el Señor desprecia a los tiranos, 
y los hace perderse en desiertos sin camino. 
El Señor rescata al pobre de su miseria, 
y multiplica sus hijos como rebaños de ovejas. 
Al ver esto, los fieles se alegran, 
y los malvados guardan silencio.

Si hay alguien sabio, que cumpla con esto, 
y que entienda que el Señor es misericordioso
.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo eran las almohadas en la antigüedad?

Las primeras almohadas pueden ser encontradas en la antigua Mesopotamia (hoy Iraq) y el antiguo Egipto, encontrando restos en las tumbas de faraones. En aquél entonces, las cabezas descansaban en madera sólida tallada ligeramente a la mitad.
Durante más de mil años las dinastías Chinas usaron materiales como madera, jade, bronce, bambú y porcelana para dar forma a sus almohadas. Las cuales adoptaban la forma y eran decoradas como animales, plantas, personas o incluso figuras geométricas.
Los antiguos chinos preferían las almohadas de materiales duros, ya que tenían la teoría de que los materiales suaves robaban al cuerpo la vitalidad y causaban problemas graves, desde mala circulación de la sangre, hasta no cumplir con su función de ¡mantener a los demonios alejados!
Los ricos y pudientes de las antiguas Grecia y Roma comenzaron a usar paja, caña y plumas para hacer almohadas más cómodas. Fue durante la Europa del Medievo en que las almohadas y cojines bordados se convirtieron en artículos de moda.
Alrededor de 1700 las almohadas se convirtieron en algo común. Incluso se comenzaron a usar para arrodillarse en la iglesia, mientras las Biblias descansaban en su propia almohada. Gran parte de lo que hoy conocemos como ropa de cama fue desarrollada alrededor del siglo 19, aunque no se produjeron en masa, sino hasta el siglo veinte.


Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Marcos 4:35-41

»Ese mismo día, al caer la noche, Jesús les dijo a sus discípulos: «Pasemos al otro lado.» Despidió a la multitud, y partieron con él en la barca donde estaba. También otras barcas lo acompañaron. Pero se levantó una gran tempestad con vientos, y de tal manera las olas azotaban la barca, que ésta estaba por inundarse. Jesús estaba en la popa, y dormía sobre una almohada. Lo despertaron y le dijeron: «¡Maestro! ¿Acaso no te importa que estamos por naufragar?» Jesús se levantó y reprendió al viento, y dijo a las aguas: «¡Silencio! ¡A callar!» Y el viento se calmó, y todo quedó en completa calma. A sus discípulos les dijo: «¿Por qué tienen tanto miedo? ¿Cómo es que no tienen fe?» Ellos estaban muy asustados, y se decían unos a otros: «¿Quién es éste, que hasta el viento y las aguas lo obedecen?» Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Ante los temporales, ante las tempestades, las personas reaccionan de diferentes maneras: hay algunas que se desesperan y pierden toda lógica, otras sólo piensan en salvar su propio pellejo, otros tratan de buscar ayuda externa y otras intentan a través del ingenio y la creatividad, ayudar a todo el grupo.
Hay personas que ante cualquier dificultad se derrumban o se ahogan, hay otras que sacan provecho de las situaciones de crisis, otras son voluntarias, y aunque a veces no tiene las mejores soluciones, al menos lo intentan, y otras tienen la vocación de ayudar a las personas en dificultades por lo que se capacitan para estar en los momentos precisos y ayudan efectivamente a las personas en la catástrofe.
Pero aparte de la creatividad, la buena disposición, la debilidad o la profesionalización, hay otra cosa que determina la reacción de las personas en situaciones extremas: la fe.
La fe en Dios, en que él tiene un propósito y una vida de entrega y convencimiento hace una gran diferencia a la hora límite. La fe nos ayuda a transitar en medio de los temporales de hecho y de la vida de tal manera que logremos permanecer tranquilos y confiados en que seguramente algo bueno vamos a poder rescatar y aprender de la situación. La fe incluso nos permite descansar y recuperar las fuerzas en medio de situaciones terribles de dolor, angustia y oscuridad.
La fe sostiene, es como una buena balsa que no se hunde con el viento y las olas. La fe sólo la conseguimos en la oración y en la búsqueda. Dios bendice a las personas con fe cuando se ponen a su disposición, cuando dejan que Jesús entre en sus vidas.
Una vida en la fe es lo mejor que nos puede pasar, ya que a partir de ahí, encontramos alivio y fortaleza en medio de las dificultades. Jesús nos devuelve la calma cuando estamos afligidos y desesperados, pero tenemos que confiar en él, estar convencidos de que para Dios nada es imposible. Pidan y se les dará, dice el mismo Jesús. Si no tenés fe, pedísela, que te la va a dar, como la gran herramienta y socorro para sobrellevar todas las dificultades que te tocarán en la vida. Sólo ponete a su disposición y pedile diariamente. Amén.

Querido Jesús, a veces necesito que me fortalezcas mi fe, porque me desespero y no me doy cuenta de que estás a mi lado, como les pasó a los discípulos en la barca. Sí, soy fluctuante, porque un día me siento casi indestructible y otro me ahogo en un vaso de agua. Ayudame, Jesús, a permanecer siempre en la fe, no me permitas ni dudar ni desesperar, te lo pido a vos que junto con el Padre y el Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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