viernes, 16 de septiembre de 2011

18 de Septiembre

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:


Salmo 145


Te exaltaré, mi Dios, mi Rey,
y bendeciré tu nombre eternamente y para siempre.


Cada día te bendeciré
y alabaré tu nombre eternamente y para siempre.


Grande es mi Señor y digno de suprema alabanza;
su grandeza es insondable.


Generación a generación celebrará tus obras
y anunciará tus poderosos hechos.


En la hermosura de la gloria de tu magnificencia
y en tus hechos maravillosos meditaré.


Del poder de tus hechos estupendos hablarán los hombres,
y yo publicaré tu grandeza.


Proclamarán la memoria de tu inmensa bondad,
y cantarán tu justicia.


Clemente y misericordioso es mi Señor,
lento para la ira y grande en misericordia.


Bueno es mi Señor para con todos,
y sus misericordias sobre todas sus obras.


¡Te alaben, mi Señor, todas tus obras,
y tus santos te bendigan!


La gloria de tu reino digan
y hablen de tu poder,


para hacer saber a los hijos de los hombres sus poderosos hechos
y la gloria de la magnificencia de su reino.


Tu reino es reino de todos los siglos
y tu señorío por todas las generaciones.


Sostiene mi Señor a todos los que caen
y levanta a todos los oprimidos.


Los ojos de todos esperan en ti
y tú les das su comida a su tiempo.


Abres tu mano
y colmas de bendición a todo ser viviente.


Justo es mi Señor en todos sus caminos
y misericordioso en todas sus obras.


Cercano está mi Señor a todos los que lo invocan,
a todos los que lo invocan de veras.


Cumplirá el deseo de los que lo temen;
oirá asimismo el clamor de ellos y los salvará.


Mi Señor guarda a todos los que lo aman,
pero destruirá a todos los impíos.


La alabanza de mi Señor proclamará mi boca.
¡Todos bendigan su santo nombre
eternamente y para siempre!”
Amén.


Curiosidades


¿Cómo se cultivaba una viña en el mundo del bíblico?


La preparación de una viña comprendía generalmente el hacer terrazas en las laderas de las montañas y eliminar las piedras. Estas se usaban para los muros de retención, que eran más grueso de lo necesario se había abundancia de piedras, y las demás se amontonaban. Se plantaba alrededor un seto vivo de arto o se construía una pared baja sobre la que se colocaban ramas muertas de pimpinela espinosa para impedir la entrada de animales y ladrones. Una torre de vigilancia o una choza de piedra servía para proteger a los obreros durante el verano cuando quedaban en la viña. La porción encerrada se removía cuidadosamente, y cuando la tierra estaba preparada se plantaban las vides jóvenes. Normalmente se las plantaba en hileras, a unos 2,5 m. de distancia, y cuando las ramas comenzaban a extenderse se las mantenía sobre el nivel del suelo con soportes. Se podaban las plantas en la primavera por medio de hoces para dicho fin. Los viñadores, que podaban y cultivaban vides, parecen haber pertenecido a las clases más pobres. Sobre una parte elevada que comandaba el viñedo se levantaba una estructura cubierta, una torre, hecha de madera, desde la cual el propietario y su familia mantenían vigilia mientas duraba el tiempo de la vendimia.


Evangelio


Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:


Mateo 20:1-16


»El reino de los cielos es semejante a un hombre, padre de familia, que salió por la mañana a contratar obreros para su viña. Y habiendo convenido con los obreros en un denario al día, los envió a su viña.

Saliendo cerca de la hora tercera del día, vio a otros que estaban en la plaza desocupados y les dijo: "Vayan también ustedes a mi viña, y les daré lo que sea justo". Y ellos fueron.

Salió otra vez cerca de las horas sexta y novena, e hizo lo mismo. Y saliendo cerca de la hora undécima, halló a otros que estaban desocupados y les dijo: "¿Por qué están aquí todo el día desocupados?"

