viernes, 27 de abril de 2012

29 de Abril

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 118

“Alaben a mi Señor, porque él es bueno, 
       porque para siempre es su misericordia.

Diga ahora Israel 
       que para siempre es su misericordia.

Diga ahora la casa de Aarón
       que para siempre es su misericordia.

Digan ahora los que temen a mi Señor 
       que para siempre es su misericordia.

Desde la angustia invoqué a mi Señor, 
    y me respondió mi Señor, poniéndome en lugar espacioso.

Mi Señor está conmigo; no temeré 
    lo que me pueda hacer el hombre.

Mi Señor está conmigo entre los que me ayudan; 
    por tanto, yo veré mi deseo en los que me aborrecen.

Mejor es confiar en mi Señor 
    que confiar en el hombre.

Mejor es confiar en mi Señor 
    que confiar en príncipes.

Todas las naciones me rodean; 
    mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean y me asedian; 
    mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me rodean como abejas;
    se enardecen contra mí como fuego entre espinos; 
    mas en el nombre de mi Señor yo las destruiré.

Me empujaste con violencia para que cayera, 
    pero me ayudó mi Señor.

Mi fortaleza y mi cántico es mi Señor, 
    y él me ha sido por salvación.

Voz de júbilo y de salvación 
    hay en las tiendas de los justos; 
    la diestra de mi Señor hace proezas.

La diestra de mi Señor es sublime; 
    la diestra de mi Señor hace valentías.

 ¡No moriré, sino que viviré 
    y contaré las obras de mi Señor!

Me castigó gravemente mi Señor, 
    pero no me entregó a la muerte.

¡Abridme las puertas de la justicia;
    entraré por ellas, alabaré a mi Señor;

esta es la puerta de mi Señor; 
    por ella entrarán los justos!

Te alabaré porque me has oído 
    y me fuiste por salvación.

 La piedra que desecharon los edificadores 
    ha venido a ser la cabeza del ángulo.

De parte de mi Señor es esto 
    y es cosa maravillosa a nuestros ojos.

Este es el día que hizo mi Señor; 
    ¡nos gozaremos y alegraremos en él!

 Mi Señor, sálvanos ahora, te ruego; 
    te ruego, mi Señor, que nos hagas prosperar ahora.

 ¡Bendito el que viene en el nombre de mi Señor! 
    Desde la casa de mi Señor os bendecimos.

 Mi Señor es Dios y nos ha dado luz; 
    aten víctimas con cuerdas 
    a los cuernos del altar.

 Mi Dios eres tú y te alabaré; 
    Dios mío, te exaltaré.

 Alab
en a mi Señor, porque él es bueno, 
       porque para siempre
es su misericordia.Amén.

Curiosidades

El hebreo zeeb y el griego likos se refieren al tipo asiático de lobo. Su zona y su número se han reducido drásticamente por el crecimiento de la población y los métodos modernos de control, pero hasta los tiempos del Nuevo Testamento era lo suficientemente común como para constituir una amenaza para el ganado, aunque actualmente se acepta que los lobos no han constituido nunca el peligro para el ser humano que la leyenda popular les ha asignado. Su naturaleza carnívora está implícita en la mayoría de los pasajes, pero al lobo se lo menciona únicamente en sentido metafórico en todas partes. Es notable que en más de la mitad de las referencias el lobo representa a alguien con autoridad que hace abuso de su posición, por ejemplo en Sofonías 3:3 “Sus jueces, lobos nocturnos”. El lobo en Palestina es similar al del centro y norte de Europa, aunque más pequeño.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Juan 10:11-18

»Yo soy el buen pastor; el buen pastor su vida da por las ovejas. Pero el asalariado, que no es el pastor, de quien no son propias las ovejas, ve venir al lobo y deja las ovejas y huye, y el lobo arrebata las ovejas y las dispersa. Así que el asalariado huye porque es asalariado y no le importan las ovejas.
»Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, así como el Padre me conoce y yo conozco al Padre; y pongo mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; a esas también debo atraer y oirán mi voz, y habrá un rebaño y un pastor. Por eso me ama el Padre, porque yo pongo mi vida para volverla a tomar. Nadie me la quita, sino que yo, de mí mismo la pongo. Tengo poder para ponerla y tengo poder para volverla a tomar. Este mandamiento recibí de mi Padre.” Amén.
 

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

Una de las características propias del tiempo en que vivimos es la falta de responsabilidad, o el poco compromiso que en general las personas quieren asumir. Y en medio de este panorama, nos encontramos con Jesús que asume tranquilamente su responsabilidad y la afirma como algo muy natural.
“Yo soy el buen pastor y conozco mis ovejas, y las mías me conocen, …y pongo mi vida por las ovejas”, dice Jesús. Y esa misma actitud es la que hace que como cristianos nos sintamos llamados a hacer lo mismo: a asumir nuestro rol, nuestra responsabilidad.
Por eso es que decir cristiano también significa ser comprometido con el evangelio, comprometido con la realidad y seguir la obra que Jesús comenzó. Como tantas veces hemos leído, nuevamente Jesús nos deja claro que no se puede ser cristiano a medias, sólo en algunos lados, sólo en la iglesia.
Hace un par de meses, en una celebración ecuménica que tuvimos en Bahía Blanca, la persona que estuvo a cargo del mensaje nos preguntó si nuestros vecinos sabían que somos cristianos, si las personas con las que nos encontramos todos los días sabe o percibe que somos cristianos, o si no somos diferentes a los demás. Es una pregunta muy profunda, ya que si decimos que Cristo cambió nuestra vida, ese cambio se debería ver claramente y las personas con las que nos relacionamos diariamente deberían percibir en nuestro actuar que somos diferentes, que nos distinguimos de aquellos que no se han comprometido en la fe.
Pero la realidad es que no es así, lamentablemente. Esto significa que todavía no hemos sufrido la transformación, que seguimos siendo los mismos, con nuestro egoísmo, nuestra falta de compromiso. Algo para pensar, reflexionar y cambiar. Amén.

Querido Jesús, hoy te quiero pedir perdón. Perdón porque no me zambullo en la fe, porque no me animo a una entrega completa, a aferrarme a mis pequeños vicios y comodidades. Ayudame a comprometerme como cristiana, a entregar mi vida al servicio del otro, a cambiar mi entorno a través de mis actitudes. Te lo pido a vos, mi buen Pastor, que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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