viernes, 4 de mayo de 2012

6 de Mayo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 22 (1-10.25-31)

“Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado? 
¿Por qué estás tan lejos, y no vienes a salvarme? 
¿Por qué no atiendes mi clamor? 
Dios mío, te llamo de día, y no me respondes; 
te llamo de noche, y no hallo reposo. 
Tú eres santo, tú eres rey; 
tú eres alabado por Israel.

Nuestros padres confiaron en ti; 
en ti confiaron, y tú los libraste. 
A ti clamaron, y fueron librados; 
en ti confiaron, y no quedaron en vergüenza. 
Pero yo soy más gusano que hombre; 
¡un ser despreciable del que todos se burlan! 
Los que me ven, se burlan de mí; 
me hacen muecas, sacuden la cabeza, y dicen: 
«Éste puso su confianza en el Señor, 
¡pues que el Señor lo salve! 
¡Que venga el Señor a librarlo, 
ya que en él se complacía!»

Pero eres tú quien me dio la vida, 
eres tú quien me infundió confianza 
desde que era un niño de pecho. 
Antes de nacer fui puesto a tu cuidado; 
aun estaba yo en el vientre de mi madre, 
y tú eras ya mi Dios…

…Yo lo alabaré en medio de la comunidad, 
y ante los que le temen cumpliré mis promesas. 
Los pobres comerán, y quedarán satisfechos; 
los que buscan al Señor lo alabarán, 
y tendrán una larga vida. 
Todos los rincones de la tierra 
invocarán al Señor, y a él se volverán; 
¡ante él se inclinarán todas las naciones! 
El reinado es del Señor, 
y él gobierna a todas las naciones. 
Todos los poderosos de la tierra lo adorarán; 
todos los mortales le rendirán pleitesía, 
todos los que no tienen vida propia. 
Las generaciones futuras le servirán, 
y hablarán del Señor a la generación venidera. 
Se dirá a los que aún no han nacido 
que el Señor es justo en todo lo que hace.” Amén.

Curiosidades

¿Cómo era el cultivo de la vid en los tiempos de Jesús?

La preparación de una viña comprendía generalmente el hacer terrazas en las laderas de las montañas y eliminar las piedras. Estas se usaban para los muros de retención, que eran más gruesos que lo necesario si había abundancia de piedras, y las demás se amontonaban. Se plantaba alrededor de un seto vivo de espino, o se construía una pared baja sobre la que se colocaban ramas muertas de pimpinela espinosa para impedir la entrada de animales y ladrones. Una torre de vigilancia o una choza de piedra servían para proteger a los obreros durante el verano cuando se quedaban en la viña. La porción encerrada se removía cuidadosamente, y cuando la tierra estaba preparada de plantaban las vides jóvenes. Normalmente se las plantaba en hileras, a unos 2,5 m de distancia, y cuando las ramas empezaban a extenderse se las mantenía sobre el nivel del suelo con soportes. Se podaban las plantas en la primavera por medio de hoces para dicho fin. Los viñadores, que podaban y cultivaban las vides, parecen haber pertenecido a las clases más pobres. Sobre una parte elevada que comandaba todo el viñedo se levantaba una estructura cubierta, la torre, hecha de madera, desde la cual el propietario y su familia mantenían vigilia mientras duraba el período de la vendimia.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 15:1-8

“Yo soy la vid verdadera, y mi Padre es el labrador.
Todo pámpano que en mí no lleva fruto, lo quitará; y todo aquel que lleva fruto, lo limpiará, para que lleve más fruto.
Ustedes ya están limpios, por la palabra que les he hablado. Permanezcan en mí, y yo en ustedes. Así como el pámpano no puede llevar fruto por sí mismo, si no permanece en la vid, así tampoco ustedes, si no permanecen en mí. Yo soy la vid y ustedes los pámpanos; el que permanece en mí, y yo en él, éste lleva mucho fruto; porque separados de mí ustedes nada pueden hacer.
El que no permanece en mí, será desechado como pámpano, y se secará; a éstos se les recoge y se les arroja al fuego, y allí arden. Si permanecen en mí, y mis palabras permanecen en ustedes, pidan todo lo que quieran, y se les concederá.
En esto es glorificado mi Padre: en que lleven mucho fruto, y sean así mis discípulos.” Amén.
Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Es interesante observar en la naturaleza la importancia de la conexión de todas las partes en los seres vivos. Por ejemplo, cuando una rama o un gajo no tiene buena irrigación de sabia, esa parte de la planta, se seca. Lo mismo sucede con los animales o las personas, cuando la sangre no logra irrigar una parte del cuerpo, éste se seca, no responde.
Los fluidos de los seres vivos son los que conectan el ser y permiten que haya una armonía y un equilibrio. Cuando retenemos líquido en las piernas, por ejemplo, es porque hemos perdido ese equilibrio y conexión, señal de que algo está pasando.
Esta comparación que Jesús hace con respecto a nuestra relación con él, como la vid y sus ramas, de alguna manera nos permite comprender la conexión que tenemos con él. La única manera de mantenernos junto a él, es permitir que fluya dentro nuestro, su esencia, su espíritu.
Pero a la vez somos nosotros los que debemos velar porque esa conexión, porque no existan interferencias, que pueda fluir su espíritu y nos nutra, nos mantenga vivos.
Al mismo tiempo Jesús nos llama a la conciencia de que no siempre se pueden rehabilitar esas ramas secas, una vez que se secaron, una vez que ya no fluye la sabia, sólo queda quitarlas y quemarlas, para que no molesten el crecimiento de la planta. Lo importante es permanecer unidos, que aunque en algún momento esa conexión sea débil, al menos que no se corte por completo.
Eso nos permitirá vivir en armonía, en equilibrio en Cristo. Algo para pensar, algo para tener en cuenta. Amén.

Querido Jesús ¡qué bueno que tu esencia fluya dentro de mí y me mantenga viva y con la confianza de que así, de esta manera, nada ni nadie puede hacerme daño, y que todo lo que haga o diga estará impregnado de tu Espíritu. Ayudame a permanecer en vos, a no cortar el lazo, para dar mucho fruto. Te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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