Cada
latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios,
escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:
Salmo 130
“A ti clamo, Señor,
desde el fondo de mi angustia.
¡Escucha, Señor, mi voz!
¡Que no se cierren tus oídos
al clamor de mi súplica!
desde el fondo de mi angustia.
¡Escucha, Señor, mi voz!
¡Que no se cierren tus oídos
al clamor de mi súplica!
Señor, si te fijaras en nuestros
pecados,
¿quién podría sostenerse en tu presencia?
Pero en ti hallamos perdón,
para que seas reverenciado.
¿quién podría sostenerse en tu presencia?
Pero en ti hallamos perdón,
para que seas reverenciado.
Señor, toda mi vida he esperado en ti,
y he confiado en tus promesas.
Yo te espero, Señor, con toda el alma,
como esperan los centinelas la mañana,
como esperan los vigilantes el nuevo día.
y he confiado en tus promesas.
Yo te espero, Señor, con toda el alma,
como esperan los centinelas la mañana,
como esperan los vigilantes el nuevo día.
Israel, confía en el Señor,
porque el Señor es misericordioso;
¡en él hay abundante redención!
El Señor salvará a Israel
de todos sus pecados.” Amén.
porque el Señor es misericordioso;
¡en él hay abundante redención!
El Señor salvará a Israel
de todos sus pecados.” Amén.
Curiosidades
Satanás es el nombre del príncipe del mal y
significa “adversario”. Las referencias en el A.T. son pocas, pero se lo ve
constantemente dedicado a actividades contrarias al bien del ser humano.
La mayor parte de la información que tenemos
proviene del N.T., donde el ser supremamente malo se conoce como Satanás o “el
diablo” indistintamente, empleándose ocasionalmente Belzebú. Otras expresiones
como “príncipe e este mundo” o “príncipe de la potestad del aire”, también
aparecen. Siempre se lo pinta como hostil para con Dios, y obrando en contra de
los planes de Dios.
Mateo y Lucas nos dicen que cuando comenzó su
ministerio Jesús ue sometido a una severa prueba cuando Satanás lo tentó a
llevar a cabo su misión con espíritu inadecuado. Cuando se completó el período
de prueba el diablo lo dejó “por un tiempo”, lo cual indica que la lucha volvió
a entablarse posteriormente. El propósito expreso de la venida de Jesús al
mundo fue el de “deshacer las obras del diablo”. En todas partes el N.T. ve un
gran conflicto entre las fuerzas de Dios y el bien, por una parte, y las del
mal, al mando de Satanás, por otra. Este no es el concepto de uno u otro de los
escritores aisladamente, sino compartido por todos.
Evangelio
Desde el
interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos
sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:
Marcos 3:20-35
»Jesús
entró en una casa, y de nuevo se juntó tanta gente, que ni siquiera podían
comer él y sus discípulos. Cuando sus familiares lo supieron, fueron para
llevárselo, porque pensaban que estaba fuera de sí.
Pero
los escribas que habían venido de Jerusalén decían: «A éste lo domina Beelzebú.
Y expulsa a los demonios por el poder del príncipe de los demonios.»
Entonces
Jesús los llamó, y en parábolas les dijo: «¿Y cómo puede Satanás expulsar a
Satanás?
Si un
reino se divide contra sí mismo, no puede permanecer.
Si una
casa se divide contra sí misma, tampoco puede permanecer.
Y si
Satanás se subleva contra sí mismo, y se divide, tampoco puede permanecer. Su
fin habrá llegado. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y
robarle sus pertenencias, si antes no lo ata. Entonces sí podrá saquear su
casa.
»De cierto les digo que a todos ustedes se les perdonará todo pecado y toda
blasfemia, pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo jamás será
perdonado, sino que será culpable de un pecado eterno.»
Y es que ellos habían dicho: «Éste tiene un espíritu impuro.»
Llegaron entonces la madre y los hermanos de
Jesús, pero se quedaron afuera y mandaron a llamarlo. La muchedumbre sentada a su
alrededor le dijo: «Tu madre, tus hermanos y tus hermanas están allí afuera, y
te buscan.»
Jesús les respondió: «¿Y quién es mi madre, y mis
hermanos?»
Miró entonces a los que estaban sentados a su
alrededor, y dijo: «Mi madre y mis hermanos están aquí. Porque todo el que hace la
voluntad de Dios es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.» Amén.
Los
textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos
podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:
Yo
pertenezco a una familia grande: somos 6 hermanos, pero además me crié en una
casa en donde siempre había lugar para uno más, o para tres o cuatro más…
Ahora
soy madre de 6 hijos también, y mi casa está abierta para todos. Ya voy
teniendo al menos una tres hijas, que buscan en mí el consejo y la compañía de
una madre, pero además la familia se extiende entre mis nueras, mis yernos, los
amigos y amigas de mis hijos, pero también los de mi esposo y míos.
Adoro
la mesa grande con muchos platos y una olla llena de comida. La iglesia es mi
familia extendida y ya muchas personas de la congregación y de otras iglesias
han compartido mi mesa.
Todo
esto tiene que ver con mi historia familiar, pero a la vez con mi fe. Estoy
convencida de que los cristianos y cristianas formamos una gran familia en
donde Dios es nuestro Padre y Madre, y Jesús nuestro hermano mayor que nos guía
y nos protege.
Es
interesante cuando uno logra vivir de esa manera porque se logra una intimidad
muy especial. Se empieza a valorar las cosas simples de la vida y nos damos
cuenta de que en la olla y en la casa ocurre una cosa muy extraña: nunca le
falta nada a nadie, ni comida, ni lugar para el descanso. Es increíble porque
tampoco interfiere mayormente en la economía hogareña, porque siempre se llega
a fin de mes igual. ¡Y ni hablar de esas veces en donde cada uno trae un
poquito!
Cuando
el Espíritu de Dios inunda una casa, cuando se instala ahí, cuando el Espíritu
de Dios impregna una comunidad, se forma la gran familia, esa familia a la que
hemos sido llamados en Jesús. Y ya los lazos sanguíneos no importan, porque el
amor de Dios es el que está presente. Vivir la experiencia de la familia
extendida, de la que Jesús habla cuando dice: «Mi madre y mis hermanos
están aquí. Porque
todo el que hace la voluntad de Dios es mi hermano, y mi hermana, y mi madre.» s
lo más hermoso que hay, y vos podés vivir esa experiencia. Animate. Amén.
Querido
Jesús, hermano mío, ¡gracias por aceptarme como miembro de tu familia! ¡Gracias
porque a través de tu muerte y resurrección, Dios me ha hecho su hija!
¡Gracias, porque a través del Espíritu Santo puedo conocerte a vos y al Dios
Padre! En el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
No hay comentarios:
Publicar un comentario