viernes, 11 de marzo de 2011

13 de Marzo

Cada latido de nuestro corazón marca el ritmo de una poesía hecha por Dios, escuchemos con el alma las poesías presentes en las Escrituras:

Salmo 51

“Ten piedad de mí, Dios,
conforme a tu misericordia;
conforme a la multitud de tus piedades
borra mis rebeliones.


¡Lávame más y más de mi maldad
y límpiame de mi pecado!,

porque yo reconozco mis rebeliones,
y mi pecado está siempre delante de mí.


Contra ti, contra ti solo he pecado;
he hecho lo malo delante de tus ojos,
para que seas reconocido justo en tu palabra
y tenido por puro en tu juicio.


En maldad he sido formado
y en pecado me concibió mi madre.

Tú amas la verdad en lo íntimo
y en lo secreto me has hecho comprender sabiduría.


Purifícame con hisopo y seré limpio;
lávame y seré más blanco que la nieve.

Hazme oir gozo y alegría,
y se recrearán los huesos que has abatido.


Esconde tu rostro de mis pecados
y borra todas mis maldades.

¡Crea en mí, Dios, un corazón limpio,
y renueva un espíritu recto dentro de mí!


No me eches de delante de ti
y no quites de mí tu santo espíritu.

Devuélveme el gozo de tu salvación
y espíritu noble me sustente.


Entonces enseñaré a los transgresores tus caminos
y los pecadores se convertirán a ti.

Líbrame de homicidios, oh Dios, Dios de mi salvación;
cantará mi lengua tu justicia.


Señor, abre mis labios
y publicará mi boca tu alabanza,

porque no quieres sacrificio, que yo lo daría;
no quieres holocausto.


Los sacrificios de Dios son el espíritu quebrantado;
al corazón contrito y humillado no despreciarás tú, oh Dios.

Haz bien con tu benevolencia a Sión.
Edifica los muros de Jerusalén.


Entonces te agradarán los sacrificios de justicia,
el holocausto u ofrenda del todo quemada;
entonces se ofrecerán becerros sobre tu altar.”
Amén.

Curiosidades

¿Cuál es la idea bíblica de “tentación”?

La idea bíblica de tentación no es fundamentalmente la de seducción, como ocurre en el uso moderno, sino la de juzgar a una persona o ponerla a prueba; lo que puede hacerse con el caritativo propósito de probar o mejorar su carácter, como así también con el fin malicioso de ponerle al descubierto su debilidad, o sorprenderlo en una mala acción.

La idea de probar a una persona aparece en toda la Biblia en relación a diferentes nociones.

La persona prueba a su prójimo de la misma manera en que prueba su armadura, para explorar y medir sus capacidades. Los evangelios nos hablan de que sus oponentes judíos, con resentido escepticismo, “tentaron” a Cristo para ver si podían obligarlo a demostrar o tratar de probar su mesianismo en los propios términos de ellos; para ver si su doctrina era defectuosa o poco ortodoxa; y para ver si podían sorprenderlo en declaraciones autoincriminatorias.

La persona debe probarse a sí misma antes de participar de la Cena del Señor, y también en otras ocasiones para no hacerse presuntuosa y engañarse en cuanto a su condición espiritual. El cristiano debe probar sus “obras” para no desviarse y perder su recompensa. El reconocimiento sobrio de uno mismo, emanado de un disciplinado autoescrutinio es un elemento básico de la piedad bíblica.

La persona prueba a Dios cuando su comportamiento constituye en realidad un abierto desafío a demostrar la verdad de sus palabras y la bondad y justicia de sus caminos. Incitar de esta manera a Dios constituye una extrema irreverencia, y Dios mismo lo prohíbe.

Dios prueba a la persona colocándola en situaciones que revelan la calidad de su fe y devoción, de modo que todos puedan ver lo que hay en su corazón. Por su fidelidad en épocas de prueba, la persona llaga a ser “aprobada” a la vista de Dios.

Satanás pone a prueba al pueblo de Dios manipulando las circunstancias dentro de los límites que Dios le permite, a fin de tratar de que se desvíen de la voluntad de Dios. El Nuevo Testamento lo conoce como el “tentador”, el implacable enemigo de Dios y de los seres humanos. El cristiano debe estar constantemente en guardia y activo contra el diablo, porque trata constantemente de hacerlo caer, ya sea en el dolor, las preocupaciones, a que satisfaga equivocadamente sus deseos naturales, tornándolo complaciente, descuidado o egocéntrico.

La tentación no es pecado, porque Cristo fue tentado en la misma forma que lo somos nosotros, y sin embargo se mantuvo sin pecado. La tentación se convierte en pecado solamente cuando acepta la sugerencia de pecado y se cae en él.