Le dijeron: "Porque nadie nos ha contratado". Él les dijo: "Vayan también ustedes a la viña, y recibirán lo que sea justo".

»Cuando llegó la noche, el señor de la viña dijo a su mayordomo: "Llama a los obreros y págales el jornal, comenzando desde los últimos hasta los primeros".

Llegaron los que habían ido cerca de la hora undécima y recibieron cada uno un denario. Al llegar también los primeros, pensaron que habían de recibir más, pero también ellos recibieron cada uno un denario. Y al recibirlo, murmuraban contra el padre de familia, diciendo: "Estos últimos han trabajado una sola hora y los has tratado igual que a nosotros, que hemos soportado la carga y el calor del día".

Él, respondiendo, dijo a uno de ellos: "Amigo, no te hago ninguna injusticia. ¿No conviniste conmigo en un denario? Toma lo que es tuyo y vete; pero quiero dar a este último lo mismo que a ti. ¿No me está permitido hacer lo que quiero con lo mío? ¿O tienes tú envidia, porque yo soy bueno?"

Así, los primeros serán últimos y los últimos, primeros, porque muchos son llamados, pero pocos escogidos.” Amén.


Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:


Siempre me he preguntado por qué tenemos esa costumbre de compararnos con los demás, medir en función del otro si lo que tenemos o a lo que hemos llegado está bien o que ha sido injusto.

La otra cosa, es ese sentimiento que muchas veces nos invade, de que a los demás todo le es más fácil y que nuestra vida es siempre más complicada, difícil e injusta. Tal vez podemos estar contentos con una paga, una nota, un resultado de nuestro esfuerzo… pero de repente vemos al de al lado y sentimos que hemos sido desfavorecidos.

¿Qué es lo justo?

Si vamos a mirar la parábola de hoy: que a nadie le falte lo necesario.

¿Qué es lo justo para nosotros?... y… depende de qué lado estemos o dónde estemos parados. Lo que hoy para mí está bien, mañana tal vez no.

Lo que debemos asumir es que somos egoístas, está en nuestra naturaleza. Pero al mismo tiempo nos cuesta ver la gran bendición que Dios derrama sobre nosotros.

Ahora, te invito a mirar tu vida: ¿tenés trabajo? ¿cómo andás de salud? ¿sufrís de algún tipo de discapacidad? ¿tenés un lugar donde vivir? ¿estás rodeado de personas que te quieren?

Hace un par de meses conocí una persona que nació con parálisis cerebral. Pero que no se resignó porque a la hora de la repartija no había sido beneficiado, no se rindió. Su madre fue una buena parte de su fuerza, pero fue él quien se dijo a sí mismo que ese cuerpo, que ojos de las demás personas no valía nada, podía hacer cosas, y le iba a sacar provecho. Desde los 8 años pinta con la boca, Dios le ha dado un don increíble. Sus cuadros cuidan el menor detalle, y si bien él necesita ayuda casi en todo… cuando toma el pincel en su boca salen obras que nosotros no logramos hacer con nuestras dos manos.

Este hombre descubrió que Dios lo había bendecido especialmente y que puede brindar no sólo la alegría de disfrutar de sus pinturas, sino que nos puede dar fuerzas a los que, teniendo todo, nos decaemos y sentimos que no podemos.

¿Y la justicia?

Dios tiene una forma muy diferente de impartir la justicia, tan diferente como el de repartir los dones. La clave está en que si los aprovechamos o perdemos el tiempo quejándonos. Amén.


Querido Jesús, ayudame a que deje de medirme con los demás, de ver constantemente si no he salido perjudicada en la repartija. Sé que muchas veces soy necia y que mido todo con la misma vara y así me pierdo de vivir intensa y agradecidamente. Ayudame a sacar y explotar lo mejor de mí misma para de esa manera dar a conocer al mundo tu gran obra. Te lo pido a vos que junto al Padre y al Espíritu Santo reinas por toda la eternidad. Amén.

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