Evangelio

Desde el interior de las Escrituras se oyen latidos de vida, ¿qué significan esos sonidos? Escuchemos atentamente el texto bíblico de hoy:

Mateo 4:1-11

“Entonces Jesús fue llevado por el Espíritu al desierto para ser tentado por el diablo. Después de haber ayunado cuarenta días y cuarenta noches, sintió hambre. Se le acercó el tentador y le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan. Él respondió y dijo: ‘Escrito está:

"No solo de pan vivirá el hombre,

sino de toda palabra que sale de la boca de Dios".

Entonces el diablo lo llevó a la santa ciudad, lo puso sobre el pináculo del templo y le dijo: ‘Si eres Hijo de Dios, tírate abajo, pues escrito está:

»"A sus ángeles mandará acerca de ti",

»y en sus manos te sostendrán,

para que no tropieces con tu pie en piedra".’

Jesús le dijo: ‘Escrito está también:

"No tentarás al Señor tu Dios".’

Otra vez lo llevó el diablo a un monte muy alto y le mostró todos los reinos del mundo y la gloria de ellos, y le dijo: ‘Todo esto te daré, si postrado me adoras’. Entonces Jesús le dijo: ‘Vete, Satanás, porque escrito está:

"Al Señor tu Dios adorarás

y solo a él servirás".’

El diablo entonces lo dejó, y vinieron ángeles y lo servían.” Amén.

Los textos bíblicos nos dicen cosas, pero sólo si reflexionamos sobre lo que oímos podremos escuchar los verdaderos latidos de Dios: momento de reflexión:

En el Padrenuestro decimos “y no nos dejes caer en la tentación, mas líbranos del mal”. Es como que la tentación es algo que nos toma de improviso y no logramos dominar, como una especie de monstruo de película de terror, algo que nos rapta. Algo ajeno a nosotros y contra lo que no podemos luchar.

Al mismo tiempo algo “tentador” o una “tentación” es algo rico, irresistible, agradable: un chocolate, una torta, una comida, un lugar para irnos de vacaciones… las publicidades están llenas de “tentaciones” que para nada nos llenan de temor, ni conflicto y a donde encantados deseamos caer… ¿qué queremos decir entonces cuando le pedimos a Dios “no nos dejes caer en la tentación”?

En principio estamos hablando de aquellas cosas que bajo un aspecto agradable, positivo, puede llevarnos a caminos enriscados, caminos de los cuales no podemos volver. El alcohol, el cigarrillo, las drogas, nos ofrecer como un alivio y una seguridad a la hora de los problemas, pero a la larga siempre con perjudiciales y pueden provocar una adicción, por lo que a la solución de un problema le agregamos uno mayor y más difícil de salir. Superar una adicción es una tarea de toda una vida, y de eso saben aquellos que se han dejado “llevar por la tentación”.

Pero también hay negocios que no son del todo claro o “acomodos” dentro de la política en los que nos podemos ver envueltos con la excusa de que todo el mundo lo hace, o que sólo es por esta vez. También ese camino es de muy difícil regreso.

La mentira, los engaños, el buscar los caminos fáciles o la comodidad, también son “tentaciones” a las que nos vemos enfrentados y muchas veces nos preguntamos ¿por qué no?

Finalmente lo que nos damos cuenta es que lo mejor que podemos hacer a la hora de encontrarnos con situaciones que de alguna manera nos “tientan” es decir “no”, y depende de nosotros, de nuestra fortaleza y de nuestro convencimiento. Y si depende de nosotros no es algo ajeno a nosotros sino todo lo contrario. Así como Jesús se puso firme en el desierto, también nosotros lo podemos hacer. Porque si en algún momento aflojamos, cuando nos demos cuenta… el camino de regreso es muy difícil y a veces no tiene retorno.

No le tengas miedo a la “tentación”, pedile a Dios que te dé las fuerzas para resistir. Mantenete con los ojos bien abiertos, y atento, porque a cada momento se te presenta la situación en donde vos finalmente sos quien permite o no que entren los problemas mayores a tu casa. Es cuestión de decir “no”. Amén.

Querido Jesús, a veces siento que soy una tonta porque al final todos siguen sus impulsos y buscan su propio beneficio sin pensar en los demás, pero no es así, porque a la larga todo exceso tiene su costo. A veces me siento débil y que no tengo fuerzas, pero luego me acuerdo que vos me enseñaste a resistir a la “tentación” y a vivir una vida en armonía conmigo misma y con las personas que me rodean. Ayudame, Señor, a decirle “no” a aquello que me hace mal a mí y a los que me rodean, te lo pido en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.

